Miradas y sonrisas.

Sansa roba miradas por sobre la mesa mientras lo ve charlar, está ahí, tan cerca de ella, pero no le dirige ni una mirada ni una sonrisa.

Jon, tan ausente y tan presente.

Ve como le revuelve el cabello a Arya, discute con Theon, juega con Bran, se ríe con Robb y le regala uno de sus pastelillos a Rickon, lo ve y no le gusta. Ella no hace parte de su mundo.

Catelyn le pregunta por su labores y ella responde con una sonrisa, seguida de una pequeña explicación. Su padre habla con Robb. Ella vuelve a mirar, notando como los rizos negros de su medio-hermano se revuelven cuando este dirige la mirada a los otros, lo detalla y lo estudia. Él gira la cabeza, encorva la vista y se topa de frente con su mirada, dura un instante, es todo mezcla de confusión y efusividad, Sansa cierra los ojos y rompe el hechizo. Es su hermano, su medio-hermano, para él es una mirada y para ella una gota de su alma.

Baja la vista mientras pasa por la galería, abajo suena la canción de las espadas, en el patio van y vienen estocadas. Jon y Robb combaten por el poderío, uno a la vez, una estocada va, una estocada viene. Sansa discute con su cuerpo para quedarse y observar, en este momento solo puede mirar, como siempre, sin atreverse a ir más allá.

Lo pierde de vista en las escaleras, ya en la planta baja puede verlo mejor. A nadie le va a molestar que este ahí, solo observa, solo admira, no es Arya que quiere ir a practicar.

Es un caballero, uno sin título, claro. Es un bastardo, es su hermano. Es también su perdición, su adicción. Lo detesta, por ser él quien le produce eso y no otro, porque su presencia siempre la incómoda y lo detesta porque ella siempre disfraza el sentimiento por repulsión, cuidado y modales, pero lo ama. Ama que la haga enojar, disfruta de sus sonrisas, aunque jamás le dirija una sincera a ella, disfruta del color de la palabra "hermana" en su boca cuando le habla cortésmente.

«Estas loca —Se dice—. Poco te falta para creer que un día hará algo por ti, no seas cretina» Se lo merece, de su boca jamás ha salido una buena palabra para él y sus sonrisas, aunque genuinas en el interior, siempre están marcadas por la gélida educación que ella misma se impone para hacerse creer que por él solo hay desprecio, cuando en su interior convulsiona un cariño secreto, ambiguo, desestimado y jamás revelado.

Él da uno, dos pasos hacia atrás, Robb ataca y él detiene. Se inclina, agacha la cabeza y ataca, Roba no alcanza a prevenirse, cae al suelo.

Sansa se sorprende riendo, aprobando a Jon por derrotar al que será el próximo señor de Invernalia. Justó cuando va a exterminar esa flaqueza, borrar la acción que da merito a Jon, nota que él la está mirando, con la misma expresión confusa del comedor, ella refuerza la sonrisa y lo mira directamente.

Jon sonríe, le devuelve el gesto sin las diplomáticas mentiras de siempre. Dura un segundo, como la última vez, pero en este caso ya no hay culpa, hay esperanza.


Hola :D

Bueno, esta pequeña historia va para Ludmila, la hice para ella en caso de que su AI no se presentará, pero al final vino y le dejó una hermosa viñeta, así que considero que esto debe salir a la luz, para que ella (aunque ya lo leyó) lo disfrute igual que todos ustedes.

La pareja no es de mis favoritas (En realidad solo veo a Jon con Arya), pero me gustó lo que conseguí y algunos de los relatos de Ludmila hacen que uno se las crea.

Saludos :D