* NOTA: Esta historia tiene lugar varios años después de la caída de Los Ángeles (en la 5ta temporada de Ángel), ahora Ángel ya no es un vampiro común, es un inmortal, lo que conlleva varios cambios, el más importante es que puede caminar bajo la luz del día. Y se ha ido a vivir a Woodstock (Virginia) un pequeño pueblo donde pretendía vivir en el exilio. Hasta que se encontró a un huérfano llamado Demian, quien es el "milagroso" hijo de uno de los primeros vampiros de la historia, y una cazavampiros. Por lo que posee los poderes de ambos, y es perseguido por una horda de vampiros y demonios comandados por su malévolo padre, que quieren usarlo para sus propios fines. Los demás cambios importantes los irán sabiendo conforme la historia avance.

CAPITULO UNO

Solo habían pasado un par de días desde que Demian comenzara a vivir formalmente con él. No había conversado mucho sobre el asunto de su padre biológico, "El Vampiro Antiguo" que según las malas lenguas, intentaría ir a por ambos en su intento de destruir al mundo. Ángel había intentado hablar de ello al principio, pero tras notar que no era un tema particularmente bueno para la estabilidad emocional de Demian, decidió dejar de mencionarlo. Sabía que aun que Demian le jurase una y otra vez que no le temía a su padre, y que le daba lo mismo quien fuese, no le estaba diciendo la verdad. Por supuesto que le temía, pero no por lo que este fuese a hacerle si lo encontraba, si no por el hecho de que temía convertirse en un ser similar. No importaba el hecho de que también fuese hijo de una cazavampiros, para él, todo lo que importaba es que era hijo de un ser despiadado y cuyo lado de la familia le había heredado increíbles poderes que era incapaz de imaginar. Ángel había prometido enseñarle a controlarlos y a entrenarlo, para que estuviese listo para defenderse en caso de que el no estuviese cerca para hacerlo. Claro, Ángel no tenia intensión alguna de abandonarlo ni cinco minutos. — No después de lo que paso la última vez. — Pero había llegado el momento en que tendría que hacerlo, por una razón tan importante que ni él, con sus millones donados por Wolfrand & Hart o sus poderes, podrían evitar. Y esa era la escuela secundaria.

No habían hablado a fondo de ello, pero Ángel le había dejado claro al chico desde el inicio, que mientras viviera bajo su techo, el lo proveería de todo lo que necesitara. Y eso incluía una buena educación. Así que luego de charlar con Adrian Humbert. — el Sheriff de la ciudad y ex vigilante/Caza vampiros — sobre las escuelas del pueblo, los pros y contras de cada una y los riesgos que el chico podría llegar a correr. Ángel decidió inscribirlo en el "Shenandoah Valley Academy", la mejor escuela privada de Woodstock. Solo habían pasado dos semanas desde el inicio de las clases, y Adrian se había comprometido seriamente a hablar con el director para arreglarlo todo, y hacer que Demian entrase al 8vo grado. Aun que había mencionado que quizás el chico necesitaría de clases de refuerzo para alcanzar a sus demás compañeros, su optimismo por lograr que entrara a la escuela era una apuesta completamente segura.

Así que tras salir de la comisaria, Ángel se paso por el centro comercial. Se había propuesto darle aquella gran noticia al chico con un regalo, o varios más bien. Pues le había comprado una mochila de portafolio, la que la dependiente de la tienda le había dicho que era el modelo más vendido (Y también caro) de la temporada. También había comprado un par de libretas con hojas blancas y bolígrafos de varios colores para que pudiera escribir. No sabía si la escuela era exigente en esos aspectos, pero tampoco era como si fuese a enviar al chico sin nada para anotar. Ya después se preocuparía por ello. Y finalmente, le había comprado unos auriculares de color rojo, el color favorito de Demian. No era un hombre allegado a la tecnología, y aun que sabía perfectamente que Demian apenas comenzaba a saber usar un celular, también sabia que pronto llegaría el día en que se volvería como cualquier otro adolescente normal, y no podría pasar más de 5 minutos sin el condenado aparato.

A parco su auto frente a la entrada de su casa, y bajo sonriente con las bolsas de las compras a sus lados. Se preguntaba si aquella seria la sensación de felicidad y orgullo que todo padre tendría en el primer día de clases de su hijo. No había podido sentirlo durante la adolescencia de Connor, pero estaba seguro de que ahora estaba en lo correcto. Estaba disfrutando de una maravillosa segunda oportunidad para ser padre y no iba a desperdiciarla con tanta duda. Así que entro en la casa, y grito a por el nombre del chico, quien bajo despacio, y con cara de aburrimiento por las escaleras para saludarle.

- ¿Qué tal el día? – le pregunto con un bostezo.

- Maravillosamente esplendido. – respondió Ángel, aun no se podía creer que el chico no hubiese notado las cosas que llevaba cargando.

- Genial, al menos uno de los dos se divirtió hoy. – respondió Demian.

- ¿Qué pasa? ¿No ha habido nada bueno en la t.v.?

- Odio la T.V. No puedo creer que la gente se entretenga viendo las mierdas que pasan.

- Esa boca. – le advirtió en apenas un susurro, Demian lo miro extrañado. No era la primera vez que lo regañaba, pero si la primera que lo hacía por una simple tontería como una mala palabra. Ángel también estaba sorprendido de lo que había hecho, pero fue algo involuntario, algo que venía de muy dentro de su ser. Algo que venía de la parte paternal que por tanto tiempo estuvo dormida.

- Es la verdad, la T.V es un asco. – repuso el chico. Ángel hizo una mueca, ya desearía que esas palabras se mantuvieran en la boca del chico para siempre, pero estaba muy seguro de que el tiempo, la convivencia con otros chicos, etc. Lo harían cambiar de opinión muy pronto.

- Pues en hora buena, chico. Te tengo una excelente noticia.

- ¿Qué? ¿Por fin vamos a retomar el entrenamiento de artes marciales? – le pregunto tan esperanzado que el brillo en sus ojos era simplemente deslumbrador.

Ángel hizo otra mueca. Aun no estaba completamente seguro de que quisiera entrenar a Demian como un soldado para una supuesta guerra venidera. – Uh, si. – dijo pensativo. Sin ninguna promesa todavía. – Lo haremos. . . Algunas tardes después de que regreses de la escuela.

Pasaron unos segunditos para que Demian captara lo que estaba diciendo realmente. Luego dirigió su mirada hacia las bolsas por primera vez, y la vista trasera de la mochila le confirmaron las palabras de su padre adoptivo. – Debes estar bromeando. – le dijo casi en pánico.

- Claro, Demian. Hay cámaras escondidas en la habitación. – dijo a modo de broma, pero lejos de obtener una sonrisa del chico, solo obtuvo una mirada sombría y resentida que haría temblar hasta al mismísimo Ángelus. – Venga, la escuela no es tan mala. Vas a conocer a un montón de chicos de tu edad, y. . .

- Ya, ahórrame el discurso. – le mando callar irrespetuosamente, uno de los malos hábitos que Demian había adquirido durante su vida en las calles. – Se como es la escuela, antes de la calle vivía en un orfanato ¿recuerdas? – la ironía era otro de sus malos hábitos. – Y ahí nos daban clases que se bien que no sirven para nada. Así que no, yo no quiero ir a la escuela para perder mi tiempo.

- Tienes que ir.

- ¿Por qué? ¿Me vas a obligar? – le reto Demian, Ángel estuvo tentado a decirle que de ser necesario, lo haría. Pero no sabía cómo hacer uso de ese tipo de autoridad, no llevaban mucho tiempo viviendo juntos, y aun que habían pasado ya muchas cosas, no estaba seguro de que Demian fuese a aceptarle como algo más que un guardián. Después de todo, el no era su padre verdadero.

- Llamaríamos mucho la atención, y eso es justo lo que queremos evitar. – dijo entre dientes.

- ¿La atención de quien?, no sé si lo has notado Ángel, pero somos precisamente el tema de conversación de los vecinos. Es más, si no fuese por el anciano de aquí a lado y sus "macetitas de porcelana", nadie sabría que vivimos aquí.

- Oye, ten un poco de respeto. – le llamo la atención de nuevo, pero esta vez con mucho mas sutileza. – Su nombre es Roger Griffiths, es una buena persona. – Aseguro, aun que realmente no lo sabía. Pues no había tratado a su vecino más que aquella vez que se lo encontraron durante la cena, y las contadas ocasiones en las que se lo encontraban en la entrada, regando las hermosas plantas que tenia.

- Y si están buena persona, ¿entonces porque no le dices la verdad? – pregunto Demian, con toda la chulería del mundo y se dejo caer sobre el sofá y subió los pies maleducadamente sobre la mesita del centro.

- Sabes muy bien el porqué. – dijo Ángel, de nuevo entre dientes. No se podía creer el don que aquel chico tenia para hacerle perder la paciencia, ¿A dónde había ido toda esa emoción que sentía al entrar por la puerta?, al infierno tal vez.

- No, de hecho no lo sé. – Demian le seguía retando. Ángel estaba a punto de levantarlo de ese sofá y darle una lección, algo que seguramente habría hecho con Connor si tuviese ese tipo de comportamiento. Pero no lo hizo, simplemente aspiro profundo y pensó en tranquilizarse.

- Si que lo sabes, y si he de repetírtelo, entonces me estarás demostrando que no tienes la madurez necesaria para esta vida. Y entonces te tendrás que ir olvidando del entrenamiento, porque jovencito, nunca dejaría que un niñito tocara alguna de mis armas, nunca. – Ángel por fin se había puesto serio, y por la expresión desencajada del chico, supo que había hecho bien. No le había gritado, ni reprendido, simplemente le había dejado ver las posibles consecuencias de sus acciones. – Así que, dímelo Demian. ¿Lo sabes o no lo sabes? – se sentía tan bien tener el control de la situación de nuevo, que tuvo que hacer un intento titánico por no sonreír. No quería que el chico se pensara que se trataba de una broma, porque no era así.

- Si, lo sé. – murmuro, tragándose su orgullo.

- Quiero oírlo. – exigió Ángel, como un pequeño castigo para el chico.

- Grr. – rugió en voz baja. – No podemos decirle a nadie sobre nosotros, aun que sean buenas personas, porque tenemos muchos enemigos y las pondríamos en peligro.

- Eso es, esa es exacta la razón. Ahora dime, ¿la entiendes? – Ángel no quería ser duro con el chico, pero tampoco quería ser el adulto permisivo que dejaría al adolescente rebelde mandar en casa.

- Si. – murmuro Demian, parecían estar llegando a un punto.

- Genial, entonces ¿puedes entender ahora la importancia de ir a la escuela?

Demian asintió, Ángel se sintió momentáneamente aliviado, hasta que el chico abrió de nuevo la boca para hablar. – Pero yo no quiero ir. – dijo, haciendo pucheritos que le arrancaron una sonrisita al vampiro. Después de todo, no estaba tratando con un adolescente normal, si no con uno que a veces parecía ser un niño pequeño que recién descubre el mundo en el que vive.

- ¿Por qué no quieres ir? – le pregunto. Demian se encogió de hombros. - ¿No lo sabes? – Demian se encogió de hombros de nuevo. Era desesperante, así que Ángel se sentó en el sofá de frente y se paso una mano por la cara. – Quiero una respuesta verbal, Demian. – exigió con un tono cansado, ¿enserio ser padre era tan difícil para todos?

- ¿Por qué quieres gastarte tu dinero en mi? – exigió saber el chico, una respuesta que sin lugar a dudas dejo a Ángel impresionado. Creía haberle dejado claro que el dinero no era un problema para él, pero era cierto, jamás le había explicado a fondo sus intenciones, y eso porque él tampoco sabía cuáles eran a ciencia cierta. – Digo, yo no soy nada tuyo, no entiendo por qué quieres comprarme cosas y darme de comer. . . Puedo trabajar ¿sabes?

- Lo hago porque quiero ayudarte. – le dijo cansado, no se podía creer que estuvieran teniendo aquella conversación otra vez. – Eres un niño, no deberías estar preocupándote por trabajar o por si vas a tener que comer o no. Eso es algo a lo que tienes derecho, y si tus padres no están aquí para cuidarte. Entonces yo lo hare.

- ¿Pero porque? – de nuevo pregunto.

- Porque me importas. – dijo seriamente. Demian lo miro como si estuviese diciendo la cosa más tonta del mundo, lo que le hizo sentir terrible. ¿Qué clase de vida había tenido ese chico como para que pensara que nadie podría quererle jamás. – Me importas, Demian. Sé que no hemos pasado mucho tiempo juntos, pero desde el momento en que nos conocimos, no he querido hacer otra cosa más que protegerte. – Y fue en ese momento que admitió para sí mismo que extrañaba demasiado ser un padre, que extrañaba demasiado no tener a Connor y aun que jamás podría ver a Demian como un reemplazo, si que le hacía bien tenerlo en su vida. - ¿Puedes dejarme que haga eso? – ahora hablo más calmado que antes.

Demian asintió sin palabras, no sabía que decir. Un simple gracias no bastaría, y una palabra más de protesta no sería justa para aquel hombre. Podía parecer un adolescente rebelde, pero en el fondo era consciente de todas sus acciones.

- Vale, vamos a que veas las cosas que te compre. – dijo Ángel, serio nuevamente.

- ¿De verdad me vas a obligar a ir a la escuela? – Pregunto Demian en un hilito de voz, no se podía creer la terquedad de ese vampiro.

- No te voy a obligar, tus iras por tu voluntad.

- No, no creo.

- SI, lo harás. ¿Sabes por qué? – Demian negó con la cabeza. Ángel no se podía creer que ese chico listo fuese tan tonto a veces. – Eres un chico listo, se que te gustara la escuela apenas la conozcas. Así que anda, quita esa cara triste o te daré una buena razón para que la tengas. – le dijo sin pensar, Demian lo miro con escepticismo, por un momento recordando a la forma en que el padre Kieran le hablaba a él a cualquiera de sus hermanos antes de castigarlos. Pero Ángel nunca haría tal cosa, ¿o sí?

- Solo vamos a tu habitación a que veas las cosas, ¿sí? – Ángel no sonaba arrepentido de sus palabras, al contrario, estaba más que contento de haberlas dicho. Sin embargo, eso lo llevo a cuestionarse si en dado caso. . . serian solo palabras vacías o actuaria. Sin duda sería algo que descubrían más temprano que tarde.

* Volví luego de un par de años!

Espero que todos estén bien, y les guste mucho esta nueva aventura que voy a comenzar. Para aclarar un poquito más, la intención de este fic es mostrar una nueva relación de padre/hijo entre Demian. Una relación que inicia desde 0, y que le dará varios dolores de cabeza a nuestro vampiro favorito, en especial cuando llegue la hora de disciplinar a su nuevo hijo. Angel seria interpretado por el original y siempre amado, David Boreanaz, Demian por David Mazouz (de Gotham) y Adrian Humbert, el Sheriff por Jamie Dornan (50 Sombras de Grey)

POR FAVOR REVIEW!