Mayoi Neko

Introduccion- Madness have no teacher.

Era tan extraño, ya no sentia dolor, podia sentir la bota aplastandole la cabeza con saña, aunque sin la necesaria como para romper el fragil craneo y terminar de una vez por todas su miserable vida. Al parecer su rostro ininmutable en una seriedad fria habian exacerbado la violencia de su 'padre' aquella noche. -Una cena fria!?... te parece que me rompo el lomo laburando como para que me prepares una cena fria?...- bramo el hombre levantandola de los cabellos.

La niña de unos once años sintio un dolor terrible, le ardia el cuero cabelludo como si se le fuera a desprender y gimio lastimeramente. -No habia nada papá... lo juro, no hay nada mas en la nevera... son- son las sobras de ayer...- gimoteo, aunque sin derramar una lagrima.

Nunca lloraba, desde que su madre habia muerto, jamas lloraba. No era porque habia agotado su lagrimas, de echo de aquella mujer solo tenia un vago sentimiento de resentimiento. Habia sido una mujer cobarde y nada de madre para ella, nunca la defendia de las iras de su padre, cuando este llegaba alcoholizado a casa y se la agarraba con la pequeña, aquella mujer preferia ver como golpeababn a su hija que defenderla y ser presa de una ira aun mayor.

El hombre al que llamaba padre, parecio recordar que de echo no habia dejado nada en la heladera y su animo mejoro un poco, la arrojo al suelo sin miramientos. -Anda, lavate la cara y junta unos envases de cerveza... decile al señor Murray que mañana le pago...-La niña comprobo que el ojo derecho se le estaba cerrando y que tenia un corte en la pera, pero se encamino a la pileta de la cocina donde solia lavar los platos y se enjugo la cara con un poco de agua, tomo un repasador y lo sostuvo contra el corte esperando solo unos segundos a que dejara de sangrar y se puso unas ojotas algo gastadas -Ponete la ropa buena!... o los vecinos creeran que soy un mal padre!- bramo el hombre desde el living, donde devoraba la cena frente al televisor. La niña subio las escaleras con resignacion y se saco el andrajoso pantalon de jogging y la remera cuyas mangas largas desgatadas y manchadas le daban aspecto de haber aguantado mas de lo necesario, ya ni se leia el estampado que alguna vez habia dicho 'be nice, smile'. Ya vestida con un pantalon de jean que usaba para la escuela y una remera blanca inmaculada, bajo las escaleras y recogio unos cuantos envases que estaban bajo la escalerita del portico.

Salio de la casa arrastrando los pies, al voltear miro alrededor, se detuvo unos segundos. Aquel barrio era uno de los mas pintorescos, no eran ricos, la mayoria de sus vecinos eran trabajadores, maestros de escuela, secretarias, empleados de comercio, o como su padre, policias. Gente de bien.

Los domingos a la iglesia. Jamas faltaba a las reuniones escolares y a simple vista y para todos sus vecinos, era un padre deboto. En verano la mandaba a un club privado a practicar football y otros deportes ¿Quien creeria jamas, que uno de los mejores policias de la ciudad, era un monstruo que le deshacia el cuerpo a golpes a su unica hija en cuanto entraban a la casa?. Nadie.

Cocinaba, lavaba, planchaba, limpiaba la casa, se surcia la ropa y la de su padre. Y siempre mantenia el promedio en la escuela, porque sabia bien que en cuanto sus notas bajasen su padre quedaria mal, y entonces...

Entro a la despensa aun arrastrando los pies, y deposito los envases sobre el mostrador. -Señor Murray!...- la niña lo vio salir detras de una gondola llena de bolsas de patatas fritas y cargando en brazos una caja llena de fibrones y carteles de precios.

-Ah!, hola Helena...- el señor Murray, un anciano, delgado, calvo y con un bigote gris poblado, le miro fijamente enarcando una ceja - que te pas...- antes de terminar su pregunta, la niña que habia pasado junto a él y habia sacado de la heladera las cervezas, le contesto.

-Hoy tuvimos voley en el club...detuve la pelota con la cara jejeje...- rio timidamente, mientras sostenia las cervezas con dificultad.

-Deberias tener mas cuidado...- murmuro el anciano mientras cambiaba algunos precios y aun sonriendo agrego- tu padre es un gran hombre, eres todo lo que tiene desde que tu madre murio... sabes que moriria si algo te pasara... cuidate Helena...

-Si, señor Murray...lo hare... podria anotar esto?, es que papá vera a unos amigos del escuadron, ya sabe, él no bebé, pero ellos... uff!- mintio la niña.

-Claro, claro, ve con cuidado, dile que cuando pueda me pague...

-Si, asi lo hare...


Helena tenia el uniforme de football lleno de barro y manchado con pasto, recien volvia del club. Su padre aun debia estar en la estacion, por lo que tenia tiempo suficiente de entrar, poner su ropa a lavar, bañarse, limpiar el piso y tener la cena lista justo a tiempo.

Huu Huuuu!

"Una lechuza?" penso la pequeña mirando alrededor, y sin darle importancia entro a la casa, habian cartas desperdigadas en el tapete de la entrada, las tomo y las dejo en la mesa de la cocina para leerla mientras hacia la cena.

Luego de bañarse y limpiar el piso, tendio la ropa fuera y comenzo a pelar zanahorias, patatas y los puso en una cacerola junto a medio pollo y caldo.

Mientras oia la comida burbujear agradablemente en la cacerola, se sento y reparo que una de las cartas sobre la mesa brillaba de manera particular, llamandole la atencion. "ah, las letras estan escritas en tinta metalizada verde, debe ser por eso..." penso mientras la tomaba y examinaba lo que decia.

Srta. Helena Price

Southcross n° 77

Birghinham, Londres

"¿Para mi?" penso con asombro y enseguida leyo el remitente.

Director Albus Dumbledore

Colegio Hogwarts de Magia y Hechiceria

-Tonterias!...- refunfuño en voz alta y arrojo la carta a la basura. Una cosa eran las cartas en cadena y otra las bromas idiotas como aquella. Se encamino a la estufa y quito la cacerola del fuego. Justo a tiempo que el bramido molesto de su padre se escuchaba en la puerta de entrada.


A la iglesia el domingo y luego...

Otra vez. Tan solo dejo caer una cerveza, la ultima del refrigerador y le gatillo en la cabeza. Se orino encima. Y luego tuvo que limpiar aquello. Y mientras, su padre, se hiba al bar a beber algo.

La aparicion de aquellas cartas raras, le habia alterado mas de lo usual y aquellas lechuzas alrededor de la casa empeoraban su animo. Helena temia mas que nunca a su padre, pero una certeza de que aquellas cartas no eran broma le invadia cada vez que su padre le daba un puñetazo y las destrozaba ante sus ojos.


Era de madrugada cuando bajo al living a escondidas y tomo una carta de la gaveta donde su padre guardaba el revolver, el revolver no estaba alli, cosa que le extraño pero a la que resto importancia . No alcanzo a abrirla. Alguien le observava desde la penumbra, sentado en un sillon.

-Helena...- murmuro con la calma que antecede una tormenta- que te dije de leer esas cartas de mierda?... creo que fui claro...si queres comportarte como un perro malcriado... vas a tener el castigo de un perro...¡en cuatro patas niña!-

-no. papá, por favor...- murmuro con voz entrecortada, negandose a un pedido suyo por primera vez.

Blam!

-kya!- Helena sollozo arrojandose al suelo y se sujeto el costado de donde manaba sangre a borbotones.

Crack!

Sintio un grito, el ruido del aire rasgandose, aquel extraño sonido se repitio un par de veces mas, pero sus ojos estaban cerrados y ella se sumia mas y mas en una profunda oscuridad.


Continuara...