Esta historia se me ocurrió mientras veía un la escena de un dorama, serán solo dos partes y este esta infernalmente largo, pero espero lo puedan soportar(¿?, A quien lea mis demás historias no se preocupen que pronto las actualzare

Hay cosas en la vida que pasan muy lento, otras que no te das cuenta cuando ya concluyeron, muchas veces escucho que la vida pasa en un rato y él lo sabía. Él también tenía un futuro era un médico mediadamente reconocido en ascenso, amaba su trabajo más que cualquier cosa, se dedicaba a sus pacientes enteramente. Sabía que no haba cosa más valiosa que la vida y que se debía cuidar en cualquier momento, sabía que esa noche no debió olvidar poner direccionales al coche, sabía que si estaba tan cansado como para manejar a causa de tanto trabajo debió de pedir un taxi, sabía que no debía de haberse quedado dormido mientras manejaba.

Lo último que pudo ver fue la luz del coche con el que se estrelló de frente, cegándolo; lo último que escucho fueron los claxon de ambos vehículos y el estruendoso ruido del choque, después todo se volvió oscuro.

No sabía que si estaba vivo o muerto, todo seguía negro pero lograba escuchar algo aunque no sabía que era precisamente; entonces pensó que así se sentía estar muriéndose, estar sin estar, sentir sin sentir, estando todo a la mitad.

Después supo que no había muerto, escucho de su amigo y compañero de trabajo, que el accidente no fue muy lejos del hospital y que lo habían trasladado a tiempo pero que sus heridas eran graves y acabo en estado de coma, Gray conocía el termino lo había empleado en algunos de sus pacientes, sabía todo lo que implicaba y el cómo su situación llegaba a complicar las cosas. Cuando alguno de sus pacientes caía en coma, la familia tomaba la responsabilidad por él, algunos decidían esperar aguardando la esperanza de que algún día despertaran, otros tantos después de un tiempo la perdían, pero los pacientes siempre tenían alguien con ellos. Gray estaba solo, vivía solo, no tenía pareja ni familiares vivos, su mejor amigo se había mudado lo bastante lejos como para dejarse absorber por el trabajo y perder el contacto con él, estaba solo y sin poder moverse o si quiera abrir los ojos. Entonces deseo haber muerto en el accidente.

Sabía que en el hospital lo valoraban, lo tenían en una habitación solo para él, y recibía los cuidados necesarios, pero quería morirse, cada día que pasaba lo deseaba con mayor fuerza que el anterior no soportaba el imponente silencio que había la mayor parte del tiempo.

Para cualquiera podría parecer que el pelinegro no se enteraba de nada, pero la mayor parte del tiempo lograba escuchar todo a su alrededor, se pasaba en día preguntándose qué ruido era de que cosa para matar el tiempo y no volverse loco, hasta que logro visualizar todo, cada detalle de la habitación donde estaba (conocer cada rincón del hospital había sido de ayuda)

Escucho la puerta abrirse y unos cuantos pasos, después todo volvió a ser silencio, mas pasos y la puerta cerrarse, pasos algo torpes que terminaron con un ruido del golpe que seguramente esa persona se dio con algún mueble de la habitación, se dio cuenta que esa persona no entraba a su habitación regularmente, después escucho el rechinido de una silla al acercarse a su cama y una respiración nerviosa. No sabía que pensar, no sabía con qué intención esa persona había entrado, hasta que escucho una voz…

-Hola…ahh bueno soy…-se detuvo a dar una gran exhalación – bien creo que mi nombre no importa ahora… - se dio cuenta que se trataba de una mujer joven y se preguntó qué haría ahí, su voz era nerviosa y alterada, como una ola que amenazaba con alzarse – A fin de cuentas me perdí y termine aquí, de verdad que no sé dónde estoy, y debes pensar que estoy loca ¿no?, después de todo las personas no considerarían esto como normal, ya sé que parece que hablo mucho y seguramente si hablaras me dirías que me calle, pero suelo hacer eso cuando estoy nerviosa – No supo cuánto tiempo paso desde que aquella extraña entro a su habitación, y si parecía algo desorientada, pero se dio cuenta de lo mucho que extrañaba una conversación con alguien, aunque más bien fuera un monologo puesto que él no podía responderle, después escucho de nuevo la puerta abrirse y confirmo que era así ya que la chica paro su habla

-Hasta que te encuentro—una voz masculina se hizo presente, serena y tranquila como la recordaba de su compañero, aunque obviamente no le hablaba a él –Erza te está esperando hace rato-

-Lo siento…yo me perdí-

-No te preocupes, ella dijo que probablemente eso pasara, vamos – supuso que la chica asintió ya que no escucho respuesta alguna, después fueron pasos pero no escucho la puerta cerrarse, hubo un momento de silencio, escucho que alguien se acercaba y se detuvo cerca suyo, otro momento de silencio para después escuchar la voz de su compañero hablar en susurro y con un deje de sorpresa

-Reaccionaste… ligeramente reaccionaste a ella ¿no?, sé que me escuchas Gray tu ritmo cardiaco se aceleró ligeramente es porque ella te hablaba ¿verdad? – ahora la voz de Jellal era de una sincera emoción, escucho los pasos de su salida que finalizaron con la puerta cerrándose.

Paso un tiempo en que todo volvió a ser completo silencio de nuevo, no sabía cuantos días habían pasado desde la aparición de aquella extraña ya no podía medir el tiempo, no en su estado, pero empezaba a resignarse hasta que su esperanza apareció por la puerta.

-Hola…soy yo de nuevo, espero me recuerdes estuve aquí hace como una semana, el doctor Fernández me encargo que viniera contigo con la mayor frecuencia posible – Por lo menos se sentía aliviado de escucharla de nuevo, su voz era algo que lograba entrenarlo bastante, le hacía sentirse mejor, noto respecto a su primera visita que la voz de la mujer le parecía suave, como cuando caía una ligera lluvia que conseguía refrescar el ambiente, probablemente era porque estaba mucho más tranquila que la primera vez – Bueno espero no te moleste pero tengo mucho tiempo libre y seguramente me la pase muy seguido por aquí, Jellal dice que escuchas todo aunque no lo parezca, así que pensé que podría leerte el periódico para que cuando despiertes no estés tan desactualizado del mundo – escucho la misma silla de la vez anterior acercarse a su cama, y el ruido que hace un periódico cuando le das un ligero zarandeo antes de leerlo, la mujer comenzó la lectura la primera noticia que le dio era de deportes, el resultado de la final de la liga europea y de algunos juegos locales. Ella siguió leyendo aunque el tiempo pasara a cada noticia le daba un toque distinto y de vez en cuando le hacía un comentario sobre lo que leía, que le ayudaban a imaginar cada hecho narrado de pronto ella hizo una pausa – No tienes muy buena cara, tal vez debería parar debe ser cansado escucharme todo el tiempo – Quiso decirle que no, que no lo dejara en el silencio que había estado acompañándolo los seis meses que ha estado en coma, pero sabía que eso era imposible, escucho el periódico ser dejado en algún lado (probablemente la silla) y como esta era empujada ligeramente hacia atrás, probable signo de que ella se había puesto en pie, para después tener su tan acostumbrado silencio, y sintió una mano fría en su frente, el contacto fue breve pero la sensación duro un poco más, al poco tiempo sintió la temperatura del lugar bajar(lo más probable fuera por el termostato de la habitación), la escucho a ella volver posicionarse donde mismo y tomar el periódico, leyó dos notas más de espectáculos, un nuevo disco que saldría en cinco meses y el anuncio de un divorcio, nuevamente ella detuvo la lectura – Baje la temperatura estabas sudando, pensé que tendrías calor, parece que sí, ya no tienes el ceño fruncido – Ella le siguió leyendo no supo cuánto tiempo hasta que llegó el momento en que se tuvo que despedir prometiendo una pronta visita, cosa que sucedió, al día siguiente apareció y le siguió leyendo el periódico y un libro de misterio que ella había encontrado del que se devoraron el primer capítulo. No se dieron cuenta cuando ya habían pasado unos meses juntos hasta que acabaron el libro, el espero despertar antes que el disco.

Una semana o eso le parecía a el que era más o menos el tiempo que había sido la ausencia de la mujer después de su última visita, tenía más noción del tiempo gracias al tiempo que ella se quedaba con él para así poder medir los días. Le había resultado fácil acostumbrarse a ella y a su voz, el silencio ahora era señal de su ausencia, preguntándose internamente que habría sido de ella, quería buscarla, en alguna ocasión de las veces que Jellal entraba a verlo lo escucho hablar con Erza de los problemas que la mujer que tan tranquilamente llegaba a leerle tenia y no parecían ser problemas fáciles de lidiar, escucho que ellos también estaban preocupados.

Cuando apareció noto su voz más triste y apagada, la chispa que desprendía había desaparecido y aunque quería saber el motivo, no tuvo mucho problema para conocerlo cuando ella empezó a hablar, triste y nostálgica, como la lluvia que acompaña los momentos tristes y dramáticos de las películas

-Sabes…lamento haberte dejado tanto tiempo solo… hay algo que quiero decirte… bueno más bien creo que mereces saber el motivo de mi ausencia…veras yo… yo… yo sufro de ataques depresivos, hace poco pase por uno muy fuerte, Erza me dijo que debía hablar de cómo me sentía con alguien, pero la verdad soy bastante tímida para eso, nunca fui buena relacionándome con otras personas; podría hablar con ella pero es una persona con demasiadas ocupaciones para que la esté molestando todo el tiempo ¿no? Además ya ha hecho mucho por mí – Noto que su voz no solo era triste, estaba rota, pero ella trataba inútilmente de ocultarlo y seguir en pie – Pero, siento que contigo es diferente, porque ya te estoy hablando de esto y no salí corriendo en el intento… sabes cuando tengo esos ataques, me encierro en mi habitación, no sientes la necesidad de salir. Y es como una montaña rusa algo extraña hay días en los que apenas y estoy despierta, otros donde apenas y duermo…de pronto tengo unas ganas intensas de comerme todo lo que tenga enfrente para que luego no tome ni un vaso de agua, nada te hace feliz, nada es suficiente…solo quieres desaparecer – su triste voz se quebró en ese momento en llanto que trato de contener y el tiempo siguió transcurriendo entre sus débiles quejidos lastimeros.

La chica no volvió a faltar ni un día después de eso.

-Entonces el señor de la tienda comenzó a gritar que alguien había robado su pan y acuso a todos los que estábamos en la fila, ¡hasta una niña pequeña que iba con su madre!, luego un chico le dijo que había visto un pan en el pasillo de farmacia… ¡hubieras visto su cara! Fue de lo más gracioso que he visto – la chica le contaba su anécdota vivida, mientras pasaba una toalla húmeda por su cuerpo, desde hace un tiempo que era como su enfermera, se encargaba de tener la temperatura adecuada en la habitación (a Gray le gustaba el frio), trataba de mantenerlo limpio y presentable (aunque encontraba algo estúpido lo último, después de todo ¿Quién lo iría a ver?), además de que estaba al tanto de no le faltara suero y de vez en cuando le hacía ejercicios motores, mover las piernas, dedos y brazos, cuando lo hacia solía decirle que cuando despertara esperaba verlo jugando futbol (Jellal le había comentado que era su deporte favorito) y que de tener la oportunidad ella lo iría a apoyar, no volvió a contarle se sus problemas, pero al menos desde aquella ocasión noto que su voz volvía a ser la misma, suave y fresca, como la lluvia que a él le gustaba. – Mañana es San Valentín, a decir verdad no me gusta mucho ese día, así que mañana me tendrás que aguantar aquí más tiempo de lo normal, no pienso ver películas románticas y especiales absurdos por TV todo el día… ¿a ti te gusta San Valentín?—Ella solía hacerle esa clase de preguntas todo el tiempo aunque por respuesta siempre obtuviera una expresión fría y un imponente silencio, aunque por dentro Gray contestaba cada una de ellas, pero esa ocasión fue diferente.

- ¡Jellal! ¡Corre ven rápido!- la escucho gritar desde la puerta

-¿Qué pasa? – la voz de su compañero se acercaba a paso rápido

-Gray reacciono-

-¿Qué?-

-Mira….Gray ¿puedes oírme?- y por primera vez desde hace siete meses Gray tuvo control sobre una parte de su cuerpo, movió su dedo índice como respuesta.

A partir de ese momento encontraron una forma sencilla de comunicarse, ella solía hacerle preguntas de si y no, cuando el movía el dedo era un sí, la ausencia de algún movimiento era un no, noto emoción en la voz femenina como si aquello se tratara de una especie de juego del que no parecía cansarse, en el fondo él también se sentía como en un juego, pero descubrió algo más, descubrió que se sentía feliz, como hace mucho no se sentía, como jamás creyó volver a sentirse y entonces se dio cuenta que aquella mujer le había dado más que su voz y compañía en todo el tiempo que llevaban juntos, le había devuelto las ganas de vivir.

Ese día pensó que ella no vendría, no sabía la hora pero sabía qué hace un buen rato ella debía de haberse presentado, se moría por mostrarle que podía cerrar ligeramente la mano (claro no podía levantarla ni nada) lo había descubierto en la mañana, los ejercicios de la mujer le ayudaron; desde que pudo mover el dedo ella había aumentado la frecuencia de los ejercicios motores y ahora que rendían fruto ella no estaba, o eso pensaba hasta que escucho la puerta abrirse

-Hola Gray – sabía que algo no andaba bien con ella, sabía que la voz que escuchaba lo único que podía transmitir era tristeza – lamento que hoy no venga como otros días, pero yo…de verdad…de verdad – escucho su voz quebrada, escucho sus pasos lentos y como se colocaba cerca suyo, sabía que nada andaba bien cuando ella hacia esas pausas tan largas al hablar y el llanto que amenazaba salir no se esforzó en disimular a diferencia de la vez pasada – ¡Ya no lo soporto! – soltó en un sollozo y sintió su cabeza y brazos dejarse caer en la cama cerca suyo, lloro como no la había escuchado nunca, el dolor que su llanto expresaba era tanto que Gray juro que si se pudiera mover podría tocarlo con la mano, sollozos lastimeros inundaron la habitación. Gray supuso que era de noche porque de escucharla cualquiera correría a la habitación a ver qué pasaba, y sabía que por eso ella estaba descargando su dolor por que nadie más que el seria testigo de ese llanto. Sintió lo que supuso seria su mano, cerca de la suya, (de la que podía mover), y con un débil movimiento estiro sus dedos esperando alcanzarla, sintió rozar la fría piel de la chica y a ella acercando su mano a la de él como respuesta a su reacción, sintiendo su delgada mano debajo de la suya y en el único gesto de consuelo que podía tener con ella apretó lo más que pudo, fue un movimiento ligero pero ella se dio cuenta de la intención del chico y del esfuerzo que suponía para el hacerlo.

-Oh por dios Gray… tu mano…- En medio del llanto y aun con su voz rota sintió la sincera felicidad que ella expresaba en esas pocas palabras, sintió la otra mano de ella posicionarse encima de la suya, dejando su mano entre las de ella y como la mano que estaba encima suyo acariciaba lentamente el dorso de su mano, apenas y lo tocaba como si tuviera miedo de que con algún roce su mano se fuera a romper, después sintió como la elevaba a su rostro y pudo tentar su mejilla humedecida por las lágrimas, era el primer contacto que tenían de ese tipo, solo con la intención de reconfortar al otro.

-Gracias – susurro ella débilmente, aun con la voz llorosa pero algo recompuesta –Gray, ¿te molestaría si hoy me quedo aquí?, no quiero volver – a modo de respuesta el apretó su mano nuevamente.

No se esperó que ella se acostara en la misma cama, pero no le incomodaba, ella apenas y se hizo un pequeño espacio sin moverlo a él, pero rozaba su piel, su fría piel. Ella volvió a tomar su mano, le dijo que se esa forma se sentía segura y él se dio cuenta de que esa mano era mucho más delgada de lo que hubiera querido, ella elevo esa unión al pecho de él y entre el roce de sus brazos Gray sintió partes ásperas en la lisa piel de ella en lo que supuso era su brazo, le surgió una idea de lo que podían ser, pero se negó a aceptarlo, ella no podía tener cicatrices en los brazos, porque ¿de qué forma alguien tiene cicatrices en la parte inferior del brazo? La respuesta que se le ocurrió le parecía la más obvia, y la que menos quería aceptar. Se preguntó si por la misma razón de las cicatrices era por la que no quería volver, se moría por saberlo, y como si ella le leyera la mente empezó a hablar, suavemente y en susurro, pero claro para que el la escuchara, mientras el llanto volvía a invadir su voz.

-No quiero volver Gray…no me refiero solo a hoy, de verdad no quiero volver…ya no puedo con esto…mañana él va a seguir borracho y va a estar enfadado porque mama se escapó con alguno de sus "novios"… ya no quiero que me pegue, cuando esta borracho cree que soy ella y se desquita conmigo – Sentía cada palabra como una daga a su pecho, ella no pudo acabar de hablar porque su llanto la ahogaba, apretó su mano con más fuerza (a decir verdad se sorprendía de que pudiera reaccionar de esa forma después de tanto tiempo y supo que era por ella) y sintió como ella se acercó más a él, no volvió a hablar, se limitó a llorar hasta que se quedó dormida, pero nunca soltó la mano de Gray.

No supo en qué momento se fue, pero ahora que sabía algo de ella quería buscarla, y descubrió que nunca se había sentido más impotente en su vida, ese día después de dos meses ella volvió a faltar.

Cuando ella volvió a aparecer no sabía si afirmarse que estaba compuesta, se dio cuenta que las personas podían llegar a fingir estar perfectamente bien aun teniendo la sensación contraria y le pareció que ella encajaba en ese perfil.

-Sabes Gray, desde ese día eh estado pensando, por cierto no me he disculpado por no haber venido, de verdad lo lamento, pero volviendo al punto… me decidí, quiero ser alguien en esta vida, no solo un saco de lágrimas que se dedica a lamentarse por su vida. Quiero decir tu eres un doctor y Jellal me dijo que si el hospital tiene la fama que tiene es por ti, varias personas te aprecian…quiero hacer algo por los demás… – la tarde siguió como hubiera sido cualquier otra en el tiempo que llevaban de conocerse, ¿entonces por qué la sentía diferente? Pensó que podría ser por la confesión de la vez pasada, pero no le parecía que era eso. En los días siguientes hubo cambios para ambos, Gray notaba que cada vez tenía mayor reacción al exterior, pero a ella la seguía sintiendo extraña cada día que pasaba se quedaba menos tiempo que el anterior, argumentaba compromisos o pendientes, aunque para el las mentiras eran más que obvias.

Ese día ella volvió a quedarse más tiempo, le leyó de nuevo el capítulo final del libro de misterio que había leído hace un tiempo, le comento que el disco estaba próximo a salir a la venta, era de los más esperados, hablo de muchas más cosas todas haciendo memorias a platicas suyas del pasado y Gray sentía como un torbellino de recuerdos se le venían encima, se preguntaba por qué sentía una molestia en el pecho, como cuando tenía un mal presentimiento.

-¿Sabes Gray? Estoy feliz de haberte conocido, sé que puede que pienses que no pero, me ayudaste como no tienes idea, y espero que yo te haya ayudado también – la molestia en su pecho se acumuló aún más, sintió como ella tomo su mano – Quiero que despiertes, quiero que vuelvas a ayudar a las personas, me han dicho que no hay mejor doctor en el mundo que tú, no puedes quedarte en esta cama, además quiero verte jugando futbol, yo soy pésima en eso pero tu podrías enseñarme…te quiero – lo último fue dicho en voz baja pero Gray logro comprenderlo, después sintió como ella dejaba su mano delicadamente de nuevo en la cama, la escucho levantarse de la silla, y cuando creyó que ella se iría sintió un cosquilleo ligero en su mejilla, como si un pequeño insecto se hubiera posado ahí, le tomo un tiempo darse cuenta que había sido un beso, ella le había besado, desde esa noche donde ella le compartió su dolor no volvieron a acercarse de esa manera.

-Volveré Gray – la escucho decir antes de que oyera sus pasos a la puerta y desapareciese por esta misma. Ella dijo que volvería, y trato de convencerse de que todo estaba bien, entonces ¿Por qué sentía todo como una despedida?

Vio todo blanco, después una luz que lo cegaba y lo obligó a cerrar los ojos, pensó que era una ilusión, pero escuchar el ruido diario le hizo darse cuenta que no, después de 11 meses Gray había despertado del coma.

Con su mano toco el botón con el que llamaba a la enfermera, pero la chica que apareció por la puerta con traje blanco no era la que él esperaba ver, aunque si bien nunca vio su cara, ni ojos, pelo o piel, sabía que no era ella, no sintió nada al escuchar su voz.

-¿Podrías llamar a Jellal? – después de casi un año esas fueron sus primeras palabras, Gray no sabía cómo sentirse exactamente era como volver a nacer con la diferencia de conocer todo a su alrededor, pero de igual forma se sentía desorientado y por qué no, con algo de miedo.

-Pareces estar completamente bien – Dictamino el peli azul cuando retiro la luz que había usado en su ojo para verificar su estado actual, concluyendo así la revisión –Gray de verdad que felicidad que hayas despertado – dijo mientras le daba un suave golpe en el hombro, el chico sonrió en respuesta, estaba empapado en emociones pero principalmente feliz por haber logrado salir de esa condena en la que lo dejo aquel accidente, sin embargo había algo que le intrigaba – Jellal… ¿tú sabes quién era…?-

-Juvia, si preguntas quien era la chica su nombre es Juvia, estoy seguro que no te lo dijo –

-¿Y sabes por qué ya no regreso? La última vez que vino…bueno fue como una especie de despedida, pero dijo que volvería – la respuesta de su compañero fue una mirada de pena y un silencio que ocultaba la verdad – Jellal…quiero buscarla, sé que no tuvo una vida fácil y aunque tenga borrosas algunas de las conversaciones que tuvimos créeme que eso es algo que no voy a olvidar tan fácilmente…además, tengo mucho que agradecerle – Después de un breve momento de silencio en el que el peli azul parecía meditar su posible respuesta.

-Bien… ¿Exactamente qué quieres saber?, porque si es donde está, no lo sé-

-Recuerdo una conversación donde parece que es paciente de Erza, ¿ella no tiene la dirección?-

-Aunque la tuviera de nada serviría…Gray ella escapo de su casa, fue en el tiempo en que ya no volvió-

-¿Y ustedes no la buscaron? ¿Tan poco les importo esa chica? – Empezaba a escaparse la molestia en su voz, no quería que fuera así, pero se dio cuenta que el motivo por el que despertó ya no estaba.

-Erza y yo la buscamos por los alrededores pero no encontramos nada, pensé en dar aviso a la policía, pero Erza pensó que no era buena idea, si la encontraban regresaría a su casa y eso era precisamente de lo que Juvia escapaba –

-¿Sabían por lo que pasaba ella? Por qué de ser así y hablarlo con la policía ¡seguro no la dejaban quedarse con ellos! –

-Gray no es tan fácil, Juvia es bastante complicada, y claro que sabíamos por lo que pasaba, Erza lo sospecho desde la primera vez que ella llego aquí, pero…-

-¿Primera vez?- interrumpió a su compañero, Jellal suspiro pesadamente y cerró los ojos, después continúo hablando, sabía que se le avecinaba una larga charla

-¿Ves por qué te digo que es complicado? –

-Dime lo que sepas de ella-

-Veras, la primera vez que la ingresamos fue porque una vecina la vio tirada en la calle, tenía muchos golpes y dos costillas rotas, Erza de casualidad estaba en urgencias y la vio, le llamo mucho la atención porque digo ¿Qué chica a esa edad llega a con dos costillas rotas?, supuso que algo muy malo debió pasarle, trato de hablar con ella pero no soltó ni una palabra, ni siquiera su nombre. Después de eso pasaron alrededor de tres meses cuando la volvieron a ingresar a urgencias, encontraron más golpes y una desnutrición en aumento respecto la última vez, pero eso no era lo importante, ella se había cortado las muñecas y estaba muriendo desangrada, esa ocasión Erza no la dejo irse hasta que por lo menos le dijera su nombre, porque créeme que no bromeo cuando te digo que ella no nos decía nada, era así literalmente, solo callaba y miraba. La tercera vez tenía un golpe que le abrió la cabeza, fue bastante impresionante porque ella logro llegar aquí por su propio pie, el policía de la entrada reporto una chica desmayada justo frente a él,solo había pasado un mes desde que la atendimos del intento de suicidio, se negó a hablar con cualquiera que no fuera Erza y aun así ella tuvo muchas dificultades para que ella le dijera la mayoría de las cosas, a grandes rasgos le conto que su padre había muerto cuando era niña, su madre no podía tener una relación estable, hasta que llego ese sujeto, fue el que le pasaba todos los amantes a la madre de Juvia, pero el tipo en cuestión tenía problemas severos con la bebida, dejaba a Juvia sin comer y muchas veces la golpeaba, ella termino cayendo en una depresión severa que había traído consigo tres intentos de suicidio…

-¿tres?- interrumpió a su compañero, le costaba digerir todo lo que estaba escuchando, le costaba creer que alguien con esa vida le hubiera traído alegría con su voz todo ese tiempo.

-Antes intento ahorcarse, y saltar de un puente, en la primera el padrastro la vio y la detuvo, aunque después la volvió a golpear, en la segunda un policía la convenció de no hacerlo-

-¿Si un policía la detuvo como es que ella seguía viviendo ahí? –

-Te digo que ella no habla, no dijo nada en la estación y el hombre invento todo un teatro para justificarlo, después de hablarlo con Erza, ella insistió en seguirla viendo y poco a poco la ayudo a tratar la depresión que sufría, es una chica muy fuerte porque la iba superando, pero tenía recaídas constantes, así que como terapia simple Erza la aconsejo hablar, ya sabes distraer la mente de pensamientos negativos pero ella seguía siendo muy retraída para eso, por casualidad el día que ella la cito en su consultorio Erza me pidió que la fuera a buscar porque ella solo conocía la sala de urgencias y seguro en el hospital se perdía, así que cuando pase por tu habitación y escuche una voz me pareció extraño por que la enfermera que te atendía nunca hablaba, y ¡era ella!, ¡Juvia estaba hablando contigo!, además de que tu reaccionaste a su voz, así que se me ocurrió una idea donde pudiéramos ayudar a ambos, Erza estuvo de acuerdo y Juvia termino yéndote a cuidar, durante el tiempo que estuvo contigo estaba mucho más estable, trataba de controlar las crisis – Un silencio se hizo presente Gray seguía sin creer lo dicho, la persona de la que Jellal le hablaba le costaba relacionarla con la que estuvo todo ese tiempo con él, era como si ambas fueran distintas.

-Escucha, antes de que desapareciese ella dejo esto para ti, me pidió que te lo entregara cuando despertaras, tenía fe ciega en que pasaría – rompió el silencio el chico mientras le extendía una carta – Imagino que querrás leerla solo, si necesitas algo llámame – hablo antes de salir de la habitación y dejarlo enfrentarse solo al pedazo de papel que sostenía entre sus manos, no era un carta muy larga, en ella básicamente le pedía perdón por no tener el valor de decirle que se marchaba, nunca le gustaron las despedidas y nunca supo dar una, le decía que había huido de su casa y que esperaba que la comprendiera por eso, había decidido irse para poder empezar a ser alguien, quería llegar a tener un trabajo que ayudara a los demás como enfermera o trabajadora social, y que si es destino así lo quería ellos se volverían a encontrar.

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