Yo soy tú, tú eres yo y... espera ¡¿qué?!

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~Prólogo~

"Lo que sucedió"

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- ¡Ven acá vaca estúpida!

Gokudera corría por la cocina de la mansión Vongola esperando atrapar a ese niño con disfraz de vaca. Mientras tanto, los demás se encontraban también ahí, pretendiendo desayunar tranquilamente. Algo que en ese lugar, sabía nunca habría con esos dos.

- ¡Ñiajajajaja, nunca, atrapame estupidera - se burló de él, haciendo que el chico se enfureciera aún más.

- Vaca imbécil, me las pagarás - graznó.

Kyoko sonrió con nerviosismo e intentó hacer algo.

- Gokudera-kun, ¿podríais dejar eso? te podemos servir más.

Fue completamente ignorada.

- Déjalo - sonrió Takeshi -, esos dos no se detendrán hasta caer al suelo chamuscados - rió viendo como los dos se perseguían en torno a la mesa.

De pronto, Lambo comenzó a sacar la bazooka mientras lloraba, pues al parecer Gokudera le había alcanzado a golpear aunque se le escapara después.

- ¡Lambo, espera! - exclamó Tsuna, poniéndose de pie.

El pequeño hizo caso omiso a las palabras de Tsuna y al pánico que mostraban todos -excepto Reborn-.

- ¡Toma, estupidera! - gritó llorando. Le lazó la bazooka pero Gokudera se alcanzó a agachar para esquivarla. Para la mala suerte de... alguien -tal vez no era tan malo-, esta fue a dar a el tubo que llevaba al basurero. Aunque antes de caer a este había una trituradora y... ¡oh-oh!

- ¡Mierda! - lloriqueó Tsuna.

Silencio.

- Por lo menos estaré a salvo de esa cosa por unas horas - susurró Gokudera con expresión de autosuficiencia.

Lambo siguió llorando a mares tirado en el suelo. Y Gokudera sonreía por su hazaña, aunque le incomodaba que Tsuna se estuviera lamentando quien-sabe-que-cosa.

- Deja de lloriquear, bueno para nada - le dijo Reborn como si nada.

- ¿Cómo dejaré de hacerlo, Reborn? No sabemos como estaba hecha y no se podrá reparar - suspiró el castaño.

- Dejarle eso a Giannini - sonrió.

- ¡Oh, es cierto! - exclamó Takeshi - Aún está el pequeño mecánico.

Giannini, es Giannini. Pensó Tsuna.


- ¿Puedes hacer algo, Giannini-san? - preguntó Tsuna.

- Por supuesto - sonrió el mecánico con autosuficiencia -. Me llevara unas cuantas horas pero creo poder lograrlo.

El chico suspiró, mientras los demás atrás sonreían -menos Gokudera y Reborn- y Lambo no sabía "qué coño pasaba".

Luego de eso todos se fueron a hacer distintas cosas. Jugaban, hablaban y otros, como Gokudera solo descansaban por ahí.

Una, dos, cuatro, seis horas pasaron.

Ahí fue cuando se escuchó una gran explosión y todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo para husmear.

Cuando Gokudera, Tsuna, Yamamoto, Lambo y las chicas llegaron, todo lo que se podía apreciar era un humo color rosa, muy similar al que salía de la bazooka, excepto porque este no era ligeramente brillante.

Como estaban muy cerca de la puerta, el humo comenzó a salir hasta llegar a ellos y el corredor. Pero el humo los ataco ninjamente y no les quedó de otra que toser.

Hibari no era muy interesado por lo que les sucedía a los demás en la mansión. Él tenía su propia casa fuera de ella para no soportar a los jodidos idiotas esos. Pero no podía negarse mucho a lo que le decía Reborn, así que no lo quedó de otra que ir donde le había dicho.

El problema es que iba pasando por un corredor, cuando se escuchó una explosión demasiado cerca y luego gente corriendo... y luego gente tosiendo.

Quizás que estupidez estarían haciendo los herbívoros. Pero aunque a él no le interesaba mucho, el gran dilema era que Reborn le había dicho que fuera a la sala que ocupaba Giannini y la explosión había venido de ahí.

Kyoya se mantuvo impasible y siguió su camino. Ya se los quitaría de encima...

- Joder - masculló Gokudera un poco mejor que antes.

- ¡Hahi!¿qué sucedió? - exclamó Haru.

Silencio...

- ¡¿Qué demonios?! - gritó el guardián con una voz chillona que obviamente no era suya.

- ¿Qué pasa? - preguntó Kyoko. El problema, es que esa no era su voz. Porque si voz no podía ser como la de un chico.

El problemático humo se dispersó y cuando los chicos observaron su alrededor, ya no era como antes. Porque Gokudera no podía estar observando su cabello platino desde un lugar considerablemente más bajo. Haru no podía estar al frente de la puerta, pues ella estaba siendo tapada por la espalda de Hayato.

Por otro lado Kyoko no podía tener en sus manos un bate, pues ella no estaba practicando nada y solo estaba en la cocina con Haru hace unos minutos atrás. Tsuna estaba a punto de entrar en un para nada agradable ataque de pánico. ¡Que él no usaba falda! y mucho menos estaba tuerto. ¿Qué pasaba con su ojo derecho? No veía nada con él.

Chrome... bueno, ella no recordaba estar viendo a los demás desde un lugar más lejos... y tampoco recordaba llevar algo metálico en las manos. Hibari no recordaba ser tan pequeño ni estar rodeado de pies, mientras que Lambo sabía que él no era de ese tamaño originalmente.

¿Qué demonios pasaba ahí?


Oh, espero que haya quedado bien.

He, el fic está ambientado luego de los chicos terminaran la escuela. Lo que significa que ahora van a la universidad pero de momento están a cargo de la mansión. Las chicas están ahí por un tema de que siendo todos hombres, es imposible que se lleven -cofcofcomancofcof- bien. Pero solo me dio la gana ponerlos a todos ahí, dejemoslo en que no se querían separar, pues ya se llevaban muy bien ¿y que mejor que ir a una universidad en Italia?

Pues yo digo que nada.

xDDD me arrepentiré de esto...

Pueden visitar mi foro de KHR, en el se realizarán retos y juegos :D. Y si vais a participar, hacedme el favor de leer las reglas antes que nada.

El foro se llama La Mansión Vongola.

Alguna duda me aviáis :3

-Me siento una criminal xD-