Capítulo 1: Introducción

== Centro de Magix==

–Escuchen, chicas –exclamó con emoción una chica de sedosa y larga cabellera rubia a sus amigas mientras caminaban por las calles de la capital de la dimensión mágica –Bloom acaba de mandarme un mensaje diciendo que sí podrá venir al picnic en la playa.

– ¡Excelente! –exclamaron emocionadas las otras tres chicas.

– Deberíamos avisarle a Sky –comentó la chica de cabello azulado – ¿alguien tiene su número?

–Yo lo tengo –respondió una chica con brillante cabello castaño mientras sacaba su teléfono celular –malas noticias, chicas, Sky está haciendo algo importante en Eraklyon y no podrá...

De pronto, un estremecedor sonido interrumpió la tranquilidad del ambiente, al tiempo que el cielo se cubría de oscuras y espesas nubes, en las nubes se formaba un agujero que iluminaba una pequeña región del lugar. Un hombre descendía lentamente del cielo a través de ese agujero, aquel hombre portaba una extraña armadura color azul que resplandecía con una intensidad exorbitante, un casco cubría casi por completo su hermosa cabellera color verde, su armadura hacía recordar a aquellas que usaban los guerreros en la antigua Grecia, en su mano derecha empuñaba un extraño cetro dorado con una pequeña esfera en el extremo superior, el cuerpo del cetro estaba rodeado por dos serpientes metálicas, como formando dos "ochos".

Aquel hombre se dirigió a los habitantes de aquel lugar con un tono de voz frío y tranquilo:

-Habitantes de Magix –aclamó aquel hombre con una expresión fría y arrogante –Yo soy Hermes, mensajero de los dioses, la razón de mi visita es comunicarles un mensaje del dios Ares, quien ha tomado una decisión, el dios Ares ha decidido que ya que los seres de este planeta se han convertido en una carga los dioses no necesitan más ustedes, por lo cual se ven en la necesidad de desechar esta especie a menos que ustedes mismos nos entreguen este planeta por su propia voluntad para que los dioses vuelvan a reinarlo, de lo contrario, a partir de mañana a las 11:59 de la noche, la vida en este reino dejará de existir, así que tienen más de un día para pensarlo.

Un silencio inundó todo el lugar mientras se escuchaban solo pequeños murmullos entre la multitud.

-¡Nunca! –exclamó una voz al fondo de la multitud.

Desde el fondo de la multitud sale una linda chica pelirroja quien parece inconforme con las palabras de Hermes.

-¿Quién se creen ustedes que son para decidir tal cosa? –le reclama la chica al dios en un tono agresivo –no me importa si son dioses o lo que sea, no tienen derecho de decidir si los habitantes del planeta merecen vivir o no.

-Al parecer no entiendes como funciona –responde el dios en un tono amenazante aunque tranquilo, clavando sus furiosos ojos color violeta, sin pupila, contra la chica mientras el viento mueve su cabellera que llega a la altura de los hombros –ustedes no tienen ningún valor para nosotros, no son nada.

-¡Escuchen! –Exclama Hermes en voz alta dirigiéndose a todos los habitantes de Magix –al parecer esta chica ya ha decidido por ustedes, su arrogancia le ha costado la vida a todos y les ha privado de la capacidad de decidir, a partir de mañana a las 11:59 de la noche el tejido espaciotemporal en esta región del universo se rasgará, en consecuencia, un planeta que está conectado a Magix a través de una "vena" del espacio-tiempo, un insignificante planeta llamado Tierra, compartirá el mismo punto del espacio que Magix, provocando que ambos planetas colapsen en una inmensa colisión planetaria, si desean agradecerle, bueno, apuesto a que ella estará encantada de escucharlos.

Las pequeñas y relucientes alas plateadas en los talones de la armadura de Hermes empezaron a moverse permitiéndole de esta manera elevarse al cielo abandonando el lugar saliendo por el mismo agujero entre las nubes por el cual entró, seguido de esto, el cielo empezó a despejarse nuevamente.

Tras marcharse Hermes todos los espectadores de aquel acontecimiento clavaron su mirada contra aquella chica, la cual, nerviosa, intentó convencer a todos de que no tenían que hacer lo que Hermes, Ares o alguien más dijera, que podían enfrentarse a ellos y pelear por su derecho a elegir, pero solo la miraban con odio e intentaron atraparla, por lo que no tuvo más opción que huir de ahí, todas las personas presentes la persiguieron con el propósito de dañarla, excepto por cuatro chicas, quienes la buscaron por todo Magix.

Tras media hora buscándola, una de ellas la encuentra en un callejón.

-¡Chicas, la encontré! –gritó la chica de cabellera azul a sus compañeras.

-Bloom, al fin te encontramos, ¿qué estabas pensando cuando se te ocurrió hacer lo que hiciste?, ¿Bloom?, ¿estás bien? –preguntó la chica de larga cabellera rubia a su amiga que se encontraba llorando en aquel callejón al lado de un contenedor de basura.

-No, Stella, no estoy bien –respondió Bloom aún con llanto en los ojos –vine a Magix porque quería pasar un rato con ustedes y Sky, y todo terminó en un desastre, ahora todos me odian porque por mi culpa un tal Ares acabará con toda la vida en Magix.

-Bueno, descuida –respondió Stella intentando animarla –al menos tú aún tienes la Tierra.

-Creo que la Tierra tampoco sobrevivirá, Stella –interviene una chica de piel morena y cabello castaño.

-Oh, es verdad, entonces olvida lo que dije –se disculpa Stella con una despreocupada sonrisa.

-Tranquila Bloom, no es tu culpa –intenta consolar Flora a Bloom –de todas formas Ares pensaba destruirnos o esclavizarnos.

-Dime algo, Bloom –pregunta la chica del cabello rosado –eso que dijiste, que podíamos combatir a Ares, ¿en verdad crees que sea posible? No sé mucho sobre dioses, de hecho hasta hace media hora ni siquiera creía en ellos, pero no creo que sea tan sencillo como suena.

-No lo sé, Tecna, yo, creo que hablé sin pensar –respondió Bloom.

-Tal vez podríamos investigar un poco al respecto –sugirió la chica de cabello azul.

Tras dos horas de investigación en la biblioteca al fin encontraron algo que pudiera servirles.

-Encontré algo que tal vez pueda ayudarnos –dijo Bloom emocionada.

"Niké, diosa de la victoria, personifica la Justicia como diosa, hija de Zeus y de Themis, diosa de las leyes eternas y protectora de todos los derechos. En la antigua Grecia, Niké era considerada como portadora de la victoria y aquel que poseyera el poder de Niké tenía la victoria de su lado."

-¿Cómo se supone que eso nos ayude? –Preguntó Stella confundida – ¿dónde encontramos esa tal Niké?

-No lo sé –respondió Bloom –no menciona nada al respecto, solo dice que está siempre en la mano derecha de la diosa Athena, tal vez si hubiera alguna manera de encontrarla...

-Aquí hay más –interrumpió Flora –según este libro, Athena reencarnó en el cuerpo de un humano hace 16 años, en la Tierra, y porta a Niké en la forma de un cetro en su mano derecha, miren, aquí hay una foto del cetro.

-Tal vez podríamos ir a la Tierra a buscar ese cetro –sugirió Tecna –en este libro dice que en la Tierra hay un templo construido especialmente en honor a tal diosa, está en un lugar llamado Atenas, en un país conocido como Grecia, es probable que Athena se encuentre en ese lugar, si vamos a la Tierra, ¿crees que puedas llevarnos allá, Bloom?

-¿A Grecia?, bueno, yo... no lo sé, eso queda muy lejos de Gardenia, no tengo idea de cómo llegar.

-Tal vez sea la única manera que tenemos para salvar Magix, Bloom, y también a la Tierra –explicó Flora.

-De acuerdo, lo intentará –respondió Bloom.

-¡Qué mal! –Exclamó Stella –yo pensaba pasar la tarde con los chicos y ahora tendremos que ir a la Tierra a buscar no sé qué cosa.

==Atenas, Grecia==

Un gran avión desciende en el aeropuerto de Atenas, las cinco chicas descienden del avión y cuatro de ellas se maravillan al ver un lugar como ese, Bloom pregunta a un hombre sobre el templo de la diosa Athena y este le informa que habrá un recorrido turístico por la ciudad a las 5:00 pm y le preguntó si estaba interesada, Bloom asiente y compra cinco boletos para aquel recorrido.

Una vez que llegaron al templo las cinco acordaron que había mucha gente como para buscar el cetro de la diosa Niké en ese momento, así que decidieron esperar a que diera la noche para actuar. Durante el recorrido, el guía explicaba algunos aspectos de la cultura griega, tales como su economía, su forma de gobierno y su religión y mitología. Cuando estaban en el templo de Athena el guía explico que en aquél templo era venerada la diosa Athena, la cual, según la mitología griega, era protegida por ochenta y ocho guerreros que portaban ropajes divinos guiados por las constelaciones y peleaban durante las llamadas "guerras santas" en las cuales Athena junto con sus 'santos' libraban feroces batallas contra otros dioses.

-Pero claro, esos son solo mitos –dijo el guardia en un tono burlón.

Después de un largo día al fin llegó la noche y las chicas decidieron regresar al templo de Athena, para lo cual encontraron más conveniente separarse e ir cada quien por su cuenta y avisarles a las otras cuando encontraran algo relevante.

-Esperen, ¿y qué hacemos si nos encontramos con alguno de esos guerreros de los que habló el guía? –preguntó asustada Stella.

-¿De qué hablas? –Preguntó Tecna –son solo historias ridículas que inventa la gente tan poco avanzada de la Tierra... erm... sin ofender, Bloom.

-No te preocupes Stella –dijo Bloom con voz suave –es solo un mito, por cierto, tal vez aún haya gente por aquí, si encuentran a alguien eviten lo más posible usar su transformación, la gente de la tierra es muy frágil y no está acostumbrada a la magia.

Dicho esto continuaron cada quien con su camino. Tecna sacó un dispositivo localizador que le facilitaría encontrar el templo y también vistió un sofisticado traje que le permitiría no ser percibida por la vista y por lo tanto no encontraría obstáculos en su camino... o al menos eso pensó. Al encontrar señales del templo en su localizador corrió rápidamente hacia donde apuntaban dichas señales, siguió avanzando con la misma velocidad hasta que algo la detuvo: un puño golpeó su vientre con una gran fuerza, lo que causó que saliera volando unos cuantos metros por el aire y al aterrizar su mecanismo de invisibilidad se destruyó y volvió a ser visible, Tecna se sorprendió al ver que alguien había podido descubrir su presencia, pero se sorprendió aún más al ver que quien lo había hecho fue un hombre ciego.

-¡Aléjate de aquí, invasor! –exclamó con fuerza aquel hombre ciego mientras el viento movía su larga cabellera negra.

-Lo siento, pero me temo que no será posible –respondió Tecna –mira, no quiero lastimarte, pero si no me dejas pasar al templo...

-Lo siento, pero la entrada al templo está prohibida, así que mejor regresa por donde viniste.

Tecna no hizo caso y continuó avanzando, aquel hombre volvió a lanzar su puño contra ella, pero ella activó un escudo de energía, el cual detuvo el golpe por completo.

-Lo siento, pero no tengo tiempo para esto –dijo Tecna mientras lanzaba rayos de luz color verde contra él.

El ciego detuvo el ataque fácilmente con su mano derecha, Tecna continuó atacándolo pero este siempre esquivaba o detenía los ataques.

-Al parecer Bloom se equivocó, o tal vez no eres humano –murmuró el hada sorprendida de la habilidad del humano aun estando ciego –bien, basta de juegos.

Tecna acumula una gran cantidad de energía y posteriormente la lanza contra el joven guerrero en forma de un potente haz de luz color verde lanzándolo lejos por el aire, segundos después cae al suelo violentamente, lo cual causa que la venda que cubría sus ojos se resbale lentamente de su cara y caiga al suelo, el hombre se levanta lentamente y deja en el suelo la pesada caja metálica que cargaba sobre su espalda.

-Debo reconocer que eres un oponente admirable, pero no permitiré que alguien cruce al santuario –dice el caballero a la vez que se coloca en una posición especial de batalla, el cuerpo del guerrero se cubre de una misteriosa aura color verde.

– ¡ROZAN SHO RYU HA! –grita mientras lanza un fuerte golpe hacia el cielo.

Detrás de su cuerpo aparece un feroz dragón, como si estuviera hecho de energía, el cual se dirige velozmente hacia su oponente, al ver esto, Tecna se asusta y vuelve a generar su escudo de energía y se cubre con él, lo cual logra detener el ataque de su rival por unos segundos, pero posteriormente el escudo empieza agrietarse y finalmente termina destruyéndose por completo, el hada apenas logra levantar la mirada cuando otro ataque similar se aproxima y la embiste violentamente dejándola inconsciente sobre el montañoso suelo que rodeaba el santuario.

Por su parte, Flora, quien encontró otro camino para llegar al santuario gracias a las pocas plantas que habitaban en el árido paisaje, también se encontró con un problema: una vez estando a punto de llegar al templo su brazo fue sujetado por una cadena, lo que le impidió seguir avanzando.

-¿Quién eres? –Preguntó el dueño de la cadena– no deberías estar aquí.

-Suéltame, no tengo tiempo para explicaciones –respondió Flora –necesito llegar al templo de la diosa Athena lo más rápido posible.

-Por favor, no quiero hacerte daño, realmente no quisiera herir a nadie, así que te pido amablemente que te olvides de entrar al santuario.

-Tampoco quisiera lastimar a nadie, pero en verdad necesito llegar al santuario, así que en verdad lamento eso.

Flora coloca una de sus manos cerca de su boca y sopla suavemente a través de ella, repentinamente empiezan a crecer grandes tallos del suelo, los cuales empiezan a atacar al joven de la armadura rosada, este rápidamente hace girar su otra cadena alrededor de su cuerpo, la cual lo protege de cualquier daño que provenga del exterior, pero en ese momento empiezan a crecer el mismo tipo de tallos justo en la porción de suelo sobre la que estaba parado, arrojando al joven caballero por los aires, agrietando aún más su ya deteriorada armadura.

-En verdad no quisiera lastimarte, pero no puedo dejarte pasar –repite aquel hombre, quien posteriormente grita – ¡NEBULAR CHAIN!

La primera cadena sale disparada contra Flora, quien es golpeada por la punta triangular de la cadena, cayendo de esta manera sobre el suelo. Flora, quien apenas podía moverse tras el golpe, empieza a levantarse lentamente cuando ve que frente a ella hay una mano tendida.

-Soy Shun, Shun de Andrómeda –explica aquel chico dispuesto a ayudar a Flora –realmente no quisiera hacerte daño, ¿sabes?, cuando te vi, mi cadena no reaccionó por sí misma porque no sintió amenaza alguna en ti, sé que no eres una mala persona, así que si me dejas tal vez pueda ayudarte.

Flora, más calmada, toma la mano de Shun y se levanta lentamente, ambos se sientan sobre una de las rocas y empiezan a conversar.

Stella, quien no hizo caso a Bloom acerca de no transformarse, busca el santuario desde el cielo por lo cual le llevó menos tiempo encontrarlo, al llegar al santuario es detenida por una sensación de frío intenso, causando que sus alas se entuman y caiga al suelo, Stella intentó volver a volar pero el frío no le permitió usar sus alas, por lo que tuvo que continuar a pie, de pronto, de la nada se escucha una voz detrás de ella.

-¡Fuera de aquí! –Le dice un hombre que tenía el ojo izquierdo cubierto con una venda –no deberías estar aquí.

-Tú eres el que no deberías estar aquí –responde Stella –si los humanos son tan frágiles como dice Bloom entonces este frío podría hacerte daño.

-El frío no es ningún problema para mí, ahora márchate si no quieres morir congelada.

-Lo siento, pero no puedo, necesito llegar al templo de una tal Athena y robarle su cetro...

-Si es así, si en verdad eres una invasora que quiere atacar al santuario, entonces no tendré piedad de ti –responde y posteriormente suelta un fuerte golpe contra Stella, quien cae herida al suelo.

Stella se levanta y le lanza una patada en la cara al hombre que protegía la entrada al santuario y posteriormente lanza una gran bola de energía solar contra él, pero este reacciona y empieza a mover su cuerpo cual cisne, como haciendo una danza, francamente no muy masculina, y posteriormente ataca.

-¡DIAMOND DUST! –grita mientras dirige sus puños unidos contra Stella.

De las manos de aquel caballero sale una ráfaga de aire congelado que colisiona contra aquella bola de fuego.

-¡Magia de hielo!, Ya entiendo, eres tú quien está provocando este frío –dice Stella mientras aumenta la energía de su ataque intentando vencer sobre el ataque de su oponente –no lo entiendo, Bloom dijo que los humanos no tenían magia, a menos qué... ¡ya entiendo!, trabajas para Icy, ¿no es así?

La energía de ambos ataques aumentó por igual, provocando que ambos se desintegrasen en una violenta explosión.

-No sé qué hace un sirviente de Icy en la Tierra pero no se saldrá con la suya –amenaza Stella mientras su cuerpo se cubría con un aura dorada.

El aura que cubre el cuerpo de Stella provoca que sus alas se descongelen, permitiéndole huir de ahí volando, pero aquel joven repite su ataque contra ella y en esta ocasión la ráfaga de aire congelado embiste al hada violentamente y la estrella contra uno de los montículos que rodean el paisaje, seguido de esto la chica cae al suelo. Stella está tan débil que apenas puede moverse, en parte por el golpe y en parte por el enorme descenso de temperatura en su cuerpo, gran parte de su cuerpo estaba cubierto con escarcha y no dejaba de temblar. Con un gran esfuerzo el hada pudo levantarse y seguir con su camino a pesar de haber perdido su transformación, Stella continúa avanzando hacia el santuario pero al pasar cerca del joven de la venda en el ojo este sujeta su brazo para impedir que siga avanzando.

-No había notado lo suaves que son tus manos –dice Stella con una voz suave, sonrojando levemente el rostro del guerrero por unos momentos – ¿sabes?, es una pena que alguien tan guapo como tú sirva a alguien tan mezquino como Icy.

-¿De qué hablas? –Cuestionó el guerrero de hielo intrigado - ¿Quién demonios es Icy?

Musa, quien se había encontrado con el camino más difícil, ya que no solo era el más largo, sino que también estaba rodeado de múltiples guardias, todos con armaduras idénticas y, aunque el número de guardias era muy grande, realmente no era difícil vencerlos, bastaba con el más simple de los ataques para vencer docenas de guardias, también estaba a punto de llegar al santuario cuando se encuentra a Bloom escondida tras una piedra.

-¡Bloom!, aquí estás –exclama Musa emocionada.

-No solo eso, encontré el santuario, mira –responde Bloom señalando con el índice un pequeño templo con el símbolo usado para representar gráficamente a la constelación de Aries en la parte superior.

-Genial, ¿qué estamos esperando? vamos por ese cetro.

-No es tan fácil, mira, hay alguien cuidando el templo –responde Bloom mientras señala a un hombre de larga y sedosa cabellera violeta portando un armadura de color dorado con forma de ciervo, el hombre se encontraba resguardando el templo con un porte solemne, digno de un rey.

-¿Cuál es el problema?, solo es un guardia, de camino acá me encontré con varios de ellos.

-También yo, pero este se ve diferente, tan solo con observar su porte y con sentir su presencia te das cuenta de que no es un guardia cualquiera.

En ese momento una mujer con una hermosa cabellera morada aparece en las afueras de la casa de Aries y llama al guardián de esta como queriendo hablar con él, el caballero de Aries y la mujer, quien portaba un majestuoso cetro en la mano derecha, empiezan a hablar, la cara del ariano al escuchar las palabras de aquella chica sugería que se trataba de malas noticias.

-¡Mira eso! –Exclamó Bloom –es el cetro de la imagen, seguramente esa es Athena, debemos obtenerlo lo más rápido posible.

-¿Qué hay del guardia?

-No lo sé, debemos pensar en algo, tal vez si esperamos lo suficiente...

-No tenemos mucho tiempo, Bloom, necesitamos ese cetro ahora.

Musa se escabulle e intenta llegar por las montañas que rodeaban el templo, pero mientras subía una de las montañas observa algo que la deja sorprendida, tras esto, una gran ráfaga de fuego arroja a Musa fuera del lugar, dejándola inconsciente.

Después de unos minutos hablando, el guardián de Aries entra a su respectivo templo dejando sola a la diosa. Bloom vio esto como la oportunidad que estaba esperando y se lanzó rápidamente contra Athena, pero antes de llegar fue embestida por una ráfaga de bolas de luz de color azul que se movían con una gran velocidad, semejando una lluvia de estrellas, estrellando con una gran fuerza a la chica contra una de las columnas que circundaban el templo de Aries. Al levantar la mirada Bloom pudo observar a un joven castaño vistiendo una camiseta color rojo, quien apuntaba su puño hacia ella.

-¡Aleja tus manos de Saori! –exclama el joven con una voz impetuosa.

-¡No lo haré!, no hasta que obtenga ese cetro –responde la bella pelirroja mientras se limpia el delgado hilo de sangre que sale de su boca.

-¿Cómo te atreves a querer robarle su cetro a Saori? –responde mientras mueve sus manos alrededor de su cuerpo formando la constelación de Pegaso con sus movimientos, a la vez que su cuerpo se cubre de una resplandeciente aura azul y detrás de él se observa la imagen de un imponente caballo alado.

-¡PEGASUS RYU SEI KEN! –grita mientras de su puño salen ráfagas de luz similares a las anteriores.

Pero Bloom lanza bolas de fuego contra él a la misma velocidad que sus meteoros, las bolas de fuego y los meteoros colisionaban los unos con los otros causando pequeñas explosiones. El caballero, al notar que sus meteoros eran detenidos, se deslizó rápidamente hacia la chica y le dio un golpe en el vientre que la dejó en el suelo.

-Yo no quería hacer esto, pero al parecer no eres un humano normal –dice Bloom.

El cuerpo de Bloom se cubre de una brillante luz y este comienza a sufrir una transformación, la cual hace que un par de pequeñas alas salgan de su espalda y su vestuario cambie. Una vez completa dicha transformación, Bloom acumula una gran cantidad de energía mientras su cuerpo se cubre con una intensa aura color fuego, al reunir la energía suficiente energía, forma una bola de fuego relativamente grande y la lanza contra el guerrero, azotándolo contra una de las columnas, la cual es destruida por el impacto.

-No... No puedo creerlo –murmura el joven, quien había quedado medianamente herido debido al ataque del hada –esta chica tiene un cosmos realmente grande, tal vez más de lo que ella misma sepa.

Bloom se dirige nuevamente hacia Athena y esta vez le pide su cetro, pero antes de que la diosa pudiera responder, el joven caballero, aunque con un poco de esfuerzo, logra levantarse del suelo.

-¿Crees que eso es suficiente para vencerme? –Grita – ¿en verdad crees que me rendiré tan fácil?

La pesada caja que aquel joven llevaba en la espalda se abre y de ella sale una figura metálica que simulaba a un Pegaso, esta figura se desarma en varias piezas que cubren al joven como una armadura, la armadura de Pegaso.

-¡PEGASUS RYU SEI KEN! –repite su ataque.

El ataque del Pegaso golpea a Bloom elevándola por los aires y posteriormente azotándola violentamente contra el suelo del santuario, destrozando una parte de este.

Mientras tanto, en otra parte cerca del templo de Athena, Tecna, quien yacía inconsciente sobre una gruesa manta doblada cubierta con otra más delgada, empieza a despertarse lentamente de su sueño e intenta dirigirse al templo pero es interrumpida.

-No lo hagas –dijo el ciego, quien estaba sentado a un lado en posición de flor de loto sobre el suelo.

-Así que sigues ahí –respondió Tecna –no entiendo, ¿Por qué me dejaste vivir?

-Porque no sentí un cosmo maligno en ti, no sentí que tuvieras malas intenciones, aunque tal vez me equivoque, dime la verdad, ¿para qué quieres el cetro de Athena?

-¿Cómo sé que puedo confiar en ti?, ni siquiera sé quién eres.

-Soy el Dragón Shiryu, y soy un caballero de Athena.

-Mi nombre es Tecna, ¿sabes?, creo que tenemos que hablar.

Por otro lado, Stella continuaba peleando contra el caballero helado.

-¡Suéltame! –repetía Stella intentando soltar su brazo de la mano del rubio.

En ese instante el brazo de Stella empieza a cubrirse de esa aura dorada quemando la mano de Hyoga, quien la suelta rápidamente. Al quedar liberada, el hada acumula gran cantidad de energía térmica en su puño y golpea fuertemente la cara del cisne con este, inmediatamente después lanza una gran ráfaga de energía con la otra mano derribando al caballero violentamente, lo cual aprovecha el hada para escapar. La cara de Stella se envuelve con un gesto de emoción al ver que frente a ella se encontraba el templo, al verlo, Stella apresuró su paso pero al estar a unos cuantos metros se resbaló y cayó al suelo y cada vez que intentaba levantarse volvía a resbalar, al fijarse mejor se dio cuenta de que el suelo estaba cubierto de hielo.

-Te dije que no te acercaras al santuario –dijo Hyoga que se encontraba detrás de ella.

Stella, furiosa, se lanzó contra Hyoga y ambos cayeron del pequeño montículo quedando frente a la casa de Aries. Al levantar la vista Stella pudo al ver unrostro conocido.

-¡Bloom! –Exclamó feliz Stella al ver a su amiga en aquel lugar –me alegra ver que tú también encontraste el templo.

-También me alegra verte –respondió Bloom mientras corría a abrazar a Stella –Musa estaba conmigo hace un momento, pero intentó entrar al templo por su cuenta y no la he visto desde entonces.

-Seiya, esta chica quiere apoderarse del cetro de Athena, debemos impedir que eso suceda –le advirtió el guerrero de hielo al chico castaño con la armadura de Pegaso.

-Lo sé, Hyoga, detuve a la chica pelirroja cuando estaba a punto de atacar a Saori para quitarle su cetro –respondió Pegaso.

-Ni creas que porque ahora tienes puesta esa destruida armadura y tu amigo está aquí para ayudarte vas a impedir que consiga ese cetro –dijo Bloom dirigiéndose a Seiya.

-Ustedes son las que no se saldrán con la suya –respondió Hyoga con un tono de voz amenazante – ¿creen que son las primeras que quieren matar a Athena a quienes hemos vencido?

-No queremos matar a nadie –respondió Stella –solo necesitamos el cetro.

-Pues pueden olvidarse de eso porque no lo tendrán –respondió Seiya.

Las dos hadas y los dos caballeros se encontraban frente a frente, cada uno aumentaba su energía lo más alto que podía, con lo cual el aura de cada uno crecía, estaban dispuestos a todo con tal de vencer. Los dos grupos estaban a punto de atacar cuando una voz los interrumpió.

-¡Deténganse! –se escuchó una voz desde lo alto –no lo hagan, no ataquen.

Se trataba de Shun de Andrómeda, quien iba acompañado por Flora.

-¿Qué dices, Shun? –Respondió Seiya –sé que no te gusta herir a las personas, pero ellas intentan robar el cetro de Saori.

-Lo sé –respondió Shun –pero tienen un buen motivo, tal vez si las dejaran explicar...

-Lo siento, Shun, pero esto es algo que no se puede resolver con palabras –respondió Seiya mientras se preparaba para atacar a las hadas.

-Shun tiene razón –interrumpió otra voz.

Esta vez se trataba de Shiryu, quien estaba acompañado por Tecna.

-Ellas en verdad necesitan ese cetro, y siendo honestos, su problema también debería importarnos a nosotros –continuó –Tecna me contó lo que sucedía y pude percibir que estaba diciendo la verdad.

-Tecna, Flora, ¿qué están haciendo con ellos? –Les reclamó Stella – ¿es que no ven que esas armaduras son muy parecidas a las que vestía ese tal Hermes?, ¿quién nos asegura que no trabajan para Ares?

Al escuchar ese nombre el rostro de Athena y el del guardián de la casa de Aries, quien había salido de la casa de Aries hace tiempo pero no había intervenido en nada, fueron inundados por una expresión de asombro.

-¿Qué saben ustedes sobre Ares? –interrumpió Athena

-¿Qué ocurre, Saori? –Preguntó Seiya – ¿acaso sabes algo de lo que no estemos enterados?

-Creo que será mejor decirles la verdad, Athena –sugirió el carnero dorado, Athena asintió con la cabeza.

-Esta mañana un hombre vino al santuario, un dios –empezó Athena –ese hombre era Hermes, mensajero de los dioses, dijo que venía a avisarme a mí, como representante de la Tierra, que la Tierra colisionaría con otro planeta como una forma del dios Ares de castigar a sus habitantes, hasta ahora solo le había contado esto a Shaka y a Mu, Shaka está meditando en la casa de Virgo intentando encontrar algo que pueda ayudarnos, no se los había dicho porque no quería preocuparlos y porqué pensé que podía solucionarlo de algún modo.

-Hermes –respondió Bloom –fue el mismo que fue a Magix a decirnos los mismo, por eso queremos el cetro de la diosa Niké, necesitamos el poder de la diosa de la victoria porque creemos que es la única manera de enfrentar a un dios.

-Hay algo que no entiendo –comentó Shiryu – ¿Por qué Hermes les dio el aviso a todos los habitantes de Magix pero en la Tierra solo le avisó a Athena?

-Ya sabes cómo son algunos dioses –respondió Athena –muchos de ellos, casi todos, ven a los humanos como seres insignificantes, a los que ni siquiera vale la pena avisarles sobre las decisiones que toman los dioses. Y ustedes –dijo dirigiéndose a las hadas – ¿en verdad creen que, aún con el poder de Niké de su lado, pueden combatir contra un dios así de fácil?, ¿creen que es cualquier cosa?

-Esos malditos –murmuró Seiya – ¿cómo es que somos tan poca cosa para utilizarnos como objeto de castigo y ni siquiera avisarnos?

-Por favor –dijo Bloom dirigiéndose a Athena –a pesar de ser una diosa usted no parece ser como ellos, a diferencia de ellos usted parece alguien que ama y respeta la vida en la Tierra y en otros mundos, en verdad necesitamos ese cetro.

-Athena tiene razón, Bloom –comentó Flora –aún con el poder de la diosa Niké nos será imposible enfrentarnos a un dios, sobre todo si se trata del dios de la guerra, además, ¿es éticamente correcto levantar nuestro puño contra un dios?

-No lo sé –respondió Seiya con ese tono enérgico que lo caracteriza –lo que sí sé es que no es éticamente correcto permitir que tantas vidas se pierdan por el capricho de alguien, aún si ese alguien es un dios.

-Seiya tiene razón –respondió Bloom –si tenemos la oportunidad de luchar por nuestro derecho a vivir y por defender la vida lo haremos.

-No puedo prestarles el cetro de Niké porque eso de alguna forma alteraría el equilibrio del planeta –dijo Athena –pero sí puedo brindarles su protección y la mía.

-Muchas gracias –respondió Bloom –de alguna manera me siento más segura gracias a usted.

-¡Esperen un momento! –Interrumpió Seiya – ¿alguien quiere acabar con la vida en la Tierra y esperan que me quede aquí sin hacer nada?, lo siento, pero eso no será posible, yo iré con ustedes.

-Seiya tiene razón –continuó Shiryu –yo tampoco puedo quedarme aquí mientras algo tan grande amenaza al planeta, yo también voy.

-También yo –agregó Hyoga –además nosotros tenemos más experiencia con dioses que amenazan al mundo.

No me gusta herir a las personas, y espero no hacerlo, pero esto es algo importante, así que también las acompaño –concluyó Shun.

Fue así como los santos y las hadas acordaron ir juntos a buscar a Ares para impedir la catástrofe.

-Por cierto, ¿alguien ha visto a Musa? –preguntó Stella.