Al escuchar un enorme ruido, Levi hizo un gesto de molestia, levanto la mirada chasqueando su lengua y se pregunto por enésima vez que lo poseyó para contratar a ese torpe, desagradable, irritante, molesto, inmaduro y poco experimentado asistente.

Respiro profundamente para calmar su irritación y alzo la voz para preguntar. -¿Estás bien, Eren?

-Sí. –Respondió con una voz distorsionada. Incluso a la distancia, Levi podía notar que el mocoso estaba irritado y molesto. -¿Qué ocurrió esta vez? –Pregunto.

Erwin trato de contener la risa desde el taburete en el que se encontraba mientras observaba como Levi preparaba todo para la sesión fotográfica.

-No se ha roto nada. –respondió, con la voz a la defensiva.

-Quiero que todo esté limpio antes de que llegue ahí. –Le ordeno Levi antes de murmurar- Así me salvas de sufrir un ataque al corazón.

La respuesta fue indescifrable, pero el tono resentido era claro. – ¿Por qué tengo que aguantar esto? –Suspiro Levi.

-¿Por qué lo haces? –Pregunto Erwin riendo. Estaba seguro de saber la respuesta, después de todo, el inútil asistente era el mocoso más bello que había contratado. Al parecer sus asistentes nunca duraban mucho, pero Erwin estaba seguro de que todos ellos tenían "habilidades" además de la fotografía.

-Era el mejor de todos los que se presentaron después de que Armin se marchara. –gruño Levi, enfocando su mirada en la lente de la cámara.

La sesión de hoy era de objetos inanimados, pero Levi había logrado sorprender a Erwin. Actualmente no había mejor fotógrafo en Berlín que Levi Ackerman, podía hacer del objeto más simple algo atractivo y exquisito.

Le tomo mucho tiempo e influencia de su amistad con Erwin pudiera convencer a Levi de que fotografiara su catalogo. Levi era de hablar mucho español y a pesar de que su madre era alemana y su padre francés, no se le nota ninguno de los dos acentos. Se sintió más cómodo trabajando en Europa aunque odiaba ser tan reconocido, apreciaba el hecho de que traía la atención de coleccionistas, como era el caso de Erwin. Trabajaba casi exclusivamente en el área de su interés y creaba bellas representaciones eróticas, podía fotografiar un desnudo con toda la delicadeza de una extraña orquídea y usar el mismo modelo para producir una imagen con un poder sexual grafico tan intenso que incluso hacia dudas a las mentes de los hombres que jamás consideraron un cuerpo masculino como algo sexualmente atractivo. Cosa que divertía a Levi muchísimo.

Erwin Smith era un empresario de juguetes eróticos de alta calidad y un admirador del arte; también era buen conocedor de lo erótico. Había comprado varias piezas del trabajo de Levi Ackerman y gracias a su ingenio había logrado conocer al artista durando una exposición en una galería. Reconociendo sus intereses mutuos, pronto se hicieron amigos. A Erwin no le apenaba acosar a Levi para que fotografiara varios de sus artículos para la venta y cuando noto los resultados, continuo presionando al artista hasta que este acepto fotografiar su catalogo entero.

Erwin ya sabía que su catalogo se convertiría en un objeto de colección, pues Levi podía tomar artículos ordinarios como las esposas y crear una escena simple pero elegante. Ilumino el metal, que brillo logrando una seductora promesa que sabia ningún sumiso sería capaz de resistir.

Apenas podía esperar para ver lo que Levi haría con el látigo. Levi camino hacia adelante ajustando el ángulo de una de las esposas, se coloco un par de guantes de cuero negros para cerciorarse de no dejar huellas dactilares o polvo en la superficie reluciente. La entrepierna de Erwin se endureció mientras miraba las seguras manos del fotógrafo acariciando el metal. La primera vez que Levi levanto un látigo en la oficina de Erwin y paso el cuero entrelazado por sus dedos, este reconoció a un compañero dominante. No tenía el deseo de sentir el látigo en su persona, aunque encontraba al fotógrafo extremadamente atractivo, pero deseaba ver a Levi en acción, con un delgado sumiso frente a él, rindiéndose al delicioso castigo que estaba seguro que Levi podría darle.

Levi regreso situándose detrás de la cámara, no obstante, desconocía por completo los pensamientos del otro hombre mientras fotografiaba. Estaba un tanto complacido con el resultado, no estaba seguro de si era lo mejor que podía hacer, pero al menos estaba llegando a ese punto.

-no sé por qué me convenciste para hacer esto –gruño Levi, moviendo un poco sus cabellos negros hacia atrás mientras miraba a través de la lente.

-Mi trabajo es por lo menos dos veces más caro que el de un fotógrafo normal y tres veces más lento, cuatro veces más lento y cinco veces más caro. –Dijo Erwin emocionado, frotándose las manos. –Lo he planeado todo Levi, pero los costos están de mi lado.

No podía mirar al fotógrafo a la cara, estaba escondido detrás de una cortina de brillante tela, aunque no estaba seguro de que era lo que buscaba. Si era honesto, podía admitir que Levi tenía un hermoso cuerpo, amplios hombros, cintura delgada y un delicioso trasero.

Erwin sabía que si lo tuviera en su poder, jamás alejaría sus manos de él y un hombre podía soñar, ¿no? Aunque el encanto de la sumisión de un hombre no sería comprendido por Levi. Erwin se sentía atraído por él. Lo que lo contenía, era el hecho de no saber si terminaría el encuentro con su trasero en el aire, esperando ya fuera el beso del látigo o lo que parecía ser un impresionante pene, si podía guiarse por el bulto en los pantalones de Levi.

-¿Cómo es que esto es algo bueno? – pregunto Levi, exasperado por su lentitud. Sus entandares era increíblemente eficientes, pero por lo generar no tenía a un cliente sobre su hombro. De todas maneras continúo trabajando hasta estar satisfecho.

-No solo las personas que pertenecen a este estilo de vida estarán luchando por ponerle las menos encima a este catalogo, sino que también pagaran para conseguirlo. –Dijo Erwin. –Y compraran. Esas esposas han sido el sello de mi línea durante mas de cinco años e incluso ahora se me hace agua la boca solo con verlas. Las compraría justo ahora, si tuviera alguien con quien usarlas.

Levi soltó una risa. –Seguramente tienes a alguien esperando por tus… gentiles caricias. –Sus ojos se movieron insolentemente sobre el cuerpo de Erwin

El hombre con el cabello color rubio tembló al recibir el intenso escrutinio de un macho alfa, pero la sonrisa que se dibujo en sus labios no cambio. Erwin era lo suficientemente experimentado como para no bajar la guardia.

-No puedo imaginarme que no hayas… ejem… probado estos artículos con detenimiento antes de ofrecérselos a tus clientes.

Erwin sonrió, sus dientes blancos brillaron bajos las luces. –Se para que se usan cada uno, así es.

-Apuesto a que sí. –Levi sonrió y luego volvió a concentrarse en su toma. Era perfectamente consciente de que Erwin era un jugador entusiasta y no un simple comerciante que vendía juguetes. No era que Levi no jugara también, sino que se había cansado de los sumisos demandantes que se portaban mal para ganarse cualquier castigo que desearan. Había decidido que estar sin nadie era mejor que tener la vida medio célibe que había experimentado en estos cinco años desde que vino a vivir a Berlín. Era irónico que un hombre con su trabajo viviera así. Una ironía que apreciaba en su totalidad, se había convencido de que era mejor una gratificación pura, que provenía de la estimulación visual que le daban sus modelos. En ese momento, Eren abrió la puerta haciendo que la luz penetrara justo cuando Levi había presionado el obturador.

-Con un demonio, Eren, ¿acaso no puedes recordar que tienes que llamar a la puerta? –Dijo Levi enfurecido sin levantar la mirada.

Eren inmediatamente cerró la puerta, furioso por ser reprendido cuando las luces del estudio estaban encendidas, antes de entrar reviso que así fuera, pero no iba a mencionarlo. –Solo quería saber si quería su te ahora. –Pregunto irritado. Erwin lo miro con interés como los ojos verdes del chico se movían entre el fotógrafo y las brillantes esposas expuestas como si fuera una pieza de joyería sobre suaves plumas negras.

-Apaga las luces, Eren. –Arrastrando los pies, el alto y delgado joven camino hacia el interruptor y se agacho para presionar el botón. Después de un clic la habitación se torno oscura. En ese momento la tensión erótica de la habitación resonó en los oídos de Erwin. Todo estaba en silencio ninguno de ellos se movió en la oscuridad, pero se podía sentir que al menos uno de ellos en verdad lo deseaba. Después el flash de la cámara de Levi lleno la oscuridad con una serie de suaves sonidos, El fotógrafo hizo varias tomas. –Muy bien, Eren. Las luces. –Ordeno Levi cortantemente.

Escucho otro clic y las luces volvieron a encenderse. Erwin continuo mirando en dirección a Eren para evitar ser cegado por las luces, así que estuvo en la posición perfecta para observar la mirada cálida e intensa en los ojos del chico mientras trataba de respirar mirando fijamente a las esposas, antes de que su expresión regresara a la normalidad. Erwin volvió a mirar a Levi y lo encontró trabajando con su cámara. Finalmente se levanto. –Creo que eso es todo por hoy –Dijo con un tono de voz lleno de satisfacción.

-Explícame otra vez, ¿Por qué estabas fotografiando en la oscuridad? –Pregunto Erwin.

-Usa un filtro de estrella –Dijo Levi. Sus líneas de expresión se resaltaron mientras sonreía y movía una mano para apartar un mechón de su cara. –Haremos que esas viejas esposas de policía brillen como diamantes. –De repente, pareció notar que Eren estaba en cuclillas frente a su mochila. -¿Por qué estás ahí? –Demando saber cortantemente.

-Vine a preguntar su quería su te, ¿de acuerdo? –La voz ronca era suave, pero reflejaba claramente la insolencia de Eren.

-Entonces ve a hervirlo, cómpralo o lo que sea que hagas para conseguirlo –Dijo Levi perdiendo interés.

-¿Qué le gustaría con su te, Sr…? –Eren le pregunto a Erwin con una pizca de amabilidad.

-Smith –Respondió Erwin amistosamente, aunque ya iban más de dos veces que le decía su nombre a Eren. –Tengo antojo de algo dulce, quizás un pettit suisse o una napolitana y ¡Cómprame un café grande descafeinado con leche, canela, y crema batida baja en calorías!

Antes de marcharse de la habitación Eren murmuro -¿De verdad cree que eso ayudara?

Levi, que estaba parado con las manos en la cintura mirando las esposas como si fueran un modelo caprichoso que se negara a posar para él, rio al escuchar la respuesta insolente de Eren.

-Horrendos pantalones –Murmuro Erwin fastidiosamente mientras miraba a Eren irse. Si él fuera el encargado de la ropa del mocoso, le hubiera puesto algo más ajustado y que resaltara su figura, dependiendo de la clase de trasero que tuviera. Parecía estar bien proporcionado, pero esos pantalones horrendos eran demasiado engañosos y Erwin conocía bien el tema. El último asistente de Levi, Armin, era un tanto tímido y ni siquiera le gustaba jugar.

-Que paso? –Levi pregunto distraídamente.

-Le pedí a tu mocoso que trajera algo dulce –Dijo Erwin riendo para sus adentros por las palabras que había utilizado. Efectivamente, Levi entendió su significado y Erwin sonrió. –Parece que no le agrado.

-Eso es porque por lo general no le pido que vaya a comprar pasteles para el té. Espero que haya ido por dinero, y a la pastelería de esta calle. –respondió Levi resignado. –Bueno, acompáñame. El mocoso idiota seguramente ha puesto la tetera en el fuego sin agua o se le habrá olvidado por completo. Será mejor que vaya a revisar.

Erwin se bajo del taburete, siguió a Levi fuera del estudio hacia el área de la cocina, sus ojos brillaban llenos de curiosidad. Algo estaba cocinándose allí y no era el té, estaba interesado en ver cuál sería el desenlace.