El ojo de Samsara

------------

-No, no está aquí

-Aquí tampoco –a continuación, una puerta que se cierra.

-Negativo. Aquí tampoco está

Los ojos del shinobi se cerraron en un gesto de desesperación e impaciencia. ¿Dónde podría estar un condenado idiota como él?

-Aquí equipo cuatro –escuchó una voz por el intercomunicador– el área está limpia. No hay rastro de él

–Maldición –masculló, más para él que para cualquier otra persona– atención a los equipos. Nos encontraremos en la puerta de entrada en quince minutos.

Un escueto entendido fue la respuesta. Mientras retomaba el camino de regreso, su cabeza se devanaba tratando de eliminar las posibilidades al tiempo que trataba de esclarecer por lo menos un rumbo posible. Pero ni siquiera el refinado Byakugan había logrado dar con su ubicación. Era como si la tierra se lo hubiese tragado literalmente. Al tiempo que sus pies volaban sobre el parqué de madera ya roído por el paso del tiempo, miraba en derredor, dejando que sus pensamientos se mezclaran con su actuar.

Byakugan. ¿Por qué algo le decía que gran parte de esta desastrosa situación se supeditaba a los Hyūga?

Pero claro que sí. Después de todo, esto había sucedido después de aquella charla que había tenido Hiashi Hyūga con él. ¿Y qué?. No es que fuera a desaparecer de un momento a otro. Ese no era él. No era su forma de actuar. No era de los que huía después de encarar el peligro. Como si no él era lo suficientemente inconsciente como para medírsele a todo sin medir en las consecuencias. Sonrió un poco, al recordar como su patosa forma de ser le había conseguido llegar al lugar donde estaba. A pesar de todos. A pesar de todo. Inclusive a pesar de él mismo y todos los que le rodeaban.

Seguramente por eso había conseguido crecer no sólo como un ninja con un nombre propio, sino también como una persona que respeta sus principios por sobre todas las cosas. Llevándolas a un extremo poco sano, inclusive al de la vida. Por lo mismo no estaba dispuesto a permitir que un incidente tan poco creíble fuera capaz de ganar donde ni siquiera él mismo había logrado poner un pie: vencer en el territorio de su indestructible determinación.

Un pequeño dolor en el pecho lo aquejó, y de inmediato masculló una mala palabra. Bajo ninguna circunstancia se permitiría pensar que se había rendido así porque sí. No. Algo grande debía estar tramando, para que no se lo dijese ni siquiera a Godaime, aquella que era como una madre…algo ebria en ocasiones. Sin embargo, podía entender el por qué ella lo había asignado como líder en esta misión de recuperación.

Era su deuda pendiente con él. Una que quizá nunca pudiese terminar de pagar.

------------

Un quejido de dolor salió de su boca. Las magulladuras simplemente no lo dejaban estar en paz. Ese tipo no mentía cuando dijo que realmente iba a enfrentarse a algo completamente nuevo. ¿Y quién decía que el entrenamiento ninja lo hace uno a-prueba-de-todo?

Recordó súbitamente la razón de estar en esa escueta habitación, cuya única comodidad consistía en una manta y una almohada. Las frías noches de aquella pequeña aldea hacían de una ridiculez aquella manta. Sin embargo, había llegado tan lejos para ser fuerte. Para ver a la verdad del mundo, ambas caras de la realidad.

Estaba ahí por su verdad. Y por Kami que tendrían que cocinarlo en su propio chakra si no salía de ahí con lo que había ido a buscar. Un recuerdo y una decisión fue todo lo que necesitó para verse envuelto en una situación tan lamentable, donde su cuerpo absolutamente sometido a las agujetas provocadas por el entrenamiento extremo lo domeñaban a voluntad. Y con todo, pudo sentir una pequeña risa burlona proveniente de su interior. Sí…como si no fuera suficiente, aún tenía que aguantarse a Kyūbi-baka, que como siempre sufría de un problema de actitud bastante marcado.

-Sigo sin entender el por qué estamos aquí. Si tanto te importa, simplemente libera algo de mi poder…o mejor aún, libera este sello y yo me encargaré de arrancarle la cabeza y escupirla bastante lejos.

-Típico de ti, baka Kyūbi. ¿No conoces el sentido del honor o qué?

-Humanos, ustedes encerrados en sus pequeños cuerpos, no conocen el sentido del poder, mucho menos del honor. Además…estoy demasiado viejo como para aguantar las patochadas de alguien de tu edad.

-Creo que comienzo a entender por qué Yondaime te encerró conmigo –susurró, sonriendo apenas– de alguna manera previó que yo te desesperaría al punto que inclusive el más poderoso de los Bijū desearía desaparecer.

-Por una vez, creo que te voy a dar la razón. Así que asegúrate de contarles a tus nietos y a tus hijos, e inclusive a tus amigos, que le ganaste un duelo dialéctico a Kyūbi no Youko.

No había tiempo para ponerse a seguirle el jueguito a su compañero mental. Francamente, el cansancio era extremo; no recordaba haberse sentido así ni siquiera en el entrenamiento con Ero-sennin. Pero su cuerpo estaba descubriendo la profundidad de un entrenamiento semejante aún a esta edad, cuando creía que el entrenamiento para shinobi de Konohagakure estaba, por lejos, dentro de los más duros dentro de las cinco grandes naciones ninja.

Esto, sin embargo, era algo completamente nuevo. Y ni se imaginaba la refriega que iba a darle Tsunade-baachan cuando volviese, ni hablar de Sakura-chan, o de Sasuke-teme…hasta Hinata podría decirle algo, sacándola bastante del cuadro encantador en el que la tenía enmarcado. En el que ella vivía enmarcada. En últimas, por el que había decidido llegar tan lejos, jugándose el todo por el todo. De cualquier manera, había cosas que nunca cambiaban, y si fue capaz de jugarse la cara con tipos como Orochimaru-teme, entonces bien podría hacer la apuesta más grande de su vida hasta este momento. Y si lo hacía, lo haría para ganar. Después de todo…

-Es mi camino del ninja…

------------

-Bueno, vamos con los reportes completos.

-En el exterior de esta fortaleza y medio kilómetro a la redonda no hay rastro ni de chakra ni de su aroma –convino Neji, mirando hacia el líder de la misión–.

-En las mazmorras no hay nada salvo polvo y muchísimos esqueletos. Tampoco hay rastro ni de chakra ni de aroma–.

Esto era el colmo. Francamente comenzaba a desesperarse. ¿De cuándo a aquí había aprendido trucos de desaparición el dobe?

-Sin embargo, parece que sí pasó por aquí –interrumpió el maestro de los insectos de un momento a otro– algunos de los insectos han podido ver una figura con la descripción de Naruto por los alrededores.

-¿Puedes establecer hace cuánto fue?

Shino guardó silencio un momento, y un insecto diminuto voló hacia su dedo.

-Hace cuatro noches.

-¡¿Cuatro noches?! –Pensó desesperado Sasuke, mirando hacia la noche, naciente y sin luna–. El dobe realmente está esforzándose a fondo. Conociendo su paso, ya tendrá mucho más de ventaja.

-Lo dudo –convino Hyūga Neji–. ¿Cómo podemos saber si nos lleva, en efecto, cuatro noches de ventaja?

-¿A qué te refieres? –respondió Sasuke, mirándolo.

-A que no sabemos a dónde va Naruto. Eso abre las posibilidades a que nos lleve cuatro noches de ventaja, o nosotros hayamos reducido nuestra propia desventaja, ya que él ya habrá llegado a su destino.

-Es ahí donde entra la siguiente pregunta; si de verdad ya llegó a destino, ¿cómo saberlo? –convino Shino.

Un suspiro general cundió entre los presentes. De repente Tenten vio como un halcón aterrizaba sobre su brazo, con un mensaje proveniente desde Konoha.

-Sasuke, es un mensaje de Sakura-san –leyó ella en voz alta para todos sus compañeros– Godaime solicita que regresemos de inmediato.

-¿Regresar? –siseó él, con una frustración rampante– ¡ni siquiera tenemos un indicio!

Un gesto de asentimiento general. El desánimo era el común denominador del grupo de búsqueda.

-Sin embargo…Godaime no nos haría regresar a menos de que tuviese un indicio. Uno pequeño, al menos –razonó Nara Shikamaru, mirando a Sasuke–. Piénsalo. Ella tampoco es tonta y no nos dejará buscando en medio del País del Fuego.

Un instante de silencio.

-Tienes razón. Será mejor que regresemos y escuchemos lo que sea que tenga que decirnos. De cualquier manera, es bastante riesgoso avanzar a esta hora y en nuestras condiciones. Regresemos a Konoha.

------------

-Me alegra saber que pudieron llegar a la aldea antes de que oscureciera más –susurró Tsunade tras de su escritorio– ¿pudieron hallar algo?

-Nada, más allá de una posible descripción de Naruto por aquella zona hace unas cuatro noches –fue la respuesta de Sasuke. La Hokage asintió, como si supiese que ese iba a ser el resultado.

Shizune en ese momento entró, acompañada de Morino Ibiki.

-¿Y bien? –preguntó Uchiha– ¿por qué nos hiciste regresar?

-Al parecer tenemos una pista sobre su posible paradero –respondió Shizune, anticipándose a su sensei–. Hemos encontrado esto en su departamento.

Sasuke y Neji se acercaron a revisar. Eran pergaminos que contenían información sobre los dojōtsus más poderosos. Nada clasificado, era historia, lo que los clanes Uchiha y Hyūga. Una descripción algo tosca de su funcionamiento. Sin embargo, el otro pergamino hablaba sobre una técnica superior a ambas. El poderoso Rin'negan. Tanto Sasuke como Neji se miraron largamente. No sería tan tonto. Ni siquiera Naruto sería tan tonto.

-¿Qué sucede? –preguntó Shizune, mirándolos a ambos bajo el escrutinio de todos los demás chūnin presentes.

-Es una posibilidad remota, pero posiblemente haya partido para buscar un maestro del Rin'negan. ¿Me equivoco? –preguntó Ibiki.

-De cualquier manera no tendría sentido –dijo Neji, mirando atentamente el pergamino, que no decía nada más acerca de esa poderosa técnica– para dominarlo, es absolutamente necesario poseer el kekkai genkai del Rin'negan. Pero esa línea de sangre se perdió hace muchísimo tiempo…por lo menos hasta donde sé.

-Es una cuestión de lógica simple entonces –entró Shikamaru, interrumpiendo a Neji– si Naruto se entera que existe una técnica capaz de superar al Sharingan y al Byakugan, partirá a buscarla. Sin embargo…al parecer está claro que se necesita la línea de sangre. ¿Cuál sería el siguiente paso?

-¡Buscar alguna otra forma de aprenderlo! –rompió la monotonía Rock Lee, con un golpe de lucidez muy a su estilo– ¡Naruto-kun ha partido para volverse más fuerte!

-Es imposible –respondió Sasuke, pensativo– sin el kekkai genkai, no habrá forma de que asimile una técnica tan poderosa. Y además, la herencia no se aprende.

-Eso es cierto en parte –interrumpió Tsunade, de repente–. Hay más de una forma de dominar una técnica que en principio parece destinada únicamente a aquellos que la heredan. ¿O acaso olvidas a tu sensei?

Sasuke tuvo que admitirlo. A pesar de que él no era un Uchiha, poseía un dominio del sharingan envidiable.

-Eso quiere decir… ¿que partió a buscar a alguien que pudiese enseñarle el Rin'negan o algo parecido? –sugirió Tenten.

-Yo no desecharía esa posibilidad tan pronto. Además, conociendo a Naruto como lo conocemos, es capaz de caminar de rodillas hacia el mismísimo infierno si se entera que está hecho de ramen –dijo Tsunade, luego se volvió a Shizune– quiero que busques a Jiraiya y a Kakashi. Tráelos de inmediato.

-¿Jiraiya-sama? –Preguntó Neji– ¿qué sucede?

-No lo sé. Pero algo me dice que él puede darnos otro indicio acerca de lo que pasó con Naruto, aunque esta especulación me parece bastante sólida. Y además…quiero confirmar una cosa.

La aludida partió de inmediato, ante la mirada confundida de unos y otras.

------------

-De pie –escuchó Naruto en medio de sus sueños. Abrió los ojos perezosamente y vio que un pequeño monje, vestido con una túnica negra que yacía sobre una blanca lo despertaba de un modo "gentil"–. Es hora de seguir con el entrenamiento.

El shinobi masculló algo entre sueños pero obedeció y se levantó, sin saber muy bien si era de día o de noche. Sacudió su propia túnica y lo siguió a trompicones hasta lo que parecía ser un baño, porque sentía el aroma del agua, y escuchaba el rumor de aquel líquido contra la piedra de aquel templo, que más parecía una fortaleza.

-Por favor, Naruto-san. Aséese y cámbiese de ropas. Gyoma-sensei lo está esperando en el campo principal.

Él asintió mecánicamente, evidentemente más en el mundo de los sueños que en este. Se desvistió y sin pensárselo mucho se introdujo hasta el esternón; inmediatamente pudo sentir como el agua, helada, subía por su cuerpo, despertándolo y por poco arrancándole un grito que hubiese sacado del alma, sin duda alguna. En lo que se acostumbraba a la temperatura, recordaba perfectamente a Gyoma-sensei. Un tipo que inspiraba un respeto muy singular. No tendría más de cincuenta años, pero lo que más atrayente le parecía era que no había abierto sus ojos para nada…

-Soy ciego, Uzumaki-sanhabía dicho el maestro, fijándose en la exagerada atención que prestaba a sus ojos cubiertos por sus párpados– sin embargo, estos ojos me han permitido ver mucho más allá que lo que unos simples ojos permiten.

Naruto permaneció en silencio, mirando con reverencia al aludido que se sentó frente a él.

-Pocos son los que conocen el camino hasta este recinto sagrado. Dígame…¿cómo ha podido llegar hasta aquí?

-No importa cómo lo hice…he tomado este largo camino porque quiero aprender.

Al maestro pareció hacerle algo de gracia, porque miró a Naruto y luego le preguntó

-¿Estás aquí por el ojo de Samsara?

Notas varias: bueno, ¿qué puedo decirles?. No hace mucho me enganché a Naruto y hasta hace muy poco terminé de ver la primera parte y empecé a ver Shippuden. Por otro lado, me costó –mucho– más el decidirme a escribir una historia, especialmente de una pareja que he adorado. Con el transcurrir se darán cuenta de cuál es…y también de algunas cosillas que iré incorporando también. Estoy seguro de que las identificarán cuando las lean.

Por otra parte, no veo necesaria la advertencia de spoilers o algo así. Aunque puedo disculparme por usar una idea –algo– rebuscada para escribir una historia que valiese la pena, porque créanme, este fandom es enorme y encontrar una idea original no fue nada fácil. Por otra parte, se me ocurrió usar el Rin'negan, ya que la falta de información sobre la técnica deja volar la imaginación.