Los personajes de Sailor Moon que aparecen en esta historia, son propiedad de Naoko Takeuchi y son usados sin fines de lucro.
Episodio 1: "Con el pie Izquierdo"
"Cuando uno se levanta por la mañana ya sabe lo que hará ese día, bañarse, arreglarse, salir para el trabajo o la escuela, todo está planeado para tener un día productivo, pero también es cierto que siempre hay algo que todo lo arruina… el trasporte público se retrasa, el coche de adelante es una verdadera tortuga; se te olvido el dinero, la tarjeta del suburbano y muchas calamidades más que si las enumero aquí creo jamás terminaríamos."
Italia Génova, en algún año de los presentes.
La actividad de aquella ciudad empezaba, comercios abriendo, gente saliendo de sus apartamentos, chicos saliendo de sus casas a la escuela.
No distaba esa actividad a las residencias ubicadas entre aquellas ajetreadas calles.
El joven que vivía en esa vivienda esperó en su cama, hasta que escuchó la puerta de la salida cerrarse, rápidamente se quitó las sabanas que lo cubrían y buscó que ponerse entre un montón de ropa, tomó la funda en donde estaba su guitarra bajando con ella a la cocina para buscar algo de desayunar; cogió un plato para servirlo de cereal y leche, todo iba bien hasta el momento que escuchó que la puerta de la casa se abría de nuevo. Él sabía que no tenía escapatoria a lo que estaba por venir.
Un hombre maduro se asomó a la cocina para ver a su hijo almorzando, el hombre arrugó el entrecejo, no porque su retoño estuviera apenas en la comida mañanera, si no por el objeto que descansaba sobre la mesa.
-¿Y tus libros?- se limitó a decir mientras se acercaba a su vástago.
-Voy a practicar con la banda- contestó escueto el joven mientras se llevaba una cucharada de arroz inflado a la boca.
-¡Seiya, por amor de Dios!- exclamó alterado- ¿Cuándo entenderás que eso no tiene futuro?- Se talló con ambas manos el rostro, intentando contener la frustración que le causaba la actitud de su hijo.
-Papá… por favor...- respondió fastidiado. Esa era la lucha de poderes dentro de esa casa y Seiya odiaba de su padre le forzara a algo que no le interesaba. Tomó la funda de su guitarra y dejó el plato hondo a medio terminar. Salió tan rápido como pudo. Necesitaba alejarse de ese lugar cuanto antes.
Vagó toda la mañana, Taiki no salía hasta las tres de la tarde y Yaten le había mandado un mensaje a su celular buscándolo pues tenían un examen de Derechos Civiles, masculló molesto, conocía el discurso que le vendría cuando su progenitor se enterara que no presentó el examen. Ya por el medio día se dirigió al lugar donde solían practicar, era una pequeña accesoria que los padres de Taiki no habían rentado y que les prestaban por mientras a los chicos para que practicaran.
Taiki como siempre llegó puntual, lo saludo y buscando con la vista a su primo.
-¿Dónde está Yaten?- preguntó, al comenzar a acomodar los instrumentos. Taiki era el tecladista del grupo aunque también dominaba la batería al igual que su primo.
-No lo sé- contestó Seiya que estaba recostado en uno de los sillones viejos que habían puesto para tomar algunos descansos; pero que él ocasionalmente usaba para dormir o pasar la noche cuando se peleaba con su padre.
Yaten llego pasadas las cuatro de la tarde, a última hora el despacho jurídico en donde trabajaba de medio tiempo lo había llamado para que entregara una demanda a los juzgados civiles. Se sentó molesto al lado de Seiya que no estaba más contento que él.
-¿Se puede saber porque no presentaste el examen?- indagó.
-Se me olvido- contestó seco el joven de cabellos oscuros.
-Deberías hablar con el profesor-recomendó- es un buen tipo aunque no lo creas- Se levantó para acomodarse tras su instrumento, tocó suavemente la batería calentando sus manos.
-De que serviría…- contestó.
-¿No intentarás reprobar?- reprochó Taiki a la actitud que estaba tomando su amigo.
-¿Y si así fuera…? capaz y mi padre comprenda que el ser abogado no es mi ideal- Se incorporó y se colocó su guitarra, era momento de dejar los problemas atrás y empezar a soñar por lo menos unas cuantas horas.
La práctica concluyó a las nueve de la noche se dirigió a su casa, podría evitarse el sermón quedándose en el local, pero no se sentía con ánimos de dormir incómodo y con frío, probablemente su padre no llegara aún y él podría encerrarse en su cuarto evitando una discusión innecesaria. Cuando arribó a su morada pudo ver las luces en el interior, suspiró hondamente, su día había sido nefasto desde que salió en la mañana; peleó con su padre, no había presentado un examen, no habían iniciado la práctica temprano y ahora… ¡a su papá se le había ocurrido llegar temprano!.
Abrió lentamente la puerta y pudo escuchar la voz del jefe del hogar… parecía no estar solo, entró sigiloso a la casa, poniendo todos sus sentidos a esa platica…, su padre reía animado, y esa risa era acompañada por la risa de una mujer.
Se acercó lentamente al lugar de donde provenían las voces, cuando se asomó en la cocina, pudo ver a su padre parado a un lado de la estufa con un delantal y un sartén en las manos.
-¡Seiya, hijo, que bueno que llegas!- saludó animado el hombre- ¿Quién crees que está de visita por unos meses?-
El joven giró su rostro para ver quien más estaba en casa, cuando su vista se topó con la figura de una muchacha que al verlo se levantó de la mesa y se dirigió a él con los brazos abiertos para estrecharlo enseguida.
-¡Tantos años sin verte!- dijo en modo de saludo la joven, mientras lo abrazaba.
-Ami…- fue lo único que logro articular por la sorpresa.
