Buenas noches a todos. Para los que ya me conozca, como para los que no, me presento: soy Asthy-1991. Algunos me conocerán como el autor del fic, en proceso, de Pokémon llamado "La Guerra de los Mundos". Tuve una etapa de absentimo debido a asuntos propios y falta de inspiración, entre otras cosas. No obstante, he vuelto más fuerte y con más ganas de escribir que nunca! Como persona "inquieta" que soy, he comenzado un segundo fic, este mismo. Espero que le deis una oportunidad, y si no, con que lo leais y os guste algo tengo suficiente. El mero hecho de que la gente pinche al fic ya es una alegría para mí, y os aseguro que no os arrepentiréis.

Bueno, la temática de este fic no tiene nada que ver con el otro: este se basará en el humor y en romance, sin dejar de tocar temas como el drama, el dolor y la amistad. Será para mayores de 18 años, de ahí la clasificación, pues se tocarán temas como: Sexo, experiencia con drogas blandas, lenguaje y bromas soeces, etc., de modo que todo el que lo lea queda bajo su propia responsabilidad. Algunos personajes son de mi propia cosecha (puede que los haya inventado antes alguien. No estoy seguro. No obstante, el enfoque, su personalidad e historia son mías), otros personajes estarán inspirados en el Manga/Anime, pero serán nombrados de otra manera, y el resto son propiedad del Manga y Anime.

Otra cosa que casi se me olvida: para este capítulo, cuando un personaje hable "así", con el texto encomillado, es porque está o bien pensado o hablando en su lenguaje, según sea el contexto. Los criterios de lenguaje ya los aclararé a medida que el fic vaya teniendo éxito.

Sin más dilación, os dejo con el primer capítulo de "¡Vida de locos al otro lado del charcho!. Espero que lo disfrutéis. Gracias.


¡Vida de locos al otro lado del charco!

Sinopsis: "El camino entre amor y odio es breve, ¿pero cuán fina y frágil puede llegar a ser la línea que los separa? Por casualidades del destino, dos almas rivales, reencarnadas en nuevos organismos de vida, descubrirán que dicha verdad es inquebrantable. Vive los pasos de Pink, una joven chica que obtiene una beca para estudiar en la Universidad de Ciudad Azafrán, la mejor de todo Kanto, en un mundo donde los Pokémon se extinguieron hace miles de millones de años. AU."


Capítulo I: "Lágrimas de vida, primera parte"

En un recoveco del amplio, inexplorado y joven universo, un planeta compuesto de grandes masas de agua y tierra tenía sus días contados. Un enorme meteorito se aproximaba a velocidades de difícil cálculo, y en el peor de los casos, ese planeta quedaría sumido a polvo espacial por la colisión. Mucho antes de que dicho meteorito penetrase en la atmósfera del planeta, el mismo orbe estaba comenzado a autodestruirse. Desde el propio espacio, enormes cráteres y explosiones podían verse dañando la estructura terrestre formada hará ya 4.500 millones de años. Unas efímeras e incandescentes auras azules y rosadas arremetían entre sí tanto dentro como alrededor de la órbita de la Tierra, persistiendo para conocer cuál de las dos era la más fuerte. Aquel fenómeno similar a una aurora boreal era el enfrentamiento entre dos de los más poderosos Pokémon que jamás han existido.

No existen datos que corroboren dicho evento, pero aquel día fue uno de los más negros de la historia del planeta Tierra. Las condiciones del orbe azul eran totalmente inestables y tristes: las grietas producidas por los incesantes seísmos dieron a luz a numerosas expulsiones de magma por el despertar de los volcanes situados bajo las aguas, las mareas parecían tener vida propia arrasando con todo lo que encontraban por su cauce, fuertes vientos huracanados impedían el avance de los Pokémon aves y la temperatura del globo terráqueo ascendía y descendía bruscamente intervalo sí e intervalo también. Y entonces, comenzaron las salvajes lluvias. En medio de una cada vez más erosionada superficie rocosa, varios Pokémon malheridos temblaban de arriba abajo por conseguir las fuerzas suficientes para poner a salvo a sus crías del inminente peligro. De nuevo, las auras, tornadas esta vez en esferas, chocaron, causando un breve seísmo en el acto. Debido al haz de luz proyectado a su sensible visión, los Pokémon espectadores de la trifulca cerraron sus ojos asustados. Los resplandecientes colores de ambas esferas, azules y rosadas respectivamente, vieron su fin, mostrando por primera vez a los dos luchadores.

Uno de ellos era extremadamente pequeño y entrañable, sin superar el medio metro de estatura, de fisiología similar al embrión de un animal felino, rosado, de pequeñas manitas, pies el doble de grandes que sus manos y una fina y alargada cola, pero, sin duda, sus ojos azules eran lo que le hacía sumamente adorable. El tamaño de Mew no era comparable a su fuerza: además de ser llamado "el antecesor de todos los Pokémon", Mew era uno de los Pokémon más fuertes.

El otro batallante también se dio a conocer a aquel proyecto de mundo caótico. Visto de lejos, era sumamente parecido a Mew, pero cerca de esa criatura la comparación con el Pokémon rosado era bastante vaga.

Dos metros de estatura, postura bípeda y humanoide, numerosos rasgos felinos, cuerpo parcialmente blanco-grisáceo, salvo su vientre, de color púrpura, extendido hasta una gruesa y larga cola de la misma pigmentación. Tres redondas almohadillas como dedos cual animal cuadrúpedo, brazos escuálidos, dos largas protuberancias a modo de oídos, y, como los dos rasgos más notables, un tubo conectado desde su hueso occipital hasta su médula espinal, desconociendo del todo la función que desempeñaba, y sus intensos y extraños ojos púrpura, rebosantes de odio por la vida, sufrimiento y oscuridad.

El nombre de aquella extraña criatura era Mewtwo, el Pokémon único, el más salvaje de todos y, lo que era más aterrador, el clon de Mew.

Los dos Pokémon respiraron agitada y pesarosamente, sin emitir un solo gruñido de dolor por las numerosas heridas presentes en sus cuerpos. El resto de las criaturas observaban sin perder un solo detalle a aquellos denominados Legendarios, y envidiaban lo fuertes que eran y podrían llegar a ser. Escasos eran los Pokémon así de poderosos. El más alto de los dos estiró su brazo derecho y señaló al rosado agresivamente.

-¡Este mundo es muy pequeño para los dos! ¡Deja de huir y lucha contra mí para saber quién es el mejor!- exclamó Mewtwo, cuya voz era más fría que el resplandor de sus propios ojos.

-"Esto es una locura, Mewtwo, ¡nos condenarás a todos! Peor aún, ¡ya lo estamos!- dijo Mew, siendo su dulce y femenina vocecilla música para los oídos de cualquiera.- ¡Los dos hemos sido los que han cambiado por completo la trayectoria de ese meteorito! ¡Aunemos fuerzas, y juntos podremos salvar a nuestros hermanos Pokémon!"

La mirada azulada de Mew se tornó vidriosa. Odiaba la maldad y los abusos, y Mewtwo era la representación de ambas.

-¡Me trae sin cuidado el destino de estos desgraciados a los que llamas hermanos!- gritó el clon, meneando la cabeza en gesto de negación.- ¡No seguiré siendo una sombra de lo que tú eres, cuando ambos sabemos que yo soy el más fuerte de los dos! ¡Yo soy el horrible escalafón final de la evolución!-aulló Mewtwo, apretando al máximo sus manos. La mirada remitida al original fue asesina.- Yo no nací siendo un Pokémon, ¿sabes? ¡Fui creado, y mis creadores me han utilizado, humillado y traicionado! ¡Ser un paria no puede ser mi destino!

-"¡Comprendo tu dolor, pero tenemos que acabar con esto! ¡Mataremos a miles de inocentes con nuestra batalla! Por favor, escúchame…"- suplicó Mew, impotente ante la situación que se les venía encima.

-¿Quieres callarte de una vez? ¡Tú eres el único culpable de mi vacía existencia! ¡Debo, no, quiero destruirte por ello! ¡No dejaré que tu miserable vida vuelva a cohibir mi destino!- alardeó el Pokémon artificial, captando la totalidad de sus ojos un color azul eléctrico.

-"¡Esto no tiene sentido! ¡Si yo muero, tú también lo harás! ¡Todos moriremos!"-gritó el pequeño, perdiendo ya los estribos.

-¡QUE ASÍ SEA ENTONCES, MISERABLE!- finalizó Mewtwo la conversación.

El Pokémon alterado genéticamente se vio de nuevo rodeado por esa inmensa aura azul que lo caracterizaba, y del mismo modo su homogéneo natural se vio envuelto por un aura rosada. La fuerza emitida por aquellos dos entes era, simplemente, abismal. Mew no podía llegar a indagar del todo en el sentimiento de odio perenne en el corazón de Mewtwo, ¿de verdad fueron tan crueles los humanos de alterar genéticamente su ADN para crear al enemigo que ahora tenía en frente, el mismo que pretendía destruir todo lo relacionado con la vida? Entendía el sufrimiento de su doble, pero no lo compartía; defendería a todo ser viviente aunque le fuese la vida en ello. Todos, incluidos los dos luchadores, observaron el cielo: el meteorito había penetrado en la atmósfera del planeta. En cuestión de minutos, la condenación resultaría obvia.

Los dos Pokémon concentraron sus mejores ataques, con todas las fuerzas almacenadas en su organismo, y lo proyectaron contra su rival. El choque de energía azul y rosa formó un aura púrpura debido a la mixtura de colores. Ninguno llevaba las de ganar: estaban agotados, sedientos y heridos; así pues, decidieron acortar distancias, y la colisión de los ataques se fue encogiendo poco a poco. A escasamente medio metro de distancia, las miradas de ambos se encontraron por unas décimas de segundo, tiempo más que suficiente para ser analizadas: la tristeza se proyectaba en los dulces ojos azules de Mew, mientras que el odio y la necesidad de destrucción resultaban más que evidentes en los fríos orbes púrpuras de Mewtwo. Los ataques ahí seguían, luchando el uno contra el otro, sin darse tregua mutuamente aunque sus portadores estuviesen al borde del desmayo. Extrañamente, llegaron las tablas: los dos ataques se fusionaron en uno solo, emisor de una potentísima y bella luz púrpura, pero igual de peligrosa que una supernova a punto de explotar. Por un par de segundos más, los dos Pokémon Legendarios aguantaron la mirada del otro sobre la suya, y finalmente, se produjo la explosión.

El ataque combinado les estalló de lleno en las narices. La inmensidad del bombardeo originó una enorme cortina de humo y la formación de un cráter de generoso tamaño. Tras disiparse el humo, los aterrados Pokémon espectadores se asomaron al cráter generado hará unos segundos, y allí encontraron a Mewtwo y Mew, muy malheridos y persistiendo en levantarse y continuar luchando. Pero no pudo ser así: Mew acabó cayendo al suelo, cerrando sus ojos…, muriendo al instante. Débil pero llego de júbilo, Mewtwo se llevó la mano al pecho y se carcajeó de su fallecido rival.

-¡Te lo dije, rata inmunda…! ¡Yo soy Mewtwo, el más fuer…!

Se hizo el silencio. Mewtwo se llevó la mano al pecho: no podía respirar, y su corazón había pasado de latir un exagerado número de veces a un par de ellas, por minuto. Como su rival, cayó al suelo, no sin antes que sus ojos se volvieran igual de blancos que su piel. Tanto el original como la copia habían muerto. Habían gastado sus últimos momentos de vida luchando el uno contra el otro, cosa que les llevaría al olvido. Ahora, ya no había nadie que pudiese detener el meteorito: habían condenado al resto de los Pokémon a la extinción.

Yacentes los cuerpos sin vida dentro del cráter, las gotas de lluvia seguían cayendo sobre ellos. Nunca había sido el cielo tan oscuro y triste como aquel día. Lágrimas nacieron por parte de cada uno de los Pokémon que habían presenciado aquella pérdida, siendo la lluvia incapaz de camuflar semejante dolor transmitido. De forma inexplicable, antes de tocar el suelo, cada lágrima caída empezó a levitar, y todas se fueron depositando de forma equitativa en los cuerpos de Mew y Mewtwo. Todos lloraban a los caídos, aunque uno de ellos hubiese intentado destruirles. Comprendían el dolor de Mewtwo, un dolor con el que solo él había sido maldito: el don de la vida. Sin que los Pokémon dolientes pudiesen detectarlo, dos pequeños haces de luz, casi como dos minúsculas semillas, fueron expulsados de los cuerpos inertes de la copia y del clon, una por cada cuerpo. Instantáneamente, una tomó la forma de un pequeño ser rosado, mientras que la otra adquirió dos metros de altura y una piel blanca-grisácea. El haz de luz con forma de Mewtwo se sobresaltó al ver a Mew de nuevo.

-¡Tú de nuevo!- gritó Mewtwo, poniéndose en marcha. La acción de Mewtwo por atacar fue en vano.- ¿Qué demonios pasa? ¿Por qué no puedo atacarte?- preguntó asqueado.

-"Porque estamos muertos, los dos".-respondió Mew, sin inmutarse ante la curiosa cara incrédula de Mewtwo.-"Ni nos podemos atacar entre nosotros, ni tampoco podemos morir de nuevo. No te queda otra que escucharme antes de que nos marchemos".

El clon se resignó, y bajó sus brazos, totalmente manso. Debía aceptar que pronto se iría de ese mundo. Era el precio de la muerte. Observó a los Pokémon que habían presenciado el combate: empezaban a huir, presas del pánico. Mewtwo los señaló, esperando que Mew le respondiera.

-¿Pueden… vernos…?-ver al rosado meneando la cabeza de un lado a otro fue más que suficiente.- ¿Por qué…, por qué han llorado por mí…?-susurró el clon.

-"No todo el mundo es tan egoísta como tú".-contestó de forma sencilla Mew, suponiendo que aquel mazazo fue brutal para su copia.-"Pero no te preocupes. Pronto aprenderás a reparar tus errores. Ahora…, nos vamos"- dijo el rosado, empezando a levitar.

-¿A dónde nos vamos?- cuestionó el de blanca piel, que empezó a ascender también de forma inconsciente. Ver los ojos azules de Mew clavados en los suyos le dio escalofríos.

-"¡A volver a nacer!"- contestó alegre el Pokémon Ancestro.-"¿No es genial? ¡Volveremos a vivir en otro tiempo, en otro lugar, y sin saber quién seremos cuando nazcamos!"

-¡Me tomas el pelo! ¡Menuda tontería más grande! ¡Me niego rotundamente a participar en este sinsentido! –protestó Mewtwo, cruzándose de brazos y dándole la espalda a su difunto rival.

-"No es algo optativo, Mewtwo. Esto es mucho más serio de lo que te piensas: se te ha concedido una segunda oportunidad, algo que me parece totalmente extraño dado tu comportamiento y la oscuridad latente en tu corazón".-pausó su explicación. Mewtwo permanecía impasible. Prosiguió.- "No obstante, aprenderás a vivir siendo uno más, pero el sufrimiento que has provocado en tu vida lo vivirás en tu propia piel cuando renazcas. Las leyes del Universo son irrefutables: pagarás por lo que hiciste, pero en la senda de tu próxima vida encontrarás lo que en esta no hallaste: el amor, y un sentido para vivir."- le informó el Pokémon rosa.

-¡Púdrete, microbio asqueroso! ¡No pienso hacerlo, ni tú tampoco lo harás! ¡Si te tengo que arrastrar al Infierno conmigo, lo haré!- se sulfuró el alto y escuálido Pokémon.

-"Me gustaría ver cómo lo haces, pero lamento decirte que nosotros no decidimos lo que vamos a ser. Es el propio Universo el que nos da la generosa oportunidad de evolucionar."

-¿Ah, sí? Pues lamento decirte que tu estúpido universo se equivocó conmigo al decidir crearme.- vaciló Mewtwo.

-"El Universo nunca se equivoca, amigo mío. Cierto es que tu origen fue el menos apropiado, pero tú tampoco optaste por la opción correcta."-contestó Mew, dejando escapar una dulce risita. Aquella forma de ser removió el estómago del Pokémon Clon.-"¿Sabes una cosa? El Universo es el que decide quienes vamos a ser, y cómo vamos a nacer. Las circunstancias en las que uno nace son irrelevantes. Es lo que haces con el don de la vida, lo que determina quién eres. Y eso, amigo mío, nadie te lo va a poder arrebatar jamás. Tú eres el propio artífice de tu destino."

Mewtwo se quedó boquiabierto, sin palabras. Por mucho que le doliese, tenía toda la razón del mundo. Contempló a Mew unos instantes de pies a cabeza, antes de que volviesen a perder su forma original para convertirse, de nuevo, en dos pequeñas esferas de luz. El Pokémon Clon se miró las manos, los pies, su alargada cola. Todas las partes de su cuerpo se estaban desvaneciendo. Convertido de nuevo en lo que supuestamente simbolizaba su alma, las dos luminosas esferas empezaron a ascender, dando vueltas entre sí. Por encima de ellas, el meteorito se encontraba a escasos segundos de colisionar con la superficie terrestre. El orbe que simbolizaba el alma de Mew dejó de dar vueltas sobre Mewtwo.

-"Ha llegado la hora. Espero que nos volvamos a encontrar, y que halles el amor en tu próxima vida. ¡Suerte!"

Y, poco a poco, la esfera de luz se fue apagando, hasta desaparecer por completo, dejando a Mewtwo solo.

-Permíteme discrepar…- susurró Mewtwo, hablando completamente solo.

El alma de Mewtwo empezó a dar vueltas en círculos hasta que clavó su "mirada" en algo que le llamó la atención: corriendo en contra de su inevitable destino, un Pikachu malherido y su cría, un adorable Pichu, tropezaron, siendo un blanco perfecto para el peligroso meteorito sobre sus cabezas. El clon voló a toda velocidad hasta ubicarse en medio de la trayectoria existente entre el cuerpo foráneo del espacio y los ratones eléctricos, sin ningún tipo de éxito: al ser un ente incorpóreo, el sacrificio no puedo realizarse, y el cometa lo atravesó, como si Mewtwo fuese un fantasma, algo totalmente obvio. El cometa acortó distancias. No sólo mataría al Pikachu y su cría, sino a todos los Pokémon sobre la faz de la Tierra.

-¡NO! ¡APARTAROS DE AHÍ, RÁPIDO!- gritó Mewtwo totalmente desesperado.

-"No hay nada que puedas hacer con tu honorable acción. Están condenados a la extinción. Pero no te flageles, nos acompañarán."- reconoció la voz de Mew en su cabeza.

-¿Quiénes…?-preguntó sin entender Mewtwo.

-Los que harán de ti el ser más querido del mundo en tu próxima vida.-comunicó el rosado, cuya voz se iba convirtiendo en eco poco a poco hasta disiparse por completo.

Mewtwo no llegó a comprenderlo del todo, pero ya nada de eso importaba. El Pikachu y su cría seguían sin moverse, yaciendo en el suelo, abrazados mutuamente ante el miedo por su fatal destino. Ver cómo lágrimas de terror descendían por sus rojizas y rosadas mejillas hizo que el corazón de Mewtwo se hiciera trizas, aunque en ese estado careciese de dicho órgano. La escena fue totalmente impactante. Impotente, el que una vez fue el Pokémon más fuerte de todos los tiempos cerró fuertemente los ojos, totalmente asustado. La temperatura ascendió, durante unos segundos, el cielo fue más oscuro, y la explosión se llevó consigo millones de vidas. En medio de una atmósfera de tonos anaranjados, rojizos y amarillos, causados por la inmensa explosión, el alma solitaria de Mewtwo se fue desvaneciendo poco a poco, emulando las acciones de Mew, no sin antes haber contemplado la masacre que él mismo había provocado, y sin dejar de oír las millones de voces de las criaturas a mejor vida. Segundos después de haberse volatizado, el sufrimiento cesó. Los Pokémon se habían extinguido por completo.


La vida. El más preciado milagro, y a su vez el mayor de los misterios. Desde un principio, tanto los humanos como los Pokémon fueron en busca de su significado. Muchas y asombrosas leyendas surgieron de la búsqueda de los misterios de la vida. La pregunta es, ¿estás listo para ser?


El primer día de Octubre del año 1992 daba comienzo con una madrugada bastante calurosa, algo inapropiado para el tránsito entre verano y otoño.

Angustiado, un hombre de estatura media, cabello corto castaño y de ojos verdosos daba infinitas vueltas sobre sí mismo, dominado prácticamente por sus nervios vivientes. De nuevo, encendió otro cigarrillo, embriagando el ancho pasillo con el molesto humo del tabaco. Silencio sepulcral, de no ser por el crepitar de sus profundas pisadas, los incontrolados suspiros y el estresante y leve sonido de las manecillas del reloj de pared taladrando su cerebro. Le dedicó unos segundos: casi las dos de la madrugada. Su mujer llevaba casi doce horas en el paritorio, y empezaba a ponerse en lo peor. ¿Y si le había pasado algo a su mujer…, y a la pequeña criatura surgida del fruto de su amor…? Iba a pagar un alto precio a esa clínica privada por atender a su mujer primeriza. Eran los mejores especialistas de Ciudad Porcelana, y esperaba de ellos buenos resultados.

Pensando que las puertas abatibles jamás se iban a abrir, de par en par lo hicieron, y una joven enfermera de oscuros cabellos y mirada color caramelo se presentó ante el hombre, que no paraba de llevarse las uñas a la boca por el medio día vivido. Se sintió egoísta al instante: su mujer había sufrido incontables veces más que él en su espera. A pesar de haberse afeitado hace tres días, el vello facial le volvió a crecer rapidísimo durante el tiempo de espera. Los brillantes ojos casi dorados de la joven, así como su sonrisa y verla quitándose aquel guante esterilizado, hablaron por sí solos.

-¡Enhorabuena, Señor! Su mujer le espera, ¡entre a ver el milagro de la vida!- exclamó la joven, mientras se recogía unos mechones caídos por su frente.

El Señor Hiroshi fue guiado por la enfermera, una de las matronas que habían ayudado a su mujer a dar a luz. Las ganas de ver a su querida esposa junto a aquella criatura recién nacida le pudieron más de la cuenta, y provocó que los talones de la joven enrojecieran debido a la torpeza y prisa, provocadas por las pisadas, del hombre por ver el milagro, algo que sin duda le resultó entrañable a la muchacha. Un par de minutos después, el futuro cabeza de familia llegó a la esperada habitación. Se acicaló lo más deprisa que pudo, y entró nervioso. Sólo un encargado de mantenimiento se encontraba limpiando un charco de vómito, pero terminó por irse tan pronto como Hiroshi-Sama se presentó en la habitación.

Allí estaba su querida mujer, Rika. A su mente vinieron los imborrables recuerdos de la Universidad, coincidiendo por primera vez en la Facultad de Económicas. Seguía siendo igual de hermosa tras casi quince largos años: el brillo emitido de sus azulados ojos como el cielo era indescriptiblemente bello, y ni su cara perlada de gotas de sudor y lágrimas, la presencia de ojeras, el rebelde y revuelto cabello rubio ni el pijama manchado de vómito podrían arrebatarla su belleza ni dicho sentimiento de orgullo y alegría. El sentimiento de haberse convertido en madre. Entre sus cansados brazos, una fina manta blanca parcialmente ensangrentada daba calor al, o la, real protagonista.

-Hiroshi, aquí hay una personita que quiere decirte "Hola"…- dijo Rika, con un tono que emitía cansancio y emoción simultáneamente.

El varón se dispuso a descubrir un poco la manta para darle un rostro al bebé, algo que deseaba desde hacía ya siete meses y medio, en lugar de nueve, debido a la precoz llegada de la criatura. No obstante, algo agarró firmemente el dedo índice de Hiroshi: una pequeña manita, de piel incluso casi más suave que el mismo terciopelo. Una sensación de ternura invadió a aquel hombre al sentir ese dulce calor que emitía aquella pequeñez. Clavó su mirada en aquel conjunto de deditos hasta ascenderla lentamente. Enamorado quedó de lo que vio.

Unos preciosos, brillantes y grandes ojos azules miraban fijamente los procedentes del cabeza de familia. Eran curiosos, como si ya desde el nacimiento quisiesen conocer el mundo que le rodeaba. Ruborizadas mejillas guardaban juego con un fino, delicado y rarísimo cabello rosado. No obstante, la sonrisa, transformada después en una dulce risita, de aquel adorable ser fue lo que humedeció los ojos de Hiroshi, ¡era una niña, y la niña más preciosa del mundo! Sin querer soltar la pequeña el dedo de su padre, éste último sonrió a su esposa, que gozaba viendo la tierna estampa.

-Es preciosa, mi amor…-musitó Hiroshi, seducido por el aspecto angelical del que era su hija portadora.- Es idéntica a ti…, mírala, tiene tus ojos.

-Un pequeño angelito, sin duda. Me pasaría toda la vida contemplándola.- respondió Rika, sonriendo a su marido.-Lo que no sé es de quien habrá ese color de cabello…-se llevó un dedo a la barbilla, pensativa.

-¡Seguramente de la estrafalaria de tu hermana!- bromeó el hombre, que no pudo parar de reír.

-¡Oye, deja a mi hermana en paz!-refunfuño la cansada mujer, golpeando el hombro de su marido.- ¡Y para que lo sepas, mi hermana lleva el pelo teñido! No es su cabello natural.-alegó mientras acariciaba con uno de sus dedos la pequeña naricita de su hija.

-Bueno, estas cosas suelen pasar: la genética suele ser caprichosa a veces.- se sentó en una silla cercana a la camilla. Miró al suelo unos segundos, para después contemplar a su mujer.-Oye, ¿Seguro que no me has engañado con otro, no?- la mirada asesina de su mujer lo hizo reír, pero esta vez de forma nerviosa.- ¡Oh, vamos! ¡Era una broma!- contempló de nuevo a la pequeña, la cual no paraba de llevarse a la boca un mechón de pelo de su madre.-La querría igualmente…, lo difícil sería no quererla…-susurró aquel padre henchido de amor ante semejante querubín.

Rika siendo como su corazón se ablandaba ante las palabras de su marido. Sin duda alguna, aquella niñita había bendecido sus vidas. Con sublime fragilidad, como si fuese casi de cristal, la mamá novicia acarició aquel cabello que parecía una pura mixtura de algodón de azúcar y seda. Volteó hasta contemplar a Hiroshi con un radiante brillo en sus ojos color cielo.

-¡No sé por qué, pero yo estaba convencida de que iba a ser niño! ¡Vaya patadas que daba la pequeñita!-exclamó Rika, pasando su dedo índice por la barriguita de la pequeña de pelo rosado, que rió ante las dulces cosquillas de su madre.-Ya no vamos a poder ponerle el nombre de mi hermano, así que, ¿cómo la llamaremos?- preguntó ella, buscando una sugerencia de su marido.

El hombre se llevó ambos dedos índices a la barbilla, pensativa hasta todos sus límites. Tras unos largos veinte minutos, o mejor dicho, tras casi una docena de posibles nombres, no daban en el clavo, ¡tuvieron que haberlo pensado antes, hace siete meses! Un brillo de autosatisfacción surgió de la mirada de Hiroshi, y chasqueó los dedos.

-¿Qué te parece…, Pink…? Es un nombre precioso, y además, ¡le queda que niquelado!-alegó el patriarca, sonriente.

-Pink…- susurró ella el nombre sugerido. La alegría de su marido la contagió.- ¡Sí, me gusta!-asintió Rika, contemplado a la pequeña.-Tú serás el eje de nuestras vidas, pequeña Pink. Vas a ser la niña más feliz del mundo.-dijo su madre, besando la frente de su primera hija.

La pequeña Pink observaba curiosa a sus progenitores, a la par que reía y lamía uno de sus dedos pulgares. Aquellas dos enormes y cariñosas personas no paraban de hacer muecas graciosas ni de besar sus cálidas mejillas sonrojadas, ¡pero le encantaba! No que no sabía ni ella, ni nadie es que el futuro le aguardaba más de una sorpresa, alcanzando lo que una persona anhela ante todo: la felicidad.


Fin del Capítulo I


Bueno..., ¿os ha gustado...? Espero que sí. Siento que el principio haya sido un poco trágico, pero no habría historia de no ser así. para este capítulo me inspiré en la BSO de "Pokémon: The First Movie", concretamente en la melodía "Tears of Life", de ahí el nombre del capítulo. Aún recuerdo cuando Ash fue convertido en piedra. No puedo evitar llorar al escuchar ese extracto de melodía, simplemente es preciosa. Os recomendaría leer este cap de nuevo, pero escuchando dicha melodía, y veréis como el sentimiento os llega mucho mejor. Tengo que decir que el Mewtwo y Mew pertenecientes a este fic están fuertemente inspirados en los de la película, por su lucha y esa clase de cosas, y veo que ha quedado demostrado.

No estaría de más dejar un review (xD), pero eso lo dejo a vuestro gusto. Lo que sí voy a necesitar es vuestra ayuda para una cosa: me gustaría dotar a los personajes del fic con algún apellido, pero no sabría cuales ponerles..., `¿podríais ayudarme para que el segundo capítulo se complete del todo...? Los personajes serían: Red, Blue, Yellow, Gold, Silver, Crystal, Ruby, Sapphire, Diamond, Pearl, Black, White, Pink, Purple, Violet y Lily (los tres últimos son hermanos, así os quito dos apellidos :D) Si lo hicieseis, os lo agradecería en el alma, ya que el fic sería posible gracias a vosotros, y sería vuestro en una pequeñísima parte. Si optais por ayudarme, escoged un personaje (que no se repitan) y dadle el apellido japonés que más os guste. Os estaría muy agradecido. Si no, ya me rebanaré yo los sesos, ya que soy el escritor!

No puedo prometer una fecha exacta para cuando estará el próximo capítulo, puesto que los estudios y la actualización del otro fic, además de muchas otras cosas me absorben mucho tiempo. Intentaré tardar lo menos posible, lo prometo. De mientras, os podéis entretener con mi otro fic o dejando reviews, porque si no os rajo la cara! (¬.¬) Es broma! me ha salido un momento Roger, de American Dad! xD

Cuidaros, y espero que os haya gustado. Se despide: Ashty-1991.