Advertencias: todos los personajes son propiedad intelectual de George R.R. Martin.


Salvaje

Era cruel que le hubiesen arrebatado todo, dejándolo abandonado cuando no contaba aún con edad para entender lo que estaba pasando a su alrededor.

Lloró cuando dejaron atrás Invernalia, cuando, a lo lejos, ya no pudo ver a su hermano, perdido en la distancia y la neblina. La vida lo había despojado de familia, amigos, de hogar, pero la tenía a ella, alguien por quien daría la vida, la única persona que se había preocupado por él; le había cuidado y dado un poco del amor que le faltaba. Su propia madre lo había cambiado por su hermano mayor y ahora sabía que no les vería más, igual que a sus hermanas o que a Bran... Se había quedado solo en un mundo cruel y malvado, que se reía de sus desgracias y penurias, que los arrojaba, desnudos, a sus caprichos inciertos. Pero ella estaba consigo, ella, quien le protegía, quien le mimaba cuando podía. Le cantaba antes de dormir mientras le arropaba, le contaba viejas historias perdidas, cazaba para él y le besaba la frente con ternura, llamándole "pequeño señor". Ella, la única que seguía a su lado, aún cuando los demás se había ido lejos, la única que entendía la rabia y la confusión latiendo en su interior, salvaje y fiero, lleno de temor. Ella, la mujer del pueblo libre que se arrodilló para salvar su vida, ahora salvaba la de los dos. Ella, su media madre y amiga, la única persona que tenía.