Notas traductora: Uh, ya sé que debería seguir con mi fanfic, (¡lo sé!-llora-) pero soy lenta escribiendo, y como me gustó este fanfic, me decidí a pedirle permiso a la autora, Yuu-chi, para que me dejara, a quien agradezco muchísimo por permitírmelo. Por suerte no soy tan lenta traduciendo, así que mientras peleo con mi parásito os dejo para que disfrutéis esta historia -sonrisa-.

DISCLAIMER: NO me pertenece nada. Tristemente -risa-. Yo solo soy una vaga traductora, D Gray-man pertenece a Hoshino y este fanfic pertenece a Yuu-chi, como indiqué arriba.

And the bloodshed that followed

(Y el derramamiento de sangre que siguió)

Capítulo uno – Nuevo estudiante, Allen Walker

Había momentos en los que uno simplemente no puede llegar tarde. Simplemente no pueden. Bajo pena de muerte y el lote completo, simplemente no pueden.

Esta – pensó Kanda agriamente mientras trataba de ignorar las pululantes fangirls – era una de esas veces.

Él había planeado estar ahí pronto para ir a su pupitre sin la ayuda de la violencia y su caracterizada mirada de la muerte, pero los dioses parecían haber estado conspirando contra él y se las habían apañado magnificentemente para frustrar su trama. Con magnificencia. Con estilo.

Un inesperado asunto con los dormitorios había tomado demasiado del preciado tiempo de Kanda, siendo malgastado en vano esta mañana. Tiempo que podría haber sido mejor utilizado holgazaneando en su mesa para evitar a sus rabiosas fans. Preferiría no haberlo malgastado siendo sermoneado por algo ¡que no era siquiera su maldita culpa!

Kanda sabía a ciencia cierta que estaba en la residencia de estudiantes Seika. Él siempre había estado y había supuesto, con bastante razón, le gustaría añadir, que siempre lo estaría. Una carta del colegio poco antes de empezar el Año Nuevo lo había confirmado.

Y eso era el porqué estaba furioso, por saber que había sido movido desde la cómoda residencia Seika sin ni haber sido consultado. Una fantástica forma de empezar el año, pensó Kanda amargamente, ¡es aparecerse en la residencia solo para ser enviado a otra jodida en el lado contrario al campus!

¡Y fue simplemente por otro de los irritantes caprichos del director, no menos! Aparentemente el director Komui había decidido que la residencia Seika daría mejor provecho siendo cambiada a una residencia para los de último curso. Por qué, Kanda no tenía ninguna jodida idea. Nunca entendió nada que viniera de la cabeza de ese imbécil.

Su mañana se había desarrollado bastante mal tal como estaba, pero no había sido eso. Tenía que haber precisamente un jodido glaseado en el jodido pastel.

Este año tendría un compañero de habitación con mierda por cerebro. Algo que Komui le había prometido que nunca volvería a ocurrir después de cómo había terminado su infructuoso primer intento con un novato. Lo cual, de todos modos, para el registro, no había sido culpa de Kanda.

Y no solo se esperaba que tratara con un insignificante mocoso, ¡sino que este mocoso sería un puñetero niño nuevo!

Alguien que tenía el descaro de trasladarse a principios del tercer año. El chaval lo tendría difícil para hacer amigos, pensó Kanda con una mueca. Habían pasado dos años desde que los de tercer año habían llegado al instituto, así que era de esperar que ya se hubieran agrupado en pequeñas camarillas ordenadas.

De ahí que Kanda considerara que solo eso fuera razonable para estar de un humor particularmente malo esta mañana, y habiendo dicho esto solo era normal amenazar a cualquier chica que bloqueara su camino con la promesa de recibir '¡a Mugen en las jodidas tripas si no te mueves ahora mismo!'

La muchedumbre se pareció evaporar inmediatamente, dejando solo a una persona apoyada casualmente sobre la mesa de Kanda con una bobalicona sonrisa jugando de un extremo a otro de la cara.

"Muévete. Ahora." Gruñó Kanda, tomando sin embargo asiento y reclinándose hacia atrás para mirar glacialmente a su compañía.

"Awww… Yu-chan. Yo también te eché de menos." Cantó Lavi suavemente, ladeando la cabeza de modo que unos pocos mechones de sorprendente pelo rojo escaparon de la estampada bandana verde que los contenía. Kanda continúo mirándole con el ceño fruncido hasta que Lavi rodó los ojos y acercó su silla a la mesa de enfrente, sentándose con el respaldo al frente como es típico en Lavi.

"Llegas terriblemente tarde. Normalmente eres el primero aquí."

"Che."

"Ahh…" Lavi sonó pensativo, como si al no hacer Kanda ningún sonido le hubiera hecho una nueva revelación.

"El asunto con la residencia, ¿eh?"

Mierda. Quizá sí lo hubiera hecho.

"Che."

"Vamos, vamos Yu-chan. Sé que no estás complacido por tener un compañero de habitación, pero no hay ninguna necesidad en absoluto para estar tan grosero por ello."

"Che." Movimiento violento esta vez.

"Sin duda no le harás eso," dijo Lavi en un tono burlonamente horrorizado, "¡romperías varias leyes!"

"¡Cállate maldito conejo! He tenido suficiente de tu insistente cotorreo," siseó Kanda en un tono mortal.

Lavi levantó la ceja – un gesto físico hecho ligeramente extraño debido al parche negro cubriendo su otro ojo. Abrió la boca para replicar pero fue cortado por el sonido vibrante de la puerta de la clase al abrirse.

Casi instantáneamente la clase estaba llena de una ráfaga de movimiento al apresurarse los estudiantes a regresar a sus asientos asignados ahora que Reever había entrado en la clase. Kanda vio cómo el ruido de la clase moría y su profesor era capaz de llegar al frente de la clase.

"Es bueno veros a todos de vuelta y saludables después de las vacaciones," dijo airadamente mientras alcanzaba la pizarra, sonando como si no le importara de una forma u otra su salud, "Me llamo Reever Wenham, como la mayoría de vosotros deberíais saber hasta ahora, pero Reever-sensei está bien."

"¡Oi! ¡Reever! ¡Escuché que tenemos un nuevo estudiante!" gritó Lavi, ignorando completamente el furioso siseo de 'Reever sensei,' de su profesor. Lavi lanzó su sonrisa más encantadora y Kanda apenas suprimió el impulso de patear el asiento del maldito conejo.

"Sí, Lavi. Vamos a tener el honor de ser los anfitriones de nuestro nuevo estudiante," suspiró Reever mientras dejaba su siempre presente sujetapapeles en la mesa y detuvo el sobre emocionado susurro que comenzó con su declaración.

"¿Es un chico?" Empezó a hablar una chica de atrás con impaciencia.

"Pregúntale tú misma," masculló malhumoradamente Reever en modo de respuesta, saludando a alguien que debía estar de pie justamente fuera de la vista tras la puerta, "Walker, puedes entrar ahora."

El tenso aire dio paso a jadeos sorprendidos mientras la clase miraba al miembro más nuevo mientras caminaba a través de la clase para quedarse de pie al lado del profesor. Incluso Kanda sintió su ceja crisparse en una especie de shock suprimido.

"Clase, me gustaría presentaros a Allen Walker. Acaba de ser inscrito aquí y espero que le hagáis sentirse más cómodo."

Kanda le dio al chico con el que estaría compartiendo la habitación – si bien es cierto que, reluctantemente – un repaso con la mirada.

Había tantas cosas mal con la imagen.

Primero, 'Allen Walker' tenía un sorprendente pelo blanco. No blanco-rubio, o pelo volviéndose prematuramente gris. Blanco. Qué tipo de moda había estado siguiendo el chico cuando se lo tiñó Kanda no tenía ni idea. Aunque, con su largo pelo moreno Kanda estaba consciente de que difícilmente podía hablar.

La segunda cosa era el extravagante tatuaje en el ojo derecho del chico. Rojo sangre, se abría paso hasta la mejilla, siguiendo sobre el parpado del ojo antes de finalmente torcerse en un pentagrama justo sobre la ceja. Soy un satanista demoníaco, parecía gritar, contrastando amablemente con la pacífica sonrisa sobre la cara de Walker, témeme. Tééééémeme.

Lavi dio un pequeño silbido que solo Kanda pudo oír, inclinándose hacia atrás en la silla para susurrar, "Debe haber sido un tatuaje infernalmente doloroso."

La tercera cosa que llamó la atención de Kanda fue el par de guantes que llevaba el niño, escondiendo completamente sus brazos y manos de la vista una vez que contemplabas la camisa blanca de manga larga y su chaleco de lana color canela que completaban el uniforme obligatorio.

Sin ser un día cálido o frio, Kanda no podía entender todo esto, pero nunca había visto a alguien aparecer el primer día de colegio con tantas capas como si estuvieran a mitades de invierno. Bueno, nadie confiable de todos modos.

Y por ultimo pero no menos, la… Cosa dorada, la cual estaba aleteando sobre el hombre del chico.

Circular y luciendo lo que parecían ser unos cuernos revoloteaban alegremente al lado de la cabeza del chico, su retorcida cola oscilaba de un lado a otro teniendo a la mayoría de la clase hipnotizada. Kanda, sin embargo, no caería víctima de tal trampa. Sin importar cuantas veces la cola vagara de izquierda a derecha, izquierda, derecha… izquierda… derecha… ¡JODER!

Kanda agitó la cabeza bruscamente, logrando regresar a la realidad a tiempo para ver a Allen inclinando la cabeza ante la clase. Enderezándose, sonrió a la clase una sonrisa tan brillante que Kanda hizo una mueca de dolor.

"Buenos días. Me llamo Allen Walker y espero que podamos ser buenos amigos," Otra sonrisa. Un coro de silbidos se extendió furiosamente a través de la clase acompañados de las risitas de las fácilmente manipulables mujeres de la clase.

"Bueno, Yu-chan," susurró Lavi inclinándose hacia atrás una vez más, "ahí van la mitad de tus fangirls."

Sin embargo Kanda siguió sentado como una estatua en su silla.

No.

Oh, joder no.

¿Iba a estar viviendo con esto durante un año?

"¡Oi! ¡Allen~Chan!" coreó Lavi en voz alta sin una pizca de vergüenza. Allen giró y su boca se movió para formar la palabra '¿chan?' Kanda tuvo que sonreír con suficiencia ligeramente ante esto. El haba aprendería rápidamente que los sobrenombres que ponía Lavi eran de por vida.

"¿Qué pasa con la snitch dorada?" preguntó Lavi inocentemente, gesticulando a la bola aún meneándose y flotando sobre el hombro de Allen.

Allen parpadeó, girando la cabeza para mirar fijamente la cosa como si hubiera olvidado que estaba allí. Un movimiento rápido de pelo blanco nieve giró para encarar la clase otra vez. "Este es mi golem, Timcanpy. Ahh, supongo que no sabréis qué es eso…" Allen tendió la mano para que la bola voladora de metal dorado pudiera aterrizar gentilmente sobre su palma.

"Ohh…. Es muy ingenioso." dijo Lavi con sorpresa.

Kanda frunció el cejo. Lavi podría ser un genio, pero Kanda no tenía ni la menor jodida idea de qué demonios era un golem y parecía que el resto de la clase compartía su desconcertada ignorancia. Pero pasando, las sonrisas que los dos estaban compartiendo no le daban ganas a Kanda de preguntar. También tenía un repugnante sentimiento de que su compartido frikismo iba a dar lugar a un lazo de… amistad.

Kanda tuvo un escalofrío al pensarlo. No porque le disgustara la idea de Lavi haciendo amigos, sino porque le disgustaba la idea de Lavi obligándole a ser amigo de dicho amigo – lo cual era una asquerosa afición que tenía el pelirrojo.

"De acuerdo, Walker. Hay un asiento justo al lado de Kanda," señaló Reever y Kanda podría haber jurado que escuchó al hombre farfullar, 'siempre hay un asiento vacío al lado de Kanda.'

Kanda observó con disgusto cómo la ceja de Allen se alzaba ante la mención de su nombre y dirigió un inquisitivo y curioso vistazo hacia él. Obviamente el chico sabía con quién compartía habitación.

Lentamente, Allen zigzagueó su camino a través de la mesa para sentarse al lado de Kanda, la snitch dorada – golem, se corrigió Kanda – descansando sobre su hombro. Ofreció a Kanda una brillante sonrisa la cual Kanda no se molestó en regresar. Más bien, se presentó con una congelante y frígida mirada feroz.

"Ojos al frente Moyashi."

"… ¿Moyashi?"

"¿Qué eres? ¿Lento?" preguntó Kanda, con clara irritación en la voz.

La sonrisa en la cara de Allen se desvaneció. Kanda estuvo al tanto de una mirada de profunda molestia, y, quizás, algo mucho más oscuro escondiéndose tras esos ojos de azúcar y miel de panal.

"No soy un Moyashi. Lo que sea que sea."

"Che. Discutir conmigo no va a cambiar lo que eres." Se burló Kanda y los ojos de Allen se volvieron más crueles antes de poder forzar su obvia irritación medianamente bajo control.

"¡Me llamo Allen! ¡Allen, BaKanda!" Kanda mismo pareció ser agraciado con un apodo propio.

Hubo una ruidosa tos desde el frente y Kanda y Allen pararon su mezquina disputa el tiempo suficiente para ver las facciones molestas de Reever.

"¿Tengo permitido empezar la clase ahora?"

Allen se hundió en su asiento.

Bueno… parece que este año ha tenido un comienzo fan-jodidamente-tástico.