Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de Rumiko Takahashi, autora de: "InuYasha: Un cuento feudal de hadas"
Prólogo:
Incumplimiento voluntario de aquello que todos, o la mayoría, de los seres humanos entendemos como "algo bueno"; Son enumerados como siete todos aquellos "pecados" que dan lugar a todos los vicios del hombre y destruyen la vida, teniendo como principal castigo el sufrimiento eterno.
Soberbia, gula, pereza, lujuria, avaricia, ira y envidia, no necesariamente en ese orden, los tan sobrevalorados vicios capitales. Se dice que en cada ente existente sobre este complicado mundo predomina con más fuerza uno de los siete mientras que el resto permanece sumiso ante el más poderoso.
Aunque claro, está por demás decir que se entiende por aquellas entes pecadoras a nosotros, los impenitentes; los que matamos y robamos sin tocarnos el corazón; porque en ninguna persona digna y de buen nombre podría caber jamás ni la más mínima suposición de que alguna vez en su vida se dejó seducir por los vicios terrenales cuando son ellos quienes, en lo personal, dan más asco.
Navegando las aguas con su bandera de buenos señores; alimentando su egocentrismo con riquezas y bellas mujeres para saciarse, sólo preocupándose por comer y dormir mientras mandan a otros a asesinar a aquellos que tienen mucho más que ellos, curioso, un simple ejemplo me bastó para que salieran a relucir todos aquellos vicios por los que a mí y a mis hermanos nos señalan.
Nadie queda descartado a la hora de caer, tanto hay monjes y sacerdotisas como hay violadores y envidiosas; sí existen formas de no caer, dicen los sabios, pero yo no las sé y siendo sincero no me interesan; el arrepentimiento es para los mediocres…
− ¿En qué tanto piensas?, ¿Hermano mayor? – Escucho la voz de uno de mis hermanos y dirijo mi mirada hacia dónde se encuentra el dueño de esa voz.
Observo fugazmente a mi hermano Renkotsu, quien es quien me ha llamado, lo noto curioso por mi respuesta; dirijo mi mirada hacia el resto de mis hermanos, todos somos tan diferentes y tan poderosos cada quien a nuestra manera; sonrío fugazmente –En nada, hermano− contesto con desgana redirigiendo mi mirada hacia él.
Todos nos encontramos alrededor de una fogata que nos provee de calor para pasar la noche, por la mañana tendremos que cumplir uno más de los encargos que uno de tantos señores feudales que solicitan nuestros servicios, hacemos el trabajo sucio de asesinar por ira a aquellos quienes los terratenientes nos indican por envidia…
−Entonces es mejor dormir, debemos madrugar para sorprender a nuestra víctima− comentó Renkotsu estirando sus piernas en el suelo y reposando su cabeza sobre un almohadón que improvisó con hojas de un arbusto, yo decido darles ese permiso a los demás con un leve movimiento de cabeza, ellos entienden mi gesto y se preparan para dormir.
−Bah, pero que fastidio…- bufó otro de mis hermanos dejando notar su desgana, Jakotsu, uno de los hombres más sádicos que he conocido, también el más leal y confiable
−Piensa mejor en todo lo que podríamos sacar de esto, hermano; dinero, mujeres – comentó con énfasis nuestro hermano Mukotsu mientras acomodaba a su lado la caja de madera donde se encuentran todos los diferentes y mortíferos venenos que utiliza para acabar con sus adversarios -¿No es así?, ¿Hermano Ginkotsu?- preguntó el hombre de baja estatura al hombre metálico que se encuentra a su izquierda, este le responde con su habitual "Sí, sí, sí, sí"
−Mhm a mi no me interesa nada de eso− vuelve a quejarse Jakotsu mientras se acuesta sobre el árido suelo y deja reposar el peso de su cabeza sobre su mano derecha
−¿Tú qué opinas Suikotsu? – volvió a preguntar Mukotsu a nuestro sexto hermano, todo parece indicar que no tiene ánimos de darse por vencido
El moreno que se encontraba con su mirada perdida en la fogata observó de manera fugaz a Mukotsu, no le contestó, simplemente se acostó dándole la espalda; todo en completo silencio.
El único sin ánimos de dormir es Kyokotsu, quien devora vorazmente un enorme jabalí que ha cazado para apaciguar su demencial apetito.
Redirijo mi mirada hacia el fuego que poco a poco va perdiendo fuerza haciéndose cada vez más pequeño, decido no tomarle más importancia y recuesto mi cuerpo en el suelo.
−No trasnochen− les ordeno a mis hermanos que continúan despiertos y cierro los ojos de manera pesada
La banda de los siete guerreros, siete hermanos… cada uno representando un pecado capital diferente; Son mi equipo y lo único que espero de ellos es lealtad absoluta, la traición está prohibida…
He aquí el prólogo de mi nueva historia, cada capítulo tratará por separado a cada uno de los siete guerreros, explicando de la mejor manera posible por qué a cada uno lo representa un pecado capital diferente, disfruten esta pequeña introducción y pronto podrán leer el primer capítulo, les prometo que no se sentirán decepcionados
P.d. Para la linda chica que me había pedido un one-shot de Suikotsu x Kikyo; ya me encuentro trabajando en él, me encanta esa pareja pero sinceramente no la tengo muy bien estudiada pero prometo hacer lo mejor posible
