Prólogo
The unknown troubles on your mind... Maybe your mind is playing tricks.
Era una fría noche, como era usual en otoño, y dos chicos se encontraban en una habitación. Uno tenía el cabello castaño peinado en rastas y hermosos ojos color zafiro, mientras que el otro lo llevaba peinado en una extraña moica con un mechón plateado y poseedor de unos radiantes ojos verdes. Ambos tenían la misma edad, 16 años. El lugar sólo era iluminado por las velas rojas y negras que estaban repartidas en los pocos muebles que había; además de calaveras falsas que formaban un círculo alrededor de ellos.
—Fudou —llamó el de rastas quien correspondía al nombre de Yuuto Kidou—. ¿Estás seguro de que esto está bien?— le preguntó mientras observaba a su compañero, llamado Akio Fudou, verter vino en dos copas de cristal.
—Te consideras mi amigo ¿no?—replicó el de ojos verdes.
—Sí —respondió secamente el otro aún inseguro.
—Entonces, dame tu mano —le ordenó, su amigo solo obedeció. El de la moica tomó una daga e hizo un corte en la palma de Kido y después en la suya—. No seas llorón —dijo al ver como su compañero hacía una mueca de dolor.
—Esto simboliza que tú y yo estaremos juntos hasta la muerte —habló Fudou al tiempo que dejaba que gotas de su sangre cayeran en sus copas.
Kidou solo asintió, un tanto asustado por tan escalofriante pacto.
—¡Júralo!— le ordenó su compañero.
—Lo juro —respondió Yuuto y tomó su respectiva copa, alzándola para hacer un brindis—. Estaremos juntos en todo, sin importar el precio a pagar —hizo una pausa—. Nada ni nadie nos separará, ni siquiera la muerte misma. Si tú mueres…
—Yo muero contigo —completó la frase Akio y ambos bebieron el vino previamente mezclado con su sangre—. Eres un buen chico, Kido.
—No digas más, sólo has que esto valga la pena.
Lo que no sabían era que su pacto les traería consecuencias inesperadas y que cambiarían sus vidas por siempre. Aunque no precisamente del modo que imaginaban.
