DULCE COMPAÑÍA
Míralo, sentado en el concreto, bastante cansado, solo…
Acompañado por la dama vestida de blanco, aquella que lo vio llorar desde niño. Y que sólo lo mira ahora abatido, cuando su fuente se ha secado pero su dolor no ha esmerado.
Como siempre, enfrente de él tomando su mentón, lentamente, tratado de observar esos ojos llenos de opacidad.
Un pequeño ruido lo saca de su sueño, mientras unas tablas cerca de él caen siendo seguidas por mirada de Hiwatari.
Dejando escuchar un pequeño gemido de dolor tratado de levantarse esa pequeña criatura lo volteo a ver, algo impresionada.
Mira sus ojos azules, hermosos llenos de dolor y ansiedad, pelaje enmarañado y sucio al llevar mas de un mes perdida en la calle.
Sólo tenia miedo, respiraba lento frente a él, Hiwatari le miraba con duda y con un deje de repugnancia.
No ya no, no podría, no quería que otro de ellos la lastimara. Y mas al recordar el tiempo que llevaba ahí, sabiendo que la persona que una vez amo, no regresaría aunque lo haya prometido.
El movió ligeramente su cuerpo en afán de levantarse. Causando una perturbación en ella, se movió un poco hacia atrás agudizando sus ojos, sacando sus garras, estando y mostrándose a la defensiva.
A lo que el ruso entendió bien, era comprensible, dignado regreso a su pose volviendo a cerrar los ojos.
Aquella mirada azul se tranquilizo confundida, pasando unos minutos, ella regreso a su posición anterior, se sentó en el concreto sin dejar de mirar las facciones apagadas de aquel que la acompañaba en silencio.
Moviendo su cola impaciente de un lado a otro, con algo de osadía se acerco lentamente hacia él, ya no le tenia tanto miedo después de todo, ya había compartido ese poco tiempo a su lado y el no le había hecho nada.
Se acerco un poco mas hasta toparse con la nariz del chico pidiéndole en silencio que levantara su rostro, chocándose con una mirada triste.
Su corazón se alegro tal vez la miraba triste pero no con odio , como la habían visto varios ese mes, como puede cambiar todo en tan poco tiempo.
Recordó con tristeza todo lo que había pasado y miro de nuevo al chico, se parecían tanto aunque el nunca lo supiera o lo notara.
A poca sorpresa de Hiwatari con cuidado se recostó tímidamente en su regazo siendo aceptada. Su mirada azul se alegro mientras pequeños ronroneos se escapaban de su garganta cuando la mano del chico empezó a acariciar su pequeña cabeza.
Pasaban los días y el regresaba a ese callejón al que una vez fue para estar acompañado por la dama vestida de blanco, mas sorpresa fue el haber conocido a una nueva amiga…
No sabía su nombre ni su edad ni su historia, es más ni sabía porque se negaba a irse de ese callejón.
Sólo estaba ahí con ella cuando podía, sabiendo lo que pasaría.
Acostado con ella en su regazo, acariciando todo su cuerpecito. Kai sentía las fuertes perturbaciones o movimientos de cuando uno pelea por vivir un minuto más…
Sus pequeñas garritas penetraban la tela del pantalón de Hiwatari. Este la miro tomando su patita entre sus manos la acaricio, tratando de enmendar su dolor. Notando su perdida de fuerza en ella.
Los ojos azules se cerraron, soltando un último ronroneo…Mirando por última vez…. Aquellos ojos tristes que vio alegres ayer…
"Adiós, mi querida gatita, gracias por tu dulce compañía…"
