Notas de la Autora: Espero que este fic les guste y que satisfaga sus expectativas al leerlo. La culpable de esto es mi sensei, que se lo comenté y me animó a subirlo, claro, esto no se compara nada en absoluto con el trabajo de ella al igual que de otras autoras a quienes admiro mucho como mi querida Nekoi, Kitsune-Megamisama, entre otras. Espero contar con el apoyo de ustedes. Les doy las gracias de antemano por leer la historia .

Disclaimer: Naruto no me pertenece.Ya que si me perteneciera Naruto no hubiera tenido la infancia que tuvo, Sasuke no hubiera perdido a sus padres y Neji y Hinata terminarían juntos. Sólo me pertenece la historia y mis personajes.

Advertencias: Este es un fic UA y la pareja protagonista será Neji y Hinata, por favor si no les gusta no lo lean.

Summary: UA NejiHina. Años atrás una tragedia separa a dos gemelos. Ahora las circunstancias han cambiado. Un adolescente busca vengarse y encuentra de quien. Sin pensar los sentimientos cambian.

Dedicatoria: Este fic se lo dedico a mi sensei querida Arashi Yaoi, la cual siempre me apoya y me da muchos ánimos. Sensei, este fic es tuyo. XD

Agracedimientos: Agradecimiento en especial a Nekoi, que gracias a su apoyo y algunas correcciones pude salir adelante.

Referencias:

— abc — Diálogos de los personajes
"abc" Pensamientos de los personajes
abc Recuerdos


LAS DOS CARAS DE UNA MONEDA

Por:

xxxBelldandyxx

Prólogo

En aquel día no muy soleado, dos idénticos y bellos niños habían sido traídos al mundo. Recostada en una cama tenía el rostro iluminado por la felicidad que no podía esconder a tal acontecimiento, se encontraba la agraciada madre, y a su lado, su marido, el heredero de una prestigiosa familia.

— ¿Es guapo, verdad? —Preguntó Izumi, acariciando la frente de uno de sus retoños—. Es el que más se parece a ti.

— Sí…—respondió un emocionado Henji.

El Hyūga veía a su esposa, ella estaba tan hermosa, a pesar de estar muy pálida por su reciente trabajo de parto. Ver a los niños y a ella lo llenaban de una felicidad indescriptible.

La habitación estaba repleta de arreglos florales y de distintos regalos que algunos de sus parientes, amigos y conocidos les habían enviado al enterarse de aquel acontecimiento. Aquellos arreglos adornaban el espacio de varios colores que alimentaban el regocijo de esa familia.

Si bien los Hyūga eran una de las familias más poderosas económicamente del país por tener varias empresas, esta felicidad no se podría haber pagado ni con todo el dinero del mundo. Eso pensaba un orgulloso Henji Hyūga que observaba detenidamente a sus hijos, y se los imaginaba ya de grandes, ambos fuertes, responsables y que sacaban adelante sus empresas…esos pensamientos llenaban de mucho entusiasmo al reciente padre.

En otro lugar, a pocas cuadras de la clínica, un ladrón luego de haber entrado a un centro comercial muy concurrido de la zona y haber robado el dinero de la caja a mano armada, se encontraba huyendo de la policía: Él corría por las calles empujando a transeúnte alguno que se le interpusiera a su paso.

—¡Deténgase! —un oficial gritaba a lo lejano.

La persecución llevaba más de quince minutos y el ladrón no conseguía librarse de los policías, los disparos al aire comenzaban; el seguimiento ocasionó una gran congestión vehicular, se escuchaba el sonido de los claxon de los distintos autos que querían avanzar por la gran avenida. Algunos curiosos intentaban saber lo que ocurría, la curiosidad de éstos les podía costar muy caro ya que los disparos al aire seguían y una bala podía ser muy peligrosa, otra gente corría asustada. El ladrón seguía en su huída, corriendo y tratando de perderse entre las personas, volteó en una esquina para tratar de perder el rastro con la policía. Desde el lugar donde se encontraba vislumbraba una clínica,

"Esa clínica puede ser mi salvación"

Fue lo primero que se le pasó en mente, escabullirse en la clínica, ganar tiempo y perder a la policía.

Se detuvo frente a la entrada del edificio, tomó una respiración profunda y entró, dentro de ella veía a varios médicos, enfermeras y pacientes por los pasillos.

—Buenos días —saludó descaradamente a un médico.

Seguía avanzando muy calmado, giró su cabeza para mirar detrás y observó a un número de policías que estaban parados en la entrada dispuestos a pasar también al edificio, claro con mucha discreción para no alarmar a la gente que se encontraba dentro. El ladrón optó por acelerar el paso y moverse hacia el pasillo que se encontrara más cerca.

En la habitación de los Hyūga una enfermera se llevaba a los gemelos, ya que había que tomarles algunas pruebas de rutina, además de cambiarles de pañales, de ropitas y la madre tenía que descansar.

—No se los lleve todavía, señorita —se quejaba infantilmente Izumi.

Salía de la habitación luego de que los padres se habían despedido de los pequeños y que también habían protestado por alejarlos del lugar. La enfermera había salido de aquel espacio y se había detenido cerca de la puerta de la habitación con el cochecito en manos y los gemelos en él para acomodar la pequeña sábana que no los cubría muy bien . Estaba muy entretenida sonriendo a los pequeños que no advirtió la presencia de un hombre cercano que corrió hacia ella y de la forma más bruta empujo a la mujer, cogió a uno de los bebés y la amenazó que no se moviera. El bebé en brazos lloraba por el movimiento tan brusco.

—No te muevas, si quieres salir viva —amenazó el ladrón a la enfermera.

A más de cien metros de distancia de su ubicación los oficiales observaban lo ocurrido, ellos gritaban que se detuviera.

—¡Mierda!. ¡Que nadie se mueva! —ordenaba.

Los gritos habían alertado a la pareja que se encontraba en la habitación, el joven señor Henji abrió la puerta solamente para observar una escena que nunca olvidaría.

—No…—fue lo único que pudo articular.

Uno de sus hijos se encontraba en brazos del ladrón, quien amenazaba con un arma, el niño gritaba, la enfermera lloraba. El ver la escena le hizo entrar en desesperación, pánico al ver a su hijo en esas circunstancias, sentía impotencia de no poder hacer nada por detenerlo, escuchó algunas palabras del delincuente:

—¡No quiero que nadie se mueva!.¡Estoy hablando muy enserio!,¡No se muevan!,¡Si quieren ver vivo ha este niño no me sigan! —ordenaba furioso.

— ¡Suelte al niño! —un policía se atrevía a pedir—. No tenía que llegar a ese extremo —trataba de calmarlo, el oficial.

—¡Tiren las armas!.¡Déjenlas en el suelo y aléjense de ellas! —seguía ordenado el delincuente, vociferando a viva voz.

Él no tenía intención alguna de soltar al menor. Este niño era su mejor carta para escapar.

En ese momento el Hyūga no podía moverse ningún centímetro de su lugar y articular palabra alguna, su esposa gritaba pidiendo saber que ocurría fuera de la habitación. Él escuchaba a los agentes policiales pedir que suelte al niño, al hombre pedir que suelten las armas, minutos después veía a los oficiales tirar sus armas, y al ladrón dar una de las más descaradas sonrisas.

El atracador comenzaba a moverse con el niño en manos, buscaba con la mirada la salida más cercana sin dejar de apuntar a la pequeña cabecita del bebé, amenazando para que no lo siguieran.

El Hyūga pudo al fin articular con mucha dificultad un — suelte al niño, por favor—, pero el ladrón hacía caso omiso a las súplicas y salía apresuradamente del edificio.

Minutos más tarde una madre desesperada gritaba por su bebé, intentaba con todas sus fuerzas levantarse de aquella cama —Mis bebés —sollozaba—. No, no...los toquen… Hiashi… Hizashi… Noo ¿por qué? Mis niños…no…—Izumi entraba en un ataque de nervios.

El delincuente corría por las calles con el niño, sabía que lo que acababa de hacer detendría a los oficiales por un corto tiempo, seguía moviéndose por la avenida y gritando— apártense de mi camino— a transeúnte alguno. Alzó la mano a un taxi, subiendo inmediatamente al auto.

—Lléveme a la zona más alejada de esta ciudad —habló un tanto indiferente al taxista.

El taxista se lo llevó a una zona, probablemente, a las afueras de la ciudad, pues se divisaban pequeñas viviendas, de gente humilde seguramente. El auto se detuvo y los tripulantes observaban el lugar detenidamente.

—Espéreme aquí —el delincuente comenzaba ha indicarle al conductor del taxi—. No tardo —sus ojos eran amenazantes, que intimidaban a cualquiera que se atreviera a verlos.

El chofer tragó en seco y logró articular un "está bien".

Con el niño en brazos salió del auto y comenzó a ver a todas las direcciones, pudo observar a las pequeñas viviendas, un terreno parecido a un parque con algunos escasos árboles, aunque secos y totalmente abandonado —El lugar perfecto donde tirar al mocoso y poder desaparecer con el botín— Avanzó al pequeño parque acelerando el paso. Tenía poco tiempo y debía aprovecharlo. Dejó al niño junto a un depósito de basura, seguramente los perros se lo devorarían.

Sin duda alguna este hombre no tenía ningún remordimiento, ni sangre en las venas.

El delincuente se alejó del lugar y se dirigió al auto.

El taxista había observado todo lo ocurrido con el bebé, esto le llenó de muchas dudas y miedo, quiso reaccionar pero no pudo. El delincuente fue más rápido, subió al auto y le amenazó con el arma, le pidió que pusiera el auto en marcha y que no se le ocurriera hacer tontería alguna.

El chofer estaba muy nervioso.

"Por Dios, quien estaba en mi auto"

Era todo lo pensaba el taxista. El auto se movía y se dirigía al este pasando por una carretera solitaria, que seguramente era utilizada por los citadinos para trasladarse a las afueras de la ciudad.

"Lo mejor era perderse por un tiempo, dejar que las cosas se calmen y regresar como si nada"

Pensaba el ladrón, pero había un testigo, eso arruinaría todos sus planes, sólo quedaba una opción, deshacerse de él.

—Detenga el auto —ordenó el atracador—. Salga del auto y no diga nada —seguía ordenando.

A más de diez metros de distancia que el taxista se había alejado, el delincuente no tuvo remordimiento alguno y disparó. El conductor cayó al suelo, muerto.

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En la clínica se hallaba una madre desconsolada, habían tenido que suministrarle un calmante, ya que no había parado de gritar toda la tarde, pedía a gritos a su hijo. Era comprensible el dolor de Izumi, sus sueños, su felicidad habían sido destruidas aquella tarde.

Henji se mostraba un poco más sereno, pero en su interior había desesperación, miedo y mucho desconsuelo; sus ojos mostraban indicios de las lágrimas, por más hombre que sea… tenía derecho a llorar. La policía les había prometido dispersarse por toda la ciudad y dar con él paradero del pequeño.

¿Qué estaba pasando?,¿cómo fue que había ocurrido? Un padre se preguntaba.

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Ya eran cerca de las siete de la noche, una mujer de unos cuarenta años de edad había escuchado unos pequeños gritos que se asemejaban a los maullidos de un gato, tenía un mal presentimiento que algo andaba mal y eso no la dejaba nada tranquila. Salió de su pequeña vivienda dejando a su marido, que estaba recostado en su cama, descansando por el día agotador que en el trabajo había tenido.

Yuhui se dirigía cautelosamente al lugar de donde parecía salían los maullidos de gato, se encaminó al parque totalmente abandonado y se acercó al depósito de basura. Sus ojos se abrieron como platos al ver que no se trataba de un gato sino de un niño que gritaba seguramente de hambre y frío.

—¿Que está pasando? —susurró

Tuvo miedo en un principio de acercarse a la criatura, pero el sentimiento de sobreprotección fue más fuerte y le hizo coger al niño y llevárselo a su casa.

Ya en su hogar con mucha más calma examinó al bebé para ver si tenía alguna herida.

Fijándose bien en el bebé, éste era tan pequeño, lo más seguro era que no llevaba más de un día de nacido. También pudo darse cuenta que la ropita del niño estaba hecho de un material muy suave y fino, seguramente era hijo de una persona que tenía dinero, de eso no había duda.

—Así que te llamas Hizashi, Hizashi Hyūga —le habló cariñosamente a ver aquel nombre bordado en la ropita.

Pero en su vida había escuchado aquel nombre.

"Tú nombre me es desconocido, pequeño"

El bebé estaba completo y libre de cualquier herida.

"¿Qué madre tan desconsiderada sería capaz de abandonar a su niño? Quizá había sido un embarazo no deseado y que luego de parir a la criatura se deshizo del él. La madre era un ser despreciable"

Yuhui no dejaba de asquearse por las respuestas que encontraba para tal hecho.

"O, podría ser probable que el niño haya sido arrancado de los brazos de la madre para no manchar su nombre…Hyūga" Sea cual sea la causa la vida era muy irónica. Siempre había soñado con tener un hijo y la vida se lo había negado, y otros tenían hijos y los abandonaban…

Aquella mujer había tomado su una decisión: Ella y su marido serían la única familia que el pequeño Hizashi necesitaba.

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Más de año y medio de una intensa búsqueda por todo el país del ladrón y del niño y no había ningún rastro de su paradero. Las esperanzas se apagaban y comenzaban las especulaciones de una posible muerte del niño y la fuga al extranjero del delincuente.

Izumi se negaba a creerlo y sólo rogaba a dios que en dónde se encontrara su hijo, estuviera bien.

Henji se sentía impotente, su hijo no aparecía, los esfuerzos eran en vano y no servían de nada ;también estaba presente el miedo de que le pudiese ocurrir algo a Hiashi…todo aquello no lo dejaba tranquilo, tenía que alejarse con su familia lo más antes posible. No soportaba más ese ambiente.

"Tenemos que alejarnos de aquí" Era lo único que se le ocurría.

Así que tomó la decisión de salir de Japón y mudarse a los Estados Unidos, en aquel país tenía propiedades, además de algunas empresas a su nombre y las empresas que tenía en Japón las podría manejar de allá. No existiría ningún problema.

Y así en menos de una semana la familia Hyūga hacía maletas y se mudaban, a tratar de sobreponerse a la tragedia y dejando muchos agentes en todo Japón para que se ocuparan de la búsqueda de Hizashi Hyūga.


Notas finales de Bell :

¡Hola! espero que este pequeño prólogo les haya gustado, muy pronto subiré el primer capítulo. Sí, sé que todavía no es un NejiHina, pero como dice al principio, es un Prólogo.

Por ahora es una historia de rango T, quizá me anime hacerlo más "fuerte" si se podría decir y si lo hago, lo cambiaré de rango, según sea necesario.

Espero contar con sus opiniones y su apoyo.

Quiero decirles que en este fic no vale suponer nada.

Muchas gracias.