Les doy la bienvenida a este mi fic de Rayearth n.n vagando por los confines de los documentos de mi computadora lo encontré y decidí continuarlo, supongo ke valdrá la pena n.n y como no me dejaron poner mi adaptación la vez pasada pues en algo más tengo ke entretenerme ¬ ¬

Disclaimer: Los personajes de Rayearth no me pertenecen sino a las famosas CLAMP, yo los uso sin ningún fin lucrativo y solo por diversión n.n el único ke me pertenece es el genio de la tierra Geos y sus respectivos poderes.


Agosto, 2006.

Mundos de Fantasía

Capítulo I

La Invitación

Era un día soleado en el desierto que, de no ser por el viento que comúnmente soplaba, resultaría muy caluroso. A través de él circulaba un río de gran espesor que se ensanchaba en una parte hasta formar un lago de enormes proporciones y en una isla en su centro se alzaba una impresionante ciudad construida en piedra blanca. Un puente blanco conectaba la ciudad con tierra firme y era a través de ese puente por el que un carruaje pintado en tonos verdes, con un escudo de armas, el símbolo del dios protector del viento, Windom, en cada puerta y tirado por dos corceles blancos se acercaba con rumbo hacia la ciudad y al palacio real del reino de Cizeta.

N-N-N

"¡¡¡¡ESTÁ AQUÍ!!!!¡¡¡¡ YA LLEGÓ!!!!"

La que así gritaba era una tierna chica de 16 años pelirroja de larga trenza, con ojos como rubíes. Vestía un pantalón ancho que le ajustaba en la cintura y los tobillos; una blusa corta pegada al cuerpo de manga también corta que dejaba al descubierto su cintura; una frazada atada a la cadera con monedas doradas colgando de ella y dos velos semitransparentes, uno cubriendo su rostro y otro largo, que cubría su cabello, todo en tonos de rojo y rosa, y una tiara dorada con una joya redonda de color rojo. Corría por todo el palacio gritando la buena nueva a todo con el que se encontraba. Siguió corriendo hasta llegar a una de las cientos de habitaciones que había en el palacio, la abrió de golpe y gritó con todas sus fuerzas el mismo mensaje…

N-N-N

Argh, esto es todo un dilema, tengo tantos vestidos que no se cual escoger. – Decía refunfuñando una hermosa joven de largo cabello azul, al igual que sus ojos, mientras miraba el interior de su guardarropa, que estaba casi vacío. – En cualquier momento llegarán con la invitación y aún no se qué me voy a poner.

"¡¡¡MARINA!!!¡¡¡YA LLEGARON!!!"

"¡¡¡AAAAHHHH!!!¡¡¡LUCY!!!¡¡¡¿SE PUEDE SABER POR QUÉ GRITAS TANTO?!!!" – Gritó la peliazul a la pelirroja casi al borde de la histeria. - "¡¡¡¿QUE ACASO NO SABES QUE NO HAY NADA MÁS MOLESTO QUE ESCUCHAR GRITAR A UNA PERSONA?!!!"

Lucy se le quedó viendo a su hermana mayor con cara de inocente aunque no por mucho tiempo ya que un momento después se les unieron dos personas más: una mujer de largo cabello rubio oscuro sujeto en una coleta alta y ojos café claro y una chica de 17 años también de cabello rubio, pero corto hasta los hombros y ojos verdes. Las dos chicas vestían de la misma manera que Lucy a excepción de los colores, Marina vestía de azul y la chica rubia de verde. La mujer llevaba un atuendo parecido al de las chicas pero no usaba ningún velo y era en tonos de anaranjado, también usaba una tiara con una joya roja, igual que la de Lucy.

"Tú misma lo has dicho Marina. – Dijo la chica rubia."

"¡Lucy, Marina!¿Por qué están gritando tanto?" – Les preguntó la mujer. – "En verdad que son unas niñas muy traviesas y merecen un castigo, talvez debería tomar sus mejillas y ver cuanto se estiran o debería meterlas en una olla de agua hirviendo, jajajajaja." – Rió la mujer mientras se imaginaba la escena. Las chicas la miraban como a un bicho raro mientras una gota de sudor les resbalaba por la cabeza.

"Ejem, mamá tranquila, no creo que sea para tanto." – Volvió a decir la rubia.

"Ay, Anaís, como siempre defendiendo a tus hermanas, que niña tan linda eres." – Dijo la mujer abrazándola. Al resto les salieron más gotas en la cabeza. Su madre si que era una mujer voluble. – "Bueno ya que todo está solucionado explíquenme qué es lo que está pasando."

"¡Mamá es que ya llegaron!" – Dijo Lucy con emoción.

"¡¡¡¿QUÉ?!!!" – Gritaron Marina y su madre al unísono.

"Lucy eso es algo de suma importancia ¿por qué no nos lo dijiste desde un principio?" – Agregó Anaís con su acostumbrada tranquilidad.

Lucy iba a hablar de nuevo cuando Marina y su madre tomaron del brazo a las dos chicas y salieron corriendo de la habitación rumbo a la sala del trono.

N-N-N-N-N

El sonido de las olas, las gaviotas y la brisa salina. No creía necesitar nada más para vivir, para ser feliz ¿o si? Talvez si, pero esa oportunidad se encontraba muy lejos, en el desierto para ser exactos. La había conocido en una fiesta, como la que pronto se celebraría y allí tendría la oportunidad de volverla a ver. Por ahora sólo restaba esperar la invitación, ahora que si no llegaba él mismo se las vería con Paris por no invitarlo, el joven príncipe de Céfiro tendría que pedir clemencia. Sonrió, vaya ocurrencias que tenía. Sí que había cambiado bastante, ya no era el mismo chico tímido y serio que había sido, ahora ya con 19 años encima era más decidido y a la vez un poco bromista, posiblemente por la extraña mezcla que creaba el carácter de sus padres, que era tan diferente como el negro del blanco, y a que pasaba demasiado tiempo con su amigo. Estaba pensando en todo esto cuando de pronto algo lo atrapó por el cuello cortándole la respiración.

"¡¡¡Adivina quién soy!!!"

"Gulp… Aska… Gulp… Me… estás… asfixiando." – Dijo entrecortadamente el joven de cabello castaño-rojizo y ojos verdes.

"¿Ehh?" – Fue hasta entonces que la niña se dio cuenta que lo que había atrapado era el cuello de su primo y no sus ojos. – "Ahhh, Ascot lo siento, no me di cuenta, es que soy tan pequeña y tú tan alto que no alcancé a taparte los ojos…"

"Esta bien, pero... la próxima vez avísame ¿sí?" – La interrumpió Ascot mientras tomaba aire.

"Okidoki." – Contestó Aska con una sonrisa. – "Y bien joven príncipe del majestuoso reino de Fahren ¿se puede saber qué hacéis vos en este lugar?" – Volvió a decir Aska juguetona.

"Nada en especial." – Contestó Ascot.

Ambos se sentaron sobre las rocas en dirección al puerto de Fahren. Aska era una niña de 12 años de cabello negro, que llevaba recogido en dos ovillos, uno a cada lado de la cabeza ya que hacía mucho calor, y ojos azul marino, era la prima favorita de Ascot, más bien la única. Llevaba un vestido rojo estilo oriental con un cinturón amarillo muy ancho que terminaba con un enorme moño en la espalda. Ascot en cambio usaba sólo un pantalón y un chaleco blancos con adornos de color verde y un anillo de oro en su mano izquierda con una joya azul incrustada en la que se podía apreciar el símbolo del dios protector del agua, Ceres, se suponía que estaba de "incógnito" fuera del castillo.

"Princesa Aska, príncipe Ascot, vengan pronto por favor. Ellos ya están aquí." – Les gritó un niño un poco mayor que Aska de cabello negro, corto y lacio, vestía de forma parecida a ésta, pero con el cinto negro y sin moño.

"¡Ya vamos Sang!" – Gritó Aska. – "Ya oíste primo vamos." – Pero Ascot ya había salido corriendo con dirección al castillo a toda velocidad nomás oír la noticia.

N-N-N-N-N

El castillo se alzaba imponente sobre la ciudad dominando todo el ancho valle de tierra fértil, enriquecida por los minerales que se depositaban en la tierra cada vez que se producía una erupción. A pesar del riesgo que suponía vivir cerca de un volcán los habitantes de Autozam nunca habían sufrido las consecuencias de ello, en parte por la magia que protegía a la ciudad y por su ubicación geográfica, ni siquiera habían pensado en marcharse, los paisajes son aún más atrayentes cuando un volcán los domina.

Un carruaje estaba apostado en la entrada del castillo, de él salió un mensajero que se dirigió hacia la sala del trono precedido por dos guardias. Al llegar fue recibido amablemente por la reina Alanis, una mujer sumamente hermosa de blanca piel, largo cabello negro y ojos color amatista, de bastante buena figura que era envuelta en un vestido negro con incrustaciones de joyas moradas, llevaba una tiara de oro con una joya redonda de color rojo y un cetro, casi de su misma estatura, en su mano derecha; y su hijo Latis, un joven alto, de cabellos color azabache y los mismo ojos de su madre, también vestía completamente de negro, llevaba una tiara igual a la de su madre y un anillo con una joya roja incrustada y el símbolo de Rayearth, el dios protector del fuego, el joven permanecía de pie a un lado del trono de su madre.

"Su majestad…" - Dijo el mensajero haciendo una reverencia cuando estuvo frente a la reina. – "Os he traído un mensaje de parte de su alteza real, el príncipe Paris de Céfiro,…"

N-N-N-N-N

En el palacio de Cizeta…

"… para invitarlos a la recepción que se realizará mañana por la noche en el palacio con motivo de la celebración por…"

Escuchaban con atención Lucy, Marina y Anaís acompañadas por sus padres, Presea y Clef.

N-N-N-N-N

En el palacio de Fahren…

"… los 18 años de su alteza, espero nos honren con vuestra presencia y estoy a su disposición para cualquier duda o inconveniente que posean."

Escuchaban atentamente Ascot, su prima Aska, el abuelo Chang y Sang acompañados por Caldina y Ráfaga, reyes de Fahren y padres de Ascot.

N-N-N-N-N

"Le agradezco mucho su gentileza, por favor lleve el mensaje de que mi hijo asistirá con gusto en compañía de sus invitados aunque yo no podré presentarme ya que me es imposible abandonar el reino, puede retirarse." – Contestó Alanis. El mensajero volvió a hacer una reverencia y se retiró.

"Madre ¿puedo saber porqué nunca te presentas a las recepciones de otros países?" – Preguntó Latis, cuando el mensajero hubo abandonado el recinto, con un dejo de frialdad en su voz. – "Si mal no recuerdo la única fiesta en la que has estado presente fue cuando cumplí 18 y eso fue hace dos años."

"Suficiente..." – Le interrumpió su madre. Latis se sorprendió, ella no solía levantar la voz. – "Ya te he explicado mis razones, te ruego que por favor te olvides de todo eso, ahora tienes 20 años y esperaba que lo entendieras."

"Lo entiendo, es sólo que no puedo comprenderlo aún, es todo." – Se defendió el joven.

"Te aseguro que cuando te enamores de alguien lo harás." – Añadió Alanis dando por zanjada la cuestión. – "Ya puedes retirarte."

Latis obedeció, no alcanzó a notar que una lágrima escapaba de los ojos de su madre.

N-N-N-N-N

En Cizeta no le había ido tan bien al mensajero, nomás terminar de dar el mensaje había sido asediado con preguntas por parte de las princesas:

"¿Cómo será la fiesta?" – Preguntaba la pequeña Lucy dando saltos.

"¿Qué tendremos que ponernos para la fiesta?" – Preguntaba ansiosa Marina. - "¿También invitaron a Fahren?"

"¿Qué tan buena es la relación diplomática entre las naciones?" – Preguntaba curiosa Anaís, a lo que su hermana mayor contestó:

"¡¡¡Por favor Anaís eso no tiene nada que ver con la fiesta ¿por qué preguntas algo así?!!!"

"Bueno Marina es que es algo que me carcomía desde hace tiempo." – Le contestó la rubia sonriendo. Marina casi se cae al piso.

"Ejem, ya puede retirarse, joven." – Dijo Clef, un hombre de cabellos lilas y ojos azules, vestía una túnica blanca, llevaba un anillo con una joya amarilla incrustada con el símbolo de Geos, el dios protector de la tierra y un cetro, casi de su misma estatura, con una joya morada en la parte superior; por su atuendo recordaba más a un hechicero que a un rey. – "Y por favor lleve el mensaje de que asistiremos gustosos a la celebración." – El mensajero hizo una reverencia y salió antes de que las princesas lo detuvieran.

N-N-N-N-N

En Fahren la cosa estaba así:

"¿Disculpe y también han invitado a las princesas de Cizeta?" – Preguntó Ascot con interés.

"Por supuesto alteza." – Contestó el mensajero.

"Bien, gracias."

"Ya puede retirarse y diga vuestras majestades que asistiremos con gusto." – Dijo Ráfaga, rey de Fahren, un hombre alto, de piel ligeramente bronceada, cabello largo y rubio, sostenido por una liga, y de ojos azules, sus ropas eran azules, de estilo oriental.

Ascot estaba por salir también cuando un gritó de su madre lo detuvo.

"¡¡¡Alto ahí, joven!!!" – Al momento Ascot se quedó helado.

"Eh ¿si madre?" – Preguntó ligeramente espantado.

"¿Se puede saber por qué tanto interés en que asistan las princesa de Cizeta?" – Preguntó amenazadora Caldina, una mujer morena de cabellos rosas y ojos azul cielo, llevaba un vestido blanco, estilo oriental, con bordes dorados cubriendo su estilizada figura, y dos aberturas a los lados.

"No… no es nada ¿por qué lo preguntas?" – Preguntó Ascot intentando sonar despreocupado.

"Mmm, déjame pensar… Llega un mensajero para invitarnos a una fiesta en Céfiro y lo único que se te ocurre preguntar es si la familia real de Cizeta, más específicamente las princesas, también irán en lugar de preguntar por tu buen amigo Paris o Latis…"

"Iba a preguntar por ellos también, pero es sólo que…" - Comenzó el joven algo nervioso pero no terminó.

"Nada de 'peros', joven, a ti te gusta una de las princesas y yo voy a averiguar cual, después de todo las tres son muy bonitas y además más jóvenes que tú…" - Caldina comenzó a caminar por el salón contando con los dedos. – "En primer lugar está la pequeña Lucy que es muy tierna, después Anaís que es muy lista y por último Marina que es muy hermosa…" - Aquí hizo una pausa. – "Mmm, si creo que ella te vendría como anillo al dedo ¿no lo crees así 'Rafi'?" – Dijo dirigiéndose a su esposo tomándolo por sorpresa.

"Ehh, no sé." – Fue la corta respuesta de Ráfaga.

"¡¿Cómo que no sabes?!"

"Creo que es mejor dejar que el joven príncipe elija." – Dijo el abuelo Chang, un anciano de larga barba y cejas blancas, con su seca voz. – "Después de todo será él quien se case algún día ¿no lo cree así?" – Dijo volviendo la cabeza hacia su izquierda donde supuestamente debería haber estado Ascot para descubrir que el príncipe, con la sola mención del nombre de la mayor de las princesas, había abandonado el recinto.

Ya a salvo en su habitación, Ascot se puso a pensar sobre su situación.

"Será más difícil librarse de ella a partir de ahora." – Se dijo a sí mismo. - "¿Para qué habré dicho nada?"

N-N-N-N-N

En una habitación del castillo de Autozam se encuentran 4 personas. Tres de ellas bastante altas y una que no les llega ni al hombro.

"¿Entonces tu madre no irá otra vez?" – Le preguntó un joven de cabello rubio cenizo y ojos color miel al joven que tenía en frente.

"Exacto, Águila." – Contestó el aludido. – "La verdad es que ya empieza a preocuparme."

"Vamos Latis, talvez simplemente no le agrada salir de la ciudad." – Propuso otro joven moreno de cabello y ojos marrón.

"Geo tiene razón." – Continuó otro chico muy parecido a Geo, pero mucho más bajo que todos, usaba una gorra verde. – "No tienes por que preocuparte."

"¿Lo ven?" – Volvió a decir Geo. – "El pequeño Zas me apoya."

"¡¡¡OYE!!!¡¡¡¿POR QUÉ TIENES QUE METER SIEMPRE MI ESTATURA EN TODO?!!!" – Gritó Zas. Todos comenzaron a reir.

Latis miró a sus amigos, los tres hijos de nobles de Autozam. Se conocían de años, estaba feliz de contar por lo menos con sus amigos en esa ocasión aunque a veces, y muy a su pesar, pensaba que no era suficiente.

Continuará…

Próximo capítulo: "Una visita inesperada"

¿En donde está Luz? Hay que avisarle.

¿Qué hacen ellas aquí?

Me da mucho gusto volver a verte, Ascot.

A mi también, Marina.

¡¡¡Entonces vayamos todos juntos!!!

¿Quién es Latis?

Ya lo conocerás, Lucy.

Ha pasado un tiempo, Anaís.

Paris, es bueno volver a verte.


Notas:

Bueno espero ke les haya gustado este primer capítulo de esta historia ke empezó a formarse en mi cabeza desde hace muuucho tiempo... ya le calcularán mas o menos por la fecha ke dice hallá arriba n.nu y solo es un capítulo ¬ ¬... al menos podré ponerle otra vez mi atención ahora ke por fin se vienen mis vacaciones n.n espero con el tiempo alargarlos más.

Los dejo por ahora y no se olviden de dejar algún review para saber ke piensan de esta loca idea mía n.nu... siempre es bueno conocer el punto de vista de otras personas.

Sayonara n.n

°°°Umi°°°