Tiempo de calidad

-Clovis, ¿el otro mundo no ofrece suficientes entretenimientos para ti?

La voz murmuró en su mente y Charles asintió. Una pequeña sonrisa disimulada por su barba y rizos.

-Es cierto que no pude prestarte más atención cuando aún estabas en este plano. Sabes cuáles son los deberes de un rey, ¿verdad?

Pocos habían oído hablar con calidez a ese hombre austero y no alcanzaba la cuna noble si las lealtades y triunfos no tumbaron suficientes paredes como para arrodillarse ante él en la Espada de Akasha.

-La adulación no te llevó a ninguna parte conmigo en vida y no lo hará ahora.

Sin embargo, para aquel soldado de nombre insignificante -inclinado al final de la escalinata ante un Charles Zi Britania que usaba un vestido de volados aparentemente diseñado por el tercer príncipe, difunto semanas antes- hoy en particular daba más desventajas que otra cosa el tener su rango. ¿Interrumpirlo pondría su cabeza en una pica?

-¿Su Majestad…? Lord V.V. ha exigido verle, si no es un mal momento.

Estaba pegándose moños en el cabello blanquecino, pero lo miró como si simplemente hubiera sido interrumpido mientras que bebía una taza de té con un comensal.

-Dígale que estoy pasando algo de tiempo de calidad con uno de mis hijos y que no deseo ponerle fin de manera brusca, justamente ahora que la conversación está en su apogeo.

Cerró los ojos para colocarse una lluvia de perfume en el cuello. El soldado hizo unas cuantas reverencias temblorosas antes de volver por su camino. No fue tan malo, pero todavía quedaba decirle al enano psicótico que lo habían rechazado y por eso seguro que acabaría empalado como mínimo.