La historia como los personajes son de nuestra completa autoria. Algunos de los personajes pertenecen a Stephenie Meyer Les recomendamos leer las historia sobre los hijos de Hannival Casannova. Desde ya muchas gracias por tomarse su tiempo y leer, esperaremos sus comentarios. Un Saludo Srta Morena y Valeria Vulturi.
CAPITULO 1
(Pov Scorpion)
Me encontraba en esta puta sala nuevamente.
Las esposas cortaban la circulación de mis muñecas. Ya casi no podía sentir los dedos. Me encontraba de pie en este cuarto el cual no tenia luces pero a un así podía escuchar lo que pasaba fuera de él, como dentro. Los roedores iban y venia por este cuatro, y pasaban sobre mis pies.
Fuera de él podía escuchar como ellos hablaban. Se escuchaban sus gritos dando órdenes como si ellos, unos pobres ineptos, fueran dueños del mundo como de su propia vida.
Hoy según había dicho esas personas, era el día de mi nacimiento. 17 de Julio, ¿Cuánto cumplía?. 18 años. A un me preguntaba quiénes era mis verdaderos padres, y porque dejaron que todo esto pasara.
Apenas había dormido unas seis horas de las 24 que llevaba aquí adentro, como sabia eso. Pues simplemente lo sabía.
Las gotas de sangre que habían caído al suelo ya estaban secas. Las heridas en mi espalda por los azotes recibidos estaban abiertas. Si no las curaría rápido se infectaría.
Había pasado por situaciones peores, esto no era nada.
No me había arrepentido de lo hice. Aquel hijo de puta ahora mismo debía estar a punto de pegarse un bolazo en el cráneo.
Pero esperaba que no lo hiciera, quería ser yo el que le dé su toque final
Comencé a reírme a carcajadas. Escuche como patearon la puerta ordenándome que me callara, cosa que ignore siguiéndome riendo.
Estas horas me habían servido para pensar en cómo me iría de este lugar de una vez por toda. Desde que tenía doce años estaba aquí metido, y la poca cordura que alguna vez llegue a tener con los años se fue.
Cerré solo por un momento mis ojos, y en ese momento se me vinieron las imagines de años atrás cuando a un era un niño que apenas podía caminar.
Esa mujer que se hacía llamar mi madre me encerraba en un armario ya que había roto uno de sus jarrones cuando quise subirme a un mueble. O como me obligaba a tragar esa comida que sabia a basura ya que no quería comer.
Como me dejaba días y días en ese sótano mugriento cubierto de insecto, en especial cucarachas que iban y venían.
Ellas por algún tiempo había sido mi único contacto con la realidad.
Así pasaron los años, entre golpes y oscuridad. Mientras otros niños jugaban como unos niños normales, yo debía buscar mi propia comida fuera de casa, ya que en la misma era imposible comer.
Leer, escribir, matemáticas aprendí solo. Por las calles, donde mucha veces había dormido, lejos de ella.
Cuando me trajo al internado gritándome que no era mi madre, tuve que aprender otras clases de cosas.
Debí aprenderlas si o si, o mi vida acabaría.
Luchábamos por la comida, por una cama, por la ropa. Cuando dormía no lo hacia las cien por porciento, ya que mis propios compañeros querían matarme. Debía defenderme, y ellos mismos se quedaban sin vida.
El manejo de armas blancas, era lo que mejor sabía hacer. Desde niño aprendí, y al llegar aquí me sirvió para sobrevivir.
A los catorce años era un asesino en potencia.
No sentía nada cuando mataba, me relajaba hacerlo, y sentir el olor de la sangre como se escurría entre mis manos.
La puerta se abrió abruptamente, abrí mis ojos entrecerrándolo un poco. La luz que entraba de fuera me cegaba.
Allí parado estaba el idiota de Edward, si no fuera por este tipo el imbécil de Bennett estaría muerto. Ese tenía sus días y sus horas contadas.
(Pov Anny)
Estaba sentada en la puerta de casa jugando con las muñecas nuevas que Hannival me había comprado, era muy bonitas.
Acaricie el cabello de una y la deje a mi lado.
Judith se había ido a dentro a buscar algo para comer, ya que las dos teníamos mucho mucho hambre, y todavía faltaba para la hora de la cena.
-señorita anny –levante mi vista y allí estaba Jane, una vieja sirvienta que trabaja aquí.
-hola jane –sonreí.
Ella me miraba triste, me extrañe. Me levante del suelo y la mire.
-¿estás bien? -.
-yo… yo lo siento –murmuro.
Mordí mi labio y ladee mi cabeza, no la entendía.
-no te entiendo, ¿por lo sientes? -.
-el día del nacimiento de jade…usted yo…-.
-jade, dime qué pasa con mi hija -.
-tiene otro hijo, ese dio nacieron dos niños, una niña y un niño…-.
"¿Qué?" -.
-usted estaba inconsciente, y yo, yo me lleve al niño… lo iba a vender, pero, pero….Oh señora por favor perdóneme….-.
Ella estaba arrodillada mientras abrazaba mis piernas y lloraba.
Sentí como todo se volvía negra y caía al suelo.
