Prólogo

No quisiera recordar lo que pasó. Hace ya mucho tiempo que tuvo lugar y aún esta en mi mente, carcomiéndome lentamente. Es un dolor que se clava muy profundo en mi pecho y no me deja respirar, es agudo y doloroso... El aire comienza a estar pesado, mi mente se nubla, pero aún así esta allí, en los rincones de mi cerebro, guardado bajo cerrojo que no puedo cerrar porque él tiene la llave...

¿Cuánto tiempo ha pasado? No me lo pregunten, aunque cuento los días, las horas, los minutos y los segundos no soy capaz de escribirlo. La sensación de tristeza que me invade es muy grande y a veces quisiera borrarlo de mi memoria, tirarlo lejos y jamás volver a recordar...

¿Qué fue lo que paso? Es largo para contarlo, pero lo haré. Si solo así mi alma encuentra la paz que requiere, lo haré, contando cada detalle que recuerdo y sacando este veneno que me hace tanto mal en el corazón y en mi alma...

Kagome Higurashi

Cada noche es más difícil que la anterior. Me duele no poder respirar su aroma, no poder ver sus ojos, no poder sentir sus manos, no poder saborear sus labios, no escucharla reír... ¿Por qué es tan difícil saber que ella no esta? Y no solo eso, también se llevó mi corazón. Ahora siento un vacío en el pecho, un vacío que no puede llenarse con nada, salvo con verla suspirar una vez más, entre mis brazos…

Cada noche recuerdo su rostro, el sonido de su voz, sabiendo de antemano que me daña por dentro y la única manera de seguir adelante es decirme que la veré el próximo amanecer, con su cálida sonrisa que me detiene el corazón, con sus labios rozando los míos…

¡Basta! Olvídala ya, sácala de tu mente de una vez, ¿qué no entiendes que jamás volverá?

Pero a la vez no quiero olvidarla, aunque sé que si lo hago será lo mejor, para ambos y que si algún día la volveré a ver será… en la otra vida.

InuYasha

Capítulo. 1

¡¡BUM!!

Una nube de humo se levantó cuando un grupo de árboles estalló en llamas negras y el fuego rodeó a una chica de cabellos negros, que no dejaba a un lado su arco y sus flechas.

El estallido la tomó por sorpresa, mientras trataba de alejar al ejército de demonios que se abalanzaban sobre ella, con ayuda de su única arma. Un escalofrío recorrió su espalda cuando las llamas la rodearon sorpresivamente, por alguna razón sentía un miedo inimaginable. Sus ojos cafés revisaron el perímetro en llamas entorno a ella, buscando quizás una salida de entre aquel infierno negro.

A pesar de poseer una visión privilegiada, sus agudos ojos no encontraron una salida. Cada rincón estaba lleno de llamas que comían todo lo que tocaban. Maldijo por lo bajo mientras aferraba su arco con su mano derecha y entonces una idea surgió en su mente; tenía que ser ahora o nunca.

Tomó una de sus flechas con la mano izquierda y la colocó en el arco, tensó la cuerda y apunto con cuidado un punto donde le pareció que las llamas no eran muy altas. Escuchó la cuerda destensarse y vio la trayectoria que su flecha siguió. Adquirió una velocidad tremenda mientras dejaba un haz de luz que rasuraba el aire. Con una diana exacta, dio de lleno en el centro de las llamas y estas se dispersaron, dejándole un espacio para que pudiera pasar sin problemas.

Con una sonrisa de satisfacción, bajó el arco y camino hacia su "salida", pero no había dado dos pasos cuando las llamas volvieron a cerrarse impidiendo que avanzara más.

Maldijo de nuevo y apretó el puño donde sostenía el arco. Ahora si que estaba enojada, con la impotencia reflejada en sus ojos.

Tomo de nuevo una de sus flechas, tensó la cuerda, preparada para disparar cuando vio algo que le estrujó dolorosamente el corazón: miles de demonios hechos de llamas la veían desde el círculo de fuego con diversión en sus horribles caras y le apuntaban con flechas negras como la brea. Los ojos de la chica se abrieron desmesurados por el terror y como reflejo, bajó el arco. Inmediatamente los demonios hicieron lo mismo. Confundida, destensó la cuerda y los demonios la imitaron.

-Los están controlando - se dijo a sí misma.

-Acertaste niña - dijo una voz tras de sí.

La chica se quedó helada en su sitio. Conocía a la perfección esa voz y también conocía sus intenciones.

-Esta vez no tendrás tanta suerte, tu amado no vendrá

-No es él quien me preocupa – respondió la chica a su vez, con un dejo de impaciencia y furia en su voz, tomando de nuevo su arco.

Instintivamente volteó su cabeza un poco para ver donde estaba su enemigo, pero no lo distinguió.

-Te recomiendo que no lo hagas, si no quieres terminas con miles de lesiones incurables…

-Ya lo sé – espetó la joven, cada vez más enojada – el Fuego Negro del Dragón, aquel fuego legendario que da increíbles beneficios a quien lo domina. Extremadamente difícil de conseguir, pues se necesitan mil y un sacrificios humanos, hechos a sangre fría y de diferentes maneras. Capaz de destruir grandes porciones de tierra en pocos segundos y cuando toca la piel humana, deja una herida en carne viva que ninguna medicina puede curar y que como última opción te queda la muerte… - sonrió de forma arrogante – claro que lo conozco y a la perfección demonio. Ahora… ¡SAL DE AHÍ DE UNA BUENA VEZ! – gritó, mientras tensaba la cuerda de su arco y apuntaba al punto del principio. Nuevamente los miles de demonios hechos de fuego le apuntaron, tensando la cuerda al igual que ella. Pero la chica sabía de antemano que no las soltarían si ella no lo hacía.

-No podrás niña insolente – dijo de nuevo la voz con impaciencia – en el momento que sueltes esa flecha, será tu fin.

Apretó el arco mientras los demonios hacían lo mismo. Una gota de sudor frío le recorrió de la frente a sien derecha. Estaba en medio de un gran problema y lo sabía. Tenía que pensar en algo.

En su mente se dibujó la silueta de un chico de largo cabello plateado. Los ojos ámbar del chico la miraron de forma que le dio valor.

-Jamás me vencerás, Naraku – dijo la chica.

Luego, soltó la flecha.

Pudo escuchar la cuerda soltarse con violencia y el haz de luz que dejaba en el aire, con una poderosa energía.

En el momento en que iba llegando a las llamas, una lluvia de saetas del Fuego Negro iba directo hacía ella, pero la chica no se movió de su sitio. Cerró los ojos a manera de concentración, sosteniendo su arco frente a sí misma. En apenas un parpadeo, una luz comenzó a salir de ella e inmediatamente se tragó todo a su paso.

El demonio cerró los ojos para protegerlos de aquella luz cegadora. Luego…

Silencio.

La luz se fue desvaneciendo, hasta que la silueta del bosque se hizo visible de nuevo.

Y la silueta de una chica que sostenía un arco, también.

El demonio abrió los ojos y la vio ahí, en medio del claro, envuelta en una luz y sin el Fuego Negro del Dragón a su alrededor.

-Curioso, ¿no crees? El Fuego Negro del Dragón se crea a partir de mil y un sacrificios humanos, pero tienen que ser humanos puros de corazón y para destruirlo, solo necesitas a un humano de corazón puro – dijo la chica con sorna - ¿Qué te parece?

Naraku la vio con desprecio. Todos aquellos sacrificios… Le tomó bastante tiempo hacerlos y todavía más para dominarlo una vez que lo consiguió.

-¡Insolente! – bramó el demonio – ¡Lo pagarás caro!

Soltó un ejército de demonios hacia la chica. Ella estaba lista, tomando su arco y flecha, se preparó para disparar, pero un dolor agudo en su costado derecho le quemó piel. Se tensó al sentirlo y aflojó el agarre con el arco.

-¡Estas cansada niña, aún teniendo poderes de sacerdotisa, tu cuerpo no esta acostumbrado a soltar tanto poder y ahora MUERE!

Sus rodillas impactaron con el suelo húmedo. El arco y la flecha cayeron cerca de ella, pero no podía alcanzarlos. Estaban a poca distancia de ella, podía escuchar los gritos de la muerte emanando de las bocas de los demonios, sentir los afilados colmillos impregnados de veneno rompiéndole la piel…

La silueta de aquel chico se volvió a formar en su mente.

Sabía que nunca lo volvería a ver.

-¡VIENTO CORTANTE!

En un instante, los demonios se redujeron a nada en medio de rayos que cortaban el viento, mientras un muchacho usando una gran espada caía suavemente delante de la chica.

Sus ojos ámbar reflejaban furia, una furia contenida desde hacía mucho tiempo.

La chica sonrió, aún encima del dolor que padecía. Ese chico era su salvación.

-InuYasha – susurró

El chico se volvió. La chica vio la furia reflejada en aquellos ojos ambarinos. El hanyou encajó la espada en la tierra y se arrodilló

-Kagome – susurró él, verla así, tan vulnerable le provocaba un nudo en la garganta - ¿Estas bien? No te hizo nada, ¿verdad? – preguntó mientras tomaba suavemente sus manos y la examinaba cuidadosamente con sus agudos ojos, buscando quizá heridas internas.

-Descuida, estoy bien, sólo algo cansada – respondió al tiempo que fruncía el ceño por el dolor en su costado – muy cansada

-Destruiste el Fuego Negro del Dragón – susurró el chico – eres increíble, Kagome. –

-InuYasha n.n

La chica sonrió, pero en sus ojos cafés se reflejaba el cansancio.

-Descansa – dijo únicamente él – ahora me toca a mí darle una paliza a este idiota

Sacó la espada de la tierra y se colocó en posición de combate, con la espada delante de él. Un aura de enorme poder lo rodeó enseguida, sintiéndose más fuerte.

-Vaya, ¿quien diría que nos acompañarías InuYasha? – dijo Naraku, como dándose valor el mismo. Era obvio que no pensaba que llegaría.

-¡Keh! – protestó el hanyou – no me iba a perder de la diversión Naraku, además tu plan no salió como esperabas, ¿no es así? – se burló.

-¡¡SILENCIO Insolente híbrido!! – bramó el demonio, lo habían descubierto.

-Tal parece que esa trampa no estaba tan bien hecha después de todo, ¿eh Naraku? – dijo InuYasha con sorna. Estaba provocándolo.

Naraku estaba furioso. Pero una idea le vino a la mente.

-Pues ella estaba muy convencida de hacerlo, InuYasha, de hecho fue ella quien me lo pidió – dijo el demonio sin pensar.

Lo había hecho.

InuYasha palideció un instante. En su mente se dibujó un rostro familiar, el que le había hecho mucho daño en el pasado.

-¿Kikyou? – susurró.

Pero Kagome, quien estaba escuchando cada palabra, le gritó:

-¡InuYasha, es una trampa, Naraku miente! – sabía que eso no era verdad, pues la misma Kikyou se lo dijo…

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InuYasha estaba en el suelo, inconsciente con una flecha incrustada en su hombro. Kagome a su lado, sosteniéndolo, tratando que recuperara el conocimiento. Con los ojos llorosos, trató de acercar una mano a la flecha pero a cambió recibió una descarga. No podría sacar la flecha. Maldijo su impotencia.

A unos pasos de ellos, Kikyou les apuntaba con el arco.

Habían tenido una batalla con Naraku, pero el cobarde huyó de nuevo cuando la situación comenzó a salirse de su control. Kikyou apareció un momento antes de que se fuera, mientras InuYasha lo atacaba con todas sus fuerzas. La sacerdotisa tensó su arco y disparó una sola flecha hacía el hanyou. Había tomado una gran velocidad e iba directo a su corazón.

Luego una segunda flecha la desvió, pero no evitó que le diera en el hombro. InuYasha cayó como fulminado por un rayo, mientras Naraku huía.

Kagome corrió hacia él, con el arco en la mano, gritando su nombre. Una vez que llegó, se arrodilló y trató de reanimarlo.

La sacerdotisa se acercó hasta estar a pocos metros de ellos. Con la mirada fría, los observó.

Kagome tenía lágrimas en los ojos y sollozaba. Escuchó un arco tensarse por encima de su llanto y levantó la vista.

Kikyou les apuntaba a ambos.

-¿Por qué? – susurró Kagome, con el corazón en un puño debido al miedo de perder a InuYasha

-¿"Por qué"? – se burló - Yo te diré por qué, niña – respondió fríamente la chica – porque tú lo amas, ¿no es así?

-… - Kagome enmudeció ante esto.

-No me equivoque. Pero ahora no es el momento para matarlos. Los dejaré con vida un poco más. Pero antes – miró a los ojos a la chica que estaba en el suelo, junto con el chico – dile que ya no me interesa. El amor que una vez sentí, murió cuando mi alma se fue de este mundo. Aún siendo de barro y huesos, aún volviendo a la vida, mi único objetivo es Naraku, no importa lo que el haga o lo que diga él – señaló al hanyou con la mirada – no me va a hacer cambiar de opinión. Pero aún así, deseo llevármelo al infierno. Díselo.

Y sin más, dio media vuelta y desapareció en el oscuro bosque.

Sin embargo, la chica no vio que en los ojos de la sacerdotisa había lágrimas y un sentimiento profundo que le quemaba el alma.

Kagome sentía mucha impotencia. No podía hacer nada y eso la hacía sentir muy vulnerable.

-¡Kagome-chan!

-¡Kagome-sama!

Escuchar su propio nombre le hizo sentir un nudo en la garganta. Las voces de sus compañeros llegaban desde muy lejos y se sentía cansada, sin posibilidad de hacer algo para ayudar a InuYasha…

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-Jaja – se burló Naraku – ¿crees que con eso lo convencerás? No seas tan ingenua, Kagome. Ambos sabemos que InuYasha dejaría todo por su amada Kikyou y que le diga eso le rompe el corazón, ¿no es así InuYasha? – preguntó, dirigiéndose al hanyou.

Kagome veía a InuYasha intensamente, pero él estaba de espaldas a ella. Comenzó a bajar su espada lentamente hasta que la hoja tocó el suelo. Ocultando su vista con el flequillo de su pelo, bajó un poco la cabeza.

La chica miró horrorizada la escena; Naraku había logrado lo que buscaba y eso era confundir los sentimientos en InuYasha.

Desesperada, Kagome intentó gritarle, pero el hanyou se le adelantó:

-No intentes engañarme Naraku. Sé que fue idea de Kikyou porque ella se lo dijo a Kagome, así que creo que tu plan esta arruinado, idiota.

Ambos, demonio y sacerdotisa se quedaron mudos. Kagome no podía creerlo y Naraku simplemente no lo entendía.

-Y ahora ¡PREPARATE IMBÉCIL POR QUÉ ESTA SERÁ LA ÚLTIMA VEZ QUE RESPIRES! ¡¡VIENTO CORTANTE!!

Se elevó en el aire, emanando el grito de guerra de su garganta y atacó a Naraku con todas sus fuerzas.

Una luz cegadora salió del ataque de InuYasha; una luz de esperanza para el grupo, una luz de muerte para Naraku.

El ataque le dio de lleno, pero no a Naraku.

InuYasha pudo ver como se rompía justo por la mitad un arco y como caía en cuerpo de una mujer.

Una mujer de largos cabellos negros.

Continuara…


Hola! Este es mi fic, realmente espero que les haya gustado leerlo jeje y también espero sus comentarios ) después publicaré el próximo capítulo... esta es una historia alternativa como se podrán dar cuenta jiji además de me encanta la historia del hanyou n.n ... en fin, los dejo y espero sus comentarios para ver si le sigo o no jeje aunk de todos modos seguiré publicando :P pero las críticas a veces son buenas ..

Todos los personajes son propiedad de Rumiko Takashi, por lo tanto no me pertenecen. Este fic NO esta hecho con fines lucrativos, es simplemente que me gusta la historia y ya, además de que la inspiración a veces llega... uds saben como es eso. n.n

LadyDarkness22