Hola. Este es mi primer fic. Me tomó mucho tiempo animarme a escribir. Espero que les guste que dejen sus reviews. Quiero dar un agradecimiento especial a Violetdragonfly por instarme a escribir. Se lo dedico a ella. Saludos.

Los personajes no me pertenecen y pertenecen a Saint Seiya de Masami Kurumada. Solo algunos personajes son míos.

Capítulo 1: Amor verdadero

Asgard, después del Muro de los Lamentos

Después de haber sido revividos en Asgard, los Santos de Athena se encuentran sin saber porqué ha ocurrido ese milagro ni cuál es el propósito. Solo algunos de ellos se han encontrado con otros y han descubierto poco a poco que el milagro no era para algunos de ellos sino para todos.

Afrodita y Deathmask se hallaban juntos. Siempre se habían acompañado y esta vez no sería la excepción. Pasado los días, ambos disfrutaban de su nueva vida y no se negaban a ningún placer que se les presentase: alcohol, mujeres, fiestas. Todo para ellos resultaba ser lo mejor. Sin embargo, este tipo de vida estaba en cierta manera cansando al Santo de Piscis; sentía que solamente estaba pasando el día a día de esta nueva vida. Se comenzaba a sentir vacío. Las bellas mujeres con las que se hacía acompañar cada noche ya no le provocaban mucha satisfacción, algo estaba faltando en su vida y no sabía qué.

Por otra parte, su amigo Deathmask, amante del alcohol y de las noches de juerga, no sentía ninguna especie de cansancio ni de remordimiento de esa nueva vida que estaba llevando y que tenía para disfrutar. Es más, estaba seguro de que si tenía que volver a pelear por Athena, su diosa, no lo volvería a hacer. Ese nuevo estilo de vida jamás le cansaría, o al menos eso es lo que creía: conoció a una linda y sencilla muchacha llamada Helena. Esta chica poco a poco fue conquistando su corazón y pasados los días se enamoró perdidamente de ella. No lo podía negar. Ya no quería continuar con esa vida desenfrenada que había tenido: solo la quería a ella y para siempre y quería que todo el mundo lo supiera, en especial su amigo Afrodita.

Deathmask entra a una pequeña cabaña que él y Afrodita alquilaban por el tiempo que llevaban en Asgard.

Afrodita-

Oh! Deathmask- qué tal?

Este … yo bien… y tú?

Bueno, solo un poco aburrido. De un tiempo al fecha tú te las pasas en citas con esa nueva "amiga" tuya.

Ahhh, claro, dijo Deathmask rascándose la cabeza. De verdad eso de confesarle sus sentimientos por la chica iba a ser algo difícil. Probablemente desde ahora se convertiría en el hazme reír de su compañero… aunque en realidad eso ya no importaba mucho.

Este…. Afrodita….

Uh?- Te sucede algo Deathmask?

Bueno… sucede que la chica aquella de la que te he comentado alguna vez….

Si? , preguntó Afrodita abriendo los ojos con intriga.

He logrado conocerla un poco más cada día y, bueno…. Este….

Vamos! – continúa que me estás matando de los nervios- decía el joven de cabellos celestes. Realmente la curiosidad lo estaba matando. Obviamente su amigo el cangrejo se traía algo serio. Nunca lo había visto tan nervioso…..

Bueno, ocurre que yo me….. yo me he…enamorado de ella – dijo el peliazul con los ojos cerrados. Sí que había sido una confesión dura de hacer. ¡Quién lo diría! Él enamorado… por primera vez y como nunca imaginó.

¿Quéeeeee?- dijo Afrodita - ¿Tú enamorado? , ¿de esa chica?

Deathmask asintió con la cabeza. Realmente confesarle eso a su amigo había sido muy difícil. Hasta pensaba que cuando se lo confesase a Helena- cosa que haría al día siguiente- sería incluso más sencillo.

Bueno, ya te lo dije.- suspiró Deathmask. Ahora puedes reírte de mí todo lo que quieras. Seguramente con esto tendrás para un mes entero burlándote.

Afrodita se puso de pie y se acercó a su amigo que aún estaba parado junto a la puerta. No se había equivocado; su amigo sí le tenía que decir algo muy importante. Muy por el contrario a lo que pensó el cangrejo, su amigo le tomó por los hombros y le miró a los ojos:

Te felicito, Deathmask – dijo Afrodita con una cierta nota de tristeza. – Me alegro que hayas encontrado el amor de tu vida. Solo te deseo lo mejor.

Dicho esto, Afrodita salió de la cabaña rápidamente. Necesitaba caminar, tomar aire fresco, pensar. De verdad le hacía muy feliz el hecho de que su amigo hubiese encontrado a su media naranja. No estaba celoso de ser puesto en un segundo o tercer lugar, ¡en absoluto!, pero…..¿por qué se sentía así, triste, vacío?

Creo que ya sé lo que sucede conmigo- dijo Afrodita en un suspiro – Es solo que creo que también necesito amor en mi vida….. amor verdadero, no más ese amor pasajero. Un amor como aquél que encontró Deathmask en la joven Helena…. -¡qué afortunado era él! – Yo simplemente estoy cansado de estar con alguien una noche y al otro día estar solo otra vez…. Estoy cansado de ser el amante de alguien y no ser el amor…. Estoy cansado de NO amar ni que me amen.

El joven peliceste caminó pensando por horas y sin rumbo. Decidió volver. No quería que su amiga creyera que no lo apoyaba en todo esto del amor. Eran amigos, siempre lo habían sido, desde que se conocieron de niños en el santuario. Eran como hermanos y sin duda este nuevo paso que Deathmask había dado, al reconocer que estaba enamorado, era importante para él y debía apoyarlo también con hechos. Por lo que a paso firme se dirigió de regreso a su cabaña.

En la mansión Solberg, Asgard.

Aisha Solberg, una joven de 19 años, estudiante de Literatura en la única universidad de Asgard, sufría día a día del hostigamiento por parte sus padres respecto a cuándo aceptaría las propuestas de matrimonio que constantemente jóvenes de las familias más adineradas de Asgard le hacían. De verdad esto le molestaba, ¿por qué no entendían que ella solo se casaría cuando de verdad se sintiera enamorada? ¿Acaso era tan difícil de entender?

Papá, mamá- dijo Aisha con cierto aire de exasperación. – Les he dicho muchas veces que no estoy interesada en ninguno de mis pretendientes- ¿cómo podría pensar en casarme con alguno de ellos y pasar el resto de mi vida intentando "enamorarme"?

Hija – dijo su padre, el señor Solberg.

Él era un adinerado y reconocido hombre en Asgard. Aisha era su única hija y de verdad la amaba y quería lo mejor para ella, pero le estaba dando demasiado trabajo hacerla comprender que era momento de pensar en su futuro no solo profesional. Con diecinueve años ya era hora de encontrar novio y éste debía ser el mejor: adinerado, buena familia, culto. La verdad era que él no tenía preferencia por ninguno de los muchos pretendientes que su hija tenía. Ella era realmente una joven hermosa y no lo pensaba porque fuera su hija. ¡Todo el mundo se lo decía! Tenía una larga cabellera negra muy lisa, muy diferente a la de la mayoría de las jóvenes de Asgard. Además, unos bellos y enormes ojos azules como el mar. Su piel blanca y un cuerpo muy esbelto. No era muy alta, pero a su hija eso no le importaba por lo que a él tampoco. Vale mencionar que también era una chica muy inteligente, quien amaba la lectura y no solo las cosas banales. Claro, también amaba la moda, pero eso pasaba a un segundo plano. Obviamente, quien estuviera con su hija debería ser alguien especial. Seguro alguno de esos muchachos que la querían. Sin embargo, sería ella, Aisha, quien elegiría. Él y su esposa habían conversado en varias ocasiones el tema del posible noviazgo de su hija y de cómo la dejarían elegir a ella sin imponerle sus preferencias. Ellos de verdad querían la felicidad de su hija. Pero al parecer esa elección no ocurriría muy pronto.

Sabes que no queremos imponerte nada- continuó él- pero ya es hora que decidas con quien te vas a comprometer. Si no te decides pronto, todos tus pretendientes simplemente se cansarán y buscarán otra muchacha que sí acepte su proposición. Recuerda que ya tienes 19 años…..

Ya lo sé- interrumpió Aisha. – No necesitan recordármelo todos los días.

Hija- dijo su madre. – Nosotros lo hacemos porque te amamos y queremos que tengas un esposo que pase contigo el resto de tu vida. Tú sabes que tu padre y yo no siempre estaremos contigo-

¿Y no han pensado en que si yo quiero casarme? – dijo Aisha con un dejo de tristeza en su voz. La sola idea de pensar en sus padres muertos la apenaba.

Hija- intervino nuevamente su madre, - yo te conozco mejor que nadie y estoy segura que la idea de casarte no te molesta en absoluto. Es más, desde pequeña siempre decías que cuando ya fueras mayor te casarías con el amor de tu vida, ¿o me equivoco?

Aisa suspiró profundamente. No podía negar lo que su mamá le decía. Era verdad, ella siempre había querido casarse, hasta el día de hoy, pero CON EL AMOR DE SU VIDA! No con cualquiera de esos aburridos tipos de la universidad que decían quererla o esos tipos snobish, hijos de los amigos de su padre.

Papá, mamá. Entiendan que no estoy interesada en ninguno de ellos. Sé que el amor de mi vida llegará en cualquier momento, cuando menos lo espere, pero cuando sea, lo sabré con tan solo mirarlo a los ojos. Por favor, no me hagan infeliz uniéndome a alguien solo porque sí. No arruinen mi vida. –Además, quizás muchos de esos muchachos solo estén interesados en tu fortuna y ni siquiera me amen alguna vez- dijo Aisha para concluir.

Está bien pequeña, - dijo el Sr. Solberg –Haz lo que sea mejor para ti. Si encuentras ese amor que tanto esperas….. nosotros…. Te apoyaremos….- dijo con un poco de dificultad. Era cierto que quería la felicidad de su pequeña y la apoyaría si eso la hacía plena.

De regreso en la cabaña

Ya era de noche cuando Afrodita llegó a su cabaña. Esperaba encontrar a su amigo ahí para felicitarlo nuevamente y disculparse con él por haber salido así nada más después de la confesión que éste le había hecho. Abrió la puerta y se encontró con el cangrejo durmiendo encima de su cama.

Hey!, Deathmask! Despierta!, decía Afrodita al mismo tiempo que sacudía a su amigo.

Errrrrr…. Qué ocurre?, yo no fui! Lo juro!, - decía Deathmask mientras despertaba.

Deathmask, soy yo, despierta de una vez.

El peliazul se desperezó y abrió sus ojos. Ahí estaba Afrodita junto a su cama mirándolo con atención con una sonrisa burlona en su cara.

Hasta en tus sueños haces maldades, Deathmask!, - exclamó Afrodita.

¿Qué quieres florcita?, - ¿por qué me despertaste?- dijo Deathmask un poco molesto.

Solo me quería disculpar contigo por haber salido después de confesarme tus sentimientos por Helena. Sé que esperabas otra reacción de mi parte.

Pues claro que esperaba otra reacción! – pensé que te reirías de mí por días, -pero me equivoqué. El peliazul hizo una pausa - Gracias por tus palabras. Eres un gran amigo Afrodita.

Afrodita no cabía en su asombro. Pensó que había metido la pata. Pero muy por el contrario, su amigo le estaba dando las gracias.

Bueno, de verdad te felicito Deathmask –dijo ahora Afrodita. – Pero debo confesarte que en el fondo de mi corazón, desearía estar en tu lugar. – completó con un poco de dificultad.

En primera instancia esto no pareció para nada bien al cangrejo, quien poseído por la ira se puso rápidamente de pie con su maño empuñada en dirección al rostro del peliceleste.

¿Cómo que te gustaría estar en mi lugar? Florcita infeliz! - ¿Acaso me estás confesando que tú estás interesado en MI Helena?

Afrodita reaccionó a tiempo y logró esquivar el golpe. De verdad no entendía a su amigo. Cuando creyó que se molestaría por salir así nada más, le da las gracias, y ahora que le confiesa que de alguna manera envidia su fortuna amorosa, éste se molesta así.

¿Qué estoy interesado en quién?! – Preguntó Afrodita con un dejo de molestia.

¿Cómo se te ocurre? – Yo jamás pondría los ojos en la mujer un amigo, menos si ese amigo eres tú. –concluyó.

¿Es verdad lo que estás diciendo? – preguntó Deathmask avergonzado.

Claro!

Entonces?... –No comprendo

Afrodita suspiró. De verdad que su amigo a veces podía ser muy bruto.

Cuando te dije eso, -explicó Afrodita- me refería a que quisiera, al igual que tú, encontrar el amor de mi vida. Me siento solo y estoy cansado de las aventuras pasajeras. Quiero una mujer a quien ame con todo mi corazón y que me ame de la misma manera. Solo eso.

El semblante del pisciano cambió. De verdad se le veía muy triste. Jamás en su vida había sentido la necesidad de tener a alguien con quien compartir su vida. Solo algunos días antes solamente lo había estado pensando. Y ahora su amigo le confesaba que él sí tenía alguien que amaba y que le amaba de igual manera.

Vaya, - lo siento – dijo Deathmask

No te preocupes. – Creo que me iré a dormir. De verdad estoy agotado. Buenas noches.

Sin más, Afrodita se fue a descansar. No estaba cansado. Había mentido. Era solo que necesitaba estar a solas y pensar. Ese vacío lo estaba matando. ¿Encontraría ese amor en Asgard? ¿Sería ese uno de los propósitos de porqué llegó ahí? No tenías respuestas.

Universidad de Odín, Asgard. Dos días después

Aisha terminaba sus clases de Historia Universal y se retiraba rumbo a su hogar. Caminaba sola puesto que no era de tener muchas amigas. En verdad, solo tenía un par de amigas a quienes quería mucho pero que realmente, a su parecer, eran unas locas. Nada que ver con ella. Pero pensaba que así podían ser las amistades en algunas ocasiones. Muchas de las chicas de la universidad la odiaban: ella no les hacía ni decía nada, pero el hecho de que varios chicos quisieran estar con ella era motivo más que suficiente para que la odiaran. Sin embargo, a Aisha esto no le importaba.

Mientras avanzaba rumbo a su casa, entró a una pequeña callejuela donde nadie transitaba. Era un recorrido que hacía todos los días, por lo que no había nada que temer. Ya era de noche y comenzaba a nevar. Mientras caminaba, pensaba en la conversación que había tenido con sus padres hace un par de días. El amor de su vida…. De verdad existiría?! Su lado racional le decía que eso solo ocurría en las historias de princesas. Por otra parte, su lado emocional le decía que sí, que solo debía esperar… Ah! Amor.- pensaba Aisha.

Iba tan sumergida en sus pensamientos que no se percató que desde hacía un rato, alguien iba tras sus pasos. Y no sola tras de ella sino que frente a ella repentinamente dos chicos aparecieron con una sonrisa maliciosa. Nunca los había visto. Volteó rápidamente pensando en huir, pero chocó con algo. Más bien con "alguien".

Einar….- fue todo lo que Aisha dijo.

CONTINUARÁ…..