Capitulo 1: ¿Cuánto puede alguien cambiar?

Era un día común y corriente en el instituto Seigaku, las clases habían comenzado hacia una hora y en la mayoría de los salones los alumnos prestaban atención.

Dentro de un aula en especial, un joven ambarino observaba el pizarrón con desgano y eso provocaba algunos bostezos de su parte. El profesor continuaba escribiendo en la enorme pizarra sin importarle que la mitad del curso ya estaba casi dormido.

-¡miren, miren ¿no esa Ryuzaki?!-dijo de repente uno de los jóvenes que estaba observando por la ventana, casi todos se amontonaron contra los cristales y el príncipe no pudo evitar guiar su mirada hacia allí también.

En la entrada, se encontraba estacionada una motocicleta Kawasaki Ninja plateada. Sobre ella se encontraba un hombre conocido para el tenista, cabellos plateados como su trasporte, ojos ámbares y atemorizante incluso más que los de Kaidoh. Ese hombre no era otro más que Jin Akutsu, antiguo estudiante de la escuela Yamabuki.

-siempre la trae ¿será su novio?-pregunto una de las chicas a sus compañeras las cuales se sonrojaban pensando en aquello.

El príncipe observo a su profesor que inútilmente intentaba que todos regresaran a sus sitios, y luego volvió su mirada a los culpables de semejante revuelo.

Frente a la moto hablando con el amenazador hombre, se encontraba una joven. Era alta y con una buena contextura física, para no decir burdamente que era sexy. Ella era rebelde y le gustaba usar la pollera del instituto mas corta de lo normal, atrayendo la mirada a sus largas y perfectas piernas. También usaba la camisa fuera, un buzo y varios anillos, pulseras y tres pircings en su oreja izquierda.

Su cabello sedoso y rizado, lo había cortado para que le llegara un poco mas arriba de la cintura y lo había recogido en una coleta hacia la derecha, que la hacia ver tan juvenil.

-¡seguramente va a besarlo!-dijo otra chica emocionada, el príncipe regreso molesto su mirada al aula.

Finalmente cuando la cobriza se despidió del hombre que la había traído y comenzó a caminar hacia la entrada, todos regresaron y continuaron en silencio los rumores.

El ambarino estaba molesto, todos eran muy escandalosos y armaban alboroto por cosas insignificantes. Ryuzaki siempre aparecía con Akutsu, pero aun así nadie se acostumbraba.

Luego de varios minutos de fingir interés en la clase, un ruido sordo saco a todos de concentración.

-¡Señorita Ryuzaki, debería tener mas respeto por esta escuela y comenzar a llegar temprano!-

-lo siento Wataru-sensei, es que tuve una mañana un tanto ocupada-sonrío la cobriza demostrando que no quedaba ni una sola pizca de aquella niña de trenzas.

-tome asiento-la joven no dijo nada mas y se dirigió al banco vacío a un lado del tenista, ni siquiera lo miro aun a pesar de que este le clavo su mirada.

El resto de la clase Ryoma observo como su compañera jugueteaba con su celular y mandaba mensajes sin importarle la clase en absoluto.

-¡Corran mas fuerte!-

-parece que no estas de humor Ryoma, como todos los días últimamente-dijo una mujer castaña de coleta-¿sucede algo?-

-nada importante-

-sabes, hable con todos y van a juntarse en el sushi de Kawamura ¿quieres ir?- el peliverde observo a su entrenadora y sonrío arrogantemente.

-como si esos Irian a dejar que no vallan, seguramente me secuestrarían-la entrenadora sonrío ante aquello-¡quiero verlos desesperados por aire, mas fuerte!-

-¡Si Echizen-buchou!-

Terminadas las prácticas el ambarino se ducho y luego salio cuando ya nadie quedaba en la escuela. Se aseguro de cerrar bien los cambiadores y continúo con su camino.

-¡Lucky…!-el gemido fue captado por el agudo oído del capitán pero este simplemente continuo con su camino, allí se encontró con lo que parecía ser Ryuzaki contra una pared y un hombre oculto en su cuello.-Lucky espera…-susurro la cobriza mirando firmemente al ambarino, mientras que acariciaba los cabellos pelirrojos de su compañero.

-que mala suerte…-sonrío el antiguo capitán de Yamabuki, Kiyosumi Sengoku. Su cabeza ahora se encontraba apoyada en el pecho de la cobriza y miraba divertido al tenista.

-esto no es un hotel-fueron las únicas palabras que se le ocurrieron al tenista, la cobriza sonrío y luego tomo al pelirrojo de la mano para comenzar a llevárselo.

-vamos Lucky terminemos esto en tu apartamento-el pelirrojo emitió un chillido de emoción y comenzó a andar con la joven, mientras tanto Ryoma los observo desaparecer.

Todos los antiguos titulares del equipo de tenis, se encontraban en aquel pequeño bar disfrutando de una cena de reencuentro. El único que estaba completamente retraído era el peliverde.

-¡Ochibi, bebe un poco mas y desahoga esas penas!-dijo un borracho Kikumaro a lo que le siguió un preocupado Oishi que se disculpaba por la actitud del acrobático.

-creo que es un buen consejo-dijo Momoshiro tomando asiento junto al príncipe, este lo observo con la misma fría expresión-no has dicho casi nada y Sumire-sensei dice que estas así de hace tiempo ¿Qué ocurre?-

-nada-

-no seas así conmigo Ryoma, soy tu mejor amigo-

-un titulo que tu te atribuiste-le sonrío el príncipe

-a veces eres desesperante-

-mada mada dane-

La puerta se abrió, y en ella aparecían Kaoru Kaidoh del brazo de una jovencita de cabello castaño y mirada gris.

-¡bienvenido Kaoru-san!-saludo Kawamura desde detrás de la barra

-¿es esa tu novia Kaoru?-pregunto Fuji el cual acompañaba a Kawamura pero sentado frente a el.

-¿no me recuerdan sempais?-pregunto la castaña sorprendida.

-¿te habíamos visto antes?-pregunto Oishi, la única que negaba con su cabeza era Sumire.

-¡los acompañe en todos sus partidos, era una gran fan!-

-si sobre todo de cierta persona fssssh…-refunfuño el de mirada carbón.

-¿Osakada?-pregunto Momoshiro de repente, y entonces todos la miraron sorprendidos.

-que bueno que se acordó Momo-sempai-sonrío la joven alegre

-hmp, no es tan estupido después de todo-agrego Kaoru comenzando una de sus tantas peleas con el ojivioleta.

-¿¡y a ti que te pasa Mamushi!?-

-ven siéntate aquí Tomoka-ofreció la entrenadora, la joven enseguida obedeció. Estaba un poco menos bulliciosa pero seguía siendo igual de positiva y enérgica que antes.

-¿Cómo ah estado todo en Seigaku Sumire-san?-

-bien, tengo que decir que los nuevos titulares necesitan todos una buena pulida ¿verdad Ryoma?-el príncipe acepto con la cabeza.

-y…Sakuno ¿Cómo esta?- la entrenadora suspiro y volvió su mirada hacia la taza de te en sus manos, todos los titulares prestaron atención a la charla.

-hace tiempo que no se nada ella, llega a casa tarde y se escapa muy temprano aun así llega tarde a clases sin decirme donde estuvo-comento amargamente-no se que sucedió con mi linda Sakuno, tan tierna y dulce-la castaña bajo su mirada-quizás si regresaras a Seigaku podrías hacerla recapacitar-

-me encantaría, pero ahora queda muy lejos para venir todos los días-

-¿las cosas están tan mal con su nieta?-pregunto Fuji

-si, no se que sucedió, pero un día de la noche a la mañana se convirtió en esta chica rebelde y arrogante-

Todo volvió al silencio y el príncipe bajo su mirada nuevamente, acto que fue notado por el ojivioleta.

-mmm…¿Qué sucede Sa-chan?-pregunto el chico pelirrojo de ojos celeste, estaba sin remera sobre la cobriza que ahora traía su pelo suelto y ya no llevaba camisa.-¿ya no quieres jugar?- Sengoku volvió al cuello de la joven y comenzó a morderlo mientras que con su otra mano se adentraba por debajo de la pollera de la joven.

-estoy un poco cansada…-admitió la ojicarmin, el antiguo tenista la observo infantilmente y coloco su barbilla entre sus pechos para observarla.

-¿no te gusto que Echizen nos viera?-los ojos de la joven se abrieron con sorpresa y miraron el techo, luego comenzó a levantarse y se sentó en el regazo del pelirrojo mirándolo fijamente.

-no seas tonto Lucky, si que eres molesto cuando no accedo a tus caprichos-dijo sonriente y comenzó a besarlo apasionadamente mientras jugaba con sus cabellos pelirrojos, lo que mas le gustaba al antiguo capitán.

-puedes pensar en el si eso te excita-susurro el pelirrojo, la cobriza lo empujo y se paro completamente enfadada.

-¡eres un idiota Kiyosumi!-dijo buscando su camisa que seguramente estaba caída por algún lado.

-jiji, adoro cuando te enojas…-

-siempre haces lo mismo-se quejo la cobriza que ahora se colocaba la camisa de su uniforme, Sengoku la acerco hasta el que se encontraba sentado en el borde de su cama, y comenzó a abrochar los botones.

-no puedes esconderme nada Sakuno, eres mi amiga-dijo clavando sus ojos en ella, la cobriza se alejo y busco su portafolios.

-voy con Jin a las canchas de alquiler, ven si quieres-seguidamente la joven azoto la puerta

Sakuno solo tuvo que decir una sola palabra para que a los diez minutos una reluciente Kawasaki Ninja fuera a buscarla, se subió a ella y se aferro al conductor como siempre hacia cuando se molestaba con Sengoku.

Minutos después se encontraban sentados en las escaleras del parque donde se hallaban las canchas de alquiler. A pesar de que ninguno de los dos llevaba una raqueta, iban porque era el único lugar tranquilo.

-odio que se meta en mi vida…-bufo molesta y apoyo su espalda en el pecho del peli plateado que estaba sentado un escalón mas arriba detrás suyo.

-eso te ganas por ir a "jugar" con el-respondió Akutsu cortante

-Kiyosumi no baka-susurro molesta, su teléfono comenzó a sonar y sospechaba que era su abuela así que lo ignoro

-¿no vas a atender?-

-nop-cerro sus ojos y reclino su cabeza en el hombro del joven, este suspiro y mordió su cuello

-eres realmente terrible- dijo luego, ella largo una contagiosa carcajada y beso al peliplateado en la mejilla.

-pero me quieres así ¿no jin-chan?-

Ambos se quedaron mirando con sonrisas cómplices, aunque la sonrisa del peli plateado era un poco mas escalofriante.

Akutsu Jin y Kiyosumi Sengoku, eran sus mejores amigos, la habían apoyado cuando ella se sintió completamente abandonada.

Lucky siempre había sido tierno con ella, la escuchaba y le daba consejos cuando así lo necesita aunque a veces se pasaba con respecto a aquello. Además de eso tenían una relación de "amigos con derechos" la cual solo servia para distraerse.

En cuanto a Jin, el era su confidente y protector, podía contar con el incondicionalmente y nunca la dañaría. Consideraba a Jin algo así como su hermano mayor.

Ellos la habían ayudado a cambiar, la habían echo mas fuerte.