*********CAPÍTULO RE-EDITADO*********
A/N: Mientras escribía mis fics se me ocurrió de repente pensar como habría sido el momento en el que Katniss por fin aceptaba ser madre y como Peeta tomaría esta buena noticia. Que es lo que tuvieron que pasar para que pudieran cumplir ese sueño que por los miedos de Katniss no pudieron concretar inmediatamente. Que sintieron cuando Katniss quedo embarazada de su hija, que sintieron cuando la vieron nacer y como se adaptaron a esta nueva vida como padres.
También como es el Panem nuevo, cuales son las ventajas y posibilidades que las nuevas generaciones tienen y no se podían permitir en el pasado. Que fue lo que sucedió en la vida de algunos otros personajes. Un hueco que Suzanne Collins dejo hueco y al libre albedrió de nuestra imaginación.
Espero que les guste. :)
Lucy N. Mellark Eaton
"UNA NUEVA CHISPA DE ESPERANZA"
-PRE EPILOGO DE SINSAJO-
CAPÍTULO 1
Aceptando la idea de ser padres
"Look at the stars,
Look how they shine for you,
And everything you do,
Yeah, they were all yellow.
I came along,
I wrote a song for you,
And all the things you do,
And it was called "Yellow."
So then I took my turn,
Oh what a thing to have done,
And it was all "Yellow."
Your skin
Oh yeah, your skin and bones,
Turn into something beautiful,
You know, you know I love you so,
You know I love you so.
I swam across,
I jumped across for you,
Oh what a thing to do.
Cos you were all "Yellow,"
I drew a line,
I drew a line for you,
Oh what a thing to do,
And it was all "Yellow."
Your skin,
Oh yeah your skin and bones,
Turn into something beautiful,
And you know for you,
I'd bleed myself dry for you,
I'd bleed myself dry.
It's true, look how they shine for you,
Look how they shine for you,
Look how they shine for,
Look how they shine for you,
Look how they shine for you,
Look how they shine.
Look at the stars,
Look how they shine for you,
And all the things that you do."
"YELLOW"
de COLDPLAY
"Mira las estrellas.
Mira como brillan por ti.
Y todo lo que tú haces.
Si, todas eran amarillas.
Llegue.
Y escribí una canción para ti .
Y todo lo que tú haces,
Y fue llamada amarillo.
Así que tome mi turno,
Oh, lo que he hecho,
Y todo fue amarillo.
Tu piel,
Oh si...tu piel y huesos
Se convierten en algo hermoso,
Y tú sabes,
Tú sabes que te amo tanto...
Tú sabes que te amo tanto...
Nade a través...
Salte a través por ti...
Oh, lo que hago
Tú eras toda, amarillo.
Dibuje una línea,
Dibuje una línea por ti.
Oh, lo que hago.
Tú eras toda, amarillo.
Tu piel,
Oh si... tu piel y huesos,
Se convierten en algo hermoso
Y tú sabes,
Que por ti me desangro.
Me desangro.
Y es cierto,
Mira como brillan por ti.
Mira como brillan por ti.
Mira como brillan por ti.
Mira como brillan.
Mira como brillan por ti.
Mira como brillan por ti.
Mira como brillan.
Mira las estrellas,
Mira como brillan por ti,
Y todo lo que tú haces..."
"AMARILLO"
de COLDPLAY
Escucho voces en la entrada, mientras yo y mi asistente estamos trabajando arduamente en la cocina de la panadería, preparando un pastel que nos encargaron y haciendo algunas cosas más.
-¿Esa no es Katniss? –Pregunta mi asistente, un joven de veintidós años, llamado Lucas que lleva cuatro años trabajando conmigo. Es responsable y trabajador, tiene la piel morena propia de los originarios del distrito once. Él se mudó con su familia al doce unos seis años atrás y apenas termino la escuela empezó a trabajar conmigo. Yo estoy muy concentrado en mi tarea por lo que no le prestó atención a las voces hasta que él me pregunta. Dejo la manga sobre una bandeja y vuelvo mi atención a las voces, reconozco la voz de mi esposa con bastante rapidez, mientras conversa con Dereck, otro de mis empleados, un año menor que Lucas y uno de los pocos afortunados que sobrevivieron al bombardeo en el Doce. Aunque no tan afortunado si se tiene en cuenta que perdió a sus padres con solo nueve años, solo sobrevivieron él y sus dos hermanas mayores, quienes fueron acogidos por un matrimonio amigo de sus padres que nunca pudo tener hijos o nunca quisieron tenerlos.
-Sí, es ella. –Digo sonriéndole a Lucas. Hay un silencio y luego escucho pasos acercándose.
Katniss viste su ropa habitual de caza. Ropa negra, botas oscuras y una campera de cuero que Effie le regalo un año atrás. La trenza que yo le hice en la mañana está un poco desarmada y su cabello despeinado, pero aun así se ve hermosa.
-Hola. –Nos saluda a ambos cuando ingresa a la cocina.
-Hola, Katniss. –Katniss le da un beso en la mejilla y dirige un par de palabras con él. Se llevan bastante bien los dos, creo que se debe al hecho de todo lo que pasó en los primeros juegos, el modo en el que Rue y Thresh la trataron, la marcó mucho. Siempre se sentirá en deuda con los de ese distrito.
Luego se acerca a mí, me abraza y me da un beso en los labios, que yo no demoro en devolverle.
-¿Qué tal te fue en el bosque? ¿Peleaste con un oso? –Bromeo.
-Con un ciervo. De todas formas se me escapó. –Hace una mueca que me hace reír. Si hay algo que ella odia es perder.
-El ciervo tuvo suerte. –Sonrío.
-Supongo. –Sonríe un poco. –Te traje lo que me pediste. Fresas, moras y bayas comestibles. –dice mientras se aparta de mí y deposita una enorme bolsa en la mesa.
-Gracias, amor. Eres un sol. –Digo mientras beso la punta de su nariz, adorando ver como sus ojos se iluminan y sus mejillas se tornan rojas como la sangre.
-¿Necesitas ayuda?
-En realidad, ahora no. Pero si quieres puedes quedarte y encontráremos algo para que hagas.
-De acuerdo. Haré unos intercambios en el Quemador y vuelvo.
-Te espero. –Le contesto.
Katniss vuelve poco después. Nos ayuda a hacer unas nuevas tandas de pan, masitas y facturas. Cuando terminamos con todo eso, ya es la una de la tarde y les doy permiso a mis empleados para que vuelvan a sus casas antes de su horario de salida y luego vuelvan en la tarde a la hora habitual. Suelo hacerlo cuando no hay demasiado movimiento o tengo la ayuda de Katniss. Cuando ellos se van, cierro la puerta principal con llave y vuelvo a la cocina con ella, pero no está allí.
Cuando salgo al patio trasero de la panadería y la veo, sentada y apoyada en el árbol plantado hace unos cinco años atrás, en el mismo lugar donde alguna vez estuvo aquel en el que se derrumbó una Katniss de once años casi moribunda la noche que le tiré los panes a escondidas de mi madre, luego de dejarlos caer al fuego para quemarlos.
Veo a Katniss como en un deja vú. De repente, deja de tener veintisiete años, para volver a los once.
Solo que esta vez mi familia ya no existe; ya no siento el temor de que mi madre me reprenda; no quemé dos hogazas de pan a propósito; el patio trasero ya no es de acceso público porque está completamente cercado por muros altos de cemento y cal; Katniss ya no pasa hambre, ni necesidades; y sobre todo yo estoy casado con ella y no la dejaré nunca más sola. Katniss siente que la observo y mira en mi dirección.
-Esto se siente como un deja vú ¿real o no real?–Comenta sonriendo, pero parece más una mueca, que otra cosa.
-Real. –Contesto sonriendo.
-¿Y las hogazas de pan? –Pregunta.
-No lo sé. ¿De verdad las quieres? –Le sigo el juego.
-No, solo quiero que vengas aquí. –Dice dando unas palmadas a su lado.
-Con mucho gusto.
Me acerco a ella y me siento a su lado. Sólo que no me conformo con eso. La tomo entre mis brazos y la siento en mi regazo, acunándola contra mi pecho. Katniss sonríe y esconde su rostro en mi pecho, aspirando mi aroma y relajándose.
-¿Qué está mal, amor?
-¿Por qué algo tendría que estar mal?
-Estás extraña hoy. Por momentos te veía perdida. También te noto tensa. Me estas preocupando.
-Tal vez… es porque quiero hablar contigo y no sé cómo empezar. –Dice incapaz de mirarme a los ojos. –Sabes que soy muy mala con estas cosas.
-Empieza por el comienzo. –Digo depositando un beso en su coronilla y estrechándola más entre mis brazos. Puedo sentir su corazón latir más fuerte y rápido. Yo también me pongo nervioso. La tomo de los hombros y la aparto lo suficiente de mí para que nuestros rostros queden frente a frente. –Sabes que puedes confiar en mí.
-Lo sé, amor.
-¿Entonces?
-Lo que te quería decir es que… Ya no me estoy… cuidando.
Ya no me estoy cuidando.
Tardo varios minutos en asimilarlo. Katniss no se está cuidando.
¿A qué se refiere?
¿Cuándo va al bosque?
¿O será posible que sea cuando hacemos el amor?
¿Un bebé?
Katniss no quiere tener hijos y aunque me duele en el alma lo he aceptado, porque la amo a ella. Sólo a ella.
Incluso cuando cuatro año atrás, gritando y con lágrimas en los ojos me propuso la separación y el divorcio, si yo deseaba tanto tener un hijo, me negué. Le dije que si alguna vez me convertía en padre sería junto a ella, y que aunque nunca pasara eso, no la dejaría, porque no quería estar con ninguna otra mujer más que con ella, aunque esa mujer estuviera dispuesta a darme varios hijos.
Solo yo sé cuánto deseo tener hijos, pero no a cualquier precio y definitivamente no con cualquier persona. Yo deseo tener hijos de Katniss y de mí, que sean una pequeña combinación de ambos. Pero estoy dispuesto a sacrificar ese sueño, por pasar todos los días de mi vida junto a la única mujer que amé, amo y amaría siempre.
No, Katniss no puede estar refiriéndose a tener hijos. Lo volvió a dejar claro once meses atrás, cuando me dijo que no tendríamos hijos nunca, porque no quería traerlos al mundo para luego perderlos y cuando me aclaró que sus miedos nunca se irían por más que yo intentara cambiarlos. Desde ese momento he vuelto a tocar el asunto.
Debe haber otro significado para su extraña frase. Pienso.
-Estuviste toda tu vida deseándolo y los últimos diez años no paraste de intentar convencerme, no puedo creer que te quedes callado justo ahora. –Su voz se tiñe de tristeza o desilusión. -¿Acaso cambiaste de opinión en los últimos once meses?
-¿No te estás cuidando?
Quiero que me lo vuelva a repetir, tal vez así, me entrará en la cabeza y mis confusos pensamientos puedan reacomodarse.
-Hace casi cuatro meses que no me cuido. –Me explica.
-Eso quiere decir que… -Apenas creo lo que escucho.
-Quiero tener hijos contigo. –Dice sin apartar su mirada de la mía. –Y también te quiero decir, que tal vez existan posibilidades de que ya esté embarazada o de que pronto lo estaré. La doctora me dijo que puede tomar un tiempo quedar embarazada debido a que por muchos años tome pastillas que alteraban el funcionamiento natural de mi organismo, pero que tengo posibilidades, que solo es cuestión de tiempo.
-Dime que no es una broma. Dime que no estoy soñando.
Tomo su rostro entre mis manos y la obligo a mirarme nuevamente.
-¿Tú y yo… padres? ¿Tener un bebé?
-Si tenemos suerte, lo seremos. –Me contesta con una tímida sonrisa en su rostro. Algo no muy propio de ella. –Sino siempre hay otras alternativas.
-¿Estás segura?
¿Tú lo estás? –Me responde con otra pregunta.
-Llevo prácticamente toda mi vida deseando escucharte decir esto.
-Lo tomare como un sí. –Contesta sonriendo.
-Pero no te quiero obligar a nada, Katniss.
-Si me sintiera obligada, créeme que hubiera aceptado la primera vez que lo propusiste y no hablaste por casi una semana salvo para decirme hola y adiós.
-Fui muy injusto contigo en esa oportunidad. –Digo recordando nuestra primera discusión, desde entonces, traté de no ser tan duro con ella y entenderla. Ambos la pasamos muy mal esa semana, yo no quería hablarle y ella no tomaba la iniciativa de hacerlo. Lo que complicaba las cosas. Cuando me di cuenta de mi error, intenté recomponer las cosas, pero como era natural, le tomó unos días más a Katniss perdonarme. Me di cuenta que me perdonó cuando dos semanas después de la discusión, me besó con pasión por propia voluntad y durmió abrazada a mí toda la noche, sin pesadillas.
-Estabas dolido, te entendía aunque al comienzo estaba muy molesta porque tú no me entendías a mí. Además, creo que yo fui la más injusta, al no darte la única cosa que deseabas aparte de que te amara y estuviera contigo. Sé que fueron años difíciles para ti y quedabas destrozado, luego de cada discusión que teníamos al respecto y todo por mis estúpidos temores. Te amaba, pero mis miedos me paralizaban solo al pensar que traería un hijo al mundo, que no sería buena madre y que no podría protegerlo, porque de un modo u otro me lo quitarían como a Prim. Ahora entiendo que mis miedos son ridículos y estoy tratando superarlos. No será fácil, pero lo intentaré, por ti… por nosotros. Vengo pensando en ello desde hace varios meses desde la última discusión, empecé a hablar con la doctora Avner sobre esto, también he tenido algunas citas con el doctor Aurelius cuando ha venido al hospital, o incluso he hablado por teléfono con él, mientras tú no estabas en casa. Y no te voy a negar que Haymitch también colaboro un poco para abrirme los ojos. Quiero pasar el resto de mi vida contigo porque te amo. Quiero que seamos felices. Quiero hacerte feliz. Quiero tener hijos que se parezcan a nosotros, sobre todo a ti. Tal vez, nuestros hijos llenen ese espacio vacío que siempre existió en nuestras vidas. Quiero que compartamos nuestras vidas con otro ser que sea producto de nuestro amor. Alguien a quien podamos amar y proteger del mismo modo que nosotros siempre hemos hecho con el otro.
-Vaya… Parece que de verdad lo has estado pensando por mucho tiempo. Jamás te he escuchado hablar tanto.
-Lo venía ensayando desde hace varios días.
-Te creo.
-¿Entonces?
-Me quede sin palabras ¿puedes creerlo? Sinceramente, Katniss, prácticamente me había rendido, ya casi había aceptado el hecho de que tú no quisieras tener una familia, pero aun así, no me importaba, mientras pudiera pasar cada segundo de mi vida a tu lado. Ahora me dejaste anonadado. Pero si estas tan segura…
-Lo estoy. Ahora lo estoy.
No hay indicio de duda en su voz, en su mirada, ni siquiera una mueca que me diga que ella no quiere tener hijo o este dudando.
-Creo que solo debo una cosa: Te amo, cariño. Te amo tanto. Gracias por este regalo que me estás dando. No existe nada más en el mundo que desee más que tener un hijo tuyo. Pero eso ya lo sabes ¿no?
Ella asiente.
Entonces hago la segunda cosa que mas deseo en ese momento, acerco mis labios a los suyos y la beso, la beso apasionadamente. Katniss rodea mi espalda con sus brazos y me obliga a bajar aún más, hasta que quedamos ambos recostados entre el pasto a la sombra del árbol, conmigo arriba de ella. Profundizo el beso y luego ella me imita, puedo sentir su cuerpo temblando entre mis brazos. Sus labios devolviéndome con creces el amor y la pasión que yo le transmito y en consecuencia ella a mí. Eso me alienta a continuar.
Mi piel quema… arde con cada roce, cada beso. Katniss es capaz de encender una hoguera aun cuando solo hay una pequeña chispa, una pequeña llama en mi interior que con solo una caricia y propaga un incendio masivo que domina en un segundo cada una de mis terminaciones nerviosas, cada hueso, cada musculo, cada por porción de mi piel, y la grasa debajo de la misma. Incluso parece que mi pierna ortopédica tiene vida propia. Intento encontrar algún motivo para parar, pero no encuentro ninguno, porque ya no pienso con claridad, y pierdo el poco sentido común que me queda, al igual que mi hermosa esposa que aún siendo tan terca la mayor parte del tiempo, parece no tener ninguna objeción en esta situación. No le importa que estemos en el patio de la panadería, y a decir verdad, a mí tampoco. Solo nos dejamos llevar por lo que nuestros impulsos nos dictan. Ella toma el cinturón de mi pantalón y me lo desengancha, luego empieza a desabotonar lentamente mi pantalón, mientras acariciaba mi erección como si disfrutara castigarme. Gimo de placer. Pero no deseo jugar. No, en ese momento. No aquí.
-Katniss. –Digo gimiendo. –Por favor.
Ella parece entenderlo, porque una vez que acaba de desabrochar cada botón, baja mis pantalones y mis bóxers, liberando mi miembro, esta duro y erecto. Solo hay un inconveniente que debo solucionar. Abro los ojos y centro mi atención en su rostro. Katniss mira hacia abajo y luego hacia mi rostro. Me mira con deseo mientras yo me deshago del estorbo de su pantalón y su ropa interior.
-Estas lista, Chica en Llamas. ¿Real o no real? –Ronroneo contra su oído. Y Katniss tiembla aun más. Siempre utilizo ese término, Cinna la había bautizado así, Panem la conocía así gracias a los hermosos trajes que Portia y él diseñaron para nosotros. Pero solo existe un afortunado que conoce el verdadero poder de una Chica en Llamas y lo que puede causar a una sola persona solo con un roce y ese era yo. Pienso que no puede existir otro nombre mejor para la mujer que tengo entre mis brazos.
-Real. ¿Y tú estás listo Chico en Llamas? –El tono seductor y juguetón de su voz me enciende aun más.
-¿No era Chico del Pan? –Muerdo el lóbulo de su oreja y le arranco un gemido.
-No real. Al menos, no por el momento. –Lame la comisura de mis labios. Traslado mis labios nuevamente a su boca mientras introduzco dos de mis dedos entre los labios cálidos y húmedos de su entrepierna, que la penetran con lentitud y cuidado al principio hasta que los ubico el punto exacto de su clítoris. Su cuerpo me reclama y me estrecha aún más entre sus paredes. Empiezo a mover mis dedos en su interior cada vez con más intensidad, hasta llevarla al borde de la locura, excitándola e incitándola a que se continúe moviendo ella también. Nuestras bocas unidas ahogan la mayor parte de nuestros gritos y gemidos. Hasta que llega su primer orgasmo y luego un segundo y Katniss se aparta de mí para poder liberar todo lo que había guardado en su interior.
-Silencio, Chica en Llamas. Ni siquiera deberíamos estar haciendo esto aquí. Nos pueden escuchar. –Susurro al tiempo que muerdo el lóbulo de su oreja.
-¿Y porque estamos aquí entonces? –Pregunta con dificultad.
-Porque somos fuego y un incendio como el nuestro no podemos extinguirlo, al menos no hasta saciarnos por completo del otro.
Llevo mi mano libre por debajo de su camiseta. En algún momento también consigo deshacerme de su cazadora sin darme cuenta. Empiezo a acariciar su vientre y luego deslizo mi mano hasta sus pechos.
-¿Quién diría que la metáfora de nuestros trajes, se volvería una realidad al poco tiempo? –Le pregunto ronroneando en su oído. –Estoy en llamas, ardiendo y consumiéndome rápidamente por tu culpa.
-Me alegra escuchar eso. –Lanza una risita e inclina su rostro hacia un costado, dejando a la vista su cuello largo y terso. –Si me lo hubieran dicho ese día no lo hubiera creído. Estábamos destinados a morir después de todo, al menos uno de nosotros.
-Pero contra todo pronóstico, vivimos y hoy estamos aquí. –Me animo a besar su cuello, lamiéndolo esparciendo besos intensos, absorbiendo su piel, dándoles pequeñas mordidas. Su piel está caliente y algo sudorosa. Se aferra a mi espalda mientras yo acaricio sus pechos moldeándolos hábilmente mientras estos se paran y ponen duros. Sus jadeos se vuelven cada vez más frecuentes. Siento el impulso de besar sus pechos, chuparlos, pero no puedo, no aquí, tal vez cuando estemos dentro.
-Definitivamente, eres fuego puro. ¿Planeas matarme? Me estas volviendo loca, siento que voy a explotar. –Reconoce.
Vuelvo a silenciarla con mis labios y ella me devuelve los besos con vehemencia y una intensa pasión. Estamos ardiendo, nos estamos quemando y eso se siente tan bien. No cambiaria esta sensación por nada del mundo.
-Dilo. –Le ruego. –Dilo, Katniss. –La sigo penetrando con mis dedos, me sigo moviendo dentro de ella, disfrutando del placer que veo en su rostro.
-Tus toques son exquisitos, pero te deseo. Dentro de mí… ahora. Me estoy quemando, como tú.
-¿Quieres que apague tu fuego? –Digo acariciando su mejilla con mi nariz.
-No… Enciéndelo aun más de lo está, arrasando con todo a tu paso, hasta que no quede nada de mí, Chico en Llamas. Soy tuya, para que hagas lo que te plazca, en el momento que desees.
Gimo de puro placer cuando sus dedos se clavan en mi espalda por debajo de mi camisa desprendida.
-Eso suena perfecto, Chica en Llamas. –Su propuesta es tentadora y no puedo negarme a ella. –Tus deseos son órdenes para mí. Pero yo también soy tuyo, tú también puedes hacer lo que quieras conmigo.
Seguimos jugando un rato más, ella arrastra y frota su pelvis contra la mía, haciendo que mi deseo por ella aumente más, si es que eso es posible. Mi cuerpo llega a un límite, no puedo soportar más. Siento me quemo, ambos estamos sudorosos, por el sexo y el calor que siente estando en el jardín con el sol inundando cada centímetro de nuestra piel.
-Voy a salir ¿de acuerdo? –Susurro con voz ronca contra sus labios. Katniss emite un gemido porque es incapaz de decir palabra alguna. –Me muero por estar dentro de ti. -Y lo hago. Katniss afloja un poco de presión y me permite liberar mis dedos. Katniss separa sus piernas aún más, para luego acurrucarse más contra mí en respuesta. Juntado su pelvis a la mía, y rodeando mi cintura una de sus piernas mientras la penetro de una sola estocada cuidando de no hacerle daño, los primeros minutos salgo y entró alternativamente, a pesar de las quejas de Katniss. Pero una década de mi vida junto a ella me ha bastado, para saber cuánto le molesta y excita al mismo tiempo. Ella lo disfruta y yo también. Cuando me doy cuenta que ya es suficiente, me introduzco completamente dentro de su cuerpo. Noto su cuerpo tensándose ante la anticipación, estrechando mi miembro con tanta fuerza que me duele y me excitaba en la misma medida. Comienzo a embestirla primero despacio y con ternura, hasta que ambos nos acostumbramos a ese momento de unión y yo aumento la intensidad y frecuencia de las embestidas con un poco de ayuda de ella.
Nos acoplamos perfectamente al cuerpo del otro, uniéndonos en el sentido más amplio de la palabra, mental, física y emocionalmente. Como dos personas que se aman, se encuentran y se convierten en una sola. Dos personas destinadas a estar juntas por el resto de la eternidad.
El camino hacia el corazón de Katniss, fue muy largo… vacilante al principio; luego traicionero, doloroso, tortuoso; pero finalmente luego de tanto dolor gané su corazón. Ella me ama a mí y yo a ella. Nuestras almas están conectadas y se pertenecen al igual que nuestros cuerpos, ahora mismo.
Cuando por fin sentí una pequeña chispa de esperanza en ese beso durante el Vasallaje, luego de que ella reconociera que me necesitaba, me sentí triste y feliz al mismo tiempo. Porque por un lado moriría sabiendo que ella me amaba, que era importante para ella; y por otro lado triste por el futuro que nunca tendríamos y porque si lograba que Katniss fuera la vencedora, jamás ella se recuperaría completamente y yo no estaría allí para ahuyentar sus miedos y sus pesadillas. Pero sobreviví al igual que otros vencedores gracias al plan de los rebeldes, pero yo fui capturado por el Capitolio y Snow me había utilizado como un arma contra la única mujer que amaba, para que yo mismo la destruyera cuando nos volviéramos a encontrar. Habían borrado o modificado todos los recuerdos sobre ella y me habían hecho creer que era una persona cruel y despiadada, que era el enemigo que debía odiar, cuando en realidad eran ellos los enemigos. Casi lo habían logrado, estuve varias veces a punto de matarla, estuve varias veces a punto de acabar con la única vida que en verdad me importaba y Katniss no se había podido defender, ella hubiera muerto de no ser por los rebeldes que estaban con ella para protegerla. No era yo mismo en esa época. El recuerdo de cuando seguía bajo el efecto del secuestro resultaban muy borrosos, sobre todo mi primer encuentro con ella luego de ser rescatado. Me habían convertido en un monstruo, un muto que disfrutaba con el sufrimiento de Katniss, disfrutaba verla llorar y con el miedo reflejado en el rostro mientras la ahorcaba, porque habían redirigido a través de drogas e imágenes mis miedos, mi odio, mi deseo de venganza hacia ella. Y a pesar de saber que yo no tenía la culpa, jamás me perdonaría el haberla lastimado, ni siquiera ahora, ni siquiera con su perdón.
Katniss ya me había perdonado desde el principio, pero yo no. No cuando las secuelas aun continuaban en mi mente y volvían a mí en forma de flashbacks, que a pesar de saber ahora que no eran reales, me afectaban tanto que veía obligado a mantener las distancias con Katniss por horas o días, por temor a lastimarla. Odiaba a todos los que habían participado en mi tortura, sobre todo odiaba a Snow por todo lo que nos hizo, por obligarme y condicionarme a destruir lo que más amaba.
Me tomo mucho tiempo recuperarme, pase meses en el Capitolio tras el fin de la rebelión, luchando por volver a ser yo mismo, luchando por volver a Katniss, ya que era lo único que me quedaba, luego de perder a toda mi familia. No tenía a nadie más que a ella. Y sabía que me necesitaba tanto como yo a ella.
Supere la prueba y lentamente pude volver a ella. Amarla y que ella me amara. Me había casado con ella y ahora luego de una década podríamos tener un hijo. Un hijo. Parecía increíble estar diciendo eso luego de tantos años.
Llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo, yo noto como me relajo y me libero completamente al tiempo que descargo un liquido caliente dentro de su cuerpo, esa pequeña semilla que tal vez dará origen a una nueva vida. Si me guio por lo dicho por Katniss, llevábamos cuatro meses haciendo el amor así, solo que esta vez soy cien por ciento consciente de las consecuencias que puede traer o trajó. Pero tal vez el bebé ya está ahí, pero aún lo ignoramos. Me derrumbo sobre el cuerpo de Katniss, completamente feliz y relajado mientras llegamos al momento del clímax, y nuestros movimientos se vuelven más lentos, débiles y vacilantes. Nuestros gemidos y gritos son casi ahogados o retenidos bajo el poder de nuestros besos. Somos conscientes del lugar donde estamos, no nos pueden ver por los altos muros de cuatro metros que rodean el jardín de casi quinientos metros cuadrados, pero tampoco queremos que nos escuchen. Por varios minutos no hablamos.
Lentamente salgo de Katniss y cambio de posición esta vez con ella sobre mí, yo soy muy pesado en comparación con el pequeño cuerpo de Katniss. Ella deja descansar su mentón en mi pecho y besa el mío con ternura.
-Tú me amas ¿real o no real? –Susurra ella casi sin aliento.
Sonrío.
Se volvió una costumbre preguntarnos eso luego de hacer el amor o antes de irnos a dormir, incluso algunas veces durante el día cuando peleábamos por algún motivo y acabábamos reconciliándonos poco después. Vivir con alguien del carácter voluble y terco de Katniss no es fácil. Pero yo le tengo paciencia y no solemos pelear mucho, las discusiones mas graves eran que involucraban hijos y tal vez cuando en alguna oportunidad yo tenía mis ataques.
También era una costumbre que cada noche antes de dormir jugáramos al juego "¿real o no real?" a veces eran preguntas muy tontas o superficiales, otras muy profundas como en los días en los que sufría nuevas crisis y sentía que me perdía nuevamente como en el pasado y yo le preguntaba cosas que creía que eran reales o había visto en los flashbacks, a veces mi esposa debía darme una explicación extensa porque mi confusión era total, aunque en otras ocasiones no hacía falta. Pero siempre acababa cuando unos de nosotros decía "Tú me amas ¿real o no real?" y el otro respondía "Real".
-Real. –Hago una pausa. –Tú me amas ¿real o no real?
-Real. –Contesta sonriendo y depositando un beso en mis labios, que finalmente se alarga hasta que nos quedamos sin aire y nuestros cuerpos reclaman oxigeno.
Subimos al piso superior de la panadería, habíamos construido una casa en el piso superior, porque aunque vivimos en la Aldea de los Vencedores, a veces pasamos la mayor parte del día en la panadería y necesitamos un lugar donde descansar un rato, bañarnos y comer. Tenemos las cosas básicas: un living comedor, dos habitaciones, una cocina, un baño, un cuarto de lavandería. Cuando contraté a personas para que construyeran la casa y la panadería, la hicieron en gran parte en base a los diseños que yo hice, gracias a unos libros de arquitectura que Effie me había enviado desde el Capitolio. Los planos respetaron las dimensiones, los espacios de la casa original que el Capitolio había destruido durante el bombardeo junto a mi familia dentro. Quise que fuera casi idéntica a como la recordaba, pero con algunas mejoras que en su momento mi familia no podía solventar económicamente. Nos tomó dos años acabar con ella, pero valió la pena por el resultado.
Arrastro a Katniss hasta la habitación principal. Nos recostamos sobre la cama matrimonial y vuelvo a hacerla mía, incontables veces de todas las formas posibles, pero esta vez libres de cualquier estorbo de ropa, completamente desnudos y sin detenernos o contenernos como lo habíamos hecho en jardín, porque ya no corríamos riesgo de que nos descubrieran. Y eso se siente realmente bien.
En algún momento, cuando ambos acabamos exhaustos, nos dormimos felices y satisfechos. Pero es una felicidad distinta y ambos lo sabemos, aun antes de sumirnos en un sueño profundo entre los brazos del otro.
-No está funcionando. –Se queja Katniss. Mientras mira el resultado del cuarto test de embarazo que se ha hecho en los últimos dos meses. Se está tomando muy en serio el asunto de ser madre y esta es la tercera vez que la veo amargándose porque no consigue quedar embarazada. Resulta hasta algo contradictorio, cuando era ella la que se negaba a tener hijo. Pero no deja de ser algo dulce y lindo.
Me acerco a ella y le arrebato la prueba de embarazo, solo le dedico unos segundos de atención, un signo negativo aparece en él. Lo tiro al tacho de basura que se encuentra a seis metros de nosotros dando justo en el blanco. No sirve de nada que lo siga viendo. Abrazo con fuerza a Katniss desde atrás y beso su cuello con ternura. Odio verla sufrir.
-La doctora dijo que podía no ser de inmediato ¿recuerdas? Tú misma me lo dijiste.
-Lo sé. ¿Pero si el problema soy yo?
-Cariño, se que nunca te has caracterizado por ser optimista, pero créeme que estas siendo muy injusta contigo misma. Somos dos, tal vez yo sea el problema ¿lo has pensado? –Se que no es culpa de ninguno de los dos, nuestros exámenes habían indicado que ambos estábamos en condiciones de tener hijos. Pero no entendía porque se echaba la culpa ella misma.
-La doctora dijo que tus exámenes habían dado bien. –Me contesta algo molesta.
-Sí, y también los tuyos. Puedes concebir a nuestros hijos.
-Han pasado casi seis meses, Peeta y no hubo resultados.
-Pero solo dos desde que me lo confesaste. –Le respondo. –Ven. –Le pido.
La arrastro hasta la cama de nuestra habitación y nos sentamos a la orilla de la misma.
-Katniss, yo creo que todo sucede por algo y que no todo sucede en el momento que lo deseamos y de la forma que esperamos. Sino míranos a nosotros. –Le sonrío un poco y acaricio sus mejillas fijando mi mirada en sus hermosos ojos grises. –Si está destinado a suceder… se cumplirá ese destino tarde o temprano. –Hago una pausa y continúo. –Tal vez este no sea nuestro momento para ser padres, o tal vez en los próximos dos meses el resultado será el que esperamos. No tenemos una bola de cristal para saber lo que nos pasara en el futuro y no debemos dejar que la incertidumbre, la desesperación y el miedo nos afecten.
-¿Y si jamás quedo embarazada?
-No creo que eso suceda. Somos jóvenes, Katniss. Estoy seguro que lo lograremos.
-¿Y si no?
-No te dejare de amar solo porque no puedas darme un hijo, ya te lo he dicho miles de veces. Tampoco te dejare. Estaré muy orgulloso de ti, solo por haberlo intentado. Ya estoy orgulloso de ti, porque sé cuáles son tus miedos y aún así los estas tratando de enfrentar y superar. Y eso supone un doble esfuerzo para ti. Te amo por quien eres, cariño, y estoy muy feliz de tenerte a mi lado. Además, tenemos otras alternativas, algún tratamiento de fertilización e incluso la adopción. No des todo por perdido tan pronto, Kat.
-Entonces ¿Qué propones?
-Solo relajarnos y disfrutar de nuestra compañía cada segundo. Y cuando tenga que suceder, el momento llegará.
Le sonrío y ella me devuelve la sonrisa, cerramos nuestro pacto con un beso, que luego acaba convirtiéndose en mucho más, hasta que nos fundimos nuevamente en el otro.
