Visiones.

Por Lis Jade Black.

¿Qué pasa si te das cuenta de que tienes extrañas visiones? Si te enteras que con ellas puedes salvar vidas pero arriesgas la tuya. ¿Lo harías?

Notas de la autora: El primer capítulo es una especie de introducción a la historia, por lo que no contiene mucha acción.

Contenido del capítulo 1: Harry está teniendo extraños sueños, su significado es desconocido. Descubrirá que su vida cambiará mucho después de abandonar a los Dursley. Tendrá por fin su primera fiesta de cumpleaños, pero ésta puede no resultar muy agradable.

Capítulo 1.

Insomnio.

         Se encontraba allí, a unos pasos de su muerte, sin saber qué hacer…Mirando a su alrededor, tratando de no pensar en lo que estaba viendo. Con el corazón latiéndole aceleradamente, y heridas por todo el cuerpo, se sintió tan débil que notó como su respiración pasaba de ser agitada a lenta... Sin poder resistir más aquella situación, se lanzó contra el suelo, estaba frío… frío… tanto que podía sentir como todo el cuerpo se le paralizaba.

         No quiso mirar más a los lados, hizo el intento de no pensar, pero su mente estaba repleta de recuerdos y gritos confusos que no podía distinguir. Estaba solo.

         Solo.

        Por todos los rincones no se sentía más que un triste vacío. No había nadie. Todos se habían ido. Lo dejaron solo. En una terrible soledad. Lo dejaron solo... lo abandonaron, o él los abandonó a ellos.

         Veía todo tan confuso. En un abrir cerrar de ojos ellos ya no estaban. Trató de pensar que todo era una vil mentira, pero pudo verlos. Los tocó, sintió escalofríos al ver la sangre fresca cayendo por sus labios. Pero no lloró, las pequeñas gotas cristalinas se consumieron en sus ojos, no lloró pero quiso hacerlo. En un momento de desesperación como ese estaba solo, ya no había nadie que le aconsejara, ni nadie que lo rescatara de su propia vida.

         Sin embargo no lo estaba.

         El asesino de sus padres.

         Esa era la respuesta. El único hombre capaz de hacer tal barbaridad era él. De matarlos a todos justo en su presencia, era él, la  sed que tenía de poder ya era inalcanzable hasta para él mismo. Pero el poder ya no valía nada, porque no quedaba nada.

         Él se reía de las tragedias, pero no se daba cuenta que esa misma tragedia también era la suya. Si nada ni nadie para qué quería poder. Pero se apoderó de él, el supuesto poder lo cegó, le cerró los ojos de la realidad. Ahora él también estaba solo. Los dos lo estaban, solos y distantes.

         Su heroísmo resultó ser un fracaso, su fama del bueno se desvaneció, ya no podía hacerse llamar buena persona, si fue él el que hizo que el mal venciera. De todas formas, ya eso no era de importancia, ahora lo único importante eran sus ganas de morir. De estar junto a ellos otra vez. De sentir que no estaba solo.

         Quiso buscar la muerte, pero es imposible buscarla, antes, ella te encontrará a ti. Esa no era su hora, no era el día ni el momento. Tenía un deber que cumplir, pero no sabía cuál era… o tal vez sí… pero no quería hacerlo, prefería pretender que en su mente no había espacio para ese pensamiento.

         Debía matarlo.

         Debía matar al que lo hizo. Al que destruyó la vida de todos, al que le quitó su razón de vivir, al que le quitó a todos sus seres queridos, al mismo a quien ya no le debía temor.

         Observó cuidadosamente los cuerpos endebles de sus amigo, entonces su deseo de la muerte aumentó. Golpeó el suelo varias veces manchándose las manos de su misma sangre, gritando y maldiciendo… maldiciendo a ese hombre que lo arruinó todo.

         Quiso, de verdad quiso matarlo, pero el dolor acabó primero con él. Entonces fue cuando Voldemort, entonces fue cuando él…

         Lo mató.

         Un chico aproximadamente de dieciséis años, despertó asustado. Sudaba frío, todo su cuerpo temblaba, el corazón le latía aceleradamente, y la cicatriz le ardía. Enseguida buscó en la mesita de al lado sus lentes. Levantó su cuerpo, y descendió su mirada para visualizar su reloj. Marcaba las doce en punto, las doce en punto del treinta y uno de julio. Ese día cumplía exactamente diecisiete años. No se alegró, no era exactamente por el hecho, sino por esa pesadilla que había tenido.

         Aún temblaba. Pero de igual forma se alegró al ver las cartas que le habían llegado. No sabía si abrirlas o esperar hasta la mañana. A pesar de los escalofríos, no pudo negarse la curiosidad de saber cómo estaban sus amigos. Tomó las cartas con cuidado y dejó los regalos a un lado. Le dio a Hedwig una caricia y se dispuso a leer. La primera carta era por supuesto de Ron. La abrió lentamente y enseguida leyó su caligrafía.

Hola Harry.

Felicidades, ya son 17 ¿no? El año que viene seremos independientes, así me libro de una vez del fastidio de mis hermanos. ¿cómo te ha ido hasta ahora con los Dursley? Supongo que debes estar más aburrido… Pero bueno, qué te puedo decir. Hermione ha estado muy extraña conmigo últimamente, y créeme, yo sinceramente no quiero romper con ella, pero creo que va a tener que ser así, se comporta muy seca ahora.

Parece que ni siquiera ella va a poder venir, dice que se irá a Italia con sus padres, no sé si creerle, pero bueno, no te escribo para hablarte de mis sentimentalismos, sino para tratar de alegrarte tu cumpleaños.

Aquí te mando una nueva pulidora de escobas, mi papá dice que es la mejor marca que han sacado, espero que te guste y que Hermione no te regale un libro (Era broma)

Saludos

Ron.

         No se detuvo a ver el regalo, más tarde los abriría todos. Ahora quería saber qué le decía Hermione, seguramente tenía una buena razón para comportarse así con Ron. Abrió entonces rápidamente la carta con la linda caligrafía y comenzó a leer.

Querido Harry.

¡Feliz cumpleaños! Vaya, ya tienes diecisiete, que increíble, parece como si nuestro encuentro hubiese sido ayer. ¿Cómo la estás pasando? He oído unos cuantos rumores que te van a alegrar, espera a leer otras cartas más interesantes. Espero que tu cicatriz no te haya molestado, creo que este año va a ser más complicado Harry, lo que se dice por allí no es nada bueno.

Estoy aquí en Francia, es muy bonito todo, les traeré algo si puedo.

Besos y abrazos, por favor, recuerda cuidarte mucho Harry.

Hermione.

         En ninguna parte parecía haber mencionado nada de su relación con Ron. Eso se estaba tornando a raro. Se preguntaba si aquella relación acabaría... Sabía perfectamente lo mucho que había esperado su mejor amigo para que Hermione se enamorara de él. Sin embargo también estaba enterado de que a su amiga no le gustaba mucho Ron. Total, ese era su cumpleaños, no iba a pasarlo aún peor de lo que estaba con sus líos mentales. Le faltaban unas cuantas cartas, omitió la de Hogwarts y procedió con la de Hagrid. No decía mucho, simplemente que le deseaba un feliz cumpleaños. No era por verse pesimista, pero le parecía que algo andaba mal, todos estaban muy extraños.

         Por último se encontró con una de su padrino. No le causó sorpresa, en los últimos dos años había recibido más cartas de él. La abrió cuidadosamente y se echó contra la almohada. Lentamente y con entusiasmo, (Por tener noticias de su padrino) procedió a leer la carta.

Hola Harry.

Bueno, ¡creo que el motivo de esta carta es muy obvio! ¡Feliz cumpleaños! ¿Ya ves? Sí llegaste a los diecisiete, y más vivo que nunca ¿eh? Tus padres estarían muy orgullosos de verte. Pronto tendremos que tener una gran charla, porque diecisiete años son diecisiete años, y hay cosas importantes que debes saber antes de hacer ese tipo "Diversiones" que les gusta a ustedes los adolescentes. Tu regalo te lo doy cuando nos veamos, es que no sé qué quieres, así que luego salimos juntos y me dices.

«¿Salir juntos? ¡Pero si Sirius no puede salir!»

Ya sé, ya sé, te estarás preguntando cómo demonios podemos salir juntos, pero por eso precisamente necesito que leas El profeta. ¿A que no adivinas? ¡Ya soy libre! Remus lo logró, convenció a todo el mundo de la verdad. Ya ves como la verdad siempre se descubre. Ahora estamos viviendo juntos en su apartamento, pero nos vamos a mudar a una casa y queríamos que supieras que queremos que vivas con nosotros. Sé que suena extraño todo esto, pero el caso es que dentro de una semana te vienes.

Harry, estoy preocupado por ti, se rumorea mucho que Voldemort está rondando por allí, precisamente por eso es mejor que te vengas lo antes posible. Si tus tíos te dejan, vente ya a casa de Remus, luego nos mudaremos juntos. Por cierto, si te niegan una sola vez el que vengas a mudarte, iré yo mismo y arreglaré las cosas.

Respóndeme para saber si te paso buscando mañana mismo.

Atte. Sirius Black.

         Su primera reacción fue darse un pellizco en el brazo izquierdo. No podía creer lo que había leído. No podía creer que realmente, por fin, se fuera a mudar de casa y no ver más nunca a esa despreciable familia que le debía el nombre de "Tíos". Releyó la carta unas tres veces más, para asegurarse que aquello no era un sueño. Definitivamente ese iba a ser el mejor cumpleaños de su vida. Ni siquiera el permiso de sus tíos le preocupaba, porque apenas se enteraran de que se iría de allí, celebrarían una fiesta. Estaba tan emocionado por la noticia que casi no podía escribir. Lo único que le salió fue:

"Está bien Sirius, pasa por mí a las cinco"

Harry.

         Cerró el sobre y sacó a Hedwig de su jaula. Cuando se despertaron, sus tíos decidieron dejar salir a Hedwig el máximo tiempo posible, pues siempre espantaba a todos sus invitados. Esa fue una gran suerte, porque si no, ni siquiera podría escribirle a sus amigos y con más aburrimiento, peor era. Ató la carta a la pata de la lechuza y la dejó perderse entre la niebla.

         Luego procedió con los regalos, aunque tanta emoción ya le causaba dolor de cabeza.

***

         Eran las cinco en punto como habían acordado. Harry esperaba afuera de la casa de los Dursley, el saber que no iba a verlos más nunca lo hacía hasta soportar el frío. A simple vista el clima era fatal, si bien se quedaba allí cuando empezase a llover pescaría un resfriado. Sirius le había escrito a Harry que vendría con un carro, de la forma más muggle que pudiese para que sus tíos no pasaran "un mal rato", para ellos el que Harry se fuera era un milagro, pero el hecho de que fuera a vivir por fin feliz era intolerable. Miró el nuevo reloj que le había regalado Hermione, marcaba las cinco y cuarto, comenzó a irritarse, sentía unas terribles ganas de dejar Privet Drive por siempre. Miró a su alrededor y no notó nada extraño. Miró de reojo en la casa de al lado, donde solía vivir Arabella Figg, solía, porque ahora estaba muerta. Ese había sido el encuentro más próximo de Harry a la muerte, hasta ese entonces. Sin nadie que vigilara que las fuerzas malignas no tenía salvación, y menos sin poder usar su varita.

         Volteó tristemente su mirada, y la fijó en el suelo. Inmediatamente cerró los ojos, y no fue precisamente por cansancio, fue una reacción simple. Al encontrarse párpado con párpado lo horrorizó un recuerdo, pero no era un simple recuerdo, más bien parecía un tipo de señal. Vino tan rápido como se fue, recordó su sueño, volvió a verlos a todos tendidos en el suelo, sangrando e inconscientes, al presenciar esa imagen de nuevo, los abrió. Abrió los ojos y se encontró con la misma casa y la misma vista, sólo que ahora dos hombres aguardaban por él en un carro.

- Harry... ¿te ocurre algo? – Preguntó su padrino preocupado. Él no respondió, simplemente creyó hacerlo.

- Es mejor que nos vayamos ya Sirius, quiero largarme de este apestoso lugar – Dijo el chico. Su padrino miró a su acompañante algo extrañado y luego murmuró "Adolescentes" sin que su ahijado lo oyera.

       Al principio nadie parecía querer pronunciar palabra. El silencio era muy incómodo, más para lo que se suponía que era un reencuentro. Eso le inquietó más a aquel hombre, desde la primera vez que había visto a Harry le había nacido cierto amor paternal. Por su parte, Harry se sentía algo extraño, las imágenes del sueño le venían a la mente como una especie de golpes internos. Le estaba produciendo más dolor de cabeza. Suspiró mientras se recostaba su cabeza sobre la ventana, al hacerlo se escuchó un ligero "Clack" al que Remus y Sirius respondieron con una mirada. Ocultando sus pensamientos, Harry respondió a la mirada con un corto pero al parecer bastante seguro "Estoy bien".

         No encontraba divertido lo que estaba sintiendo, se suponía que en esos momentos debería estar dialogando dichosamente con su padrino, pero en vez de eso estaba más silencioso de lo normal. No solía hablar más de lo debido, eso siempre le recordaba mucho a Malfoy, él siempre hablaba mucho más de lo que debía, otra cosa que los diferenciaba mucho. Pensar en Malfoy comenzaba a sacarlo del tema de la pesadilla, lo cual le era de mucho beneficio para poder relajarse un poco. Los últimos dos años habían transcurrido velozmente, y en los dos el acercamientos de Harry con la muerte habían sido más vecinos. Pero ya no le temía a la muerte, si la vida se lo destinaba, entonces moría.

- Harry, ¿estás seguro de que te encuentras bien? – Sirius lo sacó de sus pensamientos insólitos. Esta vez parecía dispuesto a responderle, incluso de platicarle.

- Sí Sirius, ya te dije que me encuentro bien. Lo siento, es sólo que... Que tenía un poco de sueño, ayer no dormí bien porque... – Estuvo apunto de mencionar que había sido por su sueño, pero prefirió dejarlo así y no dañar el momento – Por la emoción de cumplir finalmente diecisiete, ya sabes, ser...

- ¿Un chico con libertades? De eso tenía que hablarte Harry, ya sé en lo que estás pensando, porque yo también solía pensar de esa forma, pero déjame decirte que ahora tienes muchas más responsabilidades. Mira, los chicos de tu edad suelen actuar antes de pensar, y eso está muy mal Harry, debes tomar en cuenta las consecuencias de tus actos, ya sabes... Si quieres – Remus lo cortó.

- Oh, vamos Sirius, no irás a hablarle a Harry de tus fantasías en ese entonces, no creo que él sea igual que tú en ese aspecto, Harry es aventurado, pero en forma distinta.

- No Remus, Harry es aventurado en la misma forma que solíamos serlo los tres, no quieras tratar de desmentirme, a esa edad es muy común. Ya se sienten lo suficientemente hombres para hacer cualquier cosa. Mira Harry, de lo que yo trato de hablarte es de... – Harry lo interrumpió.

- Ya sé Sirius, ya sé de qué quieres hablarme. Y créeme, no tienes nada de que preocuparte, te prometo ser responsable y todo ese cuento chino.

- No Harry, no es broma, mira, a tu edad yo le dije lo mismo a mi padre, y créeme Harry, la irresponsabilidad se volvió mi primer apellido. – Dijo en tono serio.

«Si tan sólo supiera que no estoy tan alegre por eso» - Pensó Harry.

         Se quedaron de nuevo en silencio. Sirius estaba resultando ser el padre que nunca tuvo, eso le gustaba en cierta parte. No podía pedir más que ello, pero no negaba que le hubiese gustado sentir también aunque fuera un poco de amor maternal, tal vez hasta un hermano, o una hermana. Le hubiese gustado mucho tener desde pequeño a alguien quien realmente le hubiese dado importancia, por eso, apenas conoció a Ron y a Hermione, se sintió diferente, sintió que por primera vez era querido.

- Pero fuera del tema de la responsabilidad Harry – Esta vez la mirada de Sirius se tornó de seria a pícara - ¿Cómo van esas novias? ¿Con quién andas ahora? – Remus suspiró, sabía que Sirius empezaría con eso.

- ¿Novias? No Sirius, nada que ver, por ahora no quiero nada con ninguna chica, fue suficiente con tener que soportar a Parvati, fue realmente horrible... – Su padrino se sorprendió.

- Bueno, creo que en ese punto no te pareces a tu padre. No sabes como tuvo que luchar Lily para que James dejara de ver a las otras mujeres – Suspiró – Me acuerdo de esos buenos tiempos... – Remus soltó una risa.

- ¿Te refieres a aquellos momentos cuando las chicas te veían como el Grande y guapo Sirius Black? Cuando no posabas tus ojos más que en donde no debías, vaya Sirius, pensé que ya se te había quitado esa manía. No, yo creo que Harry no va a andar de pervertido con las muchachas, él es más cortés, lo que Lily siempre había pedido para James lo tiene su hijo.

- ¿Tú crees? Nah, este ahijado mío es igual a James, ya verás, ya verás.

       El primer pensamiento de Harry ahora era Ron, él estaría realmente disfrutando aquella conversación, le hacía recordar los grandes sermones que le echaba luego Hermione por abrir la bocota y decir aquellas barbaridades. Ron, muy bien podría ser la personalidad perfecta para él, incluso le haría parecerse más a su padre, claro, eso según lo que comentaba Sirius.

- Pero explícame cómo es eso posible Harry. Ayer me encontré a Hermione y la vi muy bonita, ¿No has tratado de conquistarla? – Escuchó como Harry se reía en voz baja - ¿De qué te ríes? Es cierto...

- Sí, ya sé Sirius, pero es que Hermione es mi amiga...

- ¿Y qué? Lily tuvo una época de amiga con tu padre, y mira, te terminaron teniendo a ti, eso no justifica nada, Oh, vamos Harry, no me dirás que le temes al rechazo, además, no creo que te rechace, para mí, a ella le gustas.

- Pero Sirius...

- Ah ah – Pronunció el hombre con gesto de desacuerdo – No hay pero que valga, si quieres yo te puedo enseñar unos cuantos trucos.

- Pero... pero Sirius yo...

- Ya te dije Harry que no hay pero que valga, te ayudo y punto, o a poco no te gusta, ¡O no!, espera Harry, no me digas que tú eres...

- ¡NO! Eso no, ni se te ocurra... ¿Podrías dejarme terminar? – Sirius asintió – Bien, lo que pasa es que Ron y Hermione son novios, eso es todo.

- ¡Ah! Pero eso lo cambia todo, ¿Por qué no lo habías dicho antes? – Harry estaba apunto de responder, pero prefirió quedarse callado.

- Por qué será... – Murmuró Remus aún con la vista en dirección a la ventana.

Su padrino se había quedado algo confuso, nunca le habían gustado las indirectas de su amigo. Harry, que no quería volver a recordar aquellas imágenes, hizo el intento de buscar un tema de conversación, pero no encontraba nada interesante. No sabía qué preguntarle, y menos en esos momentos cuando tenía la mente tan revuelta. Estaba oscureciendo, ya se divisaba la luna entre unas cuantas nubes, no había llovido, no hasta ahora, y eso que el tiempo lucía aterrador.

         Aún no encontraba qué preguntarle a Sirius, pero podía seguir con su jueguito del amor, pero preguntándole sobre él, de seguro eso le encantaría, y sería una larga historia que le distraería por un buen rato, al menos lo suficiente como para llegar a casa.

- Sirius, me da curiosidad, ¿Cómo se llamaba tu primera novia? – El hombre volteó extrañado y luego sonrió.

- Una buena pregunta Harry, mi primera novia fue tu madre – Harry lo miró asombrado.

- ¿Y mi padre no se puso celoso? – Preguntó con sincera curiosidad.

- No, bueno, en realidad sí, lo que pasa es que en ese entonces no quería aceptar que le gustaba, y eso que Remus y yo siempre se lo hacíamos notar, pero nada que ver, tu padre era más terco que la misma Lily. Ninguno de los dos quería admitir que se gustaban, y así pasaron seis años hasta que por fin en séptimo se lo confesaron. Menos mal que tú no saliste igual de terco Harry, es que tus padres eran el colmo.

- Sí, incluso Lily fue novia de Sirius como unas cuatro veces. Si hubieses visto la cara que ponía James cuando los veía juntos, era de foto – Sirius hizo un ruido extraño ante el comentario de su amigo.

- Ejem, Remus, tú no tienes mucho que hablar de mis relaciones con Lily, por qué no le hablas a Harry de las tuyas.

- ¿Tú también tuviste relaciones con mi madre Remus? – Su padrino se rió ante la pregunta.

- Creo que es mejor que le preguntes con la palabra "novio", eso de relaciones suena a otra cosa.

- Ja, ja, Sirius, lo que pasa es que en esa mente tuya sólo hay malos pensamientos – Comentó su ahijado.

- Ay... Remus, no me vayas a decir que tú no lo pensaste de esa forma. Él tampoco es ningún santo Harry, ¿Por qué a mí siempre me ven como el pervertido? Yo no era ni una gota de lo que era tu padre.

- Sirius, es malo decir mentiras graves ¿Eh? Más bien James no era un gota de lo que eras tú en ese entonces.

- ¡Qué mentira! Mira no más como me dejas ante mi ahijado.

-

       Los pensamientos de Harry comenzaron a tomar otro rumbo, ahora pensaba en el pasado, el pasado, pasado antes de que él naciera. Cada vez sentía más deseos de haber podido conocer a sus padres. Permanecieron callados por el resto del camino, claro está que hasta que llegaron a la casa de Remus.

         Extrajo la jaula de Hedwig, quien dormitaba tranquilamente y luego alcanzó las maletas, los dos hombres que le acompañaban lo ayudaron, y juntos subieron al apartamento. Mientras arribaban por las escaleras, Harry tuvo que escuchar las reglas de su padrino de tener cuidado con los comentarios que hacía, puesto que allí todos los vecinos eran muggles, lo que no era algo tan difícil, después de haber vivido tanto años con ellos. Y más aún si eran los Dursley. 

         Era un apartamento pequeño y nada fuera de lo normal, pero sin embargo le encantaba. Bueno, ya el simple hecho de que no fuera ver más a sus tíos era más excitante que cualquier cosa. Tenía una gran ventana justo enfrente de la cocina, ésta estaba cubierta con unos telones cremas que procedían a difundir una luz muy tenue. El piso era liso y de mármol, las paredes eran totalmente blancas, parecían no tener ninguna mancha, o ninguna señal de suciedad.  Justo en el medio de la sala se hallaba una chimenea de madera clara, tenía algunos troncos muy pequeños esparcidos y un poco de hollín.  No obstante, había algo que le llamaba de más la atención, en la pared principal, resaltando mas que cualquier otro objeto, estaba un cuadro. Una pintura muy impactante, y lo extraño era que simplemente había una mujer, pero sus ojos no se fijaron más en su alrededor, se quedó maravillado al ver que en el cuello de aquella extraña mujer, colgaba una piedra, y precisamente esa piedra era la que captaba su atención.

- Remus... Ese cuadro... Esa mujer que está allí... – Comenzó por hablar Harry, no sabía bien cómo tornar esa conversación, pero no pudo evitar preguntarle - ¿Quién es ella... y esa piedra...

- Ah sí, ese es el famoso cuadro de Remus ¿No? Esa mujer fue la que él amó más en toda su vida pero eso no tiene importancia ahora. Te tenemos una gran sorpresa. – Se aproximó a la cocina y abrió la puerta de ésta dejando al descubierto a unas cuantas personas.

- ¡Sorpresa! – La primera que gritó y a la que Harry le pudo reconocer la voz fue a su amiga Hermione. Allí estaban todos, las únicas personas que a él le interesaban.

Muchos se le acercaron a revolverle el cabello o a darle unas palmaditas en forma de felicitación, incluso recibió abrazos y besos. Eso era lo que él siempre había querido. Una familia. Ya la tenía y obviamente se conformaba con ello. No era difícil estar satisfecho con tanta gente que lo apreciaba, porque no solamente era por su fama, realmente le querían, le querían con cariño.

Se quedó impresionado, la cocina estaba perfectamente arreglada, con muchos dulces y personas. No tenía una gran decoración, pero eso no era lo importante, para él que todos ellos estuvieran allí significaba mucho más que buenos regalos o cualquier otra cosa. Mejor sorpresa que esa no le habían podido dar. Con una gran sonrisa se acercó a cada uno de ellos y les saludó formalmente, su expresión mostraba felicidad, de verdad se sintió muy bien de pronto. Tanto así que el asunto del sueño y los otros problemas se esfumaron.

- Ven Harry, quiero presentarte a alguien – Sirius lo tomó del brazo y lo guió hasta una chica que estaba de espaldas cerca de la mesa de comida. Le tocó ligeramente el hombro y ésta volteó – Ella es Krystel y… - Muy cerca de ella se hallaba un hombre que al parecer su padrino también le quería presentar, y efectivamente, le llamó por su nombre y éste se acercó a saludar – Él es Christopher. Lo verás mucho de ahora en adelante porque será tu profesor de Defensa Contra las Artes oscuras. Chris, aquí está, ¿Verdad que es idéntico a James?

- Sí, bien parecidos. Es una lástima que James no pudo criarlo, sería más que una copia. ¿Viste Krys? James con diecisiete años. Aquellos tiempos... – Según lo que pudo observar su futuro profesor y aquella mujer tenían algún tipo de parentesco, puesto que tenían la misma mirada y los dos tenían el mismo color de ojos.

- Es tan lindo. James siempre fue lindo de joven, sólo que esos ojos… Iguales a los de Lily. Incluso igual de expresivos – Sin ningún motivo acarició la mejilla de Harry y sonrió – Espero que cuando crezcas encuentres una mujer igual a Lily.

- Eso está muy difícil – Comentó su padrino – Mujeres así no se encuentran todos los días.

- Pero hombres como tú sí, Black – Le dijo Krystel entre risas – Y muchos. Mentira Sirius, hombres guapos hay muchos, pero con tu sentido del humor no – Le besó la mejilla y se fue.

- Ya sé lo que vas a decir… - Christopher miró hacia abajo tratando de contener la risa – "Las mujeres no saben apreciar lo bueno" – Dijeron los dos al unísono. Comenzaron a reírse descontroladamente y fue en ese instante que Harry aprovechó para escaparse.

Buscaba a sus amigos, quería hablar un buen rato con ellos, lo más seguro era que no los viera después de esa fiesta. No los halló, quizás estaban juntos, después de todo eran novios, a lo mejor se estaban reconciliando. Prefirió dejarlo de esa forma e ir a charlar con otra persona. Entre todos se encontró con la señora Weasley, no hizo falta que se le acercara puesto que ella misma lo hizo. Lo atrapó en un gran abrazo y le plasmó unos cuantos besos en la frente. Con una gran sonrisa le medio gritó un "Felicitaciones", luego se aproximaron los gemelos y Ginny, ya se le hacía extraño que esta última no le hubiese saludado. Le colocaron en manos unos regalos, después tendría tiempo de abrirlos, por ahora lo más importante era disfrutar del momento.

- ¿Qué has hecho de interesante Harry? – Preguntó George - ¿Le has jugado otra broma a tu primo? ¿Le pusiste cuernos como te dije?

- ¡George! Sabes que ya estás bastante grandecito como para la gracia – Le reprimió su madre – Ahora, estate tranquilo y no hagan nada loco que los estoy observando.

- Si mamá – Dijeron los dos al mismo tiempo como niños obedientes - ¿Pero podemos explotar el apartamento? ¿No te molestas?

- Que remedio puedo usar con ustedes... Iré a hablar con Sirius, y si ven a Ron díganle que no sea maleducado y se venga a donde están todos – Y se marchó con esas últimas palabras.

- Nuestro hermanito hace más cosas malas que nosotros, desaparece de la nada y quién sabe con quien anda y qué hace... – Fred y George rieron juntos y luego se fueron a molestar a su hermano mayor.

- ¡Harry! – Hermione saltó a sus brazos y le ofreció un gran abrazo – Te andaba buscando ¿Cómo has estado? Muchas felicidades de nuevo – Iba muy bien vestida, no era una belleza natural, pero tampoco un desastre, además ya había aprendido a arreglarse bien por lo que se veía mucho mejor.

- Yo también te buscaba. He estado bien en lo que cabe… Sabes, con los Dursley nunca se está bien, pero ya eso cambiará, no tendré que verlos más y créeme, nada me hace más feliz ahora que eso. ¿y Ron, le has visto? – Hermione borró la sonrisa que llevaba y la cambió por una mueca triste. Bajó la mirada como si no quisiera revelar nada con ella.

- No lo sé… Es que hemos estado peleando un poco, creo que está enfadado conmigo. Harry… ¿Podemos hablar en privado? No es nada grave… es sólo que no quiero que toques este tema con Ron para que no empeore la cosa – El asintió – Pero ahora no... esperemos a que se vaya un poco de gente.

Ella parecía realmente muy triste, se notaba en su rostro. Le dolía ver a sus amigos peleados, nunca pensó que uno podría enamorarse de otro... Perro bueno, sucedió, ya no podían cambiar nada, y menos aún reparar una relación de amistad que ya no servía.  Ya no serían un trío, ahora Harry tendría que repartirse entre Ron y Hermione. Las cosas de la vida...

La chica se fue alejando de Harry, y se encaminó a la mesa de bebidas, donde aún se hallaban Christopher y su hermana. Les saludó alegremente y se sirvió enseguida un vaso lleno de licor. A Harry le pareció bastante extraño, se acercó un poco a ella para cerciorarse de que de verdad estaba tomando licor, y efectivamente. Prefirió no hacerle ningún comentario para no herirla y entristecerla más de lo que ya estaba, así que se alejó y decidió hablar con alguien más.

Hermione se llevó el vaso a la boca y lo tomó de un solo trago. Tomando el ejemplo de Krystel, se sirvió otro. Miró alrededor, todos estaban muy felices conversando. Todos menos ella. No estaba feliz ni animada para querer estarlo. Sabía que había cometido un gran error al haber aceptado a Ron como novio. Nada debió pasar entre ellos. Debieron conservar su amistad, pero y qué podía hacerse ahora…

Observó a Krystel cuando estaba apunto de beber la copa que le había ofrecido su hermano. En ese momento sintió una sensación muy extraña que la obligó a dejar su copa a un lado. Su mente se bloqueó completamente y sintió un ligero dolor de cabeza. Se llevó una mano a la cabeza y cuidadosamente la frotó. Algo le estaba pasando, una cantidad de letras pasaron por su cabeza como un rayo. El tiempo pareció detenerse.

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Se había ya llevado el vaso a la boca, había consumido el líquido que éste tenía adentro. Apenas pudieron pasar unos segundos. Unos segundos bastaron para que le robaran la vida a una persona. Ella se agarraba la garganta con as dos manos, tratando de luchar con el dolor. Pero era imposible. Estaba recorriendo todo su cuerpo, afectando cada una de sus partes. Comenzó a toser. Muy fuerte. Todos fijaron la vista en su persona, asustados, preguntándose qué le pasaba. ¿Se está ahogando? Se les escuchaba a algunas voces preguntar ¿Se está muriendo? Murmuraban otras. Pero ella estaba más asustada que todos.

Hermione la observaba inmóvil, sin saber qué hacer. La mujer que acababa de conocer esa noche se estaba muriendo, y ella que estaba detrás no hacía nada para evitarlo. Krystel se cayó al suelo retorciéndose por un dolor que todos desconocían, o quizás no todos. Le parecía muy extraño que de un segundo a otro le haya dado un ataque así, cuando de paso se veía tan saludable. Se agachó a ayudarle pero ya era demasiado tarde. Había sangre deslizándose por su boca. Sus ojos azules estaban abiertos como platos y de ellos rodaban algunas cortas lágrimas.

- Cómo pudo pasar? – Preguntó Sirius lanzándose en el piso para abrazar el cuerpo de Krystel. Tenía una expresión de total sufrimiento que hizo que su corazón se encogiese.

- Lo último que hizo fue tomar de éste vaso – Señaló su hermano Christopher, con lágrimas en los ojos – Debe tener algo...

Esas palabras resonaron en su cabeza una y otra vez «Debe tener algo… Debe tener algo» E hicieron que reaccionara. El contenido del vaso había sido el causante de la muerte de Krystel.

*******

Despertó de su trance. Enseguida miró a Krystel y exclamó a viva voz:

- ¡No lo bebas! – La mujer se volteó a ver a la chica, y sin esperarlo, Hermione alzó su brazo como si fuese a abofetearla y le echó la copa contra el piso.

El sonido del los pequeños trocitos de vidrio resonó por todo el apartamento, logrando que se guardara un ligero silencio. Las miradas se dirigieron severamente hacia Hermione, la cual estaba más impresionada que los otros invitados. Pasmada, la chica de cabellos marrones y alborotados salió corriendo de la cocina y se perdió de vista.

Ninguno se movió. Esperaron a que alguien reaccionara y fuese a investigar el extraño suceso... Pero nadie pensaba hacerlo. Krystel respiraba fuerte y llevaba una mano en el pecho. No tenían idea de lo que había ocurrido, y no parecían interesarse en saberlo.

- Iré a ver a Hermione – Murmuró Remus a Sirius.

El hombre salió de la cocina y persiguió el sonido del llanto. Le preocupaba algo... Como si eso le hubiese sucedido antes, y no precisamente con Hermione. Llegó hasta el baño y tocó tres veces suavemente. La chica continuaba llorando y sin querer responder. Intentó abrir la puerta, sabiendo que obviamente estaría cerrada con seguro, incluso le habló un poco, pero sin obtener resultados positivos.

- Alohomora – Susurró Remus con la varita en manos.

La puerta se abrió. Allí estaba ella, sentada en el retrete, con el rostro cubierto por sus manos. Gimiendo ligeramente. Él no sabía exactamente qué decir ni qué hacer. Decidió seguir sus instintos y abrazarla amistosamente. Ella aceptó la muestra de afecto, y lloró en los brazos de Remus.

- ¿Qué fue lo que sucedió? – Preguntó él con tranquilidad.

- No lo sé... – Esa fue la única respuesta que recibió por parte de la chica. Entendía que por esos momentos ella sólo quería desahogarse sin palabras.

- Tranquila... todo está bien... Piensa por ahora que no ha pasado nada. Cuando estés calmada reflexiona sobre lo ocurrido, no vale la pena hacerlo mientras estás en este estado...

Se quedaron unos minutos en el baño. Después el hombre la ayudó a lavarse la cara y la acompañó hasta la cocina.

Cuando entraron todos actuaban muy normales, como si nada hubiese pasado. Incluso Krystel, hablaba animadamente con su hermano y Sirius. Sin embargo Hermione sabía que muy por dentro todos ansiaban saber por qué había tomado esa actitud... Y si tan sólo ella misma lo supiera...

- ¿Quieres bailar Herms? – Le propuso su novio tratando de hacerla olvidar – Vamos, te divertirás.

- No... gracias de todas formas Ron, pero prefiero irme a descansar – Después de rechazarlo se dirigió al cuarto de visita.

Ron la siguió preocupado. Sabía que su relación con Hermione no estaba yendo del todo bien... sabía también que en cualquier momento todo acabaría, pero no podía perder ventaja ni por un segundo. Debía estar a su lado ahora que estaba deprimida. Era la oportunidad perfecta para hablar sobre ambos, para aclarar aquellos pequeños inconvenientes que se creaban poco a poco.

Se recostó en la misma cama donde ella estaba y le acarició el cabello dulcemente. La chica lloraba de nuevo. Él le preguntó por lo de Krystel, tampoco le contestó esa vez. ¿Cómo iba a hacerlo, si ni ella misma sabía por qué lo había hecho? Era una razón desconocida para él tanto como para ella.

- Vamos Herms... Sabes que bien puedes confiar en mí... – Le murmuró al oído el chico. Ella no le prestó mucha atención, sólo permanecía pensando.

¿Cómo podía animar a Hermione si no se dejaba? Se acercó más a su novia y le besó tiernamente el cuello. Rodó sus manos por aquél cuerpo femenino, y buscó respuesta a sus actos. No obstante, ella no se movió... Ni pareció sentir aquellos mimos. Él insistió entonces, buscaba sus labios, pero como no lo consiguió simplemente prosiguió en besar los hombros de la muchacha. Lentamente bajó sus manos hasta las caderas de su acompañante, y descubrió un poco la camisa...

- Ron ¡Basta! Necesito estar sola... – Le pidió Hermione con lágrimas en los ojos.

- Está bien... Lo siento... No lo volveré a hacer... Lo prometo – Se levantó de la cama y se esfumó enfadado de la habitación.

- Sólo quiero estar sola... – Repitió para sí misma.

********

Harry y Ron resolvieron irse a dormir. La reunión ya había acabado, ambos estaban agotados. Después de todo no había resultado ser algo innovador. Posteriormente al incidente de Hermione habían quedado bastante preocupados, y ni cantar cumpleaños había borrado de sus cabezas la imagen de lo que pasó. Ella no solía arrojar copas al suelo porque quisiese, algo le había ocurrido... Y ese "algo" la había impulsado a hacerlo.

El pelirrojo concilió el sueño primero. En cambio Harry por más que lo intentaba no lo lograba. Seguía pensando en aquél sueño... ¿Significaría de verdad algo? No quería que todos muriesen... Eso no pasaría realmente, pero a lo mejor tenía alguna clave.

Sin descartar la posibilidad de que el sueño indicase algo en específico, logró poco a poco cerrar los párpados sin conciencia cierta.

"La muerte está a tu alrededor Harry..".

¿Qué? ¿Quién eres?

"No quieras ser ciego, menos cuando sabes que algo anda mal..."

No quiero serlo... Jamás he querido... Yo lo único que quiero es...

"Defender a tus amigos"

Pues... sí...

"¿Estás seguro de eso? Quizás eso es lo que crees"

¿Y cómo podría diferenciarlo? Si lo creo, lo hago...

"¿No te importa tu vida? ¿Para qué interesarse en los demás, si arriesgas tu propia vida?"

Ellos harían lo mismo.

"¿Cómo te convences tanto de ello?"

Lo sé... Aún no me has respondido ¿Quién eres?

"Sólo una voz... Me interesa saber qué piensas, nada más eso. Puedes relajarte, no es una especie de análisis... simplemente una charla"

¿Con qué propósito?

"Tal vez hasta te sirva... Digo, podrías aclarar tus propias ideas"

¿Quieres decir que no debo preocuparme por mis amigos?

"No precisamente... Pero deberías fijarte un poco más en tu propia vida"

Lo hago... Sino ¿Cómo podría salvar la de los demás?

"Harry... No estás seguro de lo que dices ¿Verdad?"

En estos momentos no estoy seguro de nada...

"..."

¿Llanto? ¿De dónde proviene?

Abrió lentamente los ojos. Todo estaba igual, Ron aún continuaba dormido, la luz estaba apagada... Pero... Se escuchaba aún el llanto. Era una mujer. El ruido era débil, apenas lograba escuchar algunos gemidos, estaba seguro que era Hermione. Algo obvio apartando el hecho de lo que había sucedido en la tarde, puesto que ella era la única chica en el apartamento.

Recorrió el pasillo que daba con la sala, para luego ir al cuarto donde se hospedaba Hermione. La voz se hacía cada vez más cercana. Entró en la habitación, y en efecto, la encontró a ella sollozando. Al principio no supo como reaccionar, ella no solía llorar de esa forma. Ron y él la consideraban hasta más fuerte que ellos mismos. Había sido algo difícil de admitir.

Dio unos pasos silenciosos hasta llegar a la cama, Hermione parecía ni enterada. Se agachó y la observó fijamente por unos segundos. Ella estaba de espalda, con las sábanas cubriendo hasta el cuello. Lentamente Harry fue colocando una de sus manos sobre el hombro de la chica. Enseguida ella se puso rígida, hasta que él comenzó a acariciarle tiernamente. Allí pudo reconocer a su amigo, no le hizo falta verlo para saber que se trataba de Harry.

Rápidamente la muchacha se volteó y lo abrazó, pero antes de ello Harry se levantó para sentarse en la cama, bien sabía cuál sería la reacción de su amiga. La dejó llorar, le mimó como a una niña pequeña y al final a miró directamente a los ojos. Los de ella aún estaban colmados de lágrimas, bastantes tristes y decaídos, sin embargo profesaban un dulce agradecimiento.

- ¿Qué haces aquí Harry? Ya es tarde... – Preguntó su amiga saliendo del juego de miradas.

- No podía dormir... Y escuché que alguien lloraba, entonces... – Ella rió y lo interrumpió bromeando.

- Obviamente no te ibas a quedar de brazos cruzados sabiendo que alguien lloraba ¿A qué sí? – Él le sonrió.

- Sí... obviamente.

Volvieron a sumirse en un abrazo amistoso. Harry pudo recordar la primera vez que su amiga le había ofrecido un caluroso abrazo. En el primer curso, justo antes de enfrentarse con Voldemort. La recordaba como una de las mejores demostraciones de afecto que había recibido jamás.

- Lo mejor es que vayas a dormir, después no te despiertas mañana – Le recomendó la chica con una sonrisa – Gracias por venir, ya me siento mejor.

- No me des las gracias... Hasta mañana – Ella le respondió igualmente con un "Hasta mañana", agregando luego unos "Dulces sueños".

- Creo que prefiero no soñar – Comentó él saliendo de la habitación, dejándola a ella pensativa.

***********

El clima seguía sin favorecer, la mañana era nublada y con aspecto grisáceo. Todos desayunaban excepto Harry. Al parecer no se había levantado todavía. Sirius parecía preocupado, terminó por abandonar la mesa en busca de su ahijado. Los demás permanecieron en silencio, dejando a un lado los comentarios.

Apenas tocó la puerta de la habitación de Harry, el sonido de una regadera se extinguió. Enseguida el chico abrió la puerta y vio a su padrino. El muchacho llevaba puesta una toalla alrededor de la cintura, y tenía unas grandes ojeras, apartando el hecho de que parecía bastante dormido. Harry intentó esbozar una sonrisa, pero lo que logró fue que Sirius se asustara más aún por el estado en que estaba.

- ¿Qué demonios te ha sucedido? ¿Te asustó el coco en la noche o qué? O te has fugado para pasar la noche con otra persona...

- Tranquilo... sólo fue que no dormí bien. Ya me iba a desayunar, puedes tranquilizarte... – Lo calmó Harry.

- ¿Calmarme teniendo un ahijado zombi? ¿Te has vuelto loco? Vamos, apúrate, para que comas y se te quite la cara de fantasma que tienes...

El chico tomó una bata de baño y salió tras el hombre mayor. Pronto llegaron al comedor, y se sentaron en silencio. Hermione sonrió por unos segundos y luego continuó comiendo. Así lo hicieron todos sin pronunciar palabra. Hasta que terminaron y alguien tocó el timbre del apartamento.

Era la madre de Ron, venía en busca de él, irían a visitar a Charlie antes de que se casase con Saphire, su prometida. Molly los invitó a todos animadamente y luego apresuró a Ron porque llegarían tarde. Así la situación fue quedando cada vez más silenciosa. Harry se fue a su cuarto con pasos rápidos, seguido por Hermione, a la cual le interesaba bastante saber la razón del comportamiento de uno de sus mejores amigos.

El chico de cabellos azabache cerró la puerta de la habitación, primero dejando entrar a su amiga. Se recostó sobre la cama, indicándole a ella que también lo hiciera. Guardaron distancia, y por un rato vieron al vacío.

- ¿Soñaste algo extraño? ¿Fue eso lo que no te dejó dormir? – Interrogó la chica observándole con dulzura.

- No me mires así... No hace falta que me cuides como a un niño pequeño, estoy bien, sólo no pude dormir bien ayer... Eso fue todo – Respondió él con amargura.

- Sí, ya sé que no tuviste buen sueño, pero fue por algo ¿No? No trates de engañarme Harry, sabes que nos preocupamos por ti. Quizás tuviste una pesadilla, o recordaste algo que te inquieta...

- Te dije que no ocurre nada... Pero si quieres hacer algo por mí, te agradecería que me hablaras de otra cosa... Para despejar un poco la mente – Hermione le miró negando con la cabeza – Bien... Luego te contaré... ahora sólo háblame de otra cosa ¿Sí?

- ¿No prefieres que te deje dormir? Voy a prepararte un té. Mi madre siempre eme lo hacía cuando no podía conciliar el sueño, de seguro te servirá – Salió sin más preámbulos, dejándolo solo con sus pensamientos.

Durante el trayecto hacia la cocina, se encontró con Sirius, quien le preguntó bastante nervioso acerca de la actitud de Harry. Ella simplemente contestó "Él está bien", a lo que Sirius enseguida agregó "¿Debo tomarlo para bien o para mal?" Hermione sonrió y lo dejó hablando solo.

Tranquilamente preparó el té, por suerte estaba todo lo necesario. No tardó más de diez minutos. Tomó un vaso de cerámica y calentó el contenido. Luego se dirigió sigilosamente a la habitación de Harry, sin volverse a tropezar con Sirius. Escuchó unas voces, las reconoció enseguida. Eran Remus y el chico de la cicatriz, ambos hablando con calma sobre lo que sucedía. Lo único que llegó a escuchar con perfección fue la pregunta de Harry acerca aquél cuadro que estaba en la sala.

- ¿Quién es exactamente ella? – Cuestionó el joven con gesto dudoso.

- ¿Por qué quieres saberlo? ¿Se te ha aparecido en sueño o algo así? – Contestó con otra pregunta. Harry se quedó pensativo «Si le miento, me dirá de buenas quién es. »

- Pues sí... ayer soñé con ella, pero no habló, no hizo nada, sólo permaneció callada frente a mí – Mintió el chico.

- Creo que su espíritu no está en paz, no debes preocuparte...

- ¿Quién era? – Volvió a peguntar resaltando las dos palabras.

- Una mujer bastante especial, murió antes de que nacieras, conoció a tus padres, incluso a Sirius...

- Era tu novia... – Cada vez iba reaccionando más, ¿Por qué tanto interés por esa mujer? Ni había llegado a conocerla... – Gracias.

- Perdonen... ¿Interrumpo? – Hermione llegó con una bandeja en manos. Remus negó ligeramente, y se marchó sin palabras – Aquí tienes tu té. Espero que te caiga bien...

Harry lo bebió e intentó caer en sueño. Mientras tanto, Hermione terminaba los deberes escolares, así adelantaba y no estaba sufriendo los últimos días. Empezó con un trabajo sobre las "banshee". «Cuando alguna de estas se presenta ante un irlandés es indicador de muerte para alguno de los miembros de la familia. Muchos las describen como mujeres altas y sumamente delgadas, con cabello blanco, un traje verde y una capucha gris.. – Leyó en su mente – Vaya.. entiendo por qué a Seamus no le agradan»

- Hermione – Llamó Sirius en voz baja, pensando que Harry estaría dormido.

- Allá voy... – Dijo ella cerrando el libro. Volteó a ver si su amigo descansaba, y parecía que sí, pero ¿Qué se lo aseguraba?

- Ven, acompáñanos a la sala... – Invitó el hombre con amabilidad. Ella asintió y lo siguió.

- ¿Has logrado hablar con Harry? – Le interrogó Remus.

- No... Cuando esté listo hablará, estoy segura... Debe estar confundido, mejor dejarlo así, es preferible no crear conflictos.

Se sentó en un sillón y aceptó unas galletas que le ofreció su ex profesor de Defensa contra las Artes Oscuras. Comió un poco y se quedó pensando en nada. De nuevo sintió un ligero dolor de cabeza, esta vez un poco más fuerte. Se frotó suavemente, pero de nada sirvió, era más pronunciado aún. No aguantó y cerró los ojos. Sirius y Remus lo notaron enseguida, puesto que ella soltó un quejoso gemido.

- ¿Qué te sucede Hermione?

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Estaban sonriendo. Ron, Ginny, los gemelos, Percy... La familia Weasley felicitaba alegremente a Charlie. La novia de él también estaba alegre. Le tomaba la mano a su prometido mientras reía graciosamente. Tenía el cabello marrón y unos deslumbrantes ojos café oscuro.

- Me alegra tanto que se casen – Dijo Molly alegremente – Es una gran felicidad la que nos traes hijo.

- Mamá... – Charlie pareció sonrojarse ante el comentario.

- Vale, ¡Brindemos por la felicidad! – Exclamó Fred con entusiasmo.

- Bien, buscaré un algunas botellas – Dijo Charlie abandonando el puesto al lado de Saphire.

Lo perdieron de vista apenas él entró a la bodega. El hombre rebuscó entre bebidas y más bebidas. Tomó algunas y las fue colocando en el suelo. Otras las colocó a un lado puesto que estaban vencidas. De pronto sintió una  presencia, no estaba completamente solo. Lo primero que pensó fue "Seguro son Fred y George haciendo una de sus bromillas"

- ¿Quién está ahí? – Preguntó entre risas. No obtuvo respuestas – Vamos, salgan, Freddy y Georgy, no caeré en sus trampas – Volteó para sorprenderlos, pero no se encontró precisamente con sus hermanos, y peor aún, la verdad era que no era ninguno de los invitados.

Parecía una sombra, estaba totalmente cubierto con una capa negra, y llevaba un cuchillo en manos. Charlie no gritó ni hizo movimiento alguno, se quedó blanco al sólo ver la herramienta que tenía su acompañante. El desconocido dio un paso a frente, preparado para atacarle. Justo en ese momento se escuchó una voz femenina, rápidamente le escuchó advertir con un exclamativo "¡Cuidado!", entonces...

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- ¡Hermione! ¡Hermione! – Gritaban los dos adultos, intentando lograr que la joven abriera sus ojos y reaccionase.

- Charlie... – Nombró ella aún con los ojos cerrados. Luego cayó débilmente sobre el pecho de Sirius, el cual no dejó de mirar a Remus extrañado.

- ¿Qué es lo que sucede en esta casa? – Le preguntó sin conocimiento alguno.

- O ¿Qué le sucede a Hermione? – Ambos la miraron sin tener idea de lo que le pasaba.

Notas de la autora:

Bien, fin del primer capítulo :P No muy entretenido ¿Verdad? Bueno, de igual forma espero sus comentarios XD No me estoy guiando del quinto libro puesto que el fic ya lo tenía planeado desde hace tiempo.

Primer capítulo dedicado a Karolyna Silver.

Para el segundo capítulo:

Harry y Hermione se van del apartamento y se encuentran con cierto chico. Siguen las noches sin sueño y algunas sospechas nacen.

Dibujos:

El cuadro de la mujer: groups.msn.com/HarrPotterfics/misfanarts.msnw?action=ShowPhoto&PhotoID=212

Christopher Millian (Próximo profesor de DCLAO): groups.msn.com/HarrPotterfics/misfanarts.msnw?action=ShowPhoto&PhotoID=210

Christopher Millian y Krystel Millian (Hermanos): groups.msn.com/HarrPotterfics/misfanarts.msnw?action=ShowPhoto&PhotoID=211

.:¤ Lis Jade Black ¤:.