"¿Albafica?" Una niña de no más de siete años estaba en la entrada de la habitación. Se adentró cerrando la puerta detrás de ella, la poca luz que había afuera no dejaba ver con claridad el rostro de la pequeña.

"¿Qué pasa, Afrodita?" Preguntó aún medio dormida la mayor de once años.

La menor al oír a su hermana fue corriendo a esconderse bajo las mantas.

"¿Afrodita?" Revolvió las cobijas, viendo a su pequeña hermana acurrucada a un lado suyo. A pesar de la poca luz que entraba por la ventana, podía notar que estaba sonriendo. La conocía demasiado bien.

Ambas cruzaron miradas, una llena de duda y la otra llena de emoción y felicidad.

"Deathmask me invitó a tomar helado" Susurró la menor.

"…" Albafica intentaba comprender lo que acababa de escuchar. Su hermana saldría con Deathmask a tomar helado. Ese niño era el que siempre se juntaba con Afrodita. Se notaba que ambos sentían algo el uno por el otro, pero como niños aún no comprendían esos sentimientos.

"¿Alba…?"

Por un momento se perdió en sus pensamientos. Miró con cierta duda a su hermana pequeña.

"…" Sin saber qué decir, abrazó a Afrodita. Sentía que su hermana estaba creciendo muy rápido. Un suspiro escapó de sus labios. "Estás creciendo tan rápido…"

Ahora comprendía las palabras de su padre.