La Historia de un Vice-Capitán
por Lucathia

Renuncia: La Leyenda del Caballero Sol no me pertenece y no obtengo ganancia alguna al escribir esto.


Prólogo: Detrás de Cada Gran Capitán...


Un grupo de hombres estaban sentados alrededor de una mesa, bebiendo vino. Estos hombres eran los vicecapitanes de los Doce Caballeros Sagrados. Mientras bebían, contaron a los que estaban presentes.

–... ocho, nueve, dez, once... parece que somos todos –comentó uno de ellos.

Adair bajó su bebida y meneó la cabeza.

–No, deberíamos ser doce. Tyler no está aquí.

–Pero él nunca viene, de todas formas –le respondieron de inmediato.

Adair frunció el ceño.

–Debería unírsenos, sobre todo ahora que el Capitán Caballero Infierno ya está de vuelta con nosotros.

Al igual que ellos, Tyler era un vicecapitán.

–Ah, cierto. El Capitán Caballero Infierno ya volvió.

Los vicecapitanes se vieron los unos a los otros, pensando más o menos lo mismo. Tyler siempre se había desempeñado como el Caballero Infierno debido a la ausencia del Capitán Caballero Infierno. Ahora que el verdadero Caballero Infierno había regresado, Tyler ya no era el capitán de facto, aunque siempre hubiera sido él el que se hubiera encargado de las obligaciones del Caballero Infierno.

–¿Todavía está enojado por el regreso del Caballero Infierno? –preguntó uno de ellos, recordando cómo Tyler se había negado rotundamente a llamar al Capitán Caballero Infierno por su título, refiriéndose a él como Caballero Dragón Supremo.

–No –contestó Adair–, ya arreglaron sus diferencias.

Y con "arreglar sus diferencias", Adair quería decir que el Caballero Infierno y Tyler habían tenido un duelo tras otro hasta que Tyler no pudo evitar quedar admirado de la habilidad de su capitán. Los que lo habían visto pronto se dieron cuenta de que la esgrima del Caballero Infierno era aún mejor que la de los Caballeros Juicio y Hielo, y eso ya era decir bastante.

–Pero, ¿creen que siquiera sepa cómo ser un vicecapitán? –preguntó otro de ellos, diciendo en voz alta lo que todos estaban pensando. Tyler, a pesar de ser un vicecapitán, como todos ellos, jamás había tenido un capitán al cual servir antes del regreso del Caballero Infierno. Por muchos años, Tyler había sido más un capitán que un vicecapitán, teniendo que dirigir al Pelotón de Caballeros Infierno y asistir a las juntas en lugar del Caballero Infierno.

–¡Apostaría a que no! ¡Seguramente, jamás ha tenido que vaciar sus bolsillos hasta el último ducado por su capitán!

La mayoría de los que estaban sentados a la mesa rieron alegremente. Algunos gruñeron.

–¿Por qué tenían que recordarme eso...? –dijo uno de ellos, hundiendo la cara en las manos, lamentándose por estar sin blanca.

–Sé a lo que te refieres. Tuve que hacer eso apenas la semana pasada por todas esas puertas rotas...

–Yo tuve que comprar ingredientes para hornear –dijo otro.

–Y yo, especias –añadió otro más–. Mi capitán dice que me pagará, pero... considerando que ahora tiene que comprar papel y tinta, también, no me siento muy optimista al respecto.

–Pays de mora azul –dijo el siguiente, que por supuesto era Adair, ya que ningún otro tenía un capitán tan dulcero.

Todos tenían algo que decir, excepto Vidar, que sólo alzó sus manos para defenderse cuando fue evidente que era el único que no había hablado.

–No me miren a mí. El Capitán Juicio nunca pide nada.

Lo vieron con miradas que denotaban a las claras que no creían que Vidar jamás hubiera gastado dinero por su capitán.

–Está bien, nunca pide nada, pero de todos modos le compro té –aceptó Vidar.

Satisfechos, volvieron a dirigir la conversación hacia la situación de Tyler.

–¿Ven? Seguro que Tyler jamás ha tenido que pagar cuotas de reparación por su capitán.

Muchos sacudieron la cabeza, incrédulos.

–De lo que se está perdiendo. ¿Qué clase de vicecapitán es?

–Precisamente, ¿no? Se está perdiendo de lo que significa ser un vicecapitán.

–Pobre Tyler. Jamás ha conocido nuestra dicha –el que hablaba se enjugó los ojos dramáticamente.

–Supongo que eso significa que tenemos que educarlo al respecto.

Alzaron sus copas y las chocaron, sonriendo mientras bebían el contenido. Ah, definitivamente, tenían mucho que enseñarle a Tyler.

–Entonces, ¿quién va por Tyler?

Después de que se formulara la pregunta, el Vicecapitán de los Caballeros Tormenta acomodó su cabello detrás de sus orejas y se levantó, arrastrando su silla por el suelo.

–Pues, entonces, empezaré yo –declaró–. Deséenme suerte. Mi novia ha de estar exasperada.


Continuará

N/A: Esta historia constará de alrededor de 14 capítulos (muy cortos). ¡Quedan 13!