Hola chicas. Volvemos con otro fic francés. Se titula Memory, y es de Zeb410. Lo he traducido como Recuerdos. Se desarrolla al comienzo de la tercera temporada. Regina consigue parar la maldición de Peter Pan, pero se vuelve contra ella. No digo nada más. Ya veremos qué ocurre. Creo que tiene 23 capítulos. Espero que os guste tanto como el de los vampiros o Conversaciones nocturnas. Volvemos a los fic que siguen el script de la serie.
Decir lo de siempre. Nada es mío, yo simplemente ejerzo de trujamán. La historia es de su escritora, y los personajes de la ABC.
Recuerdos
Capítulo 1
Emma se alejó al volante de su coche con Henry a su lado. Algunas lágrimas perlaban sus ojos, que ella, rápidamente, enjugaba con el reverso de la mano. Miró a su hijo y él le sonrió tiernamente. Era consciente del enorme sacrificio que acababa de hacer Regina para que ella pudiera tener una oportunidad de una verdadera historia con su hijo. Miró de forma mecánica por el retrovisor interior y vio la nube verde, señal de la maldición, acercarse cada vez más hacia todas las personas que había dejado atrás. Rezaba interiormente para que Regina tuviera la fuerza necesaria para destruir la maldición antes de que esta se produjera.
Lo último que Emma vio por su retrovisor fue a Regina derrumbarse en el suelo mientras un haz violeta la golpeaba en pleno corazón.
Regina cerró los ojos algunos instantes para juntar su valor y levantó las manos en dirección a la maldición que se dirigía hacia ellos. Pensó con todas sus fuerzas en su amor por Henry y en esa nueva vida que le ofrecía con su madre biológica.
Sus manos enviaron haces violetas que entraron directamente en el corazón de la nube, pero antes de que pudiera darse cuenta, un haz se proyectó hacia ella, golpeándole en pleno corazón, dejándola inconsciente en el suelo. Snow se precipitó hacia Regina para comprobar si aún estaba viva cuando escuchó unos neumáticos derrapar cerca de sus oídos.
«¡Regina…Regina!» gritó Emma apartando a Hook y a David a su pasó
«¡Mamá!» siguió Henry de cerca
«¿Qué ha pasado? He dado media vuelta en cuanto he visto a Regina caer al suelo»
«No lo sé…ha intentado parar la maldición, pero parece que su magia se ha vuelto contra ella. Ha recibido un haz en pleno corazón y después se ha desmayado. Está viva, pero inconsciente…» respondió Snow dejando sitio a Emma y a Henry cerca de Regina
«De hecho, ha logrado detener la maldición…» declaró Hook señalando al cielo azul encima de sus cabezas «…la nube ya no está, y aparentemente estamos todos aquí, en fin, quiero decir que nos acordamos de quiénes somos»
«Hay que llevarla al hospital enseguida. Neal, ayúdame a meterla en el coche, por favor»
Neal obedeció rápidamente levantando delicadamente a la Reina para dejarla en el asiento de atrás del coche de Emma, que arrancó antes de que Henry tuviera tiempo de abrocharse el cinturón de seguridad.
Todo el mundo miró el escarabajo amarillo correr hacia la ciudad sin atreverse a decir ni una palabra. David abrazó a Snow que se acurrucó contra él, y propuso al pequeño grupo ir al encuentro de Emma al hospital para tener noticias de la que una vez más les había salvado la vida.
«Todo va a ir bien, chico…ella se va a poner bien…es fuerte, va a salir de esta…» no dejaba de repetir Emma a Henry, quizás para convencerse ella también.
«¿Qué ha pasado?»
«¡No tengo la menor idea…pero diría que tu madre acaba una vez de salvarnos el culo!»
«Entonces, ¿ha detenido la maldición, es eso? ¿Lo ha logrado?»
«En todo caso, eso parece ser…¿qué no haría ella para llamar la atención, eh?» bromeó Emma deteniéndose de cualquier manera en la puerta del hospital.
Tres días. Hacía tres días que Emma y Henry velaban a una Regina inconsciente en el hospital. El doctor Whale les había asegurado que Regina no corría peligro de muerte, iba a despertarse, pero solo que no sabía cuándo.
Lejos de estar tranquila, Emma había decidió quedarse cerca de la segunda madre de Henry para estar presente cuando se despertara.
Los habitantes de Storybrooke se acercaban, por turnos, para saber de su estado, Snow llevaba la comida preparada por Granny dos veces al día, pero se iba a menudo con los platos sin tocar. Hook y Neal iban también a visitar a Emma e intentaban distraerla proponiéndole ir a tomar un café, uno y algo más fuerte, el otro, pero Emma prefería no abandonar la habitación por si Regina se despertaba.
Cuando estaba empezando a quedarse dormida sobre el sillón, que se había hecho demasiado familiar, Emma escuchó la respiración de Regina que comenzó a hacerse más rápida. Corrió a su lado y vio a la Reina cubierta de sudor, en plena crisis de temblores. Corrió al cuarto de baño para mojar un paño que colocó sobre la frente de la morena, que se calmó casi inmediatamente.
«Todo va bien, Regina…todo va bien…» murmuró ella al oído de la morena que sonrió en su sueño.
«¿Ha tenido otra pesadilla?» preguntó Henry despertándose
«Vuélvete a dormir, chico…ahora está bien»
«Ok…¿Emma?»
«¿Sí?»
«Gracias…gracias por lo que haces por mi madre…» declaró Henry con una tímida sonrisa
«No es nada comparado con lo que ella se disponía hacer por mí…yo se lo debo…» respondió Emma reposando su mirada en la morena, relajada con su paño húmedo sobre su frente.
El sol comenzaba a filtrarse a través de las cortinas de la habitación del hospital, y le dio en plena cara a la rubia dormida sobre el sillón que le había hecho de cama esa tres últimas noches. Emma se giró gruñendo y tiró de la manta que la cubría para tapar su rostro, y así protegerlo del sol que le impedía terminar su noche.
Después de algunos minutos dando vueltas sin sentido, la paciencia de Emma alcanzó sus límites y se levantó furiosa tirando la manta tras ella.
Miró a Regina y apuntó el índice hacia ella.
«¡Más vale que te despiertes, Regina, y RÁPIDO, porque necesito dormir! ¡Necesito mi cama, OK!»
Después de haber versado su cólera matinal sobre la morena que seguía dormida, se metió en el cuarto de baño para echarse un poco de agua en la cara antes de ir a buscar un café a la máquina. A penas hubo atravesado la puerta de la habitación, escuchó un murmullo que la hizo retroceder inmediatamente.
«¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?»
«Regina…Regina, ¡está despierta!» casi gritó Emma corriendo a los brazos de la morena que hizo un movimiento de retroceso al ver a un tornado rubio abalanzarse sobre ella.
«¿Quién es usted?» se dio prisa en decir Regina poniendo sus manos hacia delante en señal de protección.
«Regina…soy yo, Emma…»
«Yo…yo…» balbuceó Regina mirando a su alrededor para intentar comprender lo que estaba pasando
«Está en el hospital, Regina…¿se acuerda de lo que ha pasado?» preguntó dulcemente Emma que rápidamente comprendió que algo iba mal con la morena.
A guisa de respuesta, la morena movió negativamente la cabeza. Se incorporó en la cama y subió las sábanas hacia ella para quedarse en su burbuja de protección. Emma adelantó una mano hacia Regina para intentar calmarla, pero detuvo su gesto ante la mirada de susto de la morena.
«Voy a buscar al doctor Whale…todo va a ir bien, Regina…ya vuelvo…» dijo Emma en un tono lo más suave que pudo para no asustar más a la morena
Después de más de un hora esperando en el pasillo, Emma caminaba de un lado para el otro sin dejar de mirar fijamente la puerta de la habitación de la morena. Quería saber lo que pasaba con Regina, tener algunas explicaciones, y sobre todo, saber si Regina había recobrado la memoria, si su "apagón" solo fue una consecuencia de su despertar.
Cada cierto tiempo, David ponía un mano reconfortante sobre su hombro y le dirigía una sonrisa compasiva, Henry, por su lado, intentaba por todos los medios ver a través del cristal, demasiado translucido para poder ver algo.
Belle, Ruby, Granny, Hook, y Neal esperaban pacientemente al otro lado del pasillo.
Cuando el doctor Whale salió de la habitación, fue asediado por una entera muchedumbre de personas que quería obtener respuestas.
«¡Calmaos todos!» gritó levantando las manos «Regina está bien…»
«¿Pero?» preguntó febrilmente Snow
«Pero…parece que ya no es completamente Regina…ha perdido la memoria…» declaró Whale impotente
«¿Cómo que ha perdido la memoria? ¡La maldición no se produjo, Regina lo impidió!» replicó Emma inquieta
«Verdaderamente…creo que ella no pudo evitar la maldición, solo ha podido desviarla…solo ella ha sido alcanzada…y como Pan no está en este mundo para controlar lo que pasa, Regina ha perdido todos sus recuerdos y nada los ha reemplazado»
«¡NO…NO!» gritó Henry hundiéndose por los pasillos
Emma intentó sujetarlo, pero sintió la mano de Neal agarrar su brazo.
«Yo me ocupo…» dijo él tomando la misma dirección que su hijo
«Doctor Whale…¿es posible que recupere la memoria?» preguntó Emma, no muy segura de querer oír la respuesta
«Tengo miedo de que no sea así…» respondió Whale evitando la mirada herida de la rubia
«¿Puedo ir a verla?»
«Sí…pero debe saber que la Regina que todos han conocido ha desaparecido…» respondió él alejándose del pequeño grupo
«Ella no desaparecerá nunca…» murmuró Emma apoyando una mano sobre el pomo de la puerta de la habitación de la morena. Miró a Snow que le hizo una señal de aprobación y entró en la habitación cuidando de cerrar la puerta tras ella.
Neal se acercó despacio a Henry y se sentó a su lado en el banco que estaba debajo del enorme roble que parecía tener miles de años. Esperó pacientemente a que su hijo se decidiera a hablar por él mismo para no precipitar las cosas.
«No es justo…es mi culpa» dijo Henry con la mirada fija en el suelo
«No es tu culpa, Henry…Regina ha hecho lo que pensaba justo…ella ha intentado ofrecerte la vida con la que siempre soñaste»
«La dejé caer, la abandoné, pensaba que ella no me quería…y ahora…ahora ni siquiera se acuerda de mí» lloriqueó el muchacho
«No puedo decirte que me merezca tampoco el premio al hijo del año…Rumpel…mi padre…se ha sacrificado también para que podamos vivir…cuando yo pensaba que lo único que quería era herirte…antes de que Regina perdiera la memoria, tuviste la ocasión de decirle que la querías, y eso es lo importante, Henry»
Neal agarró a su hijo por los hombros y lo atrajo hacia él, se quedaron largos minutos consolándose el uno al otro por sus pérdidas respectivas.
«Siento mucho lo de Rumpel» declaró Henry mirando a su padre mientras se enjugaba una lágrima que corría por su mejilla
«Yo también Henry, yo también» le respondió Neal con media sonrisa antes de tenderle la mano para levantarse «vamos a ver cómo está tu madre, ¿de acuerdo?»
Henry asintió enérgicamente con la cabeza y retomó la dirección del hospital sujetando la madre de su padre en la suya.
«Hola…» dijo dulcemente Emma sentándose en el sillón que conocía tan bien
«Hola…» le respondió la morena apoyando su cabeza en la pared de atrás
Un largo silencio se hizo entre las dos mujeres, Emma no sabía qué debía hacer o decir, estaba asustada de meter la pata como solía hacerlo; Regina, por su parte, escrutaba con la mirada a la rubia sentada en su frente intentando comprender qué lazo podía unirlas.
«El doctor Whale me ha dicho que se ha pasado todo el tiempo aquí…esperando que despertase…» comenzó la morena para romper el silencio.
«Sí…» dijo la rubia aún incómoda
«¿Acaso usted y yo…somos amigas?»
La rubia estalló a reír ante la pregunta de Regina, pero se recobró rápidamente al ver la incomprensión en el rostro de la morena
«¿Cómo decirlo…? Digamos que nuestra relación ha mejorado desde hace algún tiempo…pero yo no diría todavía que seamos amigas»
«Oh…» respondió Regina aún más confusa
«Digamos que tenemos intereses comunes, si lo prefiere…» completó Emma hundiendo sus manos en sus bolsillos para evitar todo signo de nerviosismo.
«Entonces, ¿por qué se ha quedado?» preguntó Regina con la mayor naturalidad del mundo
¿Por qué? Esa pregunta nunca se le había pasado por la mente a Emma. Ella debía estar ahí, es todo. Por Henry. Sí, por supuesto que por Henry. No había otra explicación posible.
Emma sintió su cabeza hervir mientras reflexionaba a la rapidez de la luz. ¿Qué debía decirle a Regina sobre su pasado? ¿Debía decirle la verdad? ¿Mentirle? ¿Darle la información poco a poco? No tuvo tiempo de encontrar las respuestas, porque alguien llamó a la puerta.
Antes de tener la confirmación de que podía entrar, Henry cerró la puerta tras él y fue a hundirse en los brazos de Emma
«Buenos días, mamá» dijo él dirigiéndose a Regina que lo miró como si acabara de ver un fantasma
«Ma…» la morena no terminó la palabra, el asombro de descubrir que tenía un hijo la conmocionó
«Quizás deberías haber esperado antes de lanzarle esa información, chico…no creo que Regina esté lista para eso…» dijo tiernamente Emma desordenándole los cabellos a su hijo… «Regina, le presento a Henry, su hijo…que resulta que también es mío…es un poco complicado…»
La morena desorbitó los ojos ante el asombro, su boca se abrió varias veces para hablar, pero ningún sonido logró salir de sus labios. Dejó que su mirada vagara de la rubia al pequeño muchacho cerca de ella varias veces y movió la cabeza como si rechazara esa verdad.
«Entonces…heu…¿usted y yo? ¿Tenemos un hijo juntas, es eso?»
«Sí…» respondió la rubia hundiéndose de nuevo en la turbación total
«¿Eso quiere decir que usted y yo…en fin…estamos…?»
Emma la detuvo rápidamente haciendo grandes aspavientos con las manos
«No…no….nunca en la vida…no es en absoluto lo que cree…»
«Pero…»
«Yo soy la madre biológica de Henry…y usted es su madre adoptiva…nuestra relación se para ahí…» declaró Emma lo más rápidamente posible
«Oh…» dijo Regina poniéndose roja de vergüenza ante su confusión
«Creo que deberíamos dejarla descansar, Regina…más tarde volvemos…en fin, si está de acuerdo, por supuesto»
«SÍ…»se precipitó a responder la morena sin saber por qué eso le llegaba al corazón.
Regina tendió una mano hacia Henry que no se hizo de rogar para ir hacia ella y rodearla con sus pequeños brazos.
«Estoy tan contento de que estés bien, mamá» le susurró él al oído dejándole un beso en su mejilla
Regina retrocedió un poco y observó al pequeño como si fuera la primera vez que lo viera. Buscó sus palabras con precaución para no herirlo.
«Henry…yo…siento no reconocerte…pero sé que mi corazón se ha estrechado cuando te he visto entrar en la habitación…y…si me das un poco de tiempo…quizás…»
«Chuuutt…no pasa nada…lo que cuenta que estés bien» le respondió el pequeño con una deslumbrante sonrisa.
Cuando Regina se encontró sola en su habitación, el pánico comenzó a ganar terreno. Cerró los ojos e intentó asimilar todo lo que acababa de saber de su vida. Dejó que algunas lágrimas escaparan de sus ojos, después se hundió lo máximo que pudo en sus sábanas para intentar dormir un poco.
Emma convocó a todos los habitantes de Storybooke esa misma tarde en la gran sala del ayuntamiento, que tenía capacidad para acoger a casi todo el mundo. Les explicó los sucesos de las últimas horas, la manera en la que Regina había salvado a la ciudad, la maldición de la que la antigua alcaldesa era la víctima. Se decidió, por el bien de Regina, que esta no debía, de momento, conocer sus orígenes, todos utilizarían el nombre que se les había dado al crearse la ciudad, y nadie mencionaría el Bosque Encantado, al menos en presencia de Regina.
Algunos incrédulos emitieron la hipótesis de que quizás la morena estaba fingiendo su pérdida de memoria para poder otra vez hacerse con el poder, pero Emma y Snow les tranquilizaron afirmando que Regina ya no era la misma persona que habían conocido antes, y su cambio se había efectuado incluso antes de que la maldición la alcanzara.
Hook tuvo que resignarse a quitarse su garfio y ponerse la prótesis para doblegarse a los deseos de Emma de ser personas los más "normales" posibles. El doctor Whale aconsejó a Regina consultar a Archie para intentar recuperar la memoria. Henry preparó lo mejor que pudo la casa de su madre para su regreso inmediato, y Emma continuó yendo varias veces a visitarla al hospital para llevarle apoyo y consuelo.
Era el gran día. Regina salía finalmente del hospital para volver a su casa. Estaba ansiosa y no tenía ni idea de cómo iban a pasar las cosas partir de ese momento, pero estaba tranquila porque tenía a alguien a su lado que estaría ahí para ayudarla. Tenía a Emma.
Emma le había prometido algunos días atrás estar ante el menor problema, a la menor inquietud, a no importa qué hora del día o de la noche, y eso había bastado para tranquilizar a la morena.
