MI PEQUEÑO AMANTE
- Hola patito- Hyoga se sobresaltó al oír esa voz tras él, había ido al
almacén del Olimpus a por una botellas que Shiryu le había pedido.
- Hola Ikki- contestó sin mirarle a la cara, le asustaba quedarse a solas
con él, de pequeños no habían sido muy buenos
amigos- ¿Qué quieres?.
Ikki sonrió y con un rápido ademan apago las luces del almacén. Tan solo
quedaron las de emergencia.
Ven aquí patito- ordenó
Hyoga observó con temor al hermano de su mejor amigo.
- ¿Qué es lo que quieres?- le preguntó sin moverse del sitio; tragó saliva,
estaba muy asustado.
Ikki comenzó a acercarse al joven lentamente, con mirada fiera a Hyoga le
pareció que una pantera quería que él fuese su cena.
- I.. kki!- Hyoga caminó hacía atrás intentando escapar, tropezó con la
pared.
- ¿ Por qué huyes nene?...¡ no voy a hacerte daño!
Ikki llegó hasta el chico ruso y apoyó sus manos en la pared, una a cada
lado de la cabeza del rubio.
A Hyoga le recorrió un sudor frío la espina dorsal, era cierto que el fénix
le daba bastante... respeto, pero también era cierto que le gustaba, le
gustaba y mucho. Apartó la mirada y bajó la cabeza ruborizado. Ikki
aprovechó el momento para primero besar y luego lamer el largo cuello del
cisne.
Hyoga dejó escapar un suave gemido, y por inercia se abrazó a las anchas
espaldas de Ikki.
Este le levantó la cabeza, colocando su mano en la barbilla del ruso.
- Eres un pajarito malo... y tengo que castigarte, pienso seguir besándote
hasta que me supliques que pare.
Hyoga le miró ruborizado y sonrió. Sus azules ojos chispearon con súbita
lujuria
- Ikki... te lo suplico...
Ikki lo miró, esperando el resto de la frase, si realmente el pequeño cisne
le pedía que no siguiera él le haría caso.
- Ikki – volvió a susurrar el rubio- sigue besándome Ikki... - las mejillas
se le volvieron a sonrojar al decir esto, a Ikki sin embargo le encantó ese
rubor.
El fénix colocó una de sus manos en la nuca del joven y la otra la dejó en
la pared, con lentitud se acercó los carnosos labios del cisne, los cuales
mordisqueó y lamió.
Hyoga tan solo se dejaba hacer, cerró los ojos. Sus únicos movimientos eran
los de sus manos, que recorrían la espalda del fénix en sentido ascendente
y descendente.
Ikki comenzó a excitarse con los tímidos movimientos de su pequeño amante;
recorrió con rapidez los labios carnosos con la lengua y de improviso la
metió dentro de la inexplorada boca.
Hyoga abrió los ojos tan grandes como los tenía y arqueó el cuerpo al
sentir la lengua del fénix jugar con la suya, correspondió a ese ardiente
beso. Subió una de sus manos hacía la cabeza de Ikki y enterró sus dedos en
la mata de pelo azulado, atrayéndolo mucho mas hacia su cuerpo, pidiendo
más... mucho más.
Ikki no se hizo de rogar, apartó la mano que reposaba en la pare y la
colocó en el cuello de Hyoga, con lentitud fue descendiendo y con un sutil
moví emito desabrocho el primer botón de la camisa azul celeste del
caballero del cisne.
Hyoga dejó escapar un nuevo gemido, y ataco con más voracidad la boca del
fénix.
Lentamente los botones de la camisa se separaron de sus ojales y con un
delicado movimiento de la mano de Ikki, se la bajó por los hombros, el
rubio terminó de quitársela dejándola caer al suelo. Y volvió a colocar sus
manos donde las tenia, una entre los azulados cabellos, la otra... se
aventuró a meterse bajo la camisa tocando esta vez la espalda desnuda.
Ikki se separó de la boca de Hyoga y comenzó a besarle con dulces lametones
la garganta.
Sus manos jugueteaban en el pecho del ruso, en sentido descendente, las
colocó en las caderas, justo en el borde del pantalón vaquero. Dejó de
recorrer la garganta con su boca y le miró fijamente a los ojos.
- ¿ Quieres más Hyoga?- sus alientos se mezclaban.
- Por favor... – fue la única respuesta del rubio
Ikki deslizó sus manos hacia el botón del vaquero y lo desabrochó, el
sonido de la cremallera se fundió con la acelerada respiración del ruso. Le
bajó los pantalones con suavidad y colocó una de sus manos sobre el miembro
del rubio.
- ¿Estas seguro Hyoga?. Volvió a preguntar.
Como respuesta recibió un húmedo beso.
Ikki comenzó a descender, primero beso la garganta, luego el pecho, se
entretuvo humedeciendo los pequeños pezones de su amante y escuchándole
decir su nombre entre gemidos, y siguió bajando.
Hyoga no entendía muy bien porque estaba pasando todo esto, lo que Ikki le
estaba haciendo sentir era demasiado bueno para decirle que parara, que si
continuaban así terminarían haciendo algo de lo que luego los dos podrían
arrepentirse... pero... las sensaciones eran tan placenteras que pronto se
olvido de ello, relajándose.
Ikki lamía juguetonamente el ombligo del cisne no quería bajar más porque
aun notaba muy tenso el cuerpo de su amante, se contentó con acariciar el
juguete del chico a la espera de que este perdiese el miedo. Y no tuvo que
esperar mucho tiempo.
Hyoga cerró los ojos y se sujeto a unas cajas de cerveza que estaban a su
lado.
Ikki le bajó la ropa interior con rapidez, para que no se arrepintiera si
lo hacía con más delicadeza.
Clavó sus oscuros ojos azules en el miembro descubierto, totalmente erecto,
el corazón del ruso palpitaba aceleradamente.
Ikki se apartó con una mano el cabello de la cara, con la otra sujeto el
palpitante juguete del cisne. Se lo introdujo en la boca con rapidez
sintiéndolo llegar hasta el fondo de su garganta.
Hyoga le sujetó de la cabeza con su mano libre, obligándole con este gesto,
si saberlo. , a acelerar su movimiento. Movía la cabeza del fénix hacía
delante y hacía atrás sintiendo oleadas de placer que le hacían gemir más
alto y más rápido. En la tenue oscuridad Hyoga abrió los ojos y observo el
movimiento de Ikki.
- ¡ Dioses Ikki!...¡Qué me estas haciendo!
El fénix sacó el sabroso juguete de su boca y alzó la vista.
- ¿Acaso no te gusta?- preguntó, mientras sin dejar de mirarle daba largos
lametones por toda la superficie del hinchado miembro.
Hyoga sonrió y sin contestar le dio un suave empujón en la cabeza para que
volviese a metersela en la boca, Ikki gimió complacido. Aceleró sus
movimientos para conseguir que su joven amante llegase pronto hasta el
final, no les quedaba mucho tiempo. Shiryu se preocuparía por la tardanza
del ruso y mandaría a alguien a buscarlo. No le importaba que se enterasen
de sus preferencias sexuales, pero quizás Hyoga se sintiese incomodo si los
encontrasen en esa situación.
Lo escuchó gemir mas entrecortadamente, no le podía faltar mucho, colocó
sus dos manos alrededor del pene y le comenzó masturbar con rápidos
movimientos, sin dejar de chuparlo y lamerlo.
Hyoga sintió que no podía más, se aferró con ambas manos a la cabeza de
Ikki, y sintió como su caliente líquido se derramaba en la boca de este.
El fénix se trago hasta la última gota del divino líquido que su pequeño
amante derramó.
Se levantó y se miraron fijamente a los ojos. Hyoga se ruborizó y aparto la
vista, Ikki se
echo a reír y se separó de él, cogió uno de los trapos que Shiryu guardaba
en el almacén, se limpio los restos de los labios y luego con delicadeza
limpio al cisne.
Se agachó y recogió la camisa del suelo, no se había manchado, se la tendió
- Vístete... o cojeras frío- sonrió ante la idea, el cisne nunca tendría
frío, era de puro hielo.
- Gra... gracias
Ikki cogió las botellas que Shiryu había pedido y se dirigió a la puerta.
Hyoga terminó de vestirse y miró hacía él.
Ikki se apoyó en el marco de la puerta y le sonrió.
- Supongo que después de esto, sabrás que solo eres para mí- le guiño el
ojo y salió al bar.
Hyoga sonrió, y respiro hondo. No había sido uno más para Ikki. Salió del
almacén y cerro la puerta con lentitud, se dirigió a la barra, con una
amplia sonrisa en los labios
FIN
Olimpus: el bar que los caballeros de bronce se han montado para su ratos libres
yuemoonjuezhotmail.com
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