He aquí otra historia sasusaku, voy a intentar explotar este cliché de la alumna y el profesor, para variar XD.

Esta historia estará compuesta por una serie de drabbles, están advertidos.

Si te gusta la historia me gustaría saberlo, se aceptan críticas constructivas, no insultos, si no te gusta esta pareja no la leas y ya.

Que no les avergüence decir lo que piensan, saludos.

Los personajes no me pertenecen,son obra de Masashi kishimoto.


Llegada tarde

Sakura haruno se encontraba camino a su clase de Ed. Física, maldiciendo su suerte y a todo el que tuviera algo que ver con las actividades físicas, no es que no le gustaran, en verdad amaba practicar deportes, la diversión y la adrenalina que sentía al momento de competir entre sus compañeras le encantaba y no era por regodearse pero siempre había sido una de las mejores de sus clases, los profesores siempre la felicitaban.

Eso había acabado hace solo un mes, pero su problema no eran las actividades en si, sus problemas habían empezado desde que él llego al instituto a suplantar a su profesor, él tenia la culpa de que se sintiera nerviosa al realizar los ejercicios y por consiguiente realizara mal los tiros y sus jugadas no fueran las mejores y es que él siempre tenia una forma de mirarla que ponía sus nervios de punta.

"Jodido gilipollas" murmuro mientras aferraba con mas fuerza el bolso sobre su hombro,

Igualmente comprendía que ella contribuía un poco en la ecuación, ella y sus jodidas hormonas de adolescente alborotada que ante un espécimen masculino de alto calibre no hacia mas que volverse un manojo de nervios y echaba todo a perder, también se maldecía por eso, ¿que acaso no podía controlarse al menos un poco para realizar un pase decente de volleyball? evidentemente no.

Y es que ¿quien podía tener control sobre si mismo cuando tenía a la perfección personificada ante si? quizás una mujer con experiencia si, pero una adolescente de 16 años que no estaba acostumbrada a ver especímenes semejantes, por supuesto que no.

Todavía podía recordar con precisión el día en que sus grandes dotes atléticos se fueron por el caño.

Estaba llegando tarde a su clase de gimnasia, pero ese hecho tampoco había sido totalmente su culpa, como siempre que aceptaba pasar el rato con el idiota pelirrojo aficionado a las marionetas, terminaba pasando mucho mas tiempo del establecido inicialmente, porque este siempre alegaba que no era suficiente, así que accidentalmente el se había olvidado de cargar gasolina a su motocicleta, haciéndola acompañarlo a comprar mas porque sino tendría que ir caminando a pie hasta su instituto, el cual estaba a varios kilómetros como para realizar dicho viaje sin terminar totalmente agotada.

Gracias a eso estaba llegando con quince minutos de retraso, cinco minutos de más por el tiempo que le llevo ponerse su camiseta y los shorts deportivos.

Sin perder más de su tiempo, comenzó a correr apenas se bajo de la motocicleta sin saludar al pelirrojo quien le grito una grosería por su descortesía, pero ella no iba a agradecerle, después de todo era por su culpa que seguramente iba a recibir un regaño por parte del profesor, intentó a idear alguna excusa por su retraso mientras recorría los pasillos que llevaban al gimnasio, decidiendo que lo mejor seria decir que perdió el autobús o algo así, de seguro su profesor comprendería, después de todo las veces que llegaba tarde a clases las podía contar con la palma de su mano, irónicamente la mayoría de las veces era culpa de Sasori también.

Finalmente llego hasta la entrada del gimnasio y empujo las puertas dobles esperando encontrarse con sus compañeras en medio de un partido dirigido por su amable profesor.

Pero ahí no la esperaba dicho profesor.