BLANCO Y NEGRO
Capítulo 1: El mundo ha dejado de tener sentido
Oh, no. Él volvía a estar en su camino. Como siempre. Parecía que la persiguiera. Era normal encontrar a gente por los pasillos, pero encontrar a Draco Malfoy siete veces al día y por casualidad era algo improbable. Además de desagradable, eso por descontado.
Esta vez, él estaba haciendo ver que prestaba atención a la Foca Fofa (también denominada Cara-de-Bulldog, o, menos frecuentemente, Pansy Parkinson) mientras revisaba un pergamino. A su lado, con cara de estar a punto de cometer acoso sexual (si todavía no había llegado a ese punto, cosa que Ginny dudaba), Foca Fofa gesticulaba y gritaba, tratando de atraer su atención. En vano, por supuesto. Ginny supuso que, si algún día, por casualidad, él se dignaba a mirarla, Pansy moriría intantániamente de un ataque al corazón. O quizás se ahogara en su propia baba. Escondió una sonrisa al imaginárselo.
Draco levantó la vista y la vio.
"Mierda, otra vez no" suplicó ella en silencio, suprimiendo la sonrisa, mirando al suelo con determinación y apresurando el paso sobre el suelo de mármol. Se sentía incómoda cuando él la miraba. Era como soportar el escrutinio de una estatua de hielo o algo por el estilo. Además, el cabrón era muy sexy. Aunque cabrón, claro. Todo entraba dentro de la definición de 'Draco'.
-Ginny, espera.
Se paró de golpe.
-Se te cayó en la sala común.
Ginny suspiró con alivio al reconocer la voz y se giró para sonreír.
-Oh, gracias, Nille- dijo, recogiendo la libreta que él le tendía- ¿Me has seguido hasta aquí para dármela?- añadió, con una sonrisa dulce.
-Es la tarea de Herbología que te expliqué ayer. Sólo faltaba que te la dejaras- Neville se encongió de hombros y le devolvió la sonrisa. Ginny vió de reojo como, detrás de él, Malfoy los observaba con fijeza mientras Foca Fofa saltaba delante suyo, agitando los brazos y tratando de conseguir una respuesta.
-¡Eres un encanto! Mañana en Hogsmeade te invito a una cerveza de mantequilla- prometió ella, mirando su pequeño reloj de muñeca. Todavía tenía tiempo para una mini charla-: ¿Cómo te fue el exámen de Pociones?
Neville sólo puso cara lúgubre.
-¡No pudo ir tan mal!- exclamó ella, tratando de reconfortarlo. Más allá en el corredor se oía "¡Draco! ¿Me estás escuchando?" y un sonoro bufido de exasperación (inimitablemente Malfoy).
-Oh, bueno, sólo fundí el caldero- contestó Neville con toda la naturalidad del mundo, provocando la risa de Ginny- y la poción sin terminar (de un color calabaza muy sospechoso, por cierto) llegó al suelo, destrozó los zapatos de Hermi, se mezcló con no-se-qué que alguien había tirado al suelo, explotó, y a la mitad de la clase se le quedó el pelo a lo 'afro'. Incluido Snape. A parte de eso...
Ginny rió a la pequeña explicación y contestó, tratando de animarle:
-Bueno. No te preocupes. Pudo haber ido peor.
-Ya me dirás cómo- contestó Neville, sacudiendo la cabeza de rizos castaños con abatimiento. Detrás, Draco volvía a mirar al pergamino, aunque se notaba bastante que seguía escuchando. Foca Fofa (con el pelo algo raro, ahora que Ginny lo pensaba- podría ser por culpa de la poción de Nille?) mariposeaba a su alrededor, todavía sin darse por vencida. "¿Pero lo harás o no?" "Depende. (este era Draco)" "¿De qué?" "Del tiempo que tardes en desaparecer." "¿Qué? No te entiendo. (esta era Foca Fofa, la pesada en dos sentidos)"
-Ahora ya me voy. Nos vemos luego en la biblioteca, ¿eh?- y con una última sonrisa de consuelo y un pellizco amistoso en la mejilla suave de Nille, Gin dobló la esquina.
*-*-*-*
La biblioteca no estaba ni llena ni vacía, así que se dejó caer al lado de Ron, que peleaba bravamente contra un escuadrón de problemas de transfiguración, y se dispuso a hojear su libro de Muggleología mientras esperaba a Neville.
Se podía decir que era su único amigo. Oh, claro, también estaban sus hermanos, a los que sabía que podía acudir siempre que lo necesitara, aunque cada cual iba su rollo: los dos mayores estaban en el estrangero, Percy trabajando día y noche, Fred y George conspirando siempre, inseparables, y finalmente Ron, que era su favorito pero solía ir con sus amigos. Hermione era demasiado... bueno, de hecho era una gran amiga. Pero ya tenía a Harry y Ron. Harry, su maravillosamente utópico e inalcanzable héroe no servía como amigo (hiciera lo que hiciera, Ginny tenía la sensación de que siempre sería la hermanita de Ron, lo cual era muy molesto. Además, no puedes ser amigo de alguien que provoca que tus rodillas bailen solas cada vez que lo miras). Las chicas de su curso eran demasiado superficiales para ella, además eran dos que siempre iban juntas (incluso al hablar decían lo mismo a la vez, provocando unas migrañas horrorosas a la pobre Ginny). Los chicos, bueno, estaba Colin, con el que se llevaba francamente bien, aunque con él no había más temas que 1) Harry Potter y 2) Fotografía. Como mucho, después se podía volver al tema 1. Después había un par de muchachos bastante simpáticos que se sentaban en frente de ella en el comedor. Se llamaban Paul y Peter, y los dos querían formar un grupo de música para magos, por lo que perseguían a Ginny para que cantara y al otro chico, Herbert (un gran fanático de Historia de al Magia, el único que no se dormía escuchando al profesor Binns), para que se animara a tocar el laúd. Por ahora no habían tenido mucho éxito, pero seguían insistiendo en que Ginny tenía una voz tan angelical que bla, bla, bla.
Y, finalmente, estaba Neville, o Nille, como a ella le gustaba llamarlo. Despistado y manazas, siempre estaba allí cuando Ginny necesitaba un hombro en el que apoyarse. ¿Necesitabas un pañuelo? Neville siempre tenía el suyo a mano (y limpio, que es de agradecer). ¿Aburrida? Puedes buscar a Trevor. ¿Problemas con Herbología? A veces parecía que Nille sabía más que Sprout. ¿Un abrazo? Nille siempre tenía a punto su faceta de osito de peluche para ella. ¿Su pelo estaba peor que el de Hermione? Nille siempre tenía tiempo para pasarle el peine si mientras le explicaba la poción de Dulces Sueños. Y siempre sabía como hacerla reír, como convencerla, cómo conseguir que le contara secretos. Y Ginny sabía cómo conseguir que se sintiera seguro y útil, sus problemas, lo valiente que era, sus complejos, secretos y dudas.
-Hey, Ginny. ¿Esperas a Neville?- dijo una voz grave a su espalda. Ginny, muy a su pesar, sintió sus mejillas ardiendo y se olvidó de respirar. "¡Niña estúpida!" se recriminó con furia.
-Eeeu... sí. ¿Vosotros?
Hermione dejó caer sus libros al lado de Ron y le mandó una sonrisa tipo 'Uuuuuy qué colorada estás...'. Harry (con el pelo algo electroestático - se supone que los efectos de la poción explosiva de Neville no sólo habían llegado a Pansy) se sentó enfrente de Hermi. Esto es, al ladito de Ginny, que entre el pelo y la cara ya parecía una bandera de Gryffindor, y sacó su libro de Defensa. Milagrosamente, Ginny consiguió que sus mejillas pasaran a ser sólo ligeramente rosadas. Después se intentó concentrar en el libro, pero era más difícil que una cita romántica con Lupin en luna llena, porque el aroma de galletas, hierba y quidditch de Harry le cosquilleaba en la nariz.
Sin todavía saber de qué hablaba el libro, levantó la vista para buscar a Neville. Pero no había llegado todavía. En cambio, cierto slytherin estaba sentado en la mesa de enfrente, con un libro entre las manos. Ginny dejó caer la cabeza encima de la mesa.
-¡Otra vez no!
-¿Qué?- preguntó Harry.
Ginny se incorporó rápidamente, le flasheó una sonrisa (y todo su auto-control a la basura, se había sonrojado otra vez) y, por miedo a que pensara que era una paranoica esquizofrénica sólo dijo:
-Neville llega tarde otra vez.
Harry sonrió, divertido.
-Deberías estar acostumbrada, ¿no? Pero mira, ya viene hacia aquí.
En efecto, Neville se acercaba, esquivando las mesas. Ginny le hizo una seña para que se acercara y, al contestar, él desparramó una pila de libros de unas ravenclaw de tercero por el suelo. Ginny ahogó la risa con una mano; toda la biblioteca se había girado al oír el estrépito. Todos menos uno. Ginny vio por el rabillo del ojo cómo Draco, de hecho, la estaba mirando a ella. Sin saber muy bien porqué, se le subieron los colores. Aunque, bien pensado, igual podía haber sido culpa de intentar aguantarse la risa, ¿no?
Después de muchas disculpas, Neville llegó a la mesa con los demás, pero Ginny no dejó que se sentara, sino que lo llevó detrás de una estantería.
-¿Qué pasa?- dijo Nille, en cuanto ella se detuvo entre dos estanterías.
-Eso iba a preguntar, Nillie. ¿Fuiste a la hora extra de herbología?- preguntó ella, Nille asintió- ¿Estaba Hannah Abbot?- Neville asintió otra vez, con las orejas rojas. Ginny exhibió una sonrisa trimfante- ¡Te lo dije! ¿De qué hablasteis?
-No hablamos.
-Oh, venga- Ginny frunció el ceño y ladeó la cabeza-, ¿estuviste prácticamente solo con ella en el hinvernadero una hora y media y no le dijiste nada?
-No- admitió Neville, bajando la cabeza.
-¡Pero Neville! ¡Que tienes dieciséis años! ¿Tanto cuesta decir Hola? ¿Sonreír? Oh, vamos, ¡si tienes una sonrisa preciosa!
Neville sonrió tímidamente, Ginny sacudió la cabeza.
-Si no le pides para ir al baile tú se lo pedirá otro.
Nille pareció triste.
-¿Y si me dice que no?
-Entonces es idiota- Ginny se encongió de hombros.
-No digas eso- repuso Nille, la voz cortante.
Ginny iba a disculparse cuando vio a Malfoy pasando por allí cerca (muy disimuladamente).
-Está bien. ¿Vamos a la sala común?
-¿Ahora?
-Tengo frío- se excusó Ginny, empujándolo lejos de las estanterías y de Malfoy.
*-*-*-*-*
-En serio, Gin. Si va a tardar tanto en pedírmelo, casi será mejor que se lo pida yo. Me está poniendo de los nervios.
Ginny asintió, esperando que Hermione continuara. Pero Hermione sólo tomó un trago de su cerveza de mantequilla y preguntó:
-¿Tú qué crees?
-Creo que quiere preguntártelo él, pero si tú se lo pidieras le solucionarías la vida- dijo. Hermione agitó una mano, no quería dar el paso ella-. Entonces tendrás que esperar, al fin y al cabo todavía queda un mes para el baile. Pero si quieres ya hablaré con él para que se dé prisa... ¡para eso es mi hermano! Aunque no creo que me cuente nada, no se puede hablar con él sobre ti. Siempre suelta cualquier excusa y se larga.
-Bueno, pues gracias. ¿Y tú? ¿Tienes pareja?- preguntó Hermione, pasándose una mano por el pelo (ya electroestático de natural, sin ningun tipo de ayuda de Neville) tratando de alisarlo para recogerlo en una cola baja.
-Pues es muy raro, ya me lo han pedido tres chicos- explicó Ginny, encogiéndose de hombros y mirando fijamente cómo Madame Rosmerta limpiaba vasos sin parar en la barra.
-¿Tres?
-Sí- afirmó Ginny, encogiéndose de hombros. Realmente no lo entendía-. Seamus, Herbert (el de mi curso, sabes?), y un chico de Ravenclaw al que no conocía de nada antes. Sí, ése que tiene los ojos violetas, ¿no sabes cómo se llama? No tengo ni idea de porqué.
-¿Aceptaste a alguno? Seamus te lo habrá pedido porque Lavender va con uno de Hufflepuff, ¡pero ése de Ravenclaw no está nada mal!
-No... quiero ver si este año tengo suerte con Harry.
Hermione asintió, luego pareció acordarse de algo:
-¡Hablando de Harry! Yo me marcho ya, he quedado con los chicos ahora. ¡Gracias por todo!
-Está bien. Si ves a Nille le dices que le espero, ¿eh?
Hermione asintió, sonriente. Se encasquetó el pelo en su gorro de tercipelo verde y se dirigió a la barra, dio unas monedas a Madame Rosmerta y se largó. Ginny observó las burbujitas de su cerveza un rato, luego sacó su viejo ejemplar de El Señor de los Anillos. No sabía muy bien porqué, pero los hobbits siempre le recordaban a Neville. Especialmente Sam. Y Eowyn, la dama guerrera, era el personaje favorito de Ginny. Había leído docenas de veces el libro entero, había protegido sus cubiertas con encantamientos anti-pérdida y de impermeabilidad, y todo el libro estaba subrayado, tenía pequeñas notas a los márgenes y ya se abría solo por las partes favoritas de Ginny. a veces, de entre página y página emergían los dibujos de personajes que Nille había hecho para ella (no os sorprendáis si resulta que Nille sabe dibujar muy bien, ¡no puede ser patoso en todo! Además os avanzo que también tiene mano para los animales -exceptuando tortugas cabezotas-, la cocina y la poesía). Estaban todos los hobbits, y también los miembros de la Compañía y Eowyn con su espada y su cota de malla, Bilbo Bolsón, Galadriel reina de los elfos y muchos otros, que Gin guardaba con cuidado.
Estaba a punto de llegar a uno de sus momentos favoritos cuando la puerta de las Tres Escobas se abrió de golpe, dejando pasar a... Draco Malfoy. Obviamente. El pelo, mojado de lluvia, le caía lacio y pegadizo sobre los ojos y las sienes. Llevaba una chaqueta de cuero oscuro, una camisa negra desabrochada y, debajo, una camiseta gris empapada. El conjunto acababa con unos tejanos con cara de ser extremadamente caros y unas botas que seguramente valían más que todos los zapatos de Ginny y de sus hermanos juntos (y probablemente más que todos los zapatos de la torre de Griffindor también). Ginny le dirigió una mirada de agobio y volvió a concentrarse en el libro. Malfoy se encantó a si mismo para secarse rápidamente (no hay que preocuparse: no hace falta que las camisetas estén mojadas para que se peguen a la piel y provoquen que Ginny meta la nariz en el libro literalmente tratando de no mirarlo). Se dejó caer en la mesa de al lado de Ginny, pidió vodka con lima y se dedicó a observar Ginny, que simplemente miraba al libro como si fuera a agujerearlo telepáticamente.
Gin se estaba poniendo nerviosa. Muy, muy nerviosa. Y, con todo el morro del mundo, se levantó y se sentó cara a cara con Draco Malfoy.
-¿Qué coño quieres, Malfoy?
Él pareció sorprendido, pero no acobardado. Más bien divertido por un ataque frontal que no había previsto. Y lo dijo, sin rodeos, dejando a Ginny boqueando como un pez por la sorpresa. Dijo:
-Ven al baile conmigo.
-Y una mierda, Malfoy. ¿Qué quieres?
-Parece que no ahorras palabras malsonantes. ¿Eso es común en todos los Gryffindor o sólo en las niñitas con demasiados hermanos mayores?- comentó él, sonriendo. Ginny no consideró esa sonrisa como agradable, pero él no le dio tiempo a contestar, sino que continuó-: ¿"Y una mierda" es un sí o un no?
-Un no rotundo- clarificó Ginny, sacudiendo sus rizos color cobre-. ¿A qué viene la pregunta?
-No era una pregunta.
-Mala suerte- terminó Ginny, sin acabarse de creer la conversación. Parecía demasiado irreal, imposible y estúpida. Malfoy la miraba fijamente de esa manera tan fría, el vaso alto lleno de líquido verde sin tocar en la mesa, el pelo perfectamente peinado y brillante.
-Míralo como un trato.
Ginny lo interrogó con la mirada.
-¿De qué hablas? ¿Porqué tendría que ir contigo? ¿Porqué me lo pides?
-Supongo que sabes lo de la lista- explicó Malfoy con tono de voz de trabajo. Exactamente como si estuvieran en una reunión de negocios o hablando con Percy.
-No.
-¿No? Vaya- Tomó un sorbo de su vaso, pensativo-. Resulta que se hizo una lista de las chicas más guapas, atractivas, o como quieras llamarlo, de Hogwarts. Quedaste entre las primeras... la cuarta creo- continuaba sin fijar la mirada, sólamente observando a lo lejos-. La primera era Cindy Brewer, de séptimo. Una 'Hufflepuff' (dijo Hufflepuff como quien dice basura o payaso). No me interesó porque es sangresucia (sangresucia pronunciado como 'caca de vaca'). La segunda es Cho Chang, que no va a ir al baile. Ya se lo he pedido. En tercera posición... Padma y Parvati Patil. Se pasan el día peleando por mí (aquí un gesto de desinterés con la mano), así que son poco interesantes. En cuarto lugar quedas tú- aquí sí fijó sus ojos de gato en ella, esperando una respuesta.
Sonrojándose en contra de su voluntad, Ginny se encogió de hombros.
-Lo siento. ¿Qué digo? Estoy encantada de decirte que no. Prueba con la quinta.
Draco sacudió la cabeza.
-Iré contigo, Weasley.
-Déjame adivinar porqué quieres eso- dijo Ginny a los ojos de gato- Primero, soy la segunda opción de Harry. Cho no irá, así que si Harry me lo pide y yo voy contigo...
Draco asintió, pareciendo complacido.
-Hay más. ¿Las adivinas?
-¿Como por ejemplo que parecería que hago lo que tú quieres? ¿La cara que pondría Ron? ¿La cara de la Fo... digo Parkinson? ¿Que mis padres me encerrarían en San Mungo?
Draco asintió, divertido.
-Falta una.
Ginny lo miró inquisitivamente.
-¿Cuál?
Draco rió de un modo definitivamente desagradable.
-¿No sabes lo de las fotos?
-¿Qué fotos?- Ginny entornó los ojos, tratando de adivinar en la mirada helada de Malfoy.
-Este verano. Viaje a Egipto. La playa. Tú en biquini. Fotos. Colin. Por todo el colegio.
Ginny se levantó de golpe de la mesa.
-Mientes- siseó. Había ido a la playa con su familia en Egipto y llevaba biquini, pero de ahí a pensar que Colin, al revelar las fotos para ella, había repartido la foto del biquini por la escuela...
Draco la miró, todavía sentado.
-No miento. Crabbe amplió una copia y la tiene colgada en la pared. Le costó diez sickles y siete knuts...
Ginny lo miró fijamente, todavía en pie. Tenía que mentir. Nille se lo habría dicho, o Ron... aunque Ron, de hecho, le había recomendado (muy en su rol de hermano mayor) que fuera con cuidado con 'todos esos idiotas salidos'. En ese momento, Ginny no había entendido a qué se refería. Draco continuó hablando:
-El biquini es turquesa. Tienes una pelota de playa amarilla en una mano. Llevabas un amuleto en el cuello. ¿Por qué iba a mentirte en eso?
Ella pensaba con rapidez, todavía mirándolo con cara de póquer. El biquini, la pelota, el amuleto, todo encajaba. Maldito Colin. Y encajaba también con ciertas miradas recibidas, con los chicos que le pidieron paara ir al baile y con el ojo morado de Colin hacía unas tres semanas (probablemente a causa de Ron).
-¿Así que me lo has pedido por la foto? Menos mal, me alegro de saber que sólo es por eso. No hubiera soportado gustarte.
-En mi opinión- dijo Malfoy despreocupadamente, observando el vaso antes de dar otro trago- estás demasiado delgada y te falta pecho. Pero lo que importa es que muchos quieren ir contigo. Pero voy a ser yo quien te consiga. ¿Aceptarás si te pago?
Ginny estaba, ahora, furiosa. Muy, muy furiosa.
-¿Qué te has creído? ¿Cómo te atreves a ofrecerme dinero?- notaba sus mejillas ardiendo mientras contestaba, cada vez más fuerte- Vete a la mierda. No voy a ir contigo. Preferiría ir con un troll.
-¿Por qué?- preguntó él, sin parecer ofendido o sorprendido. Sólo impasible como una montaña.
-No vales le pena- respondió ella con desdén, recogiendo su capa y andando hacia la salida. Daba igual que Nille no hubiera llegado, no se quería quedar allí. Pero la voz de Malfoy a su lado la detuvo.
-¿Ah no? ¿Por qué?
Ginny se volteó para fusilarlo con la mirada. Él se había levantado tras ella, dejando dos pequeños sickles al lado del vaso casi lleno. Ahora estaban los dos de pie en medio del bar, atrayendo bastantes miradas curiosas.
-Porque no- dijo, cortante, antes de salir a la lluvia. No quería montar una escena allí enmedio.
-¿Y si te digo que valgo la pena?- insistió él, siguiéndola hasta la calle. Se giró otra vez para mirarlo. La seguía de cerca, pero ni siquiera parecía interesado. Apretó el paso, pero él mantuvo la distancia sin aparente esfuerzo. Y hacía frío y la lluvia helada le empapaba el pelo (medio recogido en dos colas de bucles rojizos) y se colaba a traición por el cuello y la espalda. Se paró bajo un porche, Malfoy se materializó a su lado.
-¿Ahora qué demonios quieres?
Malfoy se acercó más, podía oler su peculiar aroma a bosque, lluvia, aftershave y chaqueta de cuero (awww).
-No me gusta que alguien crea que no valgo la pena. Aunque sea una Weasley.
Ginny soltó un bufido sarcástico.
-Pues demuéstralo. Demuestra que mereces que pierda mi tiempo contigo.
Malfoy le volteó la cara y la besó.
Ginny sintió que se le erizaba la piel del cuello. El besaba sin dulzura ni pasión, más bien con la seguridad e indiferencia que lo caracterizaban, los labios rozando los suyos con suavidad. Estuvo tentada de ceder al hechizo, pero lo empujó bruscamente lejos de sí.
-¿Qué haces?- exclamó, cortante, a través de la lluvia y el escozor de las mejillas.
El parecía enteramente compuesto. Empapado, pero compuesto.
-Dijiste que lo demostrara.
-Así no, gilipollas.
-No disimules.
Ginny le clavó una mirada que podría haber agujereado metal, Malfoy sólo hizo una mueca parecida a la sonrisa de un tiburón a la hora de comer.
-Piérdete, Malfoy- se despidió ella, echando a andar otra vez.
-Por cierto- dijo él, y continuó aunque ella siguió andando-, me gusta el lunar que tienes cerca del ombligo.
-Maldito Colin- murmuró ella, girando la esquina y perdiéndolo de vista definitivamente. Llegó a la puerta de Las Tres Escobas, donde Neville la esperaba.
-¿Qué ha pasado?- preguntó él cuando le vio la cara.
-Malfoy me ha besado. El mundo ha dejado de tener sentido.
*-*-*-*-*
N/A: ¿Cómo ha ido? Esta vez estoy intentando que la trama no sea tan lineal como 'Buscándote en la oscuridad'... ¿Lo conseguiré?
Me encanta esta Ginny, es de los mejores personajes femeninos que he hecho. Y que conste que no es una Mary-Sue. No, no, es mucho más divertida que yo. Y dice más palabrotas.
Bueno, ¿me dejáis review o no?
¿Por favor?
Por cierto... Malfoy no firma autógrafos. Colin sí, pero nadie se lo pide. Por pervertido.
Capítulo 1: El mundo ha dejado de tener sentido
Oh, no. Él volvía a estar en su camino. Como siempre. Parecía que la persiguiera. Era normal encontrar a gente por los pasillos, pero encontrar a Draco Malfoy siete veces al día y por casualidad era algo improbable. Además de desagradable, eso por descontado.
Esta vez, él estaba haciendo ver que prestaba atención a la Foca Fofa (también denominada Cara-de-Bulldog, o, menos frecuentemente, Pansy Parkinson) mientras revisaba un pergamino. A su lado, con cara de estar a punto de cometer acoso sexual (si todavía no había llegado a ese punto, cosa que Ginny dudaba), Foca Fofa gesticulaba y gritaba, tratando de atraer su atención. En vano, por supuesto. Ginny supuso que, si algún día, por casualidad, él se dignaba a mirarla, Pansy moriría intantániamente de un ataque al corazón. O quizás se ahogara en su propia baba. Escondió una sonrisa al imaginárselo.
Draco levantó la vista y la vio.
"Mierda, otra vez no" suplicó ella en silencio, suprimiendo la sonrisa, mirando al suelo con determinación y apresurando el paso sobre el suelo de mármol. Se sentía incómoda cuando él la miraba. Era como soportar el escrutinio de una estatua de hielo o algo por el estilo. Además, el cabrón era muy sexy. Aunque cabrón, claro. Todo entraba dentro de la definición de 'Draco'.
-Ginny, espera.
Se paró de golpe.
-Se te cayó en la sala común.
Ginny suspiró con alivio al reconocer la voz y se giró para sonreír.
-Oh, gracias, Nille- dijo, recogiendo la libreta que él le tendía- ¿Me has seguido hasta aquí para dármela?- añadió, con una sonrisa dulce.
-Es la tarea de Herbología que te expliqué ayer. Sólo faltaba que te la dejaras- Neville se encongió de hombros y le devolvió la sonrisa. Ginny vió de reojo como, detrás de él, Malfoy los observaba con fijeza mientras Foca Fofa saltaba delante suyo, agitando los brazos y tratando de conseguir una respuesta.
-¡Eres un encanto! Mañana en Hogsmeade te invito a una cerveza de mantequilla- prometió ella, mirando su pequeño reloj de muñeca. Todavía tenía tiempo para una mini charla-: ¿Cómo te fue el exámen de Pociones?
Neville sólo puso cara lúgubre.
-¡No pudo ir tan mal!- exclamó ella, tratando de reconfortarlo. Más allá en el corredor se oía "¡Draco! ¿Me estás escuchando?" y un sonoro bufido de exasperación (inimitablemente Malfoy).
-Oh, bueno, sólo fundí el caldero- contestó Neville con toda la naturalidad del mundo, provocando la risa de Ginny- y la poción sin terminar (de un color calabaza muy sospechoso, por cierto) llegó al suelo, destrozó los zapatos de Hermi, se mezcló con no-se-qué que alguien había tirado al suelo, explotó, y a la mitad de la clase se le quedó el pelo a lo 'afro'. Incluido Snape. A parte de eso...
Ginny rió a la pequeña explicación y contestó, tratando de animarle:
-Bueno. No te preocupes. Pudo haber ido peor.
-Ya me dirás cómo- contestó Neville, sacudiendo la cabeza de rizos castaños con abatimiento. Detrás, Draco volvía a mirar al pergamino, aunque se notaba bastante que seguía escuchando. Foca Fofa (con el pelo algo raro, ahora que Ginny lo pensaba- podría ser por culpa de la poción de Nille?) mariposeaba a su alrededor, todavía sin darse por vencida. "¿Pero lo harás o no?" "Depende. (este era Draco)" "¿De qué?" "Del tiempo que tardes en desaparecer." "¿Qué? No te entiendo. (esta era Foca Fofa, la pesada en dos sentidos)"
-Ahora ya me voy. Nos vemos luego en la biblioteca, ¿eh?- y con una última sonrisa de consuelo y un pellizco amistoso en la mejilla suave de Nille, Gin dobló la esquina.
*-*-*-*
La biblioteca no estaba ni llena ni vacía, así que se dejó caer al lado de Ron, que peleaba bravamente contra un escuadrón de problemas de transfiguración, y se dispuso a hojear su libro de Muggleología mientras esperaba a Neville.
Se podía decir que era su único amigo. Oh, claro, también estaban sus hermanos, a los que sabía que podía acudir siempre que lo necesitara, aunque cada cual iba su rollo: los dos mayores estaban en el estrangero, Percy trabajando día y noche, Fred y George conspirando siempre, inseparables, y finalmente Ron, que era su favorito pero solía ir con sus amigos. Hermione era demasiado... bueno, de hecho era una gran amiga. Pero ya tenía a Harry y Ron. Harry, su maravillosamente utópico e inalcanzable héroe no servía como amigo (hiciera lo que hiciera, Ginny tenía la sensación de que siempre sería la hermanita de Ron, lo cual era muy molesto. Además, no puedes ser amigo de alguien que provoca que tus rodillas bailen solas cada vez que lo miras). Las chicas de su curso eran demasiado superficiales para ella, además eran dos que siempre iban juntas (incluso al hablar decían lo mismo a la vez, provocando unas migrañas horrorosas a la pobre Ginny). Los chicos, bueno, estaba Colin, con el que se llevaba francamente bien, aunque con él no había más temas que 1) Harry Potter y 2) Fotografía. Como mucho, después se podía volver al tema 1. Después había un par de muchachos bastante simpáticos que se sentaban en frente de ella en el comedor. Se llamaban Paul y Peter, y los dos querían formar un grupo de música para magos, por lo que perseguían a Ginny para que cantara y al otro chico, Herbert (un gran fanático de Historia de al Magia, el único que no se dormía escuchando al profesor Binns), para que se animara a tocar el laúd. Por ahora no habían tenido mucho éxito, pero seguían insistiendo en que Ginny tenía una voz tan angelical que bla, bla, bla.
Y, finalmente, estaba Neville, o Nille, como a ella le gustaba llamarlo. Despistado y manazas, siempre estaba allí cuando Ginny necesitaba un hombro en el que apoyarse. ¿Necesitabas un pañuelo? Neville siempre tenía el suyo a mano (y limpio, que es de agradecer). ¿Aburrida? Puedes buscar a Trevor. ¿Problemas con Herbología? A veces parecía que Nille sabía más que Sprout. ¿Un abrazo? Nille siempre tenía a punto su faceta de osito de peluche para ella. ¿Su pelo estaba peor que el de Hermione? Nille siempre tenía tiempo para pasarle el peine si mientras le explicaba la poción de Dulces Sueños. Y siempre sabía como hacerla reír, como convencerla, cómo conseguir que le contara secretos. Y Ginny sabía cómo conseguir que se sintiera seguro y útil, sus problemas, lo valiente que era, sus complejos, secretos y dudas.
-Hey, Ginny. ¿Esperas a Neville?- dijo una voz grave a su espalda. Ginny, muy a su pesar, sintió sus mejillas ardiendo y se olvidó de respirar. "¡Niña estúpida!" se recriminó con furia.
-Eeeu... sí. ¿Vosotros?
Hermione dejó caer sus libros al lado de Ron y le mandó una sonrisa tipo 'Uuuuuy qué colorada estás...'. Harry (con el pelo algo electroestático - se supone que los efectos de la poción explosiva de Neville no sólo habían llegado a Pansy) se sentó enfrente de Hermi. Esto es, al ladito de Ginny, que entre el pelo y la cara ya parecía una bandera de Gryffindor, y sacó su libro de Defensa. Milagrosamente, Ginny consiguió que sus mejillas pasaran a ser sólo ligeramente rosadas. Después se intentó concentrar en el libro, pero era más difícil que una cita romántica con Lupin en luna llena, porque el aroma de galletas, hierba y quidditch de Harry le cosquilleaba en la nariz.
Sin todavía saber de qué hablaba el libro, levantó la vista para buscar a Neville. Pero no había llegado todavía. En cambio, cierto slytherin estaba sentado en la mesa de enfrente, con un libro entre las manos. Ginny dejó caer la cabeza encima de la mesa.
-¡Otra vez no!
-¿Qué?- preguntó Harry.
Ginny se incorporó rápidamente, le flasheó una sonrisa (y todo su auto-control a la basura, se había sonrojado otra vez) y, por miedo a que pensara que era una paranoica esquizofrénica sólo dijo:
-Neville llega tarde otra vez.
Harry sonrió, divertido.
-Deberías estar acostumbrada, ¿no? Pero mira, ya viene hacia aquí.
En efecto, Neville se acercaba, esquivando las mesas. Ginny le hizo una seña para que se acercara y, al contestar, él desparramó una pila de libros de unas ravenclaw de tercero por el suelo. Ginny ahogó la risa con una mano; toda la biblioteca se había girado al oír el estrépito. Todos menos uno. Ginny vio por el rabillo del ojo cómo Draco, de hecho, la estaba mirando a ella. Sin saber muy bien porqué, se le subieron los colores. Aunque, bien pensado, igual podía haber sido culpa de intentar aguantarse la risa, ¿no?
Después de muchas disculpas, Neville llegó a la mesa con los demás, pero Ginny no dejó que se sentara, sino que lo llevó detrás de una estantería.
-¿Qué pasa?- dijo Nille, en cuanto ella se detuvo entre dos estanterías.
-Eso iba a preguntar, Nillie. ¿Fuiste a la hora extra de herbología?- preguntó ella, Nille asintió- ¿Estaba Hannah Abbot?- Neville asintió otra vez, con las orejas rojas. Ginny exhibió una sonrisa trimfante- ¡Te lo dije! ¿De qué hablasteis?
-No hablamos.
-Oh, venga- Ginny frunció el ceño y ladeó la cabeza-, ¿estuviste prácticamente solo con ella en el hinvernadero una hora y media y no le dijiste nada?
-No- admitió Neville, bajando la cabeza.
-¡Pero Neville! ¡Que tienes dieciséis años! ¿Tanto cuesta decir Hola? ¿Sonreír? Oh, vamos, ¡si tienes una sonrisa preciosa!
Neville sonrió tímidamente, Ginny sacudió la cabeza.
-Si no le pides para ir al baile tú se lo pedirá otro.
Nille pareció triste.
-¿Y si me dice que no?
-Entonces es idiota- Ginny se encongió de hombros.
-No digas eso- repuso Nille, la voz cortante.
Ginny iba a disculparse cuando vio a Malfoy pasando por allí cerca (muy disimuladamente).
-Está bien. ¿Vamos a la sala común?
-¿Ahora?
-Tengo frío- se excusó Ginny, empujándolo lejos de las estanterías y de Malfoy.
*-*-*-*-*
-En serio, Gin. Si va a tardar tanto en pedírmelo, casi será mejor que se lo pida yo. Me está poniendo de los nervios.
Ginny asintió, esperando que Hermione continuara. Pero Hermione sólo tomó un trago de su cerveza de mantequilla y preguntó:
-¿Tú qué crees?
-Creo que quiere preguntártelo él, pero si tú se lo pidieras le solucionarías la vida- dijo. Hermione agitó una mano, no quería dar el paso ella-. Entonces tendrás que esperar, al fin y al cabo todavía queda un mes para el baile. Pero si quieres ya hablaré con él para que se dé prisa... ¡para eso es mi hermano! Aunque no creo que me cuente nada, no se puede hablar con él sobre ti. Siempre suelta cualquier excusa y se larga.
-Bueno, pues gracias. ¿Y tú? ¿Tienes pareja?- preguntó Hermione, pasándose una mano por el pelo (ya electroestático de natural, sin ningun tipo de ayuda de Neville) tratando de alisarlo para recogerlo en una cola baja.
-Pues es muy raro, ya me lo han pedido tres chicos- explicó Ginny, encogiéndose de hombros y mirando fijamente cómo Madame Rosmerta limpiaba vasos sin parar en la barra.
-¿Tres?
-Sí- afirmó Ginny, encogiéndose de hombros. Realmente no lo entendía-. Seamus, Herbert (el de mi curso, sabes?), y un chico de Ravenclaw al que no conocía de nada antes. Sí, ése que tiene los ojos violetas, ¿no sabes cómo se llama? No tengo ni idea de porqué.
-¿Aceptaste a alguno? Seamus te lo habrá pedido porque Lavender va con uno de Hufflepuff, ¡pero ése de Ravenclaw no está nada mal!
-No... quiero ver si este año tengo suerte con Harry.
Hermione asintió, luego pareció acordarse de algo:
-¡Hablando de Harry! Yo me marcho ya, he quedado con los chicos ahora. ¡Gracias por todo!
-Está bien. Si ves a Nille le dices que le espero, ¿eh?
Hermione asintió, sonriente. Se encasquetó el pelo en su gorro de tercipelo verde y se dirigió a la barra, dio unas monedas a Madame Rosmerta y se largó. Ginny observó las burbujitas de su cerveza un rato, luego sacó su viejo ejemplar de El Señor de los Anillos. No sabía muy bien porqué, pero los hobbits siempre le recordaban a Neville. Especialmente Sam. Y Eowyn, la dama guerrera, era el personaje favorito de Ginny. Había leído docenas de veces el libro entero, había protegido sus cubiertas con encantamientos anti-pérdida y de impermeabilidad, y todo el libro estaba subrayado, tenía pequeñas notas a los márgenes y ya se abría solo por las partes favoritas de Ginny. a veces, de entre página y página emergían los dibujos de personajes que Nille había hecho para ella (no os sorprendáis si resulta que Nille sabe dibujar muy bien, ¡no puede ser patoso en todo! Además os avanzo que también tiene mano para los animales -exceptuando tortugas cabezotas-, la cocina y la poesía). Estaban todos los hobbits, y también los miembros de la Compañía y Eowyn con su espada y su cota de malla, Bilbo Bolsón, Galadriel reina de los elfos y muchos otros, que Gin guardaba con cuidado.
Estaba a punto de llegar a uno de sus momentos favoritos cuando la puerta de las Tres Escobas se abrió de golpe, dejando pasar a... Draco Malfoy. Obviamente. El pelo, mojado de lluvia, le caía lacio y pegadizo sobre los ojos y las sienes. Llevaba una chaqueta de cuero oscuro, una camisa negra desabrochada y, debajo, una camiseta gris empapada. El conjunto acababa con unos tejanos con cara de ser extremadamente caros y unas botas que seguramente valían más que todos los zapatos de Ginny y de sus hermanos juntos (y probablemente más que todos los zapatos de la torre de Griffindor también). Ginny le dirigió una mirada de agobio y volvió a concentrarse en el libro. Malfoy se encantó a si mismo para secarse rápidamente (no hay que preocuparse: no hace falta que las camisetas estén mojadas para que se peguen a la piel y provoquen que Ginny meta la nariz en el libro literalmente tratando de no mirarlo). Se dejó caer en la mesa de al lado de Ginny, pidió vodka con lima y se dedicó a observar Ginny, que simplemente miraba al libro como si fuera a agujerearlo telepáticamente.
Gin se estaba poniendo nerviosa. Muy, muy nerviosa. Y, con todo el morro del mundo, se levantó y se sentó cara a cara con Draco Malfoy.
-¿Qué coño quieres, Malfoy?
Él pareció sorprendido, pero no acobardado. Más bien divertido por un ataque frontal que no había previsto. Y lo dijo, sin rodeos, dejando a Ginny boqueando como un pez por la sorpresa. Dijo:
-Ven al baile conmigo.
-Y una mierda, Malfoy. ¿Qué quieres?
-Parece que no ahorras palabras malsonantes. ¿Eso es común en todos los Gryffindor o sólo en las niñitas con demasiados hermanos mayores?- comentó él, sonriendo. Ginny no consideró esa sonrisa como agradable, pero él no le dio tiempo a contestar, sino que continuó-: ¿"Y una mierda" es un sí o un no?
-Un no rotundo- clarificó Ginny, sacudiendo sus rizos color cobre-. ¿A qué viene la pregunta?
-No era una pregunta.
-Mala suerte- terminó Ginny, sin acabarse de creer la conversación. Parecía demasiado irreal, imposible y estúpida. Malfoy la miraba fijamente de esa manera tan fría, el vaso alto lleno de líquido verde sin tocar en la mesa, el pelo perfectamente peinado y brillante.
-Míralo como un trato.
Ginny lo interrogó con la mirada.
-¿De qué hablas? ¿Porqué tendría que ir contigo? ¿Porqué me lo pides?
-Supongo que sabes lo de la lista- explicó Malfoy con tono de voz de trabajo. Exactamente como si estuvieran en una reunión de negocios o hablando con Percy.
-No.
-¿No? Vaya- Tomó un sorbo de su vaso, pensativo-. Resulta que se hizo una lista de las chicas más guapas, atractivas, o como quieras llamarlo, de Hogwarts. Quedaste entre las primeras... la cuarta creo- continuaba sin fijar la mirada, sólamente observando a lo lejos-. La primera era Cindy Brewer, de séptimo. Una 'Hufflepuff' (dijo Hufflepuff como quien dice basura o payaso). No me interesó porque es sangresucia (sangresucia pronunciado como 'caca de vaca'). La segunda es Cho Chang, que no va a ir al baile. Ya se lo he pedido. En tercera posición... Padma y Parvati Patil. Se pasan el día peleando por mí (aquí un gesto de desinterés con la mano), así que son poco interesantes. En cuarto lugar quedas tú- aquí sí fijó sus ojos de gato en ella, esperando una respuesta.
Sonrojándose en contra de su voluntad, Ginny se encogió de hombros.
-Lo siento. ¿Qué digo? Estoy encantada de decirte que no. Prueba con la quinta.
Draco sacudió la cabeza.
-Iré contigo, Weasley.
-Déjame adivinar porqué quieres eso- dijo Ginny a los ojos de gato- Primero, soy la segunda opción de Harry. Cho no irá, así que si Harry me lo pide y yo voy contigo...
Draco asintió, pareciendo complacido.
-Hay más. ¿Las adivinas?
-¿Como por ejemplo que parecería que hago lo que tú quieres? ¿La cara que pondría Ron? ¿La cara de la Fo... digo Parkinson? ¿Que mis padres me encerrarían en San Mungo?
Draco asintió, divertido.
-Falta una.
Ginny lo miró inquisitivamente.
-¿Cuál?
Draco rió de un modo definitivamente desagradable.
-¿No sabes lo de las fotos?
-¿Qué fotos?- Ginny entornó los ojos, tratando de adivinar en la mirada helada de Malfoy.
-Este verano. Viaje a Egipto. La playa. Tú en biquini. Fotos. Colin. Por todo el colegio.
Ginny se levantó de golpe de la mesa.
-Mientes- siseó. Había ido a la playa con su familia en Egipto y llevaba biquini, pero de ahí a pensar que Colin, al revelar las fotos para ella, había repartido la foto del biquini por la escuela...
Draco la miró, todavía sentado.
-No miento. Crabbe amplió una copia y la tiene colgada en la pared. Le costó diez sickles y siete knuts...
Ginny lo miró fijamente, todavía en pie. Tenía que mentir. Nille se lo habría dicho, o Ron... aunque Ron, de hecho, le había recomendado (muy en su rol de hermano mayor) que fuera con cuidado con 'todos esos idiotas salidos'. En ese momento, Ginny no había entendido a qué se refería. Draco continuó hablando:
-El biquini es turquesa. Tienes una pelota de playa amarilla en una mano. Llevabas un amuleto en el cuello. ¿Por qué iba a mentirte en eso?
Ella pensaba con rapidez, todavía mirándolo con cara de póquer. El biquini, la pelota, el amuleto, todo encajaba. Maldito Colin. Y encajaba también con ciertas miradas recibidas, con los chicos que le pidieron paara ir al baile y con el ojo morado de Colin hacía unas tres semanas (probablemente a causa de Ron).
-¿Así que me lo has pedido por la foto? Menos mal, me alegro de saber que sólo es por eso. No hubiera soportado gustarte.
-En mi opinión- dijo Malfoy despreocupadamente, observando el vaso antes de dar otro trago- estás demasiado delgada y te falta pecho. Pero lo que importa es que muchos quieren ir contigo. Pero voy a ser yo quien te consiga. ¿Aceptarás si te pago?
Ginny estaba, ahora, furiosa. Muy, muy furiosa.
-¿Qué te has creído? ¿Cómo te atreves a ofrecerme dinero?- notaba sus mejillas ardiendo mientras contestaba, cada vez más fuerte- Vete a la mierda. No voy a ir contigo. Preferiría ir con un troll.
-¿Por qué?- preguntó él, sin parecer ofendido o sorprendido. Sólo impasible como una montaña.
-No vales le pena- respondió ella con desdén, recogiendo su capa y andando hacia la salida. Daba igual que Nille no hubiera llegado, no se quería quedar allí. Pero la voz de Malfoy a su lado la detuvo.
-¿Ah no? ¿Por qué?
Ginny se volteó para fusilarlo con la mirada. Él se había levantado tras ella, dejando dos pequeños sickles al lado del vaso casi lleno. Ahora estaban los dos de pie en medio del bar, atrayendo bastantes miradas curiosas.
-Porque no- dijo, cortante, antes de salir a la lluvia. No quería montar una escena allí enmedio.
-¿Y si te digo que valgo la pena?- insistió él, siguiéndola hasta la calle. Se giró otra vez para mirarlo. La seguía de cerca, pero ni siquiera parecía interesado. Apretó el paso, pero él mantuvo la distancia sin aparente esfuerzo. Y hacía frío y la lluvia helada le empapaba el pelo (medio recogido en dos colas de bucles rojizos) y se colaba a traición por el cuello y la espalda. Se paró bajo un porche, Malfoy se materializó a su lado.
-¿Ahora qué demonios quieres?
Malfoy se acercó más, podía oler su peculiar aroma a bosque, lluvia, aftershave y chaqueta de cuero (awww).
-No me gusta que alguien crea que no valgo la pena. Aunque sea una Weasley.
Ginny soltó un bufido sarcástico.
-Pues demuéstralo. Demuestra que mereces que pierda mi tiempo contigo.
Malfoy le volteó la cara y la besó.
Ginny sintió que se le erizaba la piel del cuello. El besaba sin dulzura ni pasión, más bien con la seguridad e indiferencia que lo caracterizaban, los labios rozando los suyos con suavidad. Estuvo tentada de ceder al hechizo, pero lo empujó bruscamente lejos de sí.
-¿Qué haces?- exclamó, cortante, a través de la lluvia y el escozor de las mejillas.
El parecía enteramente compuesto. Empapado, pero compuesto.
-Dijiste que lo demostrara.
-Así no, gilipollas.
-No disimules.
Ginny le clavó una mirada que podría haber agujereado metal, Malfoy sólo hizo una mueca parecida a la sonrisa de un tiburón a la hora de comer.
-Piérdete, Malfoy- se despidió ella, echando a andar otra vez.
-Por cierto- dijo él, y continuó aunque ella siguió andando-, me gusta el lunar que tienes cerca del ombligo.
-Maldito Colin- murmuró ella, girando la esquina y perdiéndolo de vista definitivamente. Llegó a la puerta de Las Tres Escobas, donde Neville la esperaba.
-¿Qué ha pasado?- preguntó él cuando le vio la cara.
-Malfoy me ha besado. El mundo ha dejado de tener sentido.
*-*-*-*-*
N/A: ¿Cómo ha ido? Esta vez estoy intentando que la trama no sea tan lineal como 'Buscándote en la oscuridad'... ¿Lo conseguiré?
Me encanta esta Ginny, es de los mejores personajes femeninos que he hecho. Y que conste que no es una Mary-Sue. No, no, es mucho más divertida que yo. Y dice más palabrotas.
Bueno, ¿me dejáis review o no?
¿Por favor?
Por cierto... Malfoy no firma autógrafos. Colin sí, pero nadie se lo pide. Por pervertido.
