Never Let Me Go
La luz aun era tenue, había sido una buena noche y esperaba que fuera un gran día, llevaba unos 20 minutos despierto, pero seguía acostado, la veía dormir, le transmitía felicidad verla tranquila, incluso una sonrisa se dibujaba en su rostro no resistió más y besó la frente de la chica y acomodaba los rubios cabellos de ella.
-¿Qué tiene de interesante el que me veas dormir?- dijo ella teniendo aún los ojos cerrados, moviéndose entre las sabanas, y abrazando al chico.
-Tu cara, es demasiado, tranquila, hermosa, el ver un gran manto de cabellos dorados y esperar a que abras los ojos y ver esas dos joyas color ónix- decía el mirándola, ella lo miró a los ojos estaba totalmente roja, le dio la espalda al chico y rápidamente cambio de tema.
-¿Y qué tal dormiste?-
Yoh sonrió más valía seguirle la corriente-Muy bien ¿y tú?-
-Mal, ahora que me despertaste, sabes que odio que la gente me despierte.-
-Antes no te molestaba que lo hiciera-
-Antes estaba acostumbrada a levantarme temprano para el trabajo o la escuela- le contestó dirigiéndole "la mirada"
-Anita, preciosa no te enojes- le rogaba que no se enojara, si lo hacía sería un largo y mal día.
-Estoy bien y ahora si no eres tan holgazán podrías prepararme el desayuno, hoy empezarán las entrevistas-
-¿A qué horas?- la miró curioso, estaba a punto de preguntar cuales entrevistas pero recordó la charla de ayer y la de toda esa semana
-Vendrán a las 9:30 o cómo muy tarde a las 10:00 am-
-Son apenas las 7:00, duerme más- abrazaba a la chica y trataba de recostarla nuevamente, ella ya estaba sentada en la cama.
-Serán 7 malditas entrevistas Asakura todas a la misma hora, quería que fueran un solo día pero ella insistió en hacerlas toda una semana cómo excusa para vernos y serán en esta casa así que tienes que poner orden- Se levantó caminó dirigiéndose al baño- Antes de que me preguntes- volteó a ver al moreno –La entrevistadora es Usui, Pilika Usui-
Los ojos marrones del chico se iluminaron, una gran sonrisa apareció.
-Eso significa que…-
-Sí, es probable que él venga y los demás también-
-¿Ellos? ¿Por qué?
-Yo los invité- le sonrió al castaño, le dedicó esa sonrisa que sólo a él le pertenecía.
Antes de que ella diera un paso más, Yoh la tomó del brazo, la jaló hacia él, la abrazó, la miraba a los ojos, esas gemas negras eran su perdición.
-Te amo y gracias por llamarlos-
-Esto había que celebrarlo, el tenerte y al mismo tiempo que me hagan un homenaje por mi trayectoria-
-Te dije que serías una gran escritora-
-Sólo tú pudiste ver eso en mí, eso y mucho más-
-Claro que sólo yo lo vi, nunca dejas que las personas se te acerquen-
-Genial, perfecto, Yoh Asakura, arruinando momentos hermosos desde tiempos inmemorables, mejor me doy una ducha-
Cerró la puerta del baño en la cara del chico, éste suspiró, la tortura había comenzado:
Barrió, sacudió, trapeó y le preparó un desayuno ligero a su novia, novia ahora sonaba más hermoso de lo que sonó antes.
Justo cuando colocó la taza de café en la mesa, ella venía bajando los escalones, su largo cabello rubio estaba suelto, bien peinado, maquillaje ligero, sólo rímel y delineador, venía con el polvo y con la brocha en la mano, llevaba un vestido negro, sencillo pero elegante, unos 2 dedos arriba de la rodilla, ceñido y resaltaba las finas curvas que poseía y sus largas y torneadas piernas, como accesorios portaba un largo collar de cuentas azules y con una pulsera que hacia juego.
-Te ves tan sexy-
Las mejillas de la rubia adquirieron un hermoso color rojo.
-Oh mira, no es necesario que te pongas rubor, tus mejillas tienen bonito color ahora-Dijo entre risas- No puedo creer que aún te sonrojes por el simple hecho de…-
No pudo terminar la frase porque uno de los tacones rojos que ella tenía puestos lo golpeó en el pecho.
-¡Ana, pude haber muerto!- estaba asustado, ella tiene muy buena puntería, otro comentario y ese tacón pudo haber parado en su cabeza.
-Hubiera sido lo mejor- le contestó ella justo cuando se sentaba en la mesa, y comía mientras leía el periódico.
El castaño se sentó enfrente de ella, tomó el vaso con jugo que le pertenecía a Ana, igual sabía que no se lo iba a tomar.
-Disculpa mi ignorancia pero quisiera saber exactamente de lo que te vendrán a preguntar-
-¿Pues de que más? De mis libros y del más reciente, porque cambié de género-
-¿En lugar de amor cambiaste a horror y drama?-
-Exacto-
-¿Dirás la verdad?-
-Claro que lo haré además todo eso pasó hace casi 12 años-
-Pero, Ana ¿no crees que podríamos salir perjudicados?
-Tú y yo sabemos que fue en defensa propia Yoh-
-¿Pero crees que los demás lo tomen de buena manera?-
-Bueno, mira no diré todo, no nos conviene pero, debemos dejar de tener miedo, estamos juntos después de tanto no crees, nos separamos y quién diría que nos encontramos hace una semana y ya estamos hasta viviendo juntos-
-Eso, eso era inevitable nena, dije que te esperaría hasta 100 vidas de ser necesario y te buscaría alrededor del mundo-
-Eso lo sé, pero Yoh, no sólo nos ocultamos, bueno tu sí, pero nos ocultamos del sistema y de ellos, nuestros propios amigos, si acaso sólo seguí en contacto con Jeanne y Pilika, y con la primera sólo por e-mail-
-Cuándo estemos juntos debemos hacérselos saber, además ellos podrían ayudarnos en la búsqueda de…-
-Yoh, ¿sigues con esa teoría tuya?, eso sólo son clichés de telenovelas, entiéndelo, él no está vivo-
-Claro que sí, yo aún tengo esa esperanza, Ana, cariño él podría tener…-
-¡Basta Yoh!- Estaba harta, no podía creer que él tuviera una pequeña esperanza respecto a eso, no quería discutir más, se levantó de la mesa puso el plato en la barra, se puso los tacones, lavó sus dientes y dio sus últimos toques a su maquillaje, él por su parte subió las escaleras en silencio, tomó una muy rápida ducha, bajó en menos de 20 minutos, unos jeans negros, camisa blanca y como siempre los primeros 3 botones abiertos dejando ver que le gustaba ejercitarse, su largo cabello estaba recogido en una coleta alta, unos converse clásicos, su collar de garras y traía puestos sus audífonos, estaba mejor, sonreía y tarareaba una canción.
Ella fue hasta dónde él, puso sus brazos alrededor de su cuello, acomodando su cabeza en su hombro, fue cuando ella olió su perfume, y se sintió más despierta, ese delicioso aroma, que había extrañado tanto, beso su cuello, después sus mejillas y después esos labios, delgados, suaves que siempre fueron delicados con ellas, esos labios que jamás soltaron algo hiriente, promesas cumplidas, sueños, ideas acompañadas de un tu y yo.
El tomo entre sus brazos la pequeña cintura de ella, la abrazó con fuerza, respondió a los besos de ellas, primero tranquilamente y después con algo de ansiedad.
-¿Qué tal si cancelamos la entrevista?-
-¿Cancelamos? Me suena a manada y no, estoy segura que están por venir-
-Por favor Ana, no hables de más- le dijo él sus ojos mostraban miedo.
-Diré lo que yo crea conveniente Yoh, y además soy Ana Kyoyama, y jamás hablo de más-
-Hablarás del libro, tienes que explicar el por qué y además de la supuesta inspiración-
-Ellos creen que todo fue imaginación-
-Pero no lo fue, no todo-
-Mira, esto no está llegando a nada, tendré tiempo para meditar todo- cerró sus ojos, lo abrazó con fuerza, era el momento de quitarse el peso que llevaba cargando desde hace 12 años, hace 12 años sobrevivió, pero el fantasma se quedó.
