DIVINAMENTE IMPERFECTA
Hay personas que nacen con privilegios. Desde que están en el vientre de la madre su vida está completamente resuelta, ¡Cafam! Como hechizo de mago, con todo y el humo picante y nebuloso… ¡Tu vida está solucionada! Se puede escuchar decir. Y al nacer, con solo abrir la boca, tienen lo que desean con nulo esfuerzo, poco trabajo, una pizca de sacrificio y sin miedo de perder algo. Otras, en cambio, nacen en una situación diferente. Lo que tienen, lo logran conseguir a través del esfuerzo y trabajo, se arriesgan y desafían al destino día a día, minuto a minuto en este mundo real y caótico, todo para poder salir adelante. Ser alguien mejor cada día, con una buena cena caliente a la mesa, un café humeante y una buena esposa esperándoles.
Isabella Marie Swan tiene la dicha de haber nacido en cuna de oro, como dicen por ahí. Un padre con muy buena clase social, una gran mansión, muchos autos, pero sobre todo, y lo más importante en ese mundo: dinero, mucho dinero. Crecer en ese ambiente la ha convertido en una joven caprichosa, consentida, mimada, insufrible —para muchos —, malcriada, pesada, y todo el sinónimo habido y por haber, pero aún así irresistiblemente atractiva, y ella lo sabe. Eso ha hecho que se gane muchos aliados, o como ella les dice, seguidores. Aunque el calificativo que más se le aproxima es aficionados. Estos no solo le siguen por su persona, belleza o carisma, lo que más les atrae, como abejas a la miel, es el dinero. Como todo blanco tiene su negro, los enemigos no son escasos en la vida de Bella, a través de los años ella se ha ganado muchos adversarios, rivales les nombra ella, pero al fin y al cabo enemigos.
Tiene una vida perfecta. Un padre perfecto, que la consiente en todo. Un novio perfecto, que la ama hasta morir. Amigas perfectas, que nunca se separarían de ella. El instituto perfecto, donde su belleza y dinero le brindan la popularidad absoluta. No cambiaría nada, por nada en el mundo. Nada, por lo menos, de su actual vida perfecta.
A pesar de que Isabella desearía que todo fuera la divina perfección, la cruda realidad es, no todo en la vida es perfecto. Sólo una cosa en el mundo es la que ella desearía cambiar, el regreso de su madre. René, era una mujer maravillosa, ella era amorosa, alegre e Isabella la luz de sus ojos, lo más hermoso de su vida, y viceversa. La cuidaba, la mimaba y la hacía muy feliz. Un día ocurrió lo inimaginable, un desastroso accidente automovilístico acabo con la vida de su madre, dejándola con tan solo nueve añitos y con el corazón completamente destrozado; fue el episodio más terrible de su vida pero ella se obligo a guardar su dolor en lo más profundo de su alma, odiaba verse vulnerable ante todos. Ahora, todos la respetan y la desean, y eso le encanta. Ella ama su vida tal y como es.
Mas, lo que no se imagina, es el cambio trascendental que dará su vida cuando su padre decida rehacer su vida sentimental con una mujer que es todo lo contrario a su mundo.
¿Aceptara Isabella todos los cambios que su padre decida hacer en la vida de los dos? O ¿simplemente se negara a obedecerlo? Se avecinan muchos cambios en la vida de esta jovencita.
