*Nota de la traductora*: esta historia NO ES MÍA, cualquier alcance de nombres, como los nicks por ejemplo, son mera coincidencia. Me ha gustado mucho, por eso aquí les presento a: Down from the tree: consecuences, by Arabella una secuela de Down From The Tree: Actions, by Firelocks.


 "Sirius le hizo una broma que casi lo mató, una broma en la que me vi envuelto" 

Por Debajo del Árbol

Consecuencias

Por Arabella

Una secuela de Por Debajo del Árbol: Acciones, por Firelocks

Por favor lean la historia de arriba primero

Disclaimer: Todo es de JKR; especialmente la parte de Harry, Hermione y Buckbeak, prácticamente sacada directamente de El Prisionero de Azkaban.

~*~

Algo punzaba repetidamente contra las sienes de Sirius Black – algo frío y duro, y un poco húmedo. Llegaba a penetrar a través de su brumosa inconciencia, y sobre todo, dolía.

 -  Detente, -   intentó murmurar, pero su voz no llegó a sonar como una palabra en absoluto. Su lengua palpó algo áspero, que apretaba, como una cuerda, los bordes de su boca y bloqueaba su voz. Estaba amordazado. Sirius se sacudió despertando,  invadiéndole un miedo terrible, e intentó desesperadamente moverse, abrir sus ojos. Dementores. Los dementores estaban en todas partes, y Harry estaba a su lado, y era el fin… 

Se esforzó en vano, sus brazos estaban atados. Sus piernas estaban atadas. Seguro de lo que vendría, Sirius abrió sus ojos un poco, paralizándose de terror.

 -  Buenos días, Black -

Severus Snape  le miraba desde arriba, sonriendo macabramente, su cara tan llena de satisfacción que alcanzaba a ser una caricatura de si mismo.

 -  Confío en que hayas tenido una placentera siesta - 

La puntada continuó – algo como piedra, golpeando en las sienes de Sirius otra vez, y luego otra más, y de nuevo, doble, y seguido. Se dio cuenta, por la proximidad de la cabeza de Snape que no podía estar tirado en el suelo – su cuerpo estaba suspendido en el aire y su cabeza estaba siendo aplastada contra la pared a la voluntad de este bastardo Slytherin.

Sirius comenzó a maldecir, pero cada juramento que sabía quedaba atrapado en el material de su mordaza y no llegaba más allá.

 -  Qué genio, Black -   Dijo Snape divertido, tirándolo contra la pared una vez más.  -  No te gustaría hacer algo estúpido y caer en Azkaban… OH, pero espera… -   Snape sonrió, sus ojos brillando.  -  Demasiado tarde. -  

Particulares e incluso peores insultos se hicieron paso a través de las mágicas ataduras de la boca de Sirius, y Snape rió insanamente. Sangre aún manaba de entre su grasiento cabello, donde Harry y sus amigos le habían pegado.

Harry. He hablado con Harry. Él sabe la verdad. Él va a vivir conmigo.

Ni siquiera los continuos golpes contra la pared podían desaparecer aquellos pensamientos de su mente, y Sirius comenzó a reír, repentina ye insanamente alegre. Tanto tiempo había pasado desde que un pensamiento como aquel no atravesaba por su cordura que le hizo mal a su estómago.

 -  ¿Algo divertido, Black? -   siseó Snape, y alejó el cuerpo tendido de Sirius de la pared con un giro de su muñeca.

Déjame hablar y te diré qué es lo gracioso, pensó furioso, forzando una vez más las ataduras. No tenía tiempo para juegos, para recelos de escolares – no ahora. Había visto a Harry, sí, ¿pero qué había pasado con él? Esos dementores habían sido cientos de veces más fuertes. ¿Y qué había pasado con los amigos de Harry? Especialmente ese niño, aquel de pelo rojo, que había deseado morir… Un escalofrío le recorrió la espalda. El pánico en su voz le había sido horrorosamente familiar. 

 -  Al fin te atrapé… -   Snape bajó su cara quedando justamente encima de la de Sirius, y éste intentó dar vuelta en el aire para alejarse de Snape, que era tan idiota como recordaba. No pudo, y Snape se acercó más, con una sonrisa asquerosa.  -  No me equivoqué sobre ti… -   el susurró ardió en sus oídos, en su mente.  -  Y ahora recibirás el beso que mereces… - 

 -  NO – -   la palabra estaba atascada en su boca y finalmente los mas mínimos pensamientos sobre Harry desaparecieron. Ahora lo único que pensaba era en escapar – escapar –  -  Por favor, tienes que escucharme, -   comenzó, masticando las palabras contra la mordaza, rogando que por sólo esta vez, Snape fuera razonable.  -  Déjame explicarlo e incluso tú vas a entender. -   Se atragantó con su propia saliva, y supo que sus palabras no habían sido escuchadas.

 -  Explícate -   se burló Snape, agitando ligeramente su varita sobre la nariz de Sirius.  -  ¿O Azkaban arruinó tu habla tanto como tu figura? - 

Sirius gruño inútilmente y se sacudió de lado a lado. Si sólo Remus… pero seguramente estaba en las profundidades del bosque en esos momentos. Si sólo Harry… pero Sirius comprendió su error. Harry parecía James, pero no era James. Y aunque James hubiere encontrado la manera de arreglar esto, Harry era un niño de trece años, posiblemente herido, incluso muerto.

 -  ¿DÓNDE ESTÁ HARRY? -   gritó de pronto a través de su mordaza.  -  DILO, BASTARDO, ¿DÓNDE ESTÁ MI AHIJADO? - 

Snape le comprendió – Sirius lo sabía por el insano brillo en sus ojos y la manera en que su sonrisa se despedazaba lentamente.  -  ¿te atreves a preguntar? -   respondió fríamente.  -  Sabía que volverías para terminar con tu trabajo. Nunca hubo una dudo en mi cabeza. - 

Sirius presionó con toda su fuerza para soltarse. Si sólo pudiera liberar un brazo… uno solo…

 -  Pero ten una última palabra. -   Snape agitó su varita rudamente sobre el rostro de Sirius, haciéndole estremecerse. Un instante después, sintió desaparecer las ataduras de su mordaza por arte de magia. Su boca era libre. Ejercitó su mandíbula, intentando volverle el sentido.  -  Estoy esperando -   dijo Snape, agitando su varita nuevamente haciendo que Sirius girara en el aire y quedara colgado verticalmente ante él.  -  Te sugiero que comiences con una disculpa. - 

Sirius lanzó un furioso mordisco al aire, olvidando que ya no era Hocicos.

 -  Encantador, -   murmuró Snape, y dio un paso atrás, limpiando la saliva de su mejilla.

 -  ¿Disculparme? -   siseó Sirius.  -  Sigue soñando, Snape. Nunca me he aflojado frente a un Mortífago y no pretendo comenzar ahora. - 

El color se drenó de la ya pálida cara de Snape, dejándola blanca como hueso.  -  ¿Nunca, dices? -   susurró, casi sin mover sus labios. -  ¿Nunca, Black? ¿Es esto exceptuando cuando te uniste al servicio del señor Tenebroso y traicionaste a los Potter? - 

 -  ¡YO NUNCA TRAICIONÉ A LILY Y JAMES POTTER! -   vociferó Sirius, deseando que hubiere alguna forma de quitar las líneas de seguridad  -   -   de juramento – de la impávida cara de Snape. De alguna manera, era más difícil de aceptar  que la idea de ser besado.  -  Por favor, escucha, te estoy diciendo nada más que la verdad – Peter Pettigrew era la mascota de ese niño. Él ha estado aquí todo el tiempo – él traicionó a James – debes escucharme – - 

 -  Cómo he extrañado las mentiras, Black, -   interrumpió Snape desagradablemente, dejando sus actos y penetrando su mirada repleta de un poderoso viejo y oscuro odio.  -  Las mentiras y los planes homicidas. Sabía que eras un asesino cuando tenías diez y seis. Lo viví -  

 -  ¡Eso fue un ERROR! -   gritó Sirius, encontrándose al borde de las lágrimas. No sabía siquiera si las podría contener. No había tenido tan fuerte emoción hacía tanto tiempo; lo que le quedaba de autocontrol en aquellas situaciones estaba débil y fuera de práctica.

 -  ¿Quieres que me crea eso? -   Snape rió despiadadamente.  -  ¿Tú me mandaste allí abajo para ser comido por un hombre -  lobo por error? Sí… Lo veo… Fue un simple mal entendido… -   De repente agarró el cuello de Sirius y lo empujó bruscamente contra la pared.  -  Yo sabía, -   repitió en un susurro,  -  en lo que te convertirías. Y estaba en lo cierto. - 

~*~