Disclaimer: Booth, Brennan y el resto de los personajes que aquí se mencionan no son de mi propiedad, pues pertenecen a los creadores de la serie Bones. No hay intención de infringir copyright y tampoco se persiguen fines de lucro.
De comienzos y retornos
1.-
Eran las últimas semanas del invierno y al parecer su retirada pretendía hacerse notar tanto o más que la apariencia que lucía Booth esa mañana.
- Date prisa Seeley. Llegaremos tarde – gritaba Brennan desde la sala en dirección a la habitación.
- Allá voy…voy justo hacia ti…
- Aaah sí… seguramente – pronunció en tono irónico, pues la frase que acababa de oír era la que siempre utilizaba Booth cuando estaba demorando demasiado.
- Sí, aquí me tienes – dijo divertido.
Para sorpresa de Brennan, Booth había llegado justo frente a ella. Estaba con una mano apoyada en la pared y con los pies apenas cruzados en una pose que en él sería habitualmente seductora, pero que por su actual vestimenta era más bien para reírse. Llevaba calzoncillos largos de color blancos con rallas verticales rojas y encima tenía puestos calcetines de lana verdes con la cara del correcaminos, los cuales había procurado estirar hasta poco más abajo de las rodillas. Su torso en cambio estaba desnudo y únicamente adornado por una corbata en tono rojizo con degradaciones.
- Listo. Vayámonos – dijo separándose de la muralla y caminando hacia la puerta-.
- ¿No se te olvida algo? – intentó advertirle Bones.
- Claro que sí. Exactamente… - se volteó y buscó en el bolsillo de la chaqueta de Brennan para encontrar la llave del auto-. Yo manejo.
- Eres un payaso ¿Lo sabes? – tendió su mano para evitar que Booth se alejara hasta la puerta y la entrelazó junto a la suya.
- Pues payaso no es precisamente lo que quisiera oír… ya sabes… no es que no me agraden pero…
- Lo sé – lo tiró de su colorida corbata para acercarlo más a ella y le dio un breve pero intenso beso-. Sabes, te advierto que si usas este atuendo por la noche será por decirlo menos… poco efectivo…
- Maldición… sabía que debía combinar mis calcetines al resto de las prendas. El verde no me queda bien en los pies – comentó con expresión de tristeza en los ojos produciendo una inmediata risa en Brennan que acabó en una risa compartida también por él.
Luego habían comido algo ligero y por la prisa que tenían esa mañana su desayuno fue bastante silencioso. Sólo habían cruzado unas cuantas palabras respecto a sus planes después del trabajo que por cierto no terminaron por acordar, pues Brennan había preferido esperar. Quería saber qué pasaría en la cita que los esperaba dentro de menos de una hora, así que simplemente decidieron esperar y se fueron a destino.
- ¿Estás nervioso? – preguntó ella mientras la luz del semáforo daba rojo.
- Más que tú… de eso estoy seguro – respondió golpeando el volante monótonamente con su palma casi en un tic nervioso que con sólo mirarse podía dar la respuesta-. Yo soy el que no sabe nada.
- ¿De qué hablas? Yo tampoco lo sé. No hasta llegar a la cita.
- Pero tú hiciste ese test. No me esperaste para hacerlo juntos y ni siquiera me quisiste contar su resultado – se molestó un poco mientras arrancaba en el cambio de semáforo.
- Booth, sabes lo que pienso al respecto. Necesitamos estar seguros… seguros de una forma definitiva y esta cita nos dará la respuesta – le explicó volviéndolo a llamar por su apellido en una conversación que ya habían tenido muchas veces la última semana-. Creo que no debí haberte comentado lo del test
- ¿Perdón? – se sorprendió totalmente entregándole una mirada sentida.
- Sí Booth. Eres demasiado insistente en algunos de mis asuntos – le dijo secamente apartando de inmediato la mirada.
Booth prefirió no seguir con la conversación y concentró su visión exclusivamente en el camino que conducía. Estaba tan frustrado por las palabras de Brennan que había comenzado a dar mayor velocidad al automóvil en un claro signo de querer echar a volar la rabia que estaba sintiendo en aquel momento. Brennan podía interpretar la reacción de Booth y sabía que lo que acababa de decir había estado mal. Se debía estar sintiendo excluído, ridículamente al margen y todo a causa de su poco tino. Con Booth había logrado aprender a frenar aquellos comentarios que como él tantas veces le recordaba podían herir si no se pensaban antes, pero se dio cuenta que con sus anteriores palabras lo había olvidado completamente.
- Salió positivo Seeley – apartó su mirada de la ventanilla y por fin se atrevió a decir mientras tímidamente buscaba de nuevo sus ojos.
- ¿Qué? Me… me estás diciendo que… - intentaba terminar de pronunciar mientras procesaba la nueva información y peligrosamente se olvidaba del tráfico.
- Que según un examen preliminar y básico por supuesto, estaría embarazada…
- Eso es…
- ¿Qué? No entiendo Booth, estabas tan interesado en saber el resultado ¿Y solamente eres capaz de decir eso? – dijo con desilusión acomodándose innecesariamente en su asiento de copiloto interrumpida por un repentino viraje de Booth que se acercaba a la acera.
- Eso Temperance Brennan es todo lo que he soñado escuchar esta semana – detuvo el automóvil y acunando el rostro de ella entre sus manos la beso tiernamente.
- Yo… mi intención no fue hacerte sentir… excluido... Lo siento – apartó su cara y bajó su mirada de forma nerviosa.
- Mírame… no pasa nada – tomó su cara para que lo mirara -. Ese bebé es nuestro, eso nada lo cambiará y te agradezco por decírmelo.
- Booth, la cita… ¿Recuerdas? Tenemos una… - se interrumpió su frase cuando se escuchó sonoramente la bocina de un auto detrás de ellos, pues Booth lo que menos había hecho era procurar estacionar el auto de forma correcta.
- Sí. Vamos a nuestra cita – dijo Booth sonriendo, mientras sacaba la mano para disculparse con el conductor del bocinazo que seguía esperando para estacionar.
Luego de conducir por unos 20 minutos más, llegaron a la clínica. Booth se había bajado del auto recriminando al tráfico porque ya iban con cinco minutos de retraso, así que lo primero que hizo al entrar fue ir corriendo hacia la secretaria.
- Señorita, buenos días. Tenía una cita con el Doctor Marx a las 8:50 y pues ya sabe… el tráfico nos retrasó… un accidente lamentable en el camino hasta acá – explicó mintiendo con tono acelerado.
- Buenos días para ustedes. ¿Podría darme su nombre por favor?
- Seeley Booth – respondió automáticamente sin pensar antes que se trataba de una clínica ginecológica.
- En realidad me refería a…
- Temperance Brennan – se identificó Bones viendo de reojo como Booth se sonrojaba de vergüenza y miraba directo al piso.
- Efectivamente señorita. Tiene Ud. la segunda cita de la mañana. Los invito a sentarse, no demoraremos en hacerla pasar – invitó la secretaria refiriéndose ahora a ambos.
- Gracias – dijeron Booth y Brennan casi al mismo tiempo.
Llevaban no más de 2 minutos desde que habían tomado asiento en un amplio sofá color azul que estaba en la sala de espera, pero para Booth eso era casi una eternidad.
- ¿Para qué dan cita a las 8:50 cuando ya son las 9:00 y nos tienen aquí sentados? – dijo con inminente molestia en sus palabras.
- Es normal. Siempre hay algunos minutos de retraso entre cada consulta ¿Acaso no vas al doctor? – preguntó ella con una mezcla de sarcasmo y curiosidad.
- Claro que voy al doctor Bones. Lo sabes ¿Para qué lo preguntas? – la miró extrañado -. Sólo hablo de ser puntual. Los doctores deberían ser puntuales.
- Si lo que te preocupa es llegar tarde al trabajo, puedes irte. Sabes que puedo hacer esto sola Booth – subió los hombros y su voz no sonó a reproche sino a simplemente querer simplificar la situación,
- Nada de eso. Sabes que quiero estar aquí. Tan solo no me gusta esperar – alzó su mirada en busca del reloj mural que ya daba las 9:04.
- A propósito, creo que no debiste inventar lo del accidente. Lo del tráfico es cierto pero el hecho de encontrarnos con un accidente en el camino, eso nunca…
- Shh. Cállate… Pensé que podrían habernos cancelado la cita por el retraso… - intentó hacerla entender bajando la voz por la secretaria que estaba a escasos metros.
- ¿Por cinco minutos? Imposible Booth.
- Pues… sabes… da igual. Creo que he comprendido que está bien esperar. Después de todo, nosotros también llegamos con un pequeño retraso – dijo sonriendo mientras se acomodaba en el sofá -. Además este sofá está muy cómodo.
- Buena conclusión Booth. Aunque no veo relación con el sofá…
- Gracias – y cerró los ojos para disfrutar más su cómoda espera.
- ¿Señorita Brennan? – escuchó a una enfermera salir desde el pasillo.
- Soy yo.
- Acompáñeme, el Doctor Marx la está esperando – le dijo amablemente.
- Gracias – respondió Brennan y se fue junto a Booth con la enfermera.
Muchísimas gracias por tomarse el tiempo en leer. Me gustaría saber qué les ha parecido, para continuarlo, dejarlo hasta aquí, dar un vuelco en la historia, no escribir más, etc. Jeje =)
¡Saludos!
