I WANNA HOLD YOUR HAND

DISCLAIMER: Ni Glee ni sus personajes me pertenecen. Si lo hicieran, el show sería 95% Klaine.

PAREJA: Kurt/Blaine

CLASIFICACIÓN: PG13 por violencia, insultos y homofobia.

GENERO: Drama, Angustia y Romance.

RESUMEN: Blaine está en el hospital tras recibir una paliza a la salida de su baile de Sadie Hawkings, Kurt está en el mismo hospital debido al infarto de su padre. A veces, hay que tocar fondo para empezar de cero y encontrar la felicidad.

NOTAS DE AUTOR: Esta idea nació mientras veía la escena en la que Kurt canta "I wanna hold your hand" en Glee. Mientras veía su cara, su tristeza y la manera en la que apenas podía contener las lágrimas solo podía pensar "Wow, es hermoso cuando está triste" y de pronto sentí el deseo de que Blaine le viera así. Ese fue el nacimiento de esta historia, que será mi primer relato largo de Glee. Espero que os guste y que disfrutéis leyéndolo tanto como yo disfrutaré escribiéndolo.

AGRADECIMIENTOS: A todas las personas que comentaron mi primera historia corta "Música y Amor". Me llevé una muy grata sorpresa cuando vi que había recibido más de veinte comentarios en menos de veinticuatro horas en las dos webs donde lo había colgado. Muchas gracias por vuestro apoyo! Espero que también leáis esta historia y comentéis.

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"Sólo en la agonía de despedirnos somos capaces de

comprender la profundidad de nuestro amor."

(George Eliot)

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Había muchas cosas que Blaine había aprendido a aceptar desde el mismo momento en que supo que era gay. Las burlas, la frialdad de su padre, la manera en que la sonrisa de su madre se había vuelto algo más tensa, los amigos que dejarían de serlo, la incomprensión de quienes le rodeaban y un largo etcétera. Pero cuando había pensado en el acoso que recibiría tras confesar su orientación sexual en el instituto, nunca pensó que fuera a llegar a estos extremos.

No era como si hubiera decidido tener sexo delante de toda la escuela y restregar su sexualidad en la cara de los idiotas con los que acudía a clase. Tan solo había ido al baile con su amigo Alex, quien era a su vez el único chico abiertamente gay a parte de él. Bien mirado ni siquiera era una cita, tan solo dos amigos que habían tomado la decisión de ir juntos al baile ya que nadie más querría ir con ellos.

Pero aun así, siendo su decisión de ir juntos más un acto de resignación que de valentía, el resultado había sido un total fracaso. Ambos habían recibido una paliza mientras esperaban a que el padre de Alex fuera a recogerlos. Y lo peor es que Blaine sabía que en cierta manera tendría que sentirse afortunado. Después de todo él no era quien se había llevado la peor parte.

Alex, orgulloso de su sexualidad y decidido a demostrarlo, no había dejado que esos matones se salieran con la suya después de insultarlos y empujarlos. No, él había intentado contestar y enseñarles que por más insultos que le dirigieran las palabras no le herían lo más mínimo. Y por supuesto, aquellos chicos no dudaron en demostrarle que tenían métodos mejores para hacerle daño.

Patadas, puñetazos, y hasta un bate de metal que Blaine aún se preguntaba de donde había salido, habían hecho el trabajo.

En menos de cinco minutos Alex yacía en el suelo de aquel aparcamiento cubierto en sangre y sin apenas poder respirar. Blaine se había llevado su parte también tras intentar hacer que pararan, pero un par de costillas magulladas, una nariz rota, un labio partido y algunos moratones no eran nada en comparación con el desastre en el que habían convertido a Alex. La sola idea de que estaba siendo operado ahora mismo sin si quiera esperar al consentimiento de sus padres hacía que un escalofrío recorriera la columna de Blaine.

Mientras los fluorescentes de aquella sala de espera le cegaban por completo, su mente no podía más que preguntarse dónde estaban sus padres y por qué aún no habían llegado. Habían pasado al menos dos horas desde que todo sucediera y la policía les había llamado casi inmediatamente, así que a estas alturas ya deberían estar ahí, pero no era así.

Hundiéndose más en la silla – gesto del que se arrepintió inmediatamente cuando una oleada de dolor le asaltó el costado – se preguntaba si a sus padres les importaba lo que le había pasado. En ocasiones sentía como si sus padres estuvieran intentando aceptar su sexualidad, pero la mayoría del tiempo no podía evitar tener la certeza de que todo era un engaño. Ellos no querían sentirse culpables por rechazar a su propio hijo, pero tampoco querían aceptar que esto no fuera más que una fase, un acto de rebeldía estúpido que desaparecería cuando conociera a la chica adecuada.

Solo eran especulaciones, inseguridades de un adolescente que vivía en una casa donde los sentimientos nunca se expresaban con libertad y la única opción que quedaba era formular hipótesis de lo que sus padres pensaban.

Pero ahora no era el momento para pensar en eso, ya tenía suficiente con lo ocurrido aquella noche como para preocuparse por nada más. Lo único que quería era volver a su casa, encerrarse en su cuarto y llorar sin testigos que le hicieran sentir aún más patético de lo que ya se sentía.

Con un suspiro triste, Blaine intentó calmar el tumulto de emociones de su interior. Se había prometido a sí mismo no llorar hasta que estuviera en su cuarto a solas, y eso era precisamente lo que iba a hacer. Nada de llorar, se dijo a sí mismo. No era el momento de hacerlo.

La vibración de su móvil en el bolsillo de su pantalón le sacó de sus pensamientos, y Blaine agradeció la distracción. Si quería mantenerse fuerte tenía que pensar en otra cosa, en cualquier cosa que no fuera la sensación de vergüenza que le comía por dentro.

Por un momento se preguntó cómo es que su móvil seguía entero y en su posesión después de todo lo ocurrido, pero inmediatamente sacudió la cabeza dándose cuenta de lo poco importante que era pensar en semejante tontería. El nombre de su madre parpadeaba junto al anuncio de que tenía un nuevo mensaje.

'Cielo, estamos en un horrible atasco. Te prometo que estaremos allí en media hora a lo sumo. Te quiero.'

Blaine suspiró de nuevo y sintió ganas de reír con amargura. Que moderno de parte de su madre mandarle un mensaje en vez de llamarle. ¿No debería estar preocupada? ¿No debería querer escuchar su voz para ver cómo se encontraba e intentar darle apoyo? Al parecer no, o al menos eso debía ser lo que su madre pensaba.

Si tenía que esperar media hora más se iba a volver loco. La sala de espera le estaba asfixiando, y las miradas de pena de las enfermeras que pasaban por allí no ayudaban en lo más mínimo. ¿Acaso todo el hospital había oído ya la historia de los dos chicos gay a los que habían pegado una paliza por ir juntos al baile?

En ocasiones como esas odiaba vivir en una ciudad tan pequeña.

Despacio, intentando no dañar más su costado, se levantó de la silla y comenzó a caminar sin tener ni idea a donde iba. Solo quería alejarse de la zona de urgencias y esperar en algún rincón del hospital donde la gente aún no supiera la triste historia del muchacho gay que había sido golpeado por ser suficientemente estúpido para creer que podría ir al maldito baile con otro chico gay y volver a casa de una pieza.

Mientras caminaba su mente vagaba de pensamiento en pensamiento, recordando lo ocurrido una y otra vez, lo cual solo servía para enfadarse consigo mismo e intentar mantener esas imágenes lo más lejos posible. Si tan solo no fuera tan difícil. Si tan solo sus padres pudieran venir a recogerle de una vez.

Tras más de diez minutos andando por el edificio, Blaine llegó a una zona en la que apenas parecía haber gente. Una enfermera repasaba historiales en la centralita de aquella planta, un par de personas esperaban en el pasillo fuera de una de las habitaciones, pero eso era todo.

Sin embargo, de pronto, algo llamó su atención.

Era apenas un susurro entre el murmullo del aire acondicionado y el sonido de las maquinas funcionando en las habitaciones, pero por alguna razón Blaine se sintió atraído por la curiosidad. Paso tras paso se digirió hacia aquel murmullo que sonaba más claro cuanto más se acercaba al origen del sonido.

Sí, era alguien cantando. Una voz suave y aguda que de algún modo sonaba más grave bajo el manto de la tristeza. Una tristeza que estrujaba el corazón de Blaine y a la vez le maravillaba por su intensidad.

Nunca había escuchado una voz como aquella, y por un momento tuvo que mirar alrededor para comprobar si el resto de gente en aquel lugar estaba escuchándola al igual que él o solo era una alucinación fruto del cansancio y la desesperanza. Una sonrisa triste de la enfermera, que estaba mirando hacia la puerta enfrente de la cual estaba parado Blaine, le dio la respuesta. No, no eran imaginaciones suyas.

You'll let me hold your hand

Now let me hold your hand

I wanna hold your hand

And when I touch you i feel happy, inside

It's such a feeling

That my love

I can't hide

I can't hide

I can't hide

Había algo en esa voz, en la manera en la que la canción estaba siendo cantada, en la manera en que esa voz se quebraba fruto de las lágrimas pero la persona que estaba cantando no permitía que eso ocurriera. Algo especial rodeaba esa canción y Blaine quería saber que era.

Nunca nada había sido tan triste y tan hermoso a la misma vez. Al menos nada que Blaine hubiera conocido antes. Al escuchar a esa persona cantar Blaine sentía el deseo de prometer que todo estaría bien, que fuera lo que fuera lo que le hacía sonar tan triste iba a desaparecer tarde o temprano. Pero a la vez, por más cruel que eso fuera, Blaine deseaba que esa tristeza siguiera ahí para siempre y así poder escuchar esa canción tan rota como hermosa.

Yeah you, got that something

I think you'll understand

When I say that something

I wanna hold your hand

I wanna hold your hand

I wanna hold your hand

And when I touch you I feel happy, inside

It's such a feeling

That my love

I can't hide

I can't hide

I can't hide

No pudo evitarlo. Por más que intentara respetar la privacidad de las personas en aquella habitación, Blaine se puso frente a la enorme ventana de cristal que había en aquella zona de cuidados intensivos, y se aprovechó de las rendijas que había entre las cortinas para mirar. Siempre había pensado que esas cortinas hechas de tiras de telas eran estúpidas y no daban privacidad alguna, pero por primera vez se sintió agradecido por aquel hecho.

Sabía que estaba mal, que no tenía derecho alguno de observar algo tan íntimo como aquel momento entre dos personas que no conocía de nada, pero no podía detenerse. Casi como si estuviera hipnotizado por aquella voz que seguía cantando sin interrupción, dejó que su culpa se escondiera en algún rincón de su mente y simplemente observó.

Observó a un muchacho de piel clara y ojos inundados de lágrimas cantar mientras su mano agarraba la de un hombre mayor. Observó la emoción danzando entre esas dos personas como si fueran olas en medio de la tormenta. Observó cuan frágil parecía el hombre que reposaba en la cama con los ojos cerrados, ignorante de la muestra de amor de la que estaba siendo objeto. Y observó, sobre todas las cosas, que no solo la voz que cantaba era hermosa, sino que la propia persona que la cantaba era hermoso con una intensidad que dolía.

Yeah you, got that something

I think you'll understand

When I say that something

I wanna hold your hand

I wanna hold your hand

I wanna hold your hand

I wanna hold your ha-a-a-a-a-a-and

Y así la canción terminó y por fin aquel muchacho dejó las lágrimas caer libremente sin importarle nada más. Con una rápida zancada acortó la corta distancia que le separaba de la cama y dejó caer su cabeza sobre el pecho de ese hombre con tal desesperación que de pronto Blaine comprendió que el significado tras esa canción.

El miedo a soltar su mano y que se marchara, el miedo a quedar atrás, el miedo a perder a esa persona que, si las deducciones de Blaine eran correctas, parecía ser su padre.

De pronto se sintió culpable por haberse entrometido en algo tan importante, por haber sido testigo de una muestra de amor semejante, y no pudo más que darse la vuelta y alejarse de la habitación.

"Tiene una voz preciosa, ¿verdad?" Dijo la enfermera caminando hacia él con una sonrisa triste en el rostro. Blaine asintió, sin saber muy bien que decir. "Desde que su padre fue ingresado le he oído cantarle un par de veces y la verdad que te roba el aliento. Es tan triste y a la vez tan bonito. Espero que su padre se recupere, aunque…" Y la sonrisa desapareció por completo, dejando sombras de pena en su rostro. "… no hay muchas esperanzas."

Blaine no comprendía porque esa mujer le estaba contando esto, ni siquiera estaba seguro de que ella debería dar esa información libremente, pero se sintió agradecido de saber un poco más acerca de aquel misterio.

"¿Estás bien? Estás muy pálido."

"Sí… Sí, estoy bien."

"Una noche dura, ¿eh?" Sorprendentemente, cuando Blaine alzó la mirada para observar a la enfermera, no vio aquella molesta compasión que le había hecho salir de la sala de espera de urgencias. Al contrario, comprensión y simpatía se mezclaban en los verdes irises de aquella mujer que no podía tener más de treinta y cinco años.

"Bastante, sí."

"Yo creo que todo pasa por una razón. Incluso las cosas malas. E, incluso si no es así, nada dura eternamente. Las cosas malas pasan y tarde o temprano quedan en el pasado."

Con esas palabras y otra sonrisa triste, la enfermera volvió a su lugar tras la mesa de la centralita. Blaine, sin embargo, permaneció donde estaba mirando a la puerta de la habitación y preguntándose porque no podía dejar de pensar en esa canción.

Fue el sonido de esa puerta abriéndose lo que le hizo volver a la realidad. Con los ojos abiertos de par en par se encontró frente a frente con el dueño de esa voz que no dejaba de sonar dentro de su cabeza.

Y si antes pensaba que era hermoso, ahora que le veía de cerca no tenía palabras para describirlo. Su piel pálida resplandecía bajo los fluorescentes del hospital, su cuerpo – esbelto y ligeramente musculado – destacaba levemente bajo las caras ropas de diseñador, su pelo castaño parecía más suave de lo que debería ser normal, y sus ojos… Dios santo, sus ojos eran una mezcla de azul, verde y gris que hacía que Blaine quisiera mirarlos hasta que encontrara una palabra con la que definir ese color.

Sin embargo, incluso con toda esa belleza distrayéndole por un momento, pronto se dio cuenta de los estragos de la preocupación, el cansancio y el miedo. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar y oscurecidos por una pena que era imposible ocultar por más que aquel chico intentara luchar contra sus lágrimas. Su labio inferior estaba inflamado de tanto mordérselo, y oscuras ojeras marcaban la piel bajo sus ojos.

Por un momento, aquel chico se paró en seco, mirando a Blaine con gesto confuso y limpiándose las lágrimas con la manga de su chaqueta. Blaine no sabía qué hacer. Su corazón le pedía acercarse y decir algo, pero su cerebro le proveía con mil y una razones para no hacer algo tan irracional.

Antes de que pudiera convencerse a sí mismo de acercarse a él no sería tan terrible, aquel muchacho continuó su camino y desapareció. Fue al girarse para seguirle con la mirada cuando se vio reflejado en una de las ventanas de otra habitación.

Su labio estaba partido e inflamado más de lo que lo había estado antes, su nariz tenía una feo color purpura que comenzaba a extenderse a ambos lados hacia sus ojos y varios moratones cubrían su rostro.

Casi se sintió sorprendido al ver su reflejo pues ya no se acordaba de la razón por la que estaba en ese hospital. Tan ocupada había estado su mente en aquella canción y la persona que la cantaba, que había olvidado el resto del mundo. Con ese pensamiento aún rondándole, por primera vez en aquella horrible noche, Blaine sonrió.

Quizás la enfermera tenía razón, quizás todo ocurre por algún motivo.

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CONTINUARÁ…

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Primer intento de historia larga de Glee, yay! Estoy bastante entusiasmada con esta idea y espero que la gente me lea y disfrute. Sé que de momento parece ir encaminada a ser muy dramática, pero no os fieis de las primeras impresiones. Sí, tendrá drama y angustia, pero también grandes cantidades de amor y azúcar. xD No puedo vivir sin mi dosis de amoroso Klaine.

COMENTARIOS, PROMPTS (adoro los prompts), CRITICAS, ETC… todo es bienvenido y apreciado. ¿Por favor? Los comentarios alimentan mi alma y me hacen querer escribir más deprisa. :P