Notas de la autora:
Hola! Este es mi primer fanfic tanto de Kuroko no Basket, como usando Genderbender y de esta pareja… asi que no se abstengan de los tomatazos y tijeretazos… eso sí, también se aceptan críticas constructivas… U.U…
Este fic lo tengo listo desde hace casi un mes, pero no me decidía por el título, y digamos que las posibilidades que me dio mi hermano (Encestando al amor o Triple al corazón) no me convencían mucho… ¬¬… asi que opte por llamarlo como un tema de Baby Metal; Megitsune… que hace referencia a que las mujeres siempre se guardan sus tristezas y sonríen y esa clase de cosas…
Bueno, un comentario; esto es seria más o menos un semi-AU, donde el básquet se juega con equipos mixtos… Emm… este capítulo será un poco corto, es más una mini introducción o algo parecido… los personajes sufrirán un poco de OC…
Como sea, aquí los dejo con el primer episodio de este tree-shot…
Los personajes no me pertenecen, son de Tadatoshi Fujimaki.
La Winter cup ha finalizado con la victoria de Seirin sobre Rakuzan. En las gradas de los que apoyan a los vencedores, se encuentra el ex-capitán de Teiko, observando a la triste, pero sonriente capitana de los emperadores. Akashi había vuelto a poseer su antigua personalidad, gracias al esfuerzo de Kuroko y la inestabilidad de Oreshi, y él no podía sentirse más feliz. La Akashi que él amaba, estaba de regreso.
Bajo las gradas para ir a felicitar a Seirin cuando sintió que algo no estaba del todo bien, que no se estaba dando cuenta de algo importante, sin embargo, ignoro aquello y saludo a Kuroko con una sonrisa en el rostro.
-gracias Nijimura-san… -agradeció con los ojos brillosos de felicidad.
-de nada, se lo merecen Kuroko… -contesto viendo como los demás miembros se acercaban a la sombra.
-Nijimura-san, que extraño verlo aquí, pensé que iría a consolar a Akashi -Kagami dijo con una sonrisa burlona, el mayor puso expresión de pato.
-quieres que te golpee Bakagami?
-Nijimura-san, ahora si tiene ganas de entrar a Seirin? -bromeo Riko.
-lo siento, los planes siguen siendo ir a Rakuzan… -respondió dando la vuelta y mirando el banco de dicho equipo, su corazón se oprimió al ver como la pelirroja estaba sentada con una toalla tapándole la cabeza. A su lado, los demás titulares se encontraban en el mismo estado.
-es una pena entonces… quiere ir a festejar con nosotros? -esta vez, pregunto Kiyoshi con una gran sonrisa.
-a eso no te digo que no… -contesto con una sonrisa. Con una mirada de reojo, pudo ver que Akashi hablaba algo con su entrenador para después tomar camino a los vestuarios.
-disculpe entrenadora, pero no puedo ir con ustedes, tengo que ir a ver a alguien primero… -el rostro nervioso de Furihata le llamo la atención, mas no lo dijo. El chico merecía hacer lo que quisiera luego de ser el único que pudo marcar, más o menos bien, a Akashi.
-eh? Claro Furihata-kun, pero ve con cuidado… -el castaño sonrió y, le pareció a Nijimura, sus ojos se posaron en la figura alejándose de su pelirroja. Eso no le gusto.
Casi tres horas después, en el departamento de Kagami, Kuroko recibió una llamada de Aomine, haciendo palidecer a la peli celeste.
-oe, Kuroko, que sucede? -pregunto el dueño de casa. La chica miro a su ex capitán.
-Aomine-kun me acaba de decir que su ex-capitán Imayoshi-san, fue informado por Hanamiya-san, que Mibuchi junto a todo Rakuzan están desesperados porque Akashi-san no aparece… -dijo logrando que los colores abandonaran al azabache.
-pero como…? -fue lo único que dijo antes de ponerse de pie y dirigirse a la entrada.
-espere Nijimura-san! -la menor lo imito.
-un momento, no pueden salir asi, hay una tormenta muy fuerte… -Riko trato de detenerlos.
-Kuroko quédate, yo iré. -dijo el mayor calzándose.
-claro que no, yo también voy… -dijo, mostrando una expresión de molestia. Ella también cambio su calzado y salió corriendo a la par del pelinegro, para la frustración de los miembros de Seirin. Sin embargo, Kagami siguió a su sombra, no la iba a dejar sola en un momento como ese, menos con un clima asi.
En otra parte de Tokio, Midorima salía corriendo de su casa sin oír los gritos de su madre. Murasakibara, prácticamente, bajo saltando las escaleras del hotel, por qué el ascensor se estaba tardando, para salir al aguacero, para sorpresa de Yosen y la furia de Araki. Kise dejo a Kaijo a toda prisa, sin pensar ni un segundo en su lesión y sin escuchar los regaños de Kasamatsu. Aomine y Momoi se dirigían rápidamente hacia la casa de los Akashi en Tokio, con la esperanza de que la pelirroja estuviera allí.
Para la mala de suerte del equipo titular de Rakuzan, Shirogane los confino en el hotel y prefirió contactar con Masaomi, dejándolos impotentes y enojados consigo mismos.
-Nijimura-san! -el grito de Kuroko lo hizo mirar hacia atrás, había olvidado que era acompañado por el dúo de Seirin.- nosotros nos dirigiremos a Teikô, quizás se encuentre allí… -informo, el muchacho solo asintió y continuo corriendo mientras los otros se alejaban de él.
Se detuvo por un instante en medio de la calle para tomar un respiro, de lo cual se arrepintió, el frio le calaba los huesos debajo de la ropa mojada y lo mismo pasaba con el aire frio que respiraba. Pensó por unos segundos donde podía llegar a estar la pelirroja.
Teikô? Sinceramente creía que era imposible ahora que lo meditaba, Akashi no es tan sentimental como para volver al lugar donde todo inicio. Su antigua casa? Hubiera avisado que estaba ahí. La librería favorita, donde por lo general se la pasaba con Midorima leyendo? Estaba seguro que el peli verde pensó en ello y se estaba digiriendo ahí mismo. ¿Qué otro lugar podría ser?
¿Podría ser…?
Tomo una bocanada de aire frio y volvió a tomar carrera hacia ese lugar. No lo creía posible, pero no perdía nada con ir allí.
Tsk, sinceramente, aquello le venía como patada en el trasero. Las cosas en su vida nunca podían estar bien. Ahora que al fin su padre se había recuperado, su familia estaba feliz y habían vuelto a Japón. Lo único que le faltaba a Shuuzou para tener una vida de película, era declararse a Akashi, pero no. Cuando la volvió a ver, se encontró con su querida pelirroja cambiada. Se había vuelto fría como el invierno.
Días después, Kuroko lo pondría al tanto de lo que había pasado en su ausencia. Inclusive…
-sabe Nijimura-san, probablemente Akashi-san me mate por revelarle esto pero… ella lo amaba… -dijo mostrando, extrañamente, una sonrisa triste.
-de que estas hablando Kuroko? -pregunto anonadado- es imposible…
-no lo es… -tomo un poco de su batido de vainilla.- eso era un secreto que solo sabía la generación de los milagros.
-por qué no dijo nada? -dijo más para sí mismo que para su acompañante.
-es obvio si se pone a pensar Nijimura-san. -contesto provocando que el pelinegro la mirara- usted le había dicho que le gustaba Fujimoto-san de su clase… -la menor lo miro de manera acusadora.- ambos sabemos lo que significa el orgullo para Akashi-san, era claro que no se arriesgaría a ser rechazada. A pesar de que todos, incluyendo Murasakibara-kun, le decíamos que se lo dijera, ella no lo hizo. Lo cierto es que nos dolía a nosotros verla hablar con usted tan tranquilamente sabiendo lo que sentía.
Nos molestaba, y aun asi, no dijimos nada porque se lo prometimos, Akashi-san fue sumergiéndose en su propio vórtice y cada vez Midorima-kun y yo la notábamos más distinta. Después de que se fue, las cosas comenzaron a tornarse peor, hasta que ella se convirtió en lo que es ahora.-
Nijimura mantenía su cabeza entre las manos, molesto consigo por no haberlo notado. Por no reconocer sus propios sentimientos, y por no notar los de la chica que en verdad quería. Se maldecía a si mismo por darse cuenta recién en América lo que sentía, y ahora se maldecía aún más al saber que la lastimo por imbécil.
-crees que hay manera de remediarlo? -pregunto con tono ausente.
-no lo sé. No hay forma de saber qué es lo que siente esta personalidad de Akashi-san, a fin de cuentas, esta es su "forma" sin debilidades…
Pero la personalidad "absoluta" se había ido, devolviéndole el lugar a su Akashi. Pensaba en todo eso mientras corría, al poco tiempo llego al lugar al que quería ir. El parque. Pero no cualquier parque, sino el parque donde él le había comentado, lo que ahora considera su mayor error; que creía gustar de una de sus compañeras, se lo había dicho y la pelirroja se había mostrado sorprendida, inclusive le había dicho que se declarara, pero él se negó y ella suspiro negando con la cabeza.
Sus recuerdos se detuvieron al notar un poco lejos dos cuerpos.
Dos cuerpos ataviados en distintos uniformes.
Uno con el uniforme de Rakuzan.
El otro con el uniforme de Seirin.
Se acercó lentamente a unos arbustos que le dieron la vista completa de lo que pasaba. Se relajó al ver una cabellera roja y se confundió al ver una castaña. Allí, de pie, se encontraban la capitana de Rakuzan y el chihuahua de Seirin.
No entendía que pasaba, lo único que veía era al castaño mover los labios con desesperación, y a la pelirroja con la mirada más triste que jamás pudo ver en su vida.
A pesar de la intensa lluvia, ninguno de los tres parecía querer moverse.
Entonces sucedió lo inesperado para Nijimura. Sus ojos apreciaron como Akashi se dejaba caer al suelo y Furihata se arrodillaba inmediatamente para abrazarla. Noto como los brazos de la menor se aferraban con desesperación a la espalda del número doce y ponía la cabeza en su hombro, este cerraba los ojos con fuerza atrayéndola más a él.
Nijimura sintió que algo se rompía en él. No tenía que ser un genio para comprender que Akashi estaba llorando.
Y se dio cuenta, de que esa no era la Seiko que él conocía, la heredera de una empresa, la capitana de Rakuzan, la presidente del consejo estudiantil y la mejor estudiante de la academia.
Lo que se presentaba ante sus ojos, era una chica frágil, que perdió a su madre, la única persona que realmente la amaba, que es tratada como una simple pieza en el juego magistral de su padre para la preservación de su riqueza, que debía lograr la perfección en todo lo que hiciera. Que estaba sola. Que no podía llorar. A la que nadie apoyaba.
Que cuando creyó alcanzar un atisbo de felicidad, todo se derrumbó frente a sus ojos.
El deporte que represento su mayor liberación y vínculo con su madre, se volvió la peor de sus presiones. Las pocas amistades que logro comenzaron a destruirse. Y el amor que sentía por el la carcomió por dentro.
Para que el golpe final fuese dado por Murasakibara, aquel fatídico día el año anterior, en el que Bokushi nació.
Las prioridades de su nueva personalidad fueron simples. La victoria y el absolutismo de su persona. Nada de amor, nada de amistad…
Nada que pudiese romper los últimos pedazos intactos que aun poseía…
Sin embargo, horas atrás, Seirin le quito lo único que ella aun podía obtener. Oreshi volvió para evitarlo, aun asi, se lo arrebataron.
Y ahora estaba ahí, viendo como Akashi destruía con sus frías lágrimas lo único intacto que le quedaba por dentro, para luego reconstruirse más fuerte, a base de las caricias en su espalda, el toque gentil en su cabello, las palabras amables, la calidez y seguridad que el chihuahua de Seirin, Kouki Furihata, le transmitía en ese abrazo.
El ex-Teikô tuvo frio. No por la lluvia, no por el invierno. Se sintió helado por dentro al saber que no era el en quien Akashi confió lo suficiente para desahogarse por completo.
Se sintió helado…
Porque sintió que el castaño estaba alejándolo rápidamente de la pelirroja.
Porque una vez llorada las penas, Seiko se levantaría más imponente, más fuerte y más absoluta, a pesar de ya no ser Bokushi. Si llegara alguna situación que la quebrara, seguro lo lamentaría en los brazos de Furihata.
La opresión en su corazón era alarmante. Y es que, demonios, no era tan simple ver que Akashi se abrase con todas sus fuerzas a otro chico, a pesar de saberse uno de los factores determinantes de la situación de la pelirroja, que ayudo inconscientemente en la caída de ella, para darse cuenta tiempo después, que era a quien en verdad amaba.
Sin notarlo, las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, los cuales no dejaban de ver a los adolescentes abrazados.
Levanto la vista al cielo oscuro, lleno de nubes. Tomo una decisión. La más dolorosa, más que dejar el equipo tiempo atrás por la enfermedad de su padre.
Dejaría que el castaño sea parte importante en la vida de la capitana de Rakuzan, mientras él, trataría de convertirse en un cero a la izquierda. Inútil, pero presente al mismo tiempo. Velaría por la felicidad de Akashi y sería el primero en matar al castaño si se atrevía a hacerle daño…
-es lo único que puedo hacer por ti Akashi… -murmuro con la voz entrecortada. Se escondió lo mejor que pudo entre los arbustos, ya que, esperaría a que ambos se fueran para salir, porque en esos momentos no tenía fuerzas para levantarse. Espero cerca de una hora, cuando vio que la menor se separaba del chico. Los vio cruzar unas cuantas palabras y admiro los ojos y la nariz roja de Seiko, para que luego de un comentario de Kouki, sus labios se curvaran en una sonrisa que Shuuzou jamás había visto. Era de tranquilidad, de paz.
Furihata ayudo a la chica a levantarse, tomos ambos bolsos y comenzaron a caminar. Mientras los seguía, su celular vibro. Un mensaje.
De: Kuroko.
Para: Nijimura.
Asunto: Akashi-san.
Nijimura-san, Furihata-kun me acaba de enviar un mensaje, encontró a Akashi-san y ahora se dirigen a su casa. Puede avisar a Midorima-kun y Aomine-kun? Yo ya se lo dije a Murasakibara-kun y Kise-kun.
Sonrió con un sentimiento extraño. Levanto la vista del aparato y vio que los chicos entraban en una casa más grande que las demás, donde una mujer castaña los recibió preocupada.
Luego de que cerraran la puerta, Nijimura opto por marcharse.
-ahh, tendré que decirle al viejo que me inscriba en Seirin, en vez de Rakuzan… -yo no seré tan fuerte como tu Akashi…
Si llegaron hasta aquí, realmente se los agradezco, dejen un comen de si debo dejarlo aquí o si lo continuo. Los tres capítulos ya están listos, pero puede quedarse aquí, como ustedes quieran. Jane!
