¡Hola! Esta es la primera historia que público acá. Espero que la disfruten. Acepto tomatazos, amenazas de muerte y todo =). PD: Soy muy mala con los títulos xD
Disclaimer: Los personajes de Junjou Romantica no me pertenecen, yo solamente los uso para alimentar mi morbo xd.
Amor, dulce amor nuestro.
"Me siento tan feliz. Mi corazón arde en mi pecho como si fuera a explotar. Gracias por todo, Misaki"
Los ojos violetas de un hombre se posaron sobre un joven que dormía tranquilamente sobre la que antiguamente era solamente su cama. Todo había cambiado desde que lo conoció; ya no existía la soledad a la que solía abrazar todas las noches, los días ya no eran más obscuros y la forma en que veía y sentía la palabra amor había cambiado totalmente.
El escritor posó la palma de una de sus manos en la mejilla izquierda de su Misaki, lo observó atentamente por unos minutos y esbozó una cálida sonrisa al apreciar lo hermoso que se veía cuando se encontraba entre sueños. Poco a poco acercó sus labios hacia los de él, y los besó suavemente. Los párpados del menor se levantaron rápidamente y en una veloz acción alejó al hombre de él.
— ¡¿Pero qué crees que haces, Usagi-Baka?! — Dijo mientras colocaba sus manos en su boca y su mirada disimulaba una ligera expresión de sorpresa.
— Me pediste que te despertara. — Respondió con un tono de voz totalmente tranquilo.
— ¡No de esa forma!¡Hacía falta solo tocarme para hacerlo!
— Umm así que… — Musitó el escritor, Misaki se asustó al ver como la expresión de los orbes de Usami cambiaba de tranquila a media traviesa y una sonrisa seductora se dibujaba en su rostro.
Akihiko sostuvo al joven de cabellos castaños de ambos brazos y lo arrojó hacia la cama, haciendo que quedara totalmente a su merced. Aunque el susodicho intentó liberarse, le fue totalmente imposible, y se apretó los dientes al anticipar que seguía luego de eso.
— Si eso es lo que quieres… — Dijo el mayor mientras soltaba uno de los brazos del chico, para luego con su mano rozarle la entrepierna cubierta por el pantalón del pijama — entonces eso es lo que haré. ¿Así te gusta o prefieres sentirlo más?
Misaki sintió como la palma de Usagi acariciaba una y otra vez su bulto, de apoco se lo apretaba suavemente y, luego, se metía dentro de la ropa de él para hacer que lo sienta más. Soltó un suave gemido.
— U-Usagi-San espera un poco… — Intentó pararlo mientras apretaba sus dientes y sus mejillas se teñían de rojo. — Tengo que ir a la escuela…
— ¿No era que hoy entrabas más tarde? Por eso te desperté. Toma como un honor ser despertado de esta manera por el gran Usami Akihiko.
"Nii-chan, ¿me perdonarás si asesino a este hombre alguno de estos días?".
1
El lujoso auto rojo de Usami estacionó en la entrada de la Universidad M. Misaki bajó de él y observó por unos pocos segundos a el conductor a través de la ventana.
— Te vendré a buscar cuando termines.
— Claro. — Contestó el castaño y bajó la mirada para dirigirse hacia su salón.
Cada paso que daba hacia su caminata hacia que los estudiantes alrededor de él se alejaran cada vez más. Suspiró. Ya era inevitable.
De repente, sintió como unos largos brazos se colgaron por su cuello, haciendo que el joven diera un salto hacia al costado y gritara como loco.
— ¿Q-qué diablos estás haciendo en la escuela, idiota? — Gritó, para luego girarse y reparar de que no era quien él creía, para su suerte, pensó.
— Gracias Misaki, yo también te quiero. — Respondió su Sempai en un tono tranquilo, mientras lo miraba con una mano posada en su barbilla.
— Ooh, Sempai, lo siento, creí que era alguien más. — Una de las manos del chico acariciaba su cabeza, rojo de la vergüenza de semejante acto que había hecho, ahora, no solamente era el chico traído por el gran escritor Usami sino también el ogro-gritón-desesperante-escandaloso y quién sabe qué más del establecimiento. ¿Y por culpa de quién? Usagi-san, pensó, como siempre.
"Mamá y papá que están en el cielo, a veces creo que tengo un master de: ¿Cómo cavar tu propia tumba?"
— Como sea, apúrate o llegaremos tarde. — Advirtió su compañero y ambos se dirigieron al salón.
Uno, dos, tres ¿o quizá fueron cuatro? Libros ya le había arrojado su profesor al notar como el joven se distraía más de lo normal en clase. Hubiera deseado que solamente fuera eso: lapiceras, reglas, hojas, absolutamente todo al alcance del Demonio Kamijou había estrellado contra su cabeza, un gran chichón se le formó producto de esto. Su único amigo observaba divertido la situación: el chico intentando contestar a los molestos mensajes de su querido Usagi sin morir en el intento.
"Maldito Usagi-san, si me sigue molestando voy a salir en camilla de la clase, idiota".
Otro nuevo mensaje llegó, el castaño abrió bien los ojos y se sonrojó fuertemente al leer lo que había en él. Tembló ligeramente, pero luego reaccionó de la peor manera posible.
¡Idiota!¡¿Qué crees que andas diciendo?! — Gritó con fuerza, lo que hizo que todos sus compañeros de salón voltearan a verlo, Misaki quedó boquiabierto al darse cuenta de lo que acababa de hacer y sintió como un extraño poder maligno se acercaba a él.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del muchacho al ver a su profesor con una aura obscura en frente de él, le estiró la mano y el chico reparó en que si no le entregaba el celular en ese instante, definitivamente no saldría vivo de ahí o la tortura sería peor a que Usagi le obligue ponerse un traje de mucama rosa y cantarle el caramelldansen enfrente… aunque, pensándolo bien, prefería ser asesinado por el Demonio Kamijou a eso.
Al finalizar la clase, él y Sempai se dirigieron fuera charlando, a esperar que el gran auto que llamaba tanto la atención llegara.
Por otro lado, Hiroki había tenido el día más estresante de su vida, sus alumnos sí que sabían cómo sacarlo de quicio. Se metió en su sala de descanso y observó el celular por unos momentos, ¿qué era lo que había provocado esa reacción tan grosera en su alumno? Apretó una tecla para que la pantalla del celular se iluminara y apareció tan dichoso mensaje, reparó que quien lo enviaba no era ni nada más ni nada menos que su amigo de la infancia.
Sintió como se abrió la puerta, y su profesor compañero entró también a la sala.
— ¿Otro celular secuestrado?
— Sí. — Contestó secamente y luego volvió a dirigir su mirada a la pantalla del móvil.
"Misaki, hoy tardaré en ir a buscarte, para compensarte por tu espera, cuando lleguemos a casa te haré el amor. Te amo".
Hiroki se puso totalmente colorado y apretó el objeto con fuerza al darse cuenta lo que acababa de leer. Miyagi lo miró extrañado y pudo observar como su compañero, literalmente, se prendía fuego.
¡Akihiko-idiota-acosar-de-menores!¡Aaaaaaah! — Chilló histérico y arrojó el celular con todas sus fuerzas por la ventana.
Miyagi observó la escena divertido y colocó un cigarro en sus labios.
— Bueno, si está en la universidad, dudo mucho que sea menor.
El castaño le dirigió una mirada asesina. Luego suspiró.
— ¿Alguna vez has sentido el extremo deseo de disculparte por un alumno?
Preguntó culpable, porque, sin duda, él hubiera reaccionado igual.
2
Misaki y Sempai estaban a punto de llegar hacia la salida definitiva de la universidad.
"Nii-chan, a pesar de que me hayan quitado el móvil y haya sido el hazme reír de la clase, las horas de clase se pasaron rápido, la vida de universitario no es tan mala como parece".
Al terminar de decir esto, un misil a toda velocidad que provenía desde la sala de profesores estrelló con todas fuerzas en la cabeza del muchacho, dejando una gran marca roja entre el medio de sus ojos, y haciendo que este se mareara y cayera con fuerza contra el piso.
— Corrijo, Nii-chan… — Dijo en los pocos segundos de consciencia que le quedaban — odio la universidad.
Y se desmayó.
3
— Misaki-chan… Despierta, vamos.
Escuchó entre sueños, y al lograr por fin abrir los ojos se encontró con unos fuertes orbes azules que lo observaba desde cerca.
— ¿Eh?¿Dónde?¿Cuándo?¿Por qué?
Aclaró la visión, notó bien como una chica de cabellos castaños, que era la dueña de esos ojos, estaba frente a él. El rostro de esa muchacha le pareció tan familiar, que se sintió más perdido de lo que ya estaba.
— Haru… ¿Haru-chan? — Musitó el joven.
— Así que te acuerdas de mí. — Le contestó ella y una suave curva se dibujó en la comisura de sus labios.
— ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en Francia de intercambio?
— Claro, un año y medio, pero ya se me terminó el sueño, ahora voy a volver a la maldición de las clases de educación física y de matemáticas. — Comentó y un aura obscura se apoderó de ella.
— ¿Detestas matemática y vienes a una universidad de economía? — Preguntó Misaki mientras fruncía el seño.
— Bueno… es que… yo… bueno… — Río nerviosa— No quiero caminar mucho y esta es la Universidad que me quedaba más cerca.
— Más vaga imposible, como siempre. — Comentó. — Por cierto, ¿dónde está Sempai?
— ¿Te refieres al tipo ese que caminaba contigo? — El joven asintió— se fue a su casa, tenía que hacer no sé qué cosa. De todas maneras, recién llamaron a la persona con la que vives y pronto vendrá a buscarte. Como yo estaba justo ahí y aprecié el accidente, me tuve que quedar a acompañarte acá, en la enfermería. Es una lástima. — Dijo la chica mientras se tocaba el estómago — tengo tanta hambre y tengo que quedarme acá.
— ¡Gracias por apreciarme tanto! — Exclamó Misaki y la joven rió.
— Hace más de un año que no te veo, extrañé la ternura de Miki-chan.
— No me llames Miki-chan — Contestó él algo serio.
— Sigues siendo tan tierno como siempre… — Haruka se lo quedó viendo y luego lo abrazó con fuerza— ¿Te acordaste de mí apenas me viste? Porque yo te reconocí al instante.
La puerta de la enfermería se abrió, y un desesperado Usami entró rápidamente por ella, tenía más que miedo que a su amante le hubiera pasado algo realmente grave. A cambio de eso, por buena o mala suerte para él, se encontró con la imagen de su amante siendo abrazado por una completa desconocida, lo que hizo que Akihiko se enfadara.
— Misaki— Pronunció, y el susodicho al escuchar de quien era la voz, sintió un terrible escalofrío que le subía por la espalda y le hacía temblar de miedo.
"Simplemente, no quiero ver la cara de Usagi-san en estos momentos".
La muchacha se separó de él y miró sorprendida hacia el hombre.
— Pero si es… — Perpleja al darse cuenta de que estaba frente a un gran escritor.
— Vámonos, Misaki — Impuso sin siquiera saludar a la chica que estaba junto a él, ni darle las gracias por haber cuidado al chico, simplemente lo tomó de una mano y lo arrastró junto a él hacia la salida.
— E-espera, Usagi-san, aún no me he despedido ni le he agradecido, e-espera
Pero el hombre no escuchó nada de lo que él dijo y lo empujó violentamente dentro del auto, velozmente se subió él también y partieron a su hogar.
— ¿Pero qué te pasa? Esa chica me ayudó a no quedar tirado ahí y tú no me dejas decirle ni adiós… Además, es amiga mía desde la infancia, hace mucho que no la veía. — Suspiró ante la no respuesta del conductor—. Bueno, estudia aquí la veré otro día y saldremos a comer o algo.
Akihiko apretó con fuerza el manubrio.
— No hay tiempo para eso, tienes mucho que estudiar y hacer para compensar de que estás viviendo conmigo, hay cosas más importantes a andar a los abrazos con una muchacha.
Misaki observó fastidiado por la ventanilla del auto y no hablaron más hasta llegar a su hogar.
