¡Hola! Este no es el primer fic de Gintama que escribo pero sí el primero que subo así que espero que os guste y que dejeis reviews.
Por supuesto Gintama ni sus personajes me pertenecen pero sí esta historia.
Hay un poco de Ooc, aunque trato de evitarlo (si en algún momento notáis que me salgo de los personajes, por favor decidmelo y lo mismo si veis alguna falta de ortografía) pero en el que más se nota es en Kamui, esto es así porque adoro la imagen de los hermanos yatos unidos, ¡no lo puedo evitar!
Hay muchas cosas que Kagura, una chica de 16 años con un cabello rojo y unos grandes y brillantes ojos azules junto con una piel muy blanca, no entendía, cómo por qué anego no se deshacía ya del gorila, porque Shinpachi estaba tan obsesionado con esa cantante tan rara, porque Gin-chan era tan adicto a los dulces, como demonios su hermano había llegado a la universidad (esta no la entendía especialmente) y sobre todas las cosas, Kagura no entendía qué mal había hecho en sus vidas pasadas para que tuviera tal martirio en esta vida.
Su martirio personal tenía nombre y apellido, Okita Sougo, el mejor amigo de su hermano mayor. Hacía cinco años que ambos tuvieron una pelea, y como son tal para cual, terminaron siendo amigos y al igual que su hermano era popular con las chicas cosa que podía entender en su hermano, pues ambos eran iguales lo que le hacía guapo automáticamente, con el pelo rojo largo en una trenza, los ojos azules y la piel blanca pero no podía entender que veían las chicas en ese espécimen, era más alto que ella, con los ojos rojos y el pelo entre castaño y rubio pero era un auténtico sádico… literalmente. Desde el primer momento en el que la conoció (pues en ese momento Kagura no vivía con su hermano) había hecho su hobbie particular molestar, insultarla…. Aunque tampoco es como si ella se quedara atrás
Esa reflexión venía ante la mirada burlona que el chico puso al verla salir de su habitación dispuesta a ir a clase.
- Moños, gafas, uniforme cuatro tallas más grandes y además pantalones deportivos debajo. No hace falta decir que debes ser la estrella del instituto. – podía jurar que la burla brillaba con fuerza en los ojos rojos de él y para colmo el hecho de que fuera más alto que ella solo ayudaba a que se sintiera superior.
- ¿No tienes nada mejor que hacer? Como aprender a robar impuestos a gente inocente – su hermano salía en ese momento de la cocina con cara de aburrido y la trenza mal hecha, ignorándolos.
- Nah, eso ya sé cómo hacerlo, pero puedo robar un coche patrulla y llevarte a clase, seguro que tus compañeras sí son guapas.
- Y tontas, seguro que en tu campo tienes éxito pero prefiero quedarme sin casa antes que pasar cinco minutos en un sitio tan reducido contigo, para empezar ¡¿qué demonios haces aquí tan temprano?! Ver tu horrible cara desde por la mañana va a hacer que me sienta mal durante todo el día.
- Tranquilidad, que no pasa nada. Roba el coche para mí y llévame a clases que voy tarde – el rostro sonriente de Kamui apareció en medio del de ambos que sin darse cuenta se habían acercado en una mirada retadora.
Ambos chicos empezaron a teorizar sobre los resultados de robar un coche siendo que Sougo se estaba preparando para ser policía así que Kagura los miró con los ojos medio cerrados a través de sus grades gafas y sin decirles nada salió de la casa.
Caminó con pasos fuertes, enfadada, cada vez que el chico aparecía por su casa era la misma historia. Discutían hasta que ella acababa de muy mal humor y él disfrutaba de ello, maldito sádico. Respiró hondo no queriendo darle más importancia de la que merecía y se dedicó a disfrutar del paisaje, lo normal es que ella llegara tan tarde que tenía que apañárselas para colarse en clase sin que la notaran pero ese las clases empezaban con Gin-sensei y él era el que más tarde llegaba (de 20 a 45 minutos) por lo que podía darse el gusto de ir tranquila.
De camino a su clase hubo gente que la miró extrañados pero nadie dijo nada, su fama la precedía. No había mucha gente aún por lo que se dejó caer con aburrimiento en el asiento detrás de su amigo Shimura Shinpachi.
- Bueno días Kagura-chan – con una sonrisa y una alegría que debían estar prohibidas a esas horas de la mañana la saludó ella en cambio contestó con un simple "yosh" – vamos Kagura-chan ¡debes empezar el día con más energía!
- ¡Con demasiada energía he empezado! Ese imbécil ha vuelto a cabrearme – una vena se marcó en su sien al recordar al chico esa mañana, no es que hubiera sido especialmente molesto, de hecho solían más brutos e hirientes pero ese día se sentía molesta con él, porque sí.
- ¿Te refieres a Okita-san? – el tono de Shinpachi le indicaba que estaba cansado de oír de él pero una voz aburrida impidió que Kagura contestara.
- Si quieres, puedo cortarle su **** por ti – una chica morena llegó, con un rostro completamente inexpresivo y con los ojos rojos estaban ligeramente cerrados.
- ¡Nobu-chan! – Kagura se alegró de verla, era la única persona que la apoyaba en su odio hacia el rubio - ¡hazlo por favor!
- ¡NO SEÁIS SADICAS!
- ¡Ni se te ocurra hacer eso! – otra voz femenina se acercó corriendo. Esta vez fue una chica morena, con los ojos castaños y ligeramente más bajita quien se acercó corriendo en una pose dramática. Soyo era la mejor amiga de Kagura, hacían todo juntas y realmente la quería pero había una cosa de Soyo, una única cosa, que a Kagura no le gustaba. - Si haces eso ¡¿Cómo tendrán hijos?!
Sí, Soyo Tokugawa, su mejor amiga, su casi hermana, estaba obsesionada con que ambos acabarían juntos, adoraba al sádico, solía imaginarlos como pareja, intentaba convencerla de que en verdad estaba enamorada de él e incluso alguna vez había intentado que el chico se fijase en Kagura haciendo alguna locura como maquillarla, vestidos y zapatos (todo a traición) y hablar sobre pretendientes imaginarlos en su presencia para intentar ponerlo celoso. Para desgracia de Soyo, él no hacía más que reírse de ella diciendo "pobres chicos, los compadezco, mira que enamorarse de un monstruo como tú" y en cambio era su hermano el que se ponía celoso y quería ir a su instituto para tener una charla de "imbéciles a hermano"
Aunque Kagura no tenía un mal cuerpo ni era fea, no era una chica a la que le preocupase su apariencia, ni la moda, ni nada que pudiese considerarse femenino. Era la capitana del club de kung fu, era famosa por su fuerza y porque no permitía que nadie se burlara de ella, solía golpear a los chicos, o a cualquiera que se le pusiera por delante si había comida de por medio y es por ello que su fama era de bruta y glotona. Todo ello la tenía metida normalmente en algún lío que pagaba Gintoki (quien oficialmente seguía siendo su tutor legal), en definitiva Kagura era conocida en todo el instituto y lo último que pasaba por su cabeza eran esas cosas de novios y amores, para empezar ni siquiera se había enamorado alguna vez. Soyo solía decirle que era porque siempre había vivido con hombres, su padre, después Gin-sensei y finalmente con su hermano para, automáticamente, añadir que sí que estaba enamorada, del sádico, pero Kagura solía ignorar eso ultimo con cara de asco.
- Soyo-chan por favor… harás que el desayuno de esta mañana me siente mal.
- Pero Kagura-chan ¡es mi deber proteger tu decencia! – la cara de la chica era de auténtica preocupación.
- No si yo le corto antes su **** - la cara de Nobume era de auténtica determinación.
- Nobume-chan cortale lo que quieras menos su ****
- No, Nobu-chan, cortarle su **** - Shinpachi sintió un tic en su ojo derecho viendo la discusión de esas tres mujeres.
- Trío de sádicas, a vuestros sitios, ya.
Las tres chicas dejaron su discusión de "es mejor cortarle su **** o cortarle un brazo" para mirar al profesor Gintoki que entraba en ese momento en el aula. El cabello blanco despeinado, la cortaba con el nudo flojo, los ojos medio cerrados tras unas gafas y una motivación a 0 era lo que caracterizaba a ese hombre.
- ¡Gin-chan! – el saludo de Kagura se pudo escuchar en toda el aula.
- No me digas Gin-chan, soy Gin-sensei
- Vale Gin-chan – el hombre se limitó a suspirar y decidió dejarlo pasar.
- Como sea, vamos a empezar la semana para que termine cuanto antes.
Dicho esto se giró a la pizarra y empezó a escribir. Kagura sintió a Nobume sentarse detrás de ella y a Soyo a su lado pero ella se dedicó a mirar por la ventana con expresión aburrida.
Por ahora, Kagura odia a Sougo, no puedo ponerla enamorada de la nada, tendrá un proceso por lo que por ahora no hay mucho romance, ¡pero tened paciencia!
