La sirena dio el aviso del fin de las clases, lo que hizo que ellas recogiesen sus cosas y saliesen siguiendo el camino al que tan habituadas estaban. Caminaban en silencio. Un silencio que parecía pactado, pues a ninguna de ellas le incomodaba. Aunque Laura se dio cuenta de un pequeño detalle que no era tan normal y quiso saciar su curiosidad.

-¿Y tus cascos?

-Voy sin música.

-Por eso, vas sin música y sin decir nada.

-Sabes que nunca digo nada.

-Pero sé que siempre llevas algo.

-Voy pensando.

-Y eso es lo que haces siempre, pero con música.

-No, voy pensando en algo real.

-¿Y qué significa eso?

-Que mis pensamientos interrumpen la música.

-Pero cuando piensas con la música..

-Es ficción - le interrumpió Michiru- concuerda con ella porque yo quiero pero la realidad no puedo encajarla.

Laura volteó con una expresión de desconcierto hacia su amiga. No era raro que Michiru estuviese perdida en su propio mundo, pero éste normalmente era un mundo cargado de fantasía que, en más de una ocasión, le hacía sonreír y gesticular de manera graciosa sin que se diese cuenta.

-Entonces es la primera vez que te veo pensar tanto en la realidad.

-Eso es porque prefiero estar en un mundo irreal pero hay veces que no queda más remedio que volver a la Tierra – Michiru parecía apenada.

-Cada vez te vas más tiempo.

-No te preocupes, esta vez haré una visita larga porque es algo que no me saco de la cabeza.

-No sé si alegrarme por saber que tus ojos me mirarán de verdad o si entristecerme porque hay algo que te preocupa.

-Simplemente no pienses en ello, estamos aquí, ¿no?

-Sí.

-Pues entonces hagámoslo antes de que me vaya.

-¿Hacer qué?

- ¡Vivir! – La chica de cabellos aquamarina salió corriendo, y a unos metros de distancia le sacó la lengua a su compañera, haciendo que ésta le siguiese el juego.

Hacía tiempo que se había detenido la construcción de aquel edificio por falta de presupuesto y se abandonó por completo el proyecto, dejando simplemente los restos de lo que un día fueron aquellas obras. Era un sitio tranquilo, al que nadie solía ir, y por ese mismo motivo las dos chicas lo frecuentaban cuando no querían que nadie más se uniese a ellas.

- ¿Cómo una chica tan frágil como tú puede correr tanto? – preguntó Laura intentando recuperar el ritmo de su respiración una vez que llegó al solar en obras.

- ¿A quién llamas frágil? – una mueca reflejo su fingido dolor ante tal calificativo.

- Es verdad, se me olvidaba que eres una chica dura que queda totalmente anulada cuando le hacen COSQUILLAS – Laura ejecutó implacable su ataque.

Ambas quedaron exhaustas tiradas en el suelo. Se acercaron al muro y se sentaron apoyadas en él.

-¿Podemos tener una conversación seria?

- ¿Acaso nuestras conversaciones no son serias? – Michiru volvió a poner ese tono dolorido que tanto le gustaba emplear en sus juegos, pero vio preocupación en los ojos de Laura – Si es por lo de la música de antes, lo de la realidad y la ficción, no es nada, de verás.

- Dijiste que algo te obligaba a quedarte en la realidad… -Laura miraba al suelo. Eran mejores amigas pero no sabía como tratar algunos temas con Michi. Sabía que su amiga tenía algunas peculiaridades como el hecho de disfrutar de cosas que a otras personas les aterra, como el silencio y la soledad, pero esta vez notaba que era distinto - ¿Qué es lo que te impide volar?

- Realmente no lo sé… ¿Crees que estoy bien?- al ver el rostro de Laura se dio cuenta de que sus palabras podían ser malinterpretadas y sonrío coquetamente – Me refiero a mentalmente… Físicamente sé que estoy para comerme – le dijo guiñándole un ojo con burla.

- ¡Tú siempre tan modesta! Pero, ¿A qué vienen esas dudas? Está claro que estás desquiciada y que tienes un serio problema de…¡AUCH! – Michiru le había asestado un buen golpe- Vale, vale, solo bromeaba. Es que no terminó de entender por qué me preguntas.

- Es solo que últimamente siento que no he vivido los últimos meses. Creo que algo ha cambiado dentro de mí, no sé cómo explicarlo, tengo cosas que mucha gente querría pero… a veces me siento vacía.

- Michi…

- No digas nada, Laura, sólo abrázame, ¿vale? Ni siquiera sé por qué dije eso, es una tontería, creo que me he levantado con el día tonto.

Y así, en silencio, ambas permanecieron abrazadas en aquel solar.

- Hey, Michi, ¿qué te parece si vamos a ver la carrera de mi prima?

- Sabes que aprecio mucho a Elsa pero no aguanto a Ryoga.

- Ohhh, no entiendo por qué, si el chico solo trata de ligar contigo, deberías darle una oportunidad. Quién sabe, a lo mejor le correspondes y acabáis teniendo un tórrido romance…

- ¡AGH! ¡Ni en sueños!

- ¿Por qué no? A veces eres tan cerrada de mente– Laura disfrutaba el momento, era difícil lograr burlarse de Michi con éxito.

- ¡Pues porque es un hombre! Sabes de sobra que a mí me…

- Que a ti te gustan las mujeres, lo sé, tontita, solo te tomaba el pelo. Anda, te prometo que lo mantendré apartado de ti – Sus ojitos de cachorro no se hicieron esperar, sabía que era imposible que se resistiese a ellos.

- Ay, ¡eso es chantaje emocional, tramposa! Pero vale…Iremos, eso sí, promete que no harás como la última vez y le darás falsas esperanzas conmigo.

- No te pongas tan melodramática, ¿Cómo no iba a venderte por ese helado tan bueno al que me invitó? – Definitivamente Laura estaba ganando el juego esta vez.

- Maldita… - Pero Michiru no pudo evitar sonreír. Le encantaban estos momentos con ella.