Disclaimer: solo hay un personaje que me pertenece y saldrá en el próximo capitulo, el resto son propiedad de la BBC :)
Disfruten!
Una sorpresa inesperada
John había terminado su turno en la clínica después de un largo día de trabajo. Realmente había sido una jornada agotadora, pero le reconfortaba la idea de llegar a su casa, lanzarse sobre su cama y dormir hasta que la última gota de cansancio y sueño haya desaparecido de su cuerpo.
Con esa idea en mente salió de su lugar de trabajo dispuesto a tomar un taxi, cuando un elegante auto negro apareció de la nada y freno junto a el. Al reconocerlo suspiro indignado, realmente no quería ver a Mycroft en esos momentos, pero el sabia mejor que nadie lo insistente que podía llegar a ser el político si se lo proponía, así que con mucha resignación abrió la puerta del auto y se subió.
Al entrar se encontró con la asistente de Mycroft (Anthea, si no se equivocaba), quien al igual que la ultima vez seguía acompañada de su inseparable blackberry enviando mensajes a solo Dios sabe quién.
-Mmm… ¿hola?- le dijo John, en un intento de romper el silencio que reinaba en el coche.
-Hola John- lo saludo Anthea sin despegar los ojos de su teléfono.
-¿Puedo preguntar qué quiere tu jefe a esta hora?- pregunto el doctor algo molesto.
Esta vez la morena si levanto la vista antes de responderle- Es un asunto algo personal, tal vez sería mejor que el señor Holmes se lo explique personalmente cuando lleguemos.
Esa respuesta dejo al médico algo desconcertado, y porque no decirlo, algo curioso. Después de todo, de los Holmes se podía esperar cualquier cosa, sobre todo si ese Holmes era "El Gobierno Británico".
Después de unos veinte minutos de viaje, llegaron a un edificio de departamentos, al cual le hicieron entrar y dirigirse inmediatamente al piso ocho. Luego de salir del ascensor, él y Anthea caminaron por un largo pasillo, hasta que la morena se detuvo frente a una puerta que abrió con una llave que saco del bolsillo de su chaqueta y de inmediato lo hizo pasar.
Al cruzar el umbral, la asistente desapareció inmediatamente por uno de los pasillos del elegante y lujoso departamento en el que entraron. Era un lugar espacioso, lleno de muebles caros y objetos de valor, aunque fue lo único que el rubio fue capaz de apreciar, pues el motivo de su "visita" decidió hacer acto de presencia en la sala.
-Buenas noches John, gracias por aceptar venir a estas horas- fue el saludo brindado por Mycroft, a la vez que le daba un apretón de manos.
"Como se tuviera opción"- No es nada Mycroft, ¿Por qué me llamaste?- respondió el doctor devolviendo el saludo.
-Pues… me veo en la obligación de solicitar asistencia médica para alguien, ya que esa persona no es capaz de hacerlo por sí misma- respondió con cautela, mientras media la reacción de John ante su explicación algo vaga.
-…Ok. Y, ¿Quién es esa persona?- pregunto con el mismo tono usado por el político.
-Acompáñame.
John, ahora totalmente curioso y confundido, siguió a Mycroft por todo el departamento que ahora se daba cuenta era bastante grande. De pronto se detuvo frente a una sencilla puerta blanca, y después de soltar un profundo suspiro la abrió y se hizo a un lado, dejando pasar primero al doctor.
Una vez dentro, John se encontró con la última cosa que hubiera esperado ver…
