Hola a todos.

Este es mi primer fanfic largo sobre Akatsuki no Yona. Espero que os guste.

Capítulo 1: Difícil decisión.

Guen se asomó discretamente por la entrada al santuario del rey Hiryuu, y frunció el ceño al encontrarse con la imagen que, desgraciadamente, se había vuelto habitual desde hacía algunos días.

Abi se encontraba abrazado a la tumba de su antiguo rey, desplomado descuidadamente en el suelo y con los ojos vendados. Parecía una marioneta rota a la que habían cortado los hilos. No se había movido de allí desde que regresaron. Por lo menos ya no lloraba, pero eso simplemente podría ser porque se había quedado sin más lágrimas que derramar.

Guen apretó los puños, haciendo un esfuerzo sobre humano por contener su impotencia y su ira. Su sangre de Hakuryuu estaba ardiendo en sus venas. Apenas podía reprimir las ganas que tenía de despedazar algo, de dar rienda suelta a sus poderes de dragón y arrasar con todo a su paso.

El único motivo por lo que no lo hacía era que no podía perder la compostura él también, bastante tenían con lo que tenían. Tenía que mantenerse entero.

Miró durante unos minutos más a su hermano dragón en silencio. Debatiéndose entre si acercarse a él o no. Pero consolar a la gente nunca había sido su fuerte, y mucho menos en el estado de ánimo en el que se encontraba. Así que volvió a cerrar la puerta del santuario, para después apoyar su frente contra ella y soltar un suspiro de frustración.

-Seiryuu sigue ahí, ¿no?

Guen se sobresaltó por la repentina voz y miró a su derecha para encontrarse con Shuten recostado contra la pared a pocos metros de él, con su lanza en la mano y una pose aparentemente despreocupada.

En otras circunstancias Shuten se habría reído de él por no haberle oído llegar, y se habrían insultado el uno al otro hasta terminar destrozando esa parte del castillo en medio de su estúpida pelea.

Pero en esta ocasión no fue así. Ambos se miraron el uno al otro con expresión grave. Conscientes de que las cosas no podían seguir así y debían tomar una decisión para tratar de resolver su situación.

Desde la muerte del rey Hiryuu todo se había complicado.

El príncipe aún era demasiado joven para reinar, de modo que la reina se estaba encargando de todo hasta que él pudiera hacerlo. Pero ella no estaba acostumbrada a gobernar, de modo que la fuerza del reino recién formado y aún inestable se había debilitado. Había revueltas por todas partes del reino y sus enemigos estaban aprovechando la ocasión para atacar.

Los guerreros dragones se habían mantenido defendiendo el reino de Kouka, pero con tantos frentes abiertos no daban abasto. Además de que la edad, inevitablemente, les iba pasando factura. Ya no eran tan fuertes como cuando entraron al servicio del difunto rey Hiryuu.

Todo esto había causado que la reina tuviera que firmar numerosos tratados de paz y concesiones a los nobles en un intento por mantener al reino en pie.

Aunque con esas medidas se resolvieron gran parte de los problemas, aún quedaba otro asunto que afectaba directamente a los guerreros dragones. El resto de los reinos tenían envidia de que tan solo el reino de Kouka tuviera el poder de la sangre de dragón concedida por los dioses, y habían comenzado a intentar capturarlos en un intento por hacerse con su poder.

Los guerreros dragones habían salido airosos de varios intentos de secuestro, pero al final se les terminó la suerte. Unos días antes habían capturado a Abi. Guen y Shuten se habían apresurado en rescatarlo, pero cuando consiguieron hacerlo ya era demasiado tarde.

Era cierto que Abi estaba vivo, pero lo que sea que le hubiesen hecho le había dejado en ese estado tan deplorable parecido al de un muerto en vida. Ninguno de ellos había tenido el valor de preguntarle lo que le había pasado exactamente, pero cuando se acordaban de su estado en el momento en el que lo encontraron se hacían una idea bastante aproximada, y casi era mejor que no supiesen los detalles. Sino, no sabían si iban a poder conformarse con tan solo matar a los secuestradores, como ya habían hecho, o si arrasarían completamente al reino vecino responsable.

Guen se esforzó por apartar esos vengativos pensamientos de su mente y centrarse en lo que verdaderamente importaba. Los guerreros dragones, que antes garantizaban la seguridad Kouka, se habían terminado convirtiendo en el motivo detrás de las guerras del reino. Los demás países no iban a desistir en sus esfuerzos por hacerse con su poder, menos ahora que uno de los intentos de secuestro había tenido éxito. A partir de ahora aquello se podría convertir en una guerra de todos contra Kouka para luego repartirse entre ellos el poder de los dragones.

Tenían que terminar con todo esto ahora antes de que les estallara en la cara. No querían que los esfuerzos de toda su vida y su amado rey Hiryuu fueran por nada. Aunque desgraciadamente solo veían una solución, y esta no le gustaba nada.

-¿De verdad es necesario que nos marchemos del castillo? – se preguntó Guen con tono resignado, aunque ya sabía de sobra la respuesta.

-No te repitas, Hakuryuu – espetó Shuten -. Lo hemos hablado montones de veces. Es el único modo de cortar el problema de raíz.

-Es patético que nosotros, los guerreros dragones elegidos por los dioses, tengamos que terminar así – se lamentó con tono amargó -. Si cuando entramos por primera vez en el castillo Hiryuu, recibidos con respeto y alabanzas, alguien me hubiese dicho que al final nos íbamos a ver obligados a huir de aquí como ratas me habría reído en su cara. Que patético.

-Todo lo bueno al final se termina. Parece mentira que aún no lo sepas. Deja de ser una nenaza – se burló Shuten, ganándose una mirada asesina de su compañero -. Además no es tan malo. Ya estaba cansado de estar atado a este castillo y obedecer órdenes de todo el mundo como un esclavo. Prefiero ser libre para ir a donde quiera. Este castillo me asfixia, sobre todo desde…

Shuten no terminó la frase, pero no era necesario para que su hermano dragón lo entendiera. El mismo Guen se había sentido fuera de lugar en el castillo desde que el rey Hiryuu murió. Después de todo su objetivo desde que habían recibido la sangre de dragón había sido proteger a Hiryuu. Sin él, nada parecía tener sentido. Lo único que los había atado allí era preservar su legado.

Ahora la situación política del reino se había estabilizado con las alianzas, y al príncipe le faltaban solo unos pocos años para poder reinar. El único motivo real que quedaba para las guerras era hacerse con el poder de la sangre de dragón. Si ellos desaparecían ya no tendrían motivos para seguir peleando. Además de que Abi tampoco parecía querer seguir luchando. Marcharse y permanecer en el anonimato hasta que su poder fuera de nuevo necesario parecía lo más lógico.

-Pero aún queda otro problema – habló Guen en tono serio -. ¿Qué crees que pensará él al respecto?

Shuten bufó molesto, sabiendo se sobra a quién se refería.

-Aunque no lo parezca es un adulto. Cuando sepa lo que hemos decidido él verá lo que hace. Tenemos motivos para tomar esta decisión, así que tendrá que entenderlo…

-¿De quién habláis? – intervino una voz cerca de ellos sobresaltándolos. Guen se giró para encontrarse a su espalda a un despreocupado Zeno con una sonrisa burlona, que cargaba una bandeja de comida -. He logrado sorprender a Hakuryuu y Ryokuryuu. Mis habilidades de sigilo están mejorando.

-Yo nunca tengo la guardia baja, inútil – intervino rápidamente Shuten -. Si acaso es Hakuryuu el que está perdiendo facultades con la edad.

-En tus sueños, Ryokuryuu – espetó Guen lanzándole una mirada asesina.

Ambos se insultaron el uno al otro a la vez que se retaban con la mirada. Esto hizo que no se fijaran en el leve tinte de tristeza que hizo bacilar la sonrisa de Zeno por unos segundos.

-No me habéis respondido – intervino el rubio interrumpiendo su sucesión de insultos tratando de parecer ofendido - ¿De quién estabais hablando?

Ambos volvieron a prestarle atención al recién llegado, para después volver a intercambiar una breve mirada entre ellos. Como si se estuviesen poniendo de acuerdo sobre quién le respondía. Al final fue Guen quien lo hizo:

-Hablábamos de Seiryuu. No podemos dejar que siga así. Tenemos que convencerlo de que salga del santuario de Hiryuu y siga adelante. Nos estamos planteando seriamente la posibilidad de sacarle a rastras de ahí. Aunque le duela debe dejar de encerrarse en sí mismo o no se recuperará nunca. Si sigue así va a terminar enfermándose. Hay que hacer que lo entienda.

Zeno se le quedó mirando fijamente a los ojos con una expresión serena y no dijo nada durante unos segundos. Guen no pudo evitar sentirse nervioso ante su mudo escrutinio. Porque aunque el rubio parecía un completo despistado la mayor parte del tiempo, había ocasiones en las que creía que este se daba cuenta de más cosas de las que parecía. A veces le daba la impresión de que podía ver directamente su alma con esos penetrantes ojos zafiro. Por un momento creyó que se había dado cuenta de que le estaba ocultando algo, pero entonces le sorprendió una vez más cuando repentinamente volvió a su fachada despreocupada.

-No hay que apresurarse – aseguró Zeno con una amplia sonrisa -. Solo necesita tiempo para asimilar todo lo que le ha pasado, estoy seguro de que si le dejamos tranquilo unos días más terminará saliendo por si mismo. Seiryuu es fuerte, saldrá adelante. Además, yo no voy a dejar que se enferme – levantó los brazos resaltando la bandeja de comida que traía -. Le estoy alimentando, y luego le traeré una manta para que no pase frío esta noche porque parece que va a nevar.

-¿Tu le has estado trayendo comida todos estos días? Pensaba que se negaba a comer – se sorprendió Guen.

-Si se lo traen los sirvientes no come. Pero parece que si lo hago yo no se atreve a decir que no. Seguro que es porque le gusta cómo cocino – exclamó entusiasmado.

-¿Tu sabes cocinar? ¿Desde cuándo? – intervino Shuten conmocionado -. O aún más importante, ¿realmente es comestible? Si intoxicas a Seiryuu va a ser peor.

-Eres malo Ryokuryuu. Yo jamás haría eso. – Zeno frunció los labios formando un puchero ofendido -. Además cocinar no es tan difícil. Deberías intentarlo.

-Yo no tengo tiempo para perderlo en esas tonterías.

-Ya basta – espetó Guen, lanzándole una mirada cabreada a Shuten. Este bufó molesto, pero sorprendentemente le hizo caso y se puso a hacer girar su lanza en sus manos de forma distraída. El peliblanco se giró de nuevo hacia Zeno y le sonrió cálidamente -. Gracias por cuidar de Seiryuu. Me avergüenza reconocer que yo nunca he sido bueno en ese tipo de cosas – no pudo evitar que su voz se tiñera de frustración.

-No te preocupes Hakuryuu. Seguro que Seiryuu lo entiende – le consoló el rubio con una sonrisa conciliadora -. Además, quiero cuidarle. Yo no puedo pelear y no pude ir con vosotros a rescatarle – su sonrisa se tornó en una expresión atormentada a la vez que bajaba la mirada a la bandeja de comida que sostenía –, así que me alegra ayudarle ahora. Aunque solo pueda hacer cosas pequeñas como esta.

Guen apoyó las manos en los hombros de Zeno, y este levantó la mirada sorprendido por su repentina acción.

-No te infravalores – le reprendió con una expresión severa -. Por algo somos cuatro guerreros dragones y no solo uno. Cada uno de nosotros tiene sus puntos fuertes y débiles. Tú estás haciendo por Seiryuu algo que nadie más puede hacer. Estoy seguro de que si Hiryuu siguiese con nosotros estaría muy orgulloso de ti. Así que sigue cuidando de Seiryuu por favor. Te lo encargo.

Zeno no dijo nada, pero la sonrisa que esbozó fue tan luminosa que Guen se sorprendió de no quedarse deslumbrado. Se sintió satisfecho de que su hermano dragón lo hubiese entendido.

-Pero no dejes que se te suba a la cabeza, Ouryuu idiota – intervino Shuten burlón, pero sin negar lo que el otro guerrero había dicho.

-Eres malo, Ryokuryuu – se quejó Zeno, sin borrar la sonrisa de su rostro -. Me voy con Seiryuu. Nos vemos.

Se despidió el rubio para después abrir la puerta y entrar dentro del santuario.

La puerta permaneció entre abierta, de modo que Guen pudo ver cómo el menor de sus hermanos se dirigía a Abi dando leves saltitos alegres, con el suficiente cuidado como para que no se derramara nada de la bandeja que llevaba. Se detuvo cuando llegó al lado del peliazul y se sentó a su lado. Pero, en vez de darle la comida inmediatamente, apartó la bandeja a un lado y comenzó a hablar animadamente con su hermano dragón.

Desde donde estaba Guen no podía oír sus palabras, pero casi podía jurar que vio cómo una leve sonrisa se formaba en los labios de Abi mientras le escuchaba. No pudo evitar alegrarse inmensamente por ese simple hecho. Según pasaban los minutos estaba claro que Zeno era el único que hablaba y el peliazul se limitaba a escucharlo, pero ese leve gesto le convenció de que el siempre luminoso Ouryuu era el único que podría sacar a su hermano del pozo de desesperación en el que se encontraba. No tenía duda de que lo haría.

Con esos pensamientos en mente y una sonrisa satisfecha cerró la puerta para dar a sus hermanos la intimidad que necesitaban. Pero las palabras de Shuten hicieron que su sonrisa se borrara para volver a adoptar un semblante serio:

-¿Por qué le mentiste a Ouryuu? ¿Por qué no le contaste que vamos a dejar pronto el castillo?

-¿Y por qué no lo has hecho tu? – replicó molesto.

El peliverde no respondió y simplemente apartó la mirada y bufó.

Ambos permanecieron en un silencio incomodo durante unos minutos. Hasta que finalmente fue Shuten el que lo rompió:

-Antes o después habrá que decírselo. Aunque algo me dice que ya lo sospecha. Ouryuu no es tan idiota como parece, después de todo.

-Tienes razón – concordó Guen. Ambos ya habían hablado varias veces de lo que pensaban sobre la aparente actitud despreocupada de su hermano dragón -. Pero será mejor que esperemos a que Seiryuu se recupere un poco antes de decírselo. Es mejor que nada afecte al ritmo de su recuperación y así él también podrá dar su opinión al respecto. No pasará nada por retrasar nuestra marcha unos días. Además tengo algunos cabos que atar antes de marcharme del castillo. Tú también tienes asuntos pendientes, ¿no?

Shuten volvió a bufar molesto, pero asintió dándole la razón.

-¿Por qué todo tiene que ser siempre tan molesto? – se lamentó el peliverde, para después voltearse y comenzar a caminar por el pasillo con pasos perezosos, dando por zanjada así la conversación.

Guen suspiró resignado por los pésimos modales de su hermano dragón y también comenzó a caminar mientras se planteaba irse a entrenar un poco para despejar su mente. Pero detuvo su paso sobresaltado cuando llegó a sus oídos un pequeño estruendo que venía de dentro del santuario Hiryuu, aunque se relajó enseguida cuando inmediatamente después pudo escuchar la estruendosa risa de Zeno a través de la puerta.

Guen sonrió y murmuró a nadie en particular:

-Aunque la mayor parte del tiempo sean molestos, seguro que les voy a echar de menos.

ooooooooooooooooooooooo

¿Qué os ha parecido? Yo he disfrutado escribiéndolo y ya tengo varías ideas para el futuro.

La idea de este fanfic me surgió pensando sobre qué pensarían los demás dragones originales si pudieran ver lo que hacía Zeno desde el cielo. A partir de ahí la idea fue evolucionando, y aunque voy a terminar escribiendo eso, decidí añadir antes unos pocos capítulos de cuando aún estaban vivos y se van dando cuenta de pistas sobre el poder de Zeno, aunque no descubran la verdad hasta que ya sea demasiado tarde. Y aunque haya empezado la historia en este punto, seguramente pondré varios flash backs sobre el pasado según vaya creyéndolo oportuno.

Voy a ir añadiendo capítulos a este fanfic de forma irregular, según me venga la inspiración, ya que no quiero dejar de lado otras ideas que tengo para futuros oneshots y ya me he comprometido a hacer algunas continuaciones de mis fanfics cortos. Pero todo llegará. Seguramente la rapidez con la que lo actualice dependa de la aceptación que tenga la idea, puede que incluso al final lo deje como un oneshot.

En fin, dadme vuestra opinión al respecto. Este fanfic puede llegar a ser bastante largo o quedarse en otro fanfic corto. Aún no lo sé.

Por último quería agradecer una vez más a todos los que me habéis dejado reviews en mi fanfic "JOVENES PROBLEMÁTICOS". Prometo que tengo en mente hacer una continuación, como muchos me habéis pedido; pero antes quiero terminar otros fanfics que ya tengo empezados, que luego se me acumulan.

Nos vemos en alguno de mis otros fanfics o traducciones.