Disclaimer: Los personajes de Junjou Romantica pertenecen a Shungiku Nakamura.

N/A: Este es mi primer fic de Junjou Romantica, estoy muy emocionada por escribir esta idea que he tenido en la cabeza por tanto tiempo. Sé que debería estar actualizando mis otros fics, pero no he tenido mucha inspiración para ellos, ahora me encuentro en mi fanatismo por el yaoi y el shonen ai, por eso estoy tan desesperada por publicar esta historia.

Sin más que decir…..disfruten de la historia n.n


Lavandas

.

.

.

Primer día de trabajo

-El primer piso es la recepción, el almacén con medicinas, la bodega con los artículos de limpieza, la cafetería, y dos baños (uno para hombres y otro para mujeres), y afuera están los jardines donde los pacientes pueden respirar aire y relajarse. ¡Ah! Y…

-Señorita, no es la primera vez que trabajo en un sanatorio mental.

-Lo lamento, Miyagi-san. Sé que usted no es un inexperto, pero tengo órdenes estrictas de hacerle este recorrido y explicarle cada detalle del lugar.

-Está bien, está bien –dijo es médico soltando un suspiro de fastidio- ¿Por lo menos puedo fumar?

-Usted debería saber que eso está estrictamente prohibido, Dr. Miyagi.

-¡Qué! En el último lugar donde trabajé lo tenía permitido.

-Lo lamento, pero aquí tendrá que cambiar ese hábito. O por lo menos buscarse un lugar donde los pacientes no lo vean o huelan.

Miyagi soltó otro suspiro de fastidio.

-¿Por qué acepté este empleo?

Ahora lo recordaba, porque en el anterior sanatorio mental trabajaba su ex-esposa, Takatsuki Risako. Desde su divorcio las cosas entre ellos se habían puesto algo tensas. Ni siquiera soportaban verse a los ojos, ni siquiera eran capaces de mantener una simple conversación decente sin que salga a la luz su fracaso de matrimonio. Es por eso que cuando le dijeron que lo necesitaban en el sanatorio mental de Okinawa no dudó ni un segundo en decir "Sí". Pero ahora veía las consecuencias de sus actos.

Primero el estar separado de su familia y amigos; segundo, tener que vender y abandonar un muy buen departamento; tercero, dejar de fumar…aunque de cierto modo eso era bueno para su salud ¡pero era su único tratamiento contra el estrés!; cuarto, el salario era bastante triste en consideración con el anterior, pero ¿qué podía esperar de una islita a la que nadie le ponía atención y de un sanatorio mental en el cual había un total de 15 pacientes?

Y entre esos 15 pacientes solamente debía atender a uno es específico. Según la ficha que le entregaron era un joven que sufría de una extraña esquizofrenia. Ese era el segundo motivo por el que aceptó el empleo, si curaba a ese niño sería un médico reconocido en todo el mundo y le abriría las puertas en el mundo de la medicina. Es por eso que siempre se repetía en su cabeza: Ya no hay marcha atrás.

- Señorita, -la interrumpió de su explicación sobre qué había en el segundo piso de ese hospital- sé que usted está obligada a ser mi guía turística y todo eso, pero lo que a mí me importa en este momento es conocer al "paciente especial" del que me hablaron. Es el único motivo por el que estoy aquí (aparte del querer alejarme de mi ex -esposa).

La chica mostró fastidio en su rostro, pero a la final se encogió de hombros.

-Sígame por favor.

Miyagi se sintió feliz de que por fin la mujer fuera al grano. Recién en ese momento se dio cuenta en el extraño diseño del lugar, más que un hospital, parecía un castillo antiguo o una mansión embrujada.

-Disculpe…

-¿Sí?

-¿Qué tan viejo es este edificio?

-Tengo entendido que es del siglo XV o algo así. No estoy al tanto. Pero se rumora que el último propietario era un multimillonario que hacía experimentos con animales y humanos, un día experimentó consigo mismo y murió.

-Tétrico.

-Es un rumor doctor, no le tome en cuenta.

-De acuerdo, pero creo que tendré pesadillas –rió nerviosamente mientras se rascaba la nuca.

No se fijó en qué momento subió a un ascensor con la chica que lo acompañaba, y por lo que vio, el edificio tenía siete pisos.

-¿Y pretendía explicarme cada uno de ellos? Cuánta paciencia.

Se sorprendió aún más cuando la mujer presionó el botón para el último piso.

-¿Por qué tan apartado el paciente? –preguntó bastante curioso.

-¿Acaso no leyó la ficha del paciente?

-No era muy clara que digamos, solo decía que el paciente sufría de una "muy extraña esquizofrenia". Ni siquiera tenía una foto del chico, solamente sé que tiene 18 años de edad y que ha estado interno desde los 15.

-¿Eso es todo? Eso es muy raro.

-Si bueno ¿qué es la vida sin una pequeña sorpresa?

-Bueno, entonces este paciente le dará una muy buena.

Ahora sí que no entendía nada. Se encogió de hombros y repitió lo que se había convertido en su mantra: Ya no hay marcha atrás.

Al llegar se encontró con un pasillo iluminado únicamente por un miserable foco y una ventana sin cortinas. Y lo más inverosímil, era que el pasillo solo tenía una puerta.

-Por aquí, Miyagi-san.

-Claro (¿es posible que esto sea más extraño?).

La mujer buscó algo en el bolsillo derecho de su bata hasta que finalmente sacó un manojo de llaves. Buscó y buscó hasta que encontró la que debía ser la llave del cuarto. La introdujo en la cerradura, sin embargo ella soltó una exclamación al notar que la puerta no tenía seguro.

-¡No puede ser!

-¿Sucede algo?

La mujer lo ignoró y abrió la puerta, entró al cuarto como si su vida dependiera de ello y empezó a revolver todo.

Miyagi Yo, por primera vez en su vida no entendía qué era lo que pasaba. Hasta que finalmente su mente dio con la respuesta: Un paciente había escapado de su habitación, y no cualquiera, había sido ese paciente "especial" al que todos al parecer temían.

La chica prácticamente empezó a llorar de la desesperación. De su cinturón sacó un radio y empezó a exclamar como loca:

-¡CÓDIGO ROJO! ¡CÓDIGO ROJO!

Después de dejar de gritar eso se escuchó un alboroto desde la ventana. El médico se acercó a la ventana del pasillo para ver como un grupo de doctores se encargaba de meter a los pacientes que estaban afuera en el edificio y otro grupo se encargaba de buscar al problemático paciente.

-No se quede ahí Miyagi-san, ayude a buscar a su futuro paciente.

-¡Enseguida!... ¡Espere! –le gritó al darse cuenta de algo- ¿Cómo rayos es ese chico?

-Es rubio y tiene ojos grises, es imposible que no lo reconozca. Ahora vaya, yo seguiré buscando por si acaso.

Sin más tuvo que llamar al ascensor para bajar e iniciar la búsqueda. Sin embargo él empezó a creer que debió aceptar el condenado tour desde el comienzo, porque jamás pensó que el jardín del sanatorio fuera tan enorme.

¡Incluso tenía un bosque!

-¿Y pretenden que lo encuentre?

No perdió más el tiempo, simplemente corrió hacia alguna dirección, en algún punto siguió a otros doctores, pero estos no daban con el muchacho. Después de eso decidió que solo había una opción.

-El bosque.

Arriesgándose a perderse se adentró en él. No sabía ni por donde iba, se dejaba llevar por sus pies. Ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado, solo sabía, tal vez por instinto, que iba en la dirección correcta.

Finalmente llegó a lo que parecía un claro, había un río y varias flores alrededor. Bastante bonito a su parecer, pero no había ningún chico.

-Creo que me equivoqué –suspiró con fastidio por tercera vez en el día ¿o era cuarta? Ya ni sabía-. Por lo menos encontré un lugar para fumar –dijo mientras sacaba un cigarrillo de su cajetilla guardada en el bolsillo de su bata.

-¡Oye! –gritó alguien a lo lejos- ¡Está prohibido fumar!

Miyagi se volteó encontrándose con el dueño de esa voz.

Un niño con una yukata blanca sucia, seguramente por la tierra. De facciones finas que fácilmente se las podrían confundir con los de una chica, el rostro también estaba algo sucio. Piel blanca, pero no pálida. Cabellos rubios y unos ojos grises que lo miraban con enojo.

-¿Es él? –se preguntó incrédulo.

-Guarda ese cigarrillo, a las plantas les molesta ese olor, y a mí también.

-Ah sí. Lo siento.

Guardó el cigarrillo sin dejar de mirar el muchacho frente a él. Le parecía bastante extraño. Él esperaba ver a un chico gritando y retorciéndose del dolor en el suelo, como todo paciente esquizofrénico, o por lo menos verlo alterado. Pero el chico frente a él estaba totalmente tranquilo, eso sí con el ceño fruncido, pero no actuaba de forma violenta.

-¿O será que ya tuvo un ataque en este bosque y por eso está sucio?

-Como sea, si me disculpa, estoy ocupado –dijo mientras se iba por unos arbustos.

-¡Oye espera!

Obviamente éste no le hizo caso y siguió caminando. El médico empezó a seguirlo. Debía admitir que el muchacho corría bastante rápido… o él estaba muy viejo.

-¡Espérame!

-¡Deja de seguirme anciano!

-¡CÓMO ME LLAMSTE MOCOSO!

-¡Acaso eres sordo a-n-c-i-a-n-o! –le preguntó con burla.

-¡Ya verás cuando te atrape!

-¡Si me atrapas vejestorio! –le gritó mientras empezaba a correr más rápido y volteaba la cabeza para mostrarle la lengua.

-Maldito mocoso –murmuró entre diente empezando también a correr rápido.

Por desgracia su paciente llevaba la delantera desde hacía un buen rato, por lo tanto alcanzarlo iba a ser un verdadero reto.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero repentinamente el chico se detuvo. Miyagi vio la oportunidad perfecta para atraparlo. Al alcanzarlo lo tomó del brazo.

-Te tengo maldito mocoso.

Pero no pudo disfrutar de su victoria, pues vio como su paciente se soltaba del agarre fácilmente para caminar hacia lo que parecía un huerto.

-¿Pero qué…?

-Este es mi escondite secreto. Si le dices a alguien te mataré.

-Oye ¿quién te crees…?

-Si no le molesta me gustaría ver cómo están mis plantas.

Impactado vio cómo el chico se arrodillaba a inspeccionar las plantas. Había de todo, desde vegetales, hasta frutas. Pero lo que más abundaban era flores, más específicamente, lavandas. Cientos y cientos de cultivos de lavandas. Las cuales parecían ser el centro de atención del joven.

El trato que les daba era sorprendente. Las trataba con tanta delicadeza, como una madre con un bebé en brazos. Les acariciaba los pétalos y les murmuraba cosas…era sorprendente.

-¿Este chico…realmente tiene esquizofrenia?

De pronto el muchacho empezó a arrancar algunas flores hasta formar un enorme ramo.

-¿Me ayudas por favor? No puedo cargarlas a todas.

-C-Claro (y este día se vuelve más raro) –El médico tomó la mitad de las flores y el joven se quedó con la otra mitad- ¿Por qué tantas lavandas?

-Eso no es de tu incumbencia anciano.

-¡Pequeño…!

-Vamos, seguramente no sabes cómo regresar al hospital.

Recién se dio cuenta de eso Miyagi ¿qué hubiera pasado si no encontraba al chico en el bosque? ¿Cómo pretendía regresar?

-Te sigo –contestó al final.

Caminaron un buen tramo en silencio, y Miyagi pensó que jamás volvería a sufrir silencios incómodos después de mudarse a un lugar lejos de su ex –esposa, pero ese mocoso había logrado destruir sus esperanzas. Suspiró tratando de quitar el silencio con algo, y después empezó a hablar.

-¿Cómo te llamas?

- Takatsuki Shinobu. Pero si quiere puede decirme Shinobu. Por mí no hay problema.

-Está bien ¿Qué tal Shinobu-chin?

-Me da igual –contestó con indiferencia.

-(¿Será posible tener una conversación decente con él? Es peor que mi esposa…un minuto…) De casualidad… ¿Tienes una hermana mayor llamada Risako?

-¿Conoces a nee-chan? –preguntó viéndolo a los ojos por primera vez desde que empezaron a caminar hacia el sanatorio.

-(Eso comprueba que la actitud es de familia) Fue mi esposa –contesta con simpleza.

-Mis condolencias, mi hermana debió causarte muchas molestias.

-No tienes ni idea…Pero ella jamás me habló de ti, eso es lo que me sorprende.

-Supongo que está avergonzada de mí. Después de todo, no es muy atractivo tener un hermano menor internado en un manicomio por esquizofrenia.

-Tal vez…

Al salir del bosque de inmediato fueron rodeados por un montón de médicos que los atacaban con preguntas, más que a nadie a Shinobu, pero todos conducían a las mismas: ¿Dónde había estado? Y ¿Por qué salió de su cuarto sin permiso?

El ojigris no les prestó la menor atención, simplemente siguió caminando hasta entrar en el hospital. Después todos se dirigieron a Miyagi, quien explicó lo mejor posible lo que había ocurrido, eso sí, omitiendo uno que otro detalle, después de todo Shinobu le había mostrado su lugar secreto, y debía respetar la intimidad de su paciente como todo profesional.

-¿Y las lavandas? –preguntó uno de los doctores.

-No lo sé, Shi… es decir Takatsuki-san empezó a recogerlas y me pidió que lo ayudara.

-Eso es normal –habló la chica que había sido su guía-. Por favor, todos vuelvan a sus respectivas labores y saquen a los pacientes, que todavía están en sus horas de actividades al aire libre.

-¡Sí, señora! –exclaman todos, y sin más todos entraron al edificio.

-Parece que usted lleva los pantalones en esta institución –comentó Miyagi.

-Llevo trabajando aquí mucho tiempo y soy la mano derecha del jefe, así que me he ganado cierto respeto en este lugar.

-Entiendo…Por cierto ¿cuál es el fanatismo de Shi… Takatsuki-san por la lavandas? –preguntó mostrándole el ramo que tenía entre brazos.

-Nadie lo entiende muy bien, pero según Takatsuki-san, las lavandas hacen que él deje de oír voces en su cabeza.

-¿Y funciona?

-Pues de todos los pacientes esquizofrénicos que he visto en mi vida, él es el más tranquilo de todos.

-¿Entonces por qué tanto alboroto?

-Es que…cuando Takatsuki-san tiene un ataque…es realmente violento. Incluso casi llegó a matar a dos enfermeras.

-Me cuesta creerlo.

-No sabemos cuándo atacará, es por eso que lo mejor es encerrarlo, pero él siempre se escapa, y cuando vuelve siempre llega con un ramo de lavandas.

El doctor se quedó viendo el edificio por un buen tiempo y de pronto divisó en una ventana a Shinobu, éste también lo veía de lejos. Cuando sus miradas chocaron algo en ellos hizo "click", como si una especie de conexión se hubiese formado. Shinobu fue el primero en apartar la mirada y en alejarse del lugar. Pero, si su vista no lo engañaba, juraría que el chico se había sonrojado y fruncido el ceño, no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro.

-Señorita…

-Dígame.

-¿Podría darme la llave de la habitación de Takatsuki-san?

-¿Cómo dice?

-Después de todo, de ahora en adelante, ese pequeño terrorista, es 100% mi responsabilidad.

.

.

.

¿Qué les pareció? Espero con ansias sus comentarios, acepto de todo: críticas, tomatazos, halagos, sugerencias, etc. Enserio, no me enojaré con nadie : ), de ustedes dependerá que suba o no un segundo capítulo. Nos vemos…

Bye, bye!