Hola buenaaaaaas! He aquí algo que debí hacer hace muuuucho tiempo... publicar en esta historia. No es precisamente el capítulo que seguía XD, pero les dejo esto, no me torturen TT^TT. Espero les guste esta pequeña "remasterización". Y para los nuevos lectores (si es que hay _ _)'), disfruten también -w-.

¡Que inicie el capítulo!


Capítulo 1: El Decimoctavo Cumpleaños del Príncipe

Emergiendo de entre grandes montañas en el horizonte, el sol impuso su presencia en los cielos. Rayos dorados fueron reemplazando el oscuro color del firmamento, e iluminaron la cumbre del catillo de un glorioso reino.

Aleena The Hedgehog, actual monarca de Möbius, yacía agotada, o más bien estresada, presurosa y preocupada. Observaba con impaciencia las distintas paredes del salón de fiestas; aún les faltaba decoración. Suspiró, impaciente. Si no se terminaban de agregar los últimos detalles, no lograría darle a su hijo primogénito la fiesta sorpresa que planeó desde ya hace varios meses. Así es, Sonic, el mayor de sus trillizos, cumplía años ese mismo día, pero no era cualquier cosa, puesto que el erizo ya estaría consumando su decimoctavo año de vida, edad en la que ya empezaban a recaer en él muchas responsabilidades. Por ello quería celebrárselo, con el fin de que se relajase y disfrutase de ese momento tan especial… además serviría de preámbulo, sabía que su hijo empalidecería con la noticia.

—¡Rápido, rápido! Todo tiene que estar perfecto para la fiesta de Sonic —dijo Aleena, supervisando a sus súbditos desde el centro del lugar.

—A la orden, Su Majestad —habló alguien al noreste de ella.

Mientras que la reina continuaba supervisando los arreglos, la princesa Sonia The Hedgehog se hacía cargo del banquete. En una hoja de papel iba apuntando los platillos que ya estaban en las mesas, se maravillaba con solo verlos, y lo cierto es que no era la única, toda persona que pasaba por ahí los miraba con hambre y fascinación. Como era de esperarse de ella, siempre tenía las cosas bien hechas.

Una mano fugaz arrebató de su sitio a una tartita de miel. La eriza magenta cerró los ojos con fuerza e hizo puños las manos, ya intuía quién fue el responsable de aquel acto indecente: Manic, su hermano menor. Por más que se controlase mentalmente, unas ganas de golpearlo se apoderaron de ella.

—¿Por qué a nosotros no nos hicieron una fiesta así? ¡Se supone que hoy también cumplimos años! —exclamó el erizo, todavía degustando el postre en la boca. Sonia pudo oír los sonidos de su cavidad bucal al masticar, eso le irritó.

—¡¿Cuántas veces te he dicho que no hagas eso?! —vociferó a la vez que le propinaba un golpe en la cabeza a su hermano, éste se cubrió luego se recibir el imparto—. ¡Es exasperante!, más si lo haces con la boca abierta.

—¡Ya no me pegues! —contestó, masajeándose la parte magullada—. No soy un niño como para andar recibiendo reprimendas de mi hermanita.

—Pues entonces compórtate como el "adulto" que eres —lo miró a los ojos, desafiante.

—Adivina qué, ya no quiero —dijo, enseñándole la lengua a Sonia—. Y que grosera te has vuelto, ni siquiera contestaste mi pregunta.

La eriza exhaló con pesadez.

—De acuerdo, responderé. Es porque Sonic es el mayor de nosotros, además, esta fiesta no es únicamente por el hecho de cumplir dieciocho años.

—¿De qué otra cosa es? —preguntó, sumamente curioso.

—No me digas que no sabes, Manic —dijo con un poco de incredulidad, seguro esa era otra de las bromas del erizo.

—En serio. La verdad no tengo ni idea de qué sea. —Era cierto, no le cruzaba nada por la cabeza, por lo cual se puso nervioso.

—No puedo creer que no lo sepas —soltó una carcajada—. Está bien, te lo diré. Pero cuidado con comentarle a Sonic algo de esto, si no… —su semblante se ensombreció y se tronó los nudillos. Su hermano de inmediato comprendió la amenaza, así que asintió lo más rápido que pudo.

La princesa se acercó a la oreja de Manic, el erizo rió un poco al sentir la respiración de su hermana. Ella susurró:

—La fiesta es para decirle a Sonic de la pre-coronación.

—¡Acaso ya será rey!

—¡No, tonto! —musitó, cubriendo con la mano la boca indiscreta de Manic—. Le dirán a Sonic después de la fiesta sobre la coronación, también le expondrán el tema del matrimonio, las pretendientes y todas esas cosas.

—Oh, vaya… A Sonic no le va gustar mucho esa información —sonrió burlón.

—Sí, estás en lo correcto. —Poco a poco fue apartándose del erizo—. Ambos sabemos que con sólo escuchar que tiene que casarse, sale corriendo y cacareando como una autentica gallina. Así que, por favor, no le digas nada a Sonic… o te mataré.

—Vale, vale —nervioso—. No le diré nada, lo prometo.

O~o~O~o~O~o~O~o~O

Lejos del escandaloso ajetreo, el joven príncipe heredero dormía plácidamente en su enorme alcoba. El colchón y las almohadas de plumas eran tan mullidos y confortables que no lograría separarse de ellas, y las sábanas, suaves como la seda e impregnadas con un aroma delicioso, lo hacían hundirse en un profundo y agradable sueño. Nunca abandonaría la cama, era un hermoso lugar en donde pasar el tiempo.

En escasos minutos, entró a la habitación un joven zorro amarillo, éste realizaba labores de sirviente para el príncipe y, asimismo, era su mejor amigo. Como la reina le pidió que fuera a despertar a su hijo y que lo llevara al comedor, sitio donde era la fiesta sorpresa, el zorrito se acercó a la cama y comenzó a llamar al erizo azul.

—Príncipe Sonic.

Sonic siguió durmiendo, al parecer no escuchó nada de lo que había dicho su amigo. El zorro no se rindió y continuó con su labor. Al ver que sus palabras no obtenían ninguna respuesta por parte de Sonic, el joven sirviente decidió elevar un poco la voz.

—¡Príncipe Sonic, despierte!

Sonic abrió los ojos de golpe, sobresaltado. Se sentó en el colchón de un solo movimiento y, a gran velocidad, recorrió su habitación con la vista.

—¡¿Quién es?! ¡¿Qué sucede?! —chilló al viento. Al presenciar a su amigo, el príncipe se relajó y suspiró—. Oh, pero si eres tú, mi buen amigo. No me des esos sustos, no mientras duermo, me sorprenden con facilidad. Tener el sueño ligero es una maldición, ¿sabes?

—Sí, muy ligero —dijo Tails, sarcástico.

—Está bien —rió—, acepto que no tengo el sueño tan ligero, pero bueno, no hay nada de malo en eso. Por cierto, ¿cuál fue el motivo para despertarme de forma tan vil?

—Cierto —exclamó el zorrito, recordando qué era lo que le ordenó la reina—. Príncipe Sonic, su madre lo espera en el gran comedor, desea desayunar en familia.

—Vaya, así que esa es la causa. Será fascinante. Me pregunto si es ahí donde también se celebrarán los cumpleaños de mis dos hermanos. —Las palabras del erizo enervaron a Tails.

El erizo se levantó de la cama, y se dirigió a la puerta para ir al comedor, todavía llevando puesto el pijama. Justo cuando estuvo a punto de salir por la puerta, el pequeño zorro lo detuvo.

—Hum, ¿no cree que debería vestir algo más…?

—¿Por qué? Yo no le veo nada de malo a esto.

—Porque, como usted dijo, será fascinante estar en familia, además, es su cumpleaños y el de sus hermanos. Por ello debe ir más acorde a la ocasión, ¿no lo cree así? —sonrió.

—Tienes razón, Tails. Que torpe soy, me pondré los zapatos.

—Bueno —habló el zorrito, un poco avergonzado por las acciones de su príncipe—. Si me lo permite, yo le sugeriría llevar las prendas que recientemente le regaló su madre, estoy seguro que eso complacería a la reina.

—De acuerdo —se quejó Sonic—, lo usaré… pero no me gusta, da mucha picazón.

Tails suspiró.

O~o~O~o~O~o~O~o~O

Ambos se retiraron de los aposentos reales del príncipe, luego de que este mismo se hubo arreglado apropiadamente, para ser alguien de alta cuna, su manera de vestir era, la gran mayoría de las veces, sencilla. Pero esta ocasión vaya que era la excepción, sus púas estaban cepilladas, vestía una casaca larga color azul índigo adornada en los extremos con bordados en hilo dorado, un saco de tonos crema, en su cuello yacía un cravat blanco, y por último, un pantaloncillo hasta las rodillas, mallas y zapatos.

Se encaminaron en dirección al comedor del castillo. Al hallarse frente a las grandes puertas de aquella sala, el zorrito las golpeteó durante unos segundos y estas se abrieron lo suficiente como para dejarlos pasar. Los dos chicos se introdujeron al interior del comedor. De inmediato, el príncipe notó que estaba muy oscuro, eso le extrañó ya que, aunque el lugar tuviera enormes cortinas que taparan gran parte de la luz solar, su madre siempre ordenaba a los encargados de aquella sección que lo mantuvieran bien iluminado.

—¿Tails, no se te hace inusual que esté tan oscuro aquí adentro?

Sonic no recibió ninguna respuesta de su amigo, de hecho no oía nada por parte de él. «¿Dónde están todos?», pensó. Al no querer seguir permaneciendo en un mismo lugar, caminó unos pasos hacia adelante, el sonido de los zapatos contra el suelo rebotó en las paredes. Cuando ya hubo avanzado un corto tramo, las cortinas se abrieron repentinamente y varias personas se hicieron presentes, todas ellas gritaron con vigor:

—¡Feliz cumpleaños, príncipe Sonic!

El erizo azul quedó boquiabierto. «Así que de esto se trataba», dijo para sí a la vez que una sonrisa se asomaba en sus labios. Sonia fue la primera en aproximársele, en sus manos sujetaba una caja de tamaño medio decorada con papel rosa y listones blancos.

—Feliz cumpleaños, hermano. —Rodeó al erizo en un cálido abrazo. Poco después se separó y le entregó el obsequio—. Aquí tienes, espero te guste.

—Gracias, Sonia —dijo, alegre—. Y feliz cumpleaños para ti también. —Le brindó un dulce beso en la mejilla.

Posteriormente, el príncipe Manic se acercó a ellos a toda prisa.

—¡Felices dieciocho, Sonic! —gritó el erizo verde.

—Muchas gracias, Manic. E igualmente, felices dieciocho.

—Quiero decirte que me alegra tanto este momento —dijo Manic, lloriqueando falsamente. Apartó unas lágrimas invisibles de sus ojos—. Es una lástima que tu regalo se lo comieran unos vagos. Sin lugar a dudas te habría encantado, por dios, ¡fascinado! Si esos vagos no hubieran saltado el muro y me lo hubieran arrebatado de las manos, tú podrías disfrutar de él ahora mismo… lo siento, Sonic.

El nombrado suspiró, incrédulo.

—Ya que, no importa. Que me hayas felicitado ha sido un buen detalle para mí, con eso basta, hermano —Sonic mostró una sonrisa lo mejor que pudo, estaba corroborado, su hermanito era un descuidado y tenía una mínima capacidad para decir mentiras creíbles. Le propinaría un buen golpe cuando la fiesta haya finalizado.

—Gracias por entender —se hallaba sumamente feliz, puesto que Sonic "creyó" la historia.

La Reina Aleena fue la tercera persona en acercársele al príncipe Sonic. Ésta le dio un fuerte abrazo a su "pequeño" y le llenó las mejillas con besos. Seguidamente, dijo:

—Estoy tan feliz por ti, Sonic.

—Por favor, madre, no es para tanto —respondió el príncipe.

—Vamos, hijos, tomemos asiento para poder degustar cómodamente el exquisito banquete que ha preparado la chef Vanilla.

Los cuatro erizos se dirigieron a su respectiva mesa, aquella en la que sólo los integrantes de la familia real podían estar. Aleena tomó asiento en la parte media, y los otros tres erizos se colocaron a sus lados. Poco después la reina se levantó, y, alzando una copa de cristal con vino tinto en su interior, comunicó a sus invitados:

—Bienvenidos sean todos a este maravilloso festejo, en donde se celebra el cumpleaños de mi hijo, el príncipe Sonic. Agradezco cordialmente su presencia en este castillo, espero que el ambiente y la comida sean de su agrado y que todos puedan disfrutarla.

—¡Viva el príncipe Sonic! —gritaron las personas al unísono.

La reina Aleena se volvió a su silla, lo cual significó que era momento de devorar los platillos. Cuando la mayoría de la comida se había acabado, una orquesta empezó a tocar música típica de los mobianos, esta consistía en crear un ritmo con el sonido de violines, flautas, laúdes, arpas y tambores. Primero iniciaron con un compás suave, mas fue corto el lapso en que duró, puesto que, como los músicos notaron a las personas algo desanimadas, decidieron acelerar el ritmo, transformándola en música perfecta para bailar. Y en el blanco, todos, o por lo menos la mayoría, se retiraron de sus respectivos lugares y se dirigieron al centro del salón con el fin de danzar.

Sonic, quien se había levantado de su asiento y no precisamente para unirse con los demás al son de la melodía, agarró un panecillo de la mesa de postres. Sin que él se lo esperara, alguien le sujetó el hombro.

—Oye, Sonic —le dijo su hermano Manic—, ¿quieres bailar?

—¿Contigo? —preguntó, arqueando una ceja y sonriendo de forma juguetona—. Vaya, que interesante propuesta. Pero para que acepte es necesario que supliques.

—¡No, no! ¡Conmigo no! Y que malvado eres, suplicar, como si lo fuera a hacer. Yo me refería a bailar con… una chica, ¿eh? —rió pícaramente.

—No —contestó a secas.

—Eres un amargado, ¿por qué no? Hay tantas chicas hermosas con las que uno puede bailar.

—Ahora mismo estoy algo ocupado, ¿sabes, hermanito? —señaló los bocadillos de la mesa—. Tú disfruta mientras puedas, no creo que vuelvas a tener una oportunidad como esta —dijo, socarrón.

—Como quieras, iré yo solo —expresó con irritación.

Manic se retiró, yéndose hacia una linda eriza café claro. Sonic, en cambio, continúo en el mismo sitio donde estaba, probando la comida. Así permaneció unos cuantos minutos, hasta que la reina Aleena fue a donde él se hallaba.

—Sonic —habló con dulzura.

—¿Si, madre?

—Ven conmigo, hay unas personas que quiero que conozcas.

—Está bien.

El príncipe Sonic siguió a la reina Aleena hasta unos individuos que se encontraban a un lado de la pista cerca de una mesa con bebidas. Sonic se percató de que eran varias chicas con vestidos muy elegantes, y que eran acompañadas por personas de misma distinción. Primero se dirigieron a un grupo conformado por tres, en este yacía una ardilla café con un gran vestido rosado, una tiara repleta de brillo, y un anillo plateado con un hermoso diamante blanco.

—Hijo, te presento a la princesa Sally Acorn.

El príncipe vio a su madre, y luego viró la mirada hacia la princesa.

—Es un placer conocerle, príncipe Sonic —dijo la ardilla, airosa.

—El placer es mío, princesa Acorn —comentó el erizo.

Siguieron caminando hasta que llegaron a donde estaba una echidna naranja con un vestido blanco con verde, un brazalete de oro en el brazo y una bandita de oro en la frente con una joya azul en medio.

—Ella es la princesa Tikal The Echidna.

—Mucho gusto, príncipe Sonic —dijo la equidna amigablemente.

—Igualmente, princesa Tikal, que gusto conocerla.

Y así siguieron hasta que terminaron viendo un total de cinco princesas. Cuando estuvieron en una zona en la que nadie los pudiese oír, la reina se acercó al príncipe Sonic y, en un suspiro, le dijo:

—Hubieras disimulado un poco de interés en alguna de ellas Sonic.

—¿Por qué, madre? ¿Por qué me las has presentado? ¿A qué se debe todo esto?

Aleena enmudeció unos segundos.

—Sonic…sabes que yo no estaré aquí todo el tiempo, que llegará una edad en la que ya no podré ocuparme de muchas cosas del reino —con voz queda.

—Lo sé, estoy consciente de ello —el príncipe bajó ligeramente la mirada, entristecido por saber que ese instante se manifestaría tarde o temprano, el momento en que su madre envejecería más y más—. Pero…

—Pero —intervino la reina—, no es solo por el hecho de que el reino tendrá que cambiar de gobernante, aún hay otras razones.

—Madre, no hay problema en que yo sea rey tan temprano, sino que no quiero casarme. No tan joven, apenas soy mayor de edad.

—Lo entiendo, hijo, no obstante, quiero que, cuando te vuelvas rey de Möbius, no sólo hagas felices a tus súbditos, deseo que tú también seas feliz —hizo una leve sonrisa—. Sé que casarte te aterra, y que me dirás que puedes ser muy alegre estando solo, pero hay un tipo de felicidad que únicamente una pareja te dará, aquella que permanece en el corazón sin deteriorarse con el tiempo.

Sonic quedó en silencio, escuchando las palabras que le decía su madre. Por más que le dijera y le diera miles de sermones, él sin estar convencido, para ser sinceros, esperaba no estarlo. Nunca estaría de acuerdo con esa imposición.

—¿Por lo menos podrías hacerme el favor de dialogar con una de ellas? —dijo al ver que Sonic se hallaba ensimismado, perdido en su mundo de ideas.

El erizo azul suspiró, derrotado.

—De acuerdo, madre.

El príncipe Sonic caminó en trayectoria a donde se localizaba la princesa ardilla, ya que ésta fue la primera que vio y, asimismo, la más cercana. Cuando alcanzó su destino, observó que la joven Sally se puso de pie apenas advertir su presencia.

—Buenas tardes, príncipe Sonic —saludó la princesa con una reverencia.

—Buenas tardes, princesa Sally Acorn —hizo lo mismo que la princesa, una reverencia—. Me gustaría que me llamases solo por mi nombre.

—De acuerdo. Ya que estamos en eso, igualmente puede dirigirse a mí por mi nombre —sonrió con gentileza—. ¿Cómo le está pareciendo la celebración?

—Bastante agradable —devolvió el gesto—. No tomemos como tema de conversación la fiesta… háblame de ti.

O~o~O~o~O~o~O~o~O

Hablaron por varios minutos, no obstante, la que gozaba de mayor periodo haciendo dicha acción fue la princesa Sally. No dejaba de decir cosas, su boca no se detenía. Tanto así que se alcanzaba a percibir con cierta facilidad la cara de fastidiado que poseía Sonic por aquella ráfaga de palabras. Por suerte, o por mala suerte, ella no lo notó.

—Yo siempre, siempre he pensado que tiene que aumentarse la cantidad de verdugos en el pueblo, esos sucios ladrones ya deberían ser castigados, ¿no cree?

—Sí. Aunque, no sería mejor que únicamente se colocaran más…

—No, para nada —interrumpió Sally—. No creo que sea muy conveniente.

Sonic resopló.

—Incluso, considero que los impuestos deberían incrementarse un diez porciento, el reino necesita expandirse, y no creo que los plebeyos necesiten tanto dinero en estos días —continuó la ardilla.

—Seh.

—Del mismo modo…

—¡Oh¡ Me pareció escuchar que la reina Aleena me ha llamado —dijo, presuroso—. Me encantaría permanecer más tiempo contigo, sin embargo, mi madre me necesita, y no la puedo hacer esperar. Hasta luego, Sally Acorn.

El príncipe salió caminando rápidamente de ahí, escabulléndose entre el gentío. Finalmente, terminó refugiarse con sus hermanos Manic y Sonia, quienes se encontraban reposando en una mesa apartada de las otras.

—Y ¿cómo te fue? —preguntó el erizo verde.

—Es una dama que te prestará atención, amigable… y con una mente de lo más flexible

—¿En serio? ¿Es una posible amada…?

—No, estúpido, estoy siendo sarcástico, en especial con lo último. ¿Acaso no lo notaste? —vociferó el príncipe azulado.

—No tenías que ofenderme, ¡¿por qué eres malo conmigo?! —lloriqueó el menor de los erizos.

—A este paso nunca conseguiré una pareja —gruñó Sonic.

—No te precipites tan rápido —dijo Sonia tratando de tranquilizarlo—, encontrarás a una princesa que te agrade, o por lo menos que no te fastidie demasiado.

—No lo creo, hermanita —replicó Sonic.

—Solo te hace falta tiempo —sonrió—. Verás que en menos de lo que un Manic se zampa un pastel, descubrirás a una chica que no te desespere o te aburra, una que sea tu media naranja.

—¡Woah! ¿Sonic enamorado? Imaginármelo en ese estado hace que explote de la risa —Manic se carcajeó con locura—. Sonic regalando flores, dando paseos románticos, mandando cartas de amor y dedicando poemas. Me gustaría ver ese día.

—Si todas las princesas son iguales, te quedaras esperando durante un largo rato —expresó el erizo, enfadado y con un ligero sonrojo—. Y, aunque estuviese enamorado, no haría todas esas cosas tan tontas.

—No lo sabes —lo miró burlonamente—. Tal vez lo realices con Sally Acorn y acabes comprometiéndote con ella.

—Por favor —hizo un mohín de disgusto—. No es por ser malo, pero no es mi tipo. A lo mejor si fuera un poco menos, no sé, testaruda, podríamos tener alguna relación. Sin embargo, así como es actualmente, quizá tengamos una amistad, mas sólo sería eso.

Los tres hermanos continuaron su plática sobre la posible princesa que sería la prometida de Sonic. Sobre aquella joven que flecharía el corazón del príncipe azul.


¿Me dejan un review? Ok :c ¿Un mensaje privado? ewe

Bueno, gracias por leer -w-, tiene mucho tiempo que no subo nada aquí. Les diré la verdad, no se me ocurre nada bueno para los siguientes capítulos, espero que con estar reescribiendo los ya publicados se me venga algo magnífico a la mente, algo que por lo menos esté como Weird World xD

No responderé mensajes ya que, psss, no le halló el caso. Es algo que NADIE quería que subiera -30). Hasta luego :D