Capitulo 1 Shinpachi 2
El dinero. Ese era uno de los principales obstáculos que no dejaban a Sakata Gintoki vivir relajadamente. Cierto era que problemas mayores que ese amenazaban con destruir la paz que tanto amaba incontables veces al año. Pero era culpa del dinero que Gintoki subía a toda velocidad las escaleras de la Yorozuya en ese momento.
-¡Kagura! –Gritó desde fuera.
El nuevo obstáculo a superar en esta ocasión era un trabajo que en vez de entrada, implicaba salida de dinero. Prácticamente sin ingresos, ¿cómo iba a afrontar eso la Yorozuya?
-¿Kagurachaaaan? –Su agudo grito de pánico no obtuvo respuesta.
Cerró la puerta de un portazo y volvió a intentarlo.
-¡Kaaaaaaaguraaaaaaaaa! –Terminó de descalzarse y entró corriendo torpemente en el salón.
Se detuvo al ver frente a él a la niña en pijama y frotándose los ojos.
-Cállate… Me has despertado… Devuélveme mi piscina de sukonbu… -le exigió haciéndole un gesto con la mano.
-Tal vez no puedas volver a comer sukonbu nunca más…
-Si intentas asustarme, te equivocas conmigo. Te pegaré hasta dejarte calvo –le respondió ella mientras se rascaba la cabeza.
Gintoki se llevó una mano a la cara y comenzó a hablar en sollozos.
-Es verdad… Hablo en serio… -la miró de nuevo-. ¿Y por qué estabas durmiendo? ¿¡Cómo puedes dormir en una situación como esta!? ¡Esto es de la semana pasada! –Gesticulaba exageradamente con los brazos al hablar, haciendo que Kagura se percatase del sobre que sujetaba-. ¡Si yo no atiendo el correo mira lo que pasa!
Apartó su adormecida mirada del supuesto modelo de adulto que tenía frente a ella para buscar el reloj. Ni siquiera eran las ocho de la mañana.
-Ginchan, es día de descanso… -bostezó-. ¿Y tú por qué estás despierto? ¿Acabas de llegar de beber? Ginchan… –se encogió de hombros y movió la cabeza de un lado a otro en señal de resignación-. ¿Cuándo vas a aprender la lección?
-¡Más importante que eso! Ese maldito… Ese maldito Gorila… ¡Sorachi lo ha hecho de nuevo!
Como un acto reflejo, Kagura dirigió su mirada a la entrepierna de Ginsan.
-¡Eso no! ¡Esta vez no! –Abrió el sobre y pegó la carta a la cara de Kagura-. ¡Léelo!
-No puedo leer tan cerca, yo no soy Shinpachi –dijo apartando de un golpe sin esfuerzo la mano de su cara.
-¿Las gafas de Shinpachi también tienen ese poder? ¡Increíble…! –Gintoki estrujó con rabia el papel en su puño y se lo puso en las manos a Kagura- ¡Déjate de tonterías y lee esa carta!
Kagura miró un momento al chico antes de hacerle caso. Su cuerpo estaba entero, al menos lo que dejaba ver su kimono. ¿Qué habría hecho ahora ese Señor Gorila?
-Mis estimados jóvenes de la Yorozuya –empezó Kagura a leer en voz alta-. ¿Cómo os va? Sé que son momentos difíciles. Dinero, dinero y más problemas con el dinero. Problemas de dinero a la hora de pagar el alquiler, problemas de dinero incluso a la hora de comprar la Jump, problemas de dinero a la hora de comer. Quiero enseñaros que en la vida el dinero no lo es todo. ¡Por eso os mando un regalo! Una joven me ha confesado su deseo de participar en Gintama. Como es fan de la Yorozuya, he pensado que podría vivir ahí un tiempo. Vosotros mejor que nadie deberíais saberlo: El cliente siempre tiene la razón. Por lo que he decidido hacer su sueño realidad y traerla a este mundo. En unos días la tendréis viviendo con vosotros. Vuestro querido Gorila, Sorachi Hideaki. Postdata: Alimentadla bien, no seáis tacaños.
-¡Querido una mierda! ¡Muere! –Exclamó Gintoki a la vez que le arrebataba la carta a Kagura para pisotearla después-. ¡Claro que el cliente siempre tiene la razón! ¡Claro que lo sabemos! ¿¡Y tú no deberías saber mejor que nadie cuál es nuestra situación económica!? ¡Maldita sea, claro que lo sabes! ¡Si incluso nos has hecho un resumen de ella!
-¡Viva! –Kagura empezó a dar danzar de alegría.
-¡Ese maldito gorila ha vuelto a tomarnos el pelo! ¡Kagura! ¿Qué hacemos? ¡Llegará en cualquier momento!
La joven Yato no parecía preocupada, más bien todo lo contrario.
-¡Oye, mocosa! ¿Es que no te das cuenta de lo que pasa? ¿Sabes lo que supone para mi bolsillo tener otra persona a la que alimentar? –Volvió a hundirse en sollozos.
-¡Conoceré a una de mis fans! –Daba saltos de un sillón a otro.
Gintoki observó durante unos segundos el júbilo que desbordaba Kagura. Repentinamente calmado, parpadeó. Se irguió y cruzó de brazos para desafiarla con la mirada. Una solución había llegado a su cabeza.
-Entonces no hay ningún problema, ¿cierto? Dejarás de comer para poder alimentar a tu fan. Ah… Comprenderás que la vida de los adultos es dura, muy dura –asintió con la cabeza.
-Nada de eso Ginchan, sólo tendrás que trabajar más –le respondió dejando de saltar.
-¡Es tu fan! ¡Así que trabajarás tú!
-¡Eso no lo sabemos! ¡El gorila dijo que era fan de la Yorozuya! ¿Y si es fan de Sadaharu, o de Shinpachi? ¿Y si es un fantasma?
Gintoki le arrojó lo primero que encontró, sin acertar a su escurridizo objetivo.
-¿Y por qué no me cuentas como candidato? –Reaccionó ante la última frase de la niña-. ¿Fantasma? ¿Po… Por qué? ¿Por qué un fantasma?
-Porque el gorila dijo que la iba a traer a este mundo. Debe venir de otro.
Gintoki abrió los ojos exageradamente para matarla con la mirada.
-¿Qué es lo que sabes? ¡Soy yo quien debería tener información privilegiada! ¡Para algo soy el protagonista! ¿Qué te ha dicho a ti ese gorila? ¡Escúpelo!
En medio de gritos, tirones de pelo y empujones, el estómago de Gintoki bramó de dolor al recibir un puñetazo de la niña. Los lamentos del joven, tirado en el suelo, cesaron cuando el timbre sonó. Los dos quedaron congelados hasta que Kagura habló:
-Ha llegado el fantasma.
-¡No! ¡No le abras! ¡Los fantasmas entran solos si ellos quieren!
Kagura corrió a abrir la puerta. Se encontró con una chica morena y un poco más alta que ella. Al ver que llevaba gafas concluyó:
-¡Shinpachi 2! –Kagura se desilusionó un poco-. Ginchan, parece que es fan de Shinpachi.
-¿Qué, qué? ¿Qué has dicho? ¿El fantasma de Shinpachi? –preguntó detrás del sofá.
Kagura la hizo entrar. Gintoki la observó de arriba abajo y comprobó que no era transparente. Era una chica normal. No apreció nada peligroso y eso hizo que se calmase un poco. En todos esos años había aprendido que si el Gorila hacía algo, tenía su razón para ello. ¡No tenía que preocuparse por el dinero, seguro que el Gorila se guardaba algo bajo la manga!
Se sentaron en los sillones del salón. Kagura al lado de la recién llegada y Gintoki en frente de ellas dos.
-Bueno, así que eres fan de la Yorozuya –cruzó sus piernas-. ¿Tú nombre es?
-Dondake –contestó la chica.
-¿Eh? Ah... ¡Dondake! ¿Dondakechan?
-Es un nombre original –añadió Kagura.
-Dondakechan, ¿de dónde vienes exactamente? –quería asegurarse definitivamente de que no era un fantasma.
-Dondake.
-Viene de Dondakelandia –comentó Kagura.
-¿Qué es eso? ¿Un nuevo país? ¿Y tú qué eres, una intérprete?
La chica hizo un gesto con las manos para detener la conversación. Los dos de la Yorozuya se la quedaron mirando, esperando. La chica sacó un sobre y se lo extendió a Gintoki.
-¿Ves, Ginchan? Tú preocupado por el dinero, y seguro que esto es dinero –dijo Kagura al interceptar el sobre.
-¡Oh! ¡Qué buena chica! ¡No tenías que molestarte por eso! ¡Ábrelo, Kagura! –se acomodó en el sillón estirando los brazos.
-¡Ginchan! ¡No es dinero! ¡Es otra vez el gorila! ¡Aquí Sorachi de nuevo! –Kagura volvía a transmitir el mensaje del creador de Gintama-. Leísteis la carta que os mandé la semana pasada, ¿verdad? Pues esta es la joven de la que os hablaba en la carta. Por alguna extraña razón, lo único que ella puede recordar es "dondake".
Kagura y Gintoki se miraron al darse cuenta de que algo empezaba a ir mal…
-A decir verdad, yo sé la razón. La razón… Os la explicaré: Transportar desde el mundo real al mundo del manga a una persona es algo muy complicado. Cuando la semana pasada por fin pensé "¡Lo conseguí!", descubrí que todos sus recuerdos del mundo real habían desaparecido.
-¡Así que la razón fuiste tú! Un momento… ¿Mundo real?
-"¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Quién soy?" al escuchar eso, histérico, me subí por las plataneras de mi jardín.
¿Qué podía hacer? Había conseguido traer a este mundo a una humana. Aunque sus recuerdos sobre Gintama estaban intactos y ella parecía feliz, no era correcto lo que había hecho… Ella no recordaba quién era… ¡Así que la devolví al mundo de los humanos y busqué a otra fan al azar para traerla!
-Borrón y cuenta nueva ¿eh? ¿¡Por qué!?
-Pero obtuve el mismo resultado… Así que rápidamente devolví a esa otra chica al mundo de los humanos. ¡Sparking!
-¿Qué culpa tenía esa otra chica? ¿¡Por qué Sparking!?
-Había empezado con este asunto porque aquella chica me había confesado su sueño de formar parte de Gintama, y yo aunque lo intenté, no pude cumplirlo. Me preguntaba si me guardaría rencor por ello. Y como no quería ningún escándalo, intenté ponerme en contacto con ella.
-¡Eres lo peor! ¡Que alguien encierre a ese gorila en una jaula!
-Me atendió su madre, la cual me dijo que su hija no podía hablar conmigo porque tenía amnesia. Al escuchar eso, histérico, me subí por las plataneras de la cocina. ¡No podía ser! ¡Aunque la había devuelto a su mundo, su memoria no lo había hecho! No pude evitar sentirme culpable por lo que había pasado. Una vez más la traje aquí, y esta vez sus recuerdos sobre Gintama también desaparecieron. Debido al pánico, trepé sin parar por las plataneras del estudio y decidí deshacerme de nuevo de ella. ¡Sparking!
-¡Oooyeee! ¿Así es como tratas a tus fans? ¡Te lo hubieras ahorrado todo si tan sólo hubieses respondido a su carta desde el principio! ¿Y cómo es que tienes tantas plataneras en tu casa? ¡Nunca nos mandas plátanos!
- Ya no era asunto mío, puesto que ella no recordaba nada de Gintama. Pero no podía pensar en otra cosa que no fuese ella… Cada vez que recibía la carta de un fan pensaba en ella… Una noche, al resbalar con la piel de un plátano que acababa de comerme, quedé tirado en el suelo. A mi lado, debajo de mi Owee, alcancé a ver un papel. Desde mi posición pude leer "¡Siempre le apoyaré! ¡Porque soy su fan, Sorachisensei!". Era su carta… ¡No podía dejar las cosas así! Por lo que la traje de nuevo aquí. Y fue de esa forma como se convirtió en una auténtica tabla rasa recordando exclusivamente la palabra: Dondake -. Kagura miró con tranquilidad a Gintoki. Parecía que al chico no le quedaban fuerzas para seguir gritando, por lo que continuó con la lectura-. Así que vuestra misión es hacer que esta chica recupere toda su memoria para poder mandarla a casa en buenas condiciones. Sed amables con ella, después de todo, es vuestra responsabilidad como personajes de este manga. El nombre de esta chica es "Dondake Girl".
-¡Y el tuyo Troublemaker Gorila! –Gintoki cogió la carta y la pisoteó furiosamente-. ¿¡Cómo puedes crear tantos problemas en una semana!? ¡Ponte a dibujaaaaaar!
El jefe de la Yorozuya respiró hondo e intentó calmarse. Menuda locura. Se había enfrentado a situaciones peores e incluso más ridículas que esa. Sólo tenía que pensar en frío y buscar soluciones. Ahora mismo el problema de mantener económicamente a otra persona había quedado eclipsado al lado del problema de la pérdida de memoria. Recordó algo y se giró rápidamente hacia donde estaban sentadas las dos chicas.
-¡Oye, Kagura!
-¡Dondake! –le sonrió Kagura a la chica.
-Dondake –le respondió ella con otra sonrisa.
-¡Eso no ayuda! –Regañó a la niña-. ¡Eso es! ¡Kagura! ¿Recuerdas cómo recuperé mi memoria aquella vez?
-Sí, fue un milagro –se metió el dedo en la nariz-. Ese tipo de milagros que sólo ocurren una vez, y sólo una vez, en los mangas.
-¡Joder! –Se frotó su permanente con desespero-. ¡Tranquilidad! Seguro que el gorila tiene algo pensado para salir de esta. ¡No subestiméis a Gintama, imbéciles!
-Ah, Ginchan –dijo Kagura recogiendo la carta del suelo-. Hay posdata.
-¿Hay más? ¡Lo sabía! ¡No esperaba menos del Gorila Jefe! ¡Después de todo es el cerebro de todo esto! ¡Rápido, lee!
-posdata: Se me olvidaba. Aunque pensaba usar esta aventura para el manga, creo que es mejor que quede como un secreto entre nosotros. Por lo que me lavo las manos en este asunto y lo dejo completamente en las vuestras. Por el bien de Gintama, procurad que nada de esto salga a la luz. Cuento con vosotros para solucionarlo. Ánimo, trabajad duro, que también tenéis un manga semanal por protagonizar. *Guiño*
-¡No nos va a ayudaaaaaar!
-¿Qué hacemos, Ginchan? ¿Me la puedo quedar? La esconderé en el baño cuando salgamos en el manga, no te preocupes –Kagura abrazó a la chica-. ¡Qué mona eres, Shinpachi 2!
Gintoki las miró a las dos. No podía ser real todo eso… No era suficiente con protagonizar un manga de la Jump… No… ¡También tenía que hacer horas extra para resolver los problemas que el propio autor causaba en su vida privada! Y parecía que el gorila no iba a echarles una mano ni espiritual ni económicamente. Los problemas crecían por momentos. Sólo se le ocurrió una cosa.
-En ocasiones como esta… ¡Busquemos consejo de Shinpachi!
-¡Sí, señor! –Kagura cogió a la chica de la mano y salieron siguiendo a Gintoki.
Ya que el problema era bastante grave, se dieron toda la prisa posible en llegar a la casa de Shinpachi, donde lo encontraron cerca de la entrada principal. Cuando le contaron todo lo sucedido, el chico no pudo hacer otra cosa que suspirar disgustado.
-¿Cómo ha podido ser tan irresponsable? – Tras un segundo y más largo suspiro, reflexionó-. Bueno, qué le vamos a hacer. Ginsan, no tienes que perder los nervios pensando en el dinero, seguro que encontraremos una solución a eso. Además, lo primero es lo primero –dijo alzando su dedo índice-. Esta chica necesita recuperar su memoria. ¡Eso es lo primordial! Creo que deberíamos empezar intentando que recuerde cosas sobre Gintama, ¿no creéis? –Se colocó bien sus gafas-. Después de todo, esto es Gintama –sonrió satisfecho.
-¡No te hagas el listo, cuatro ojos! –Kagura le propinó un golpe en el estomago a Shinpachi, dejándolo doblado a causa del dolor.
-¿Q-Qué haces? –Casi sin aliento-. Me… me pedís consejo y… me lo agradecéis así…
-¡Ginchan! ¡Lo primero es lo primero! Deberíamos hacer que recupere sus recuerdos sobre Gintama. Después de todo, ¡esto es Gintama!
-¡Eso es lo que yo dije!
-¡Nice idea, Kagura! –le felicitó Gintoki.
-¡Oyeee!
Sin remedio alguno, Shinpachi se levantó del suelo para seguir por la calle a los dos monstruos que habían acabado con su paciencia en menos de cinco segundos. Se fijó cómo Kagura guiaba a Dondake Girl con cuidado. A pesar de todo, esos dos estaban llenos de bondad.
-¿Por dónde deberíamos empezar? –se preguntó en voz alta.
-¡La Yorozuya es el alma de Gintama! –informó Kagura.
-Cierto, deberíamos volver –sentenció Gintoki-. Haremos que recupere toda su memoria sin salir de casa.
-¡SÍ, y Shinpachi podría cocinar mientras vemos la tele!
-Sois una panda de holgazanes y aprovechados… ¿uh? –Shinpachi no pudo apartar la vista de una chica que caminaba por la calle. No llevaba más bolsas porque no tenía más que dos manos. Se preguntaba qué iría a hacer con tantas cosas cuando vio que tropezó, quedando así todo esparcido por el suelo.
-¿Estás bien? –se agachó para ayudarla a recogerlas.
La chica miró a Shinpachi con sus enormes y claros ojos.
-Ah, no es nada –dijo el chico un poco sonrojado al terminar de ayudarla.
-Dondake -le contestó ella.
-¿Eh?
-Oye, no hables con basura como esa –se giraron al reconocer en seguida la voz que escucharon a sus espaldas-, Sadomaru 32.
"¡Do… Dondakeeeeee!" Gritaron Gintoki y Shinpachi para sus adentros al ver a Okita.
-¿Por qué ese desgraciado tiene también una Dondake Girl? –Gritó Kagura.
-Cierto, en la carta el gorila mencionó a otra fan –recordó Gintoki.
-¿¡Qué!? –Se horrorizó Shinpachi.
-Pero no mencionó que le hubiera reseteado la memoria hasta el mismo nivel que Shinpachi 2, ni que la hubiese traído aquí de nuevo…
-¿Por qué Dondake Girl se llama Shinpachi 2? –Exigió saber Shinpachi.
Okita comenzó a jugar con los auriculares que hasta ese momento había estado utilizando. Clavó sus ojos en Gintoki.
-Oh, danna. ¿Qué está haciendo? ¿De paseo?
-Ah… O… Okitakun… ¿Qui… Quién es esa chica? –Preguntó, aunque en su interior sabía la respuesta.
-¿Esto? –Dijo señalándola-. Es Sadomaru 32. El Shinsengumi la ha adoptado por un tiempo a petición de un pez gordo. Como nadie quería responsabilizarse, me la he quedado yo de mascota. La usaré para los recados por ahora –se dispuso a marcharse-. Vamos, te enseñaré dónde debes comprarme el laxante.
"¡No ha sido un pez gordo, ha sido el gorila!" Observaron cómo se marchaba con la chica.
-¡Gi-Ginsan!
-¡Lo sé, Shinpachi! ¡Me da pena, pero nosotros ya tenemos un alma que salvar!
-¡Pe-pero!
-¡Sé fuerte Shinpachi! –lo zarandeó-. ¡Quizás siga viva cuando salvemos a nuestra Dondake Girl!
-Gintoki.
El jefe de la Yorozuya reaccionó al instante poniéndose delante de los tres chicos y agarrando su espada de madera al reconocer esa voz.
¡En un momento como ese! ¡En un momento tan crítico y ridículo al mismo tiempo! ¿Por qué? ¿Por qué estaba frente a él ese hombre con esa triunfante sonrisa?
-Takasugi…
-Parece que tú también has recibido una, Gintoki.
-¿Eh? –parpadeó incrédulo.
No era posible. Pero, al lado de Takasugi vio a una chica. Una chica que no era precisamente la rubia de las pistolas. Tal vez… ¿Dondake Girl?
-Es horroroso, ¿verdad? Ese Gorila ha destruido los recuerdos de estas chicas... Ponte en el lugar de ellas, Gintoki… –le exigió sin cambiar ni un momento su expresión-. Si después de que ese Gorila jugase de esa forma contigo y con tu memoria… Una vez… -susurró-. Una vez la recuperases y recordases todo lo que te ha hecho pasar… ¿Qué harías? ¿Qué querrías hacer? –continuaba susurrando-. Yo tan sólo querría destruirlo… ¡A ese podrido mangaka!
"¡Es el fin de Sorachi! ¡Es el fin de Gintama!" Pensaron los dos chicos al unísono.
Sin poder moverse, observaron cómo Takasugi con su peculiar parsimonia se daba la vuelta y se alejaba seguido de su Dondake Girl. Por fin el pequeño samurai reaccionó.
-¡Dondake! –le gritó a Gintoki.
-¡Don do do don, don dakee! –le contestó el jefe de la Yorozuya.
Y como si Shinpachi le entendiese, le respondió con incredulidad:
-¿Do don dakeeee?
-¿Aún estáis por aquí? –Kagura se giró al escuchar la estúpida voz de Okita-. Y Yamazaki aún no ha regresado de comprar anpan. Vamos Sadomaru 32, no podemos esperarle más. Te enseñaré cómo se adultera la mayonesa.
-¡Vamos, Shinpachiiii!
-¡Sí, Ginsannnn!
Kagura, sin ninguna prisa, cogió de la mano a su nueva amiga y le sonrió. No podía saberlo, ya que Shinpachi 2 sólo podía decir "dondake", pero Kagura intuía que era mayor que ella. A pesar de eso, sintió que era ella quien tenía que proteger a Shinpachi 2. Y de esa forma, abandonaron la calle cogidas de la mano.
Mientras, una pareja de intrusos que había presenciado toda la escena permanecían atónitos e inmóviles tras unos arbustos.
-Elizabeth… ¿Has visto todo eso…? –Rompió Katsura el silencio-. Gintoki, Takasugi, incluso el Shinsengumi… Dondake Girl… ¿Por qué…? ¿Por qué el Jouishishi no tiene ninguna? ¿Por qué sólo nosotros…?
Katsura levantó la mirada del suelo al sentir la mano de Elizabeth en su hombro. En el cartel que esta llevaba, pudo leer: Porque me tienes a mí, Katsurasan.
No pudo contener su emoción y la abrazó dejando escapar un grito que hizo eco en toda la callejuela.
-E… ¡Elizabeth!
