Tal vez os sorprenda mi aparición tan rápido después de haber dicho que abandonaría fanfic, o simplemente no os importe pero creó que a quién si le interese le debo una explicación. Sobre todo a aquellas que me habéis apoyado desde el primer momento, y las que os habéis incorporado más tarde pero habéis estado ahí para dejar una palabra de ánimo y un comentario gratitud.

Hay una frase que me mandó una persona importante en mi vida y quizás allá sido lo que me ha hecho reflexionar y me haya hecho volver a hacer algo que tanto me motiva y me gusta. Esa frases es: "Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojala, esta ceniza no juega con fuego, este ciego no mira para atrás" Joaquín Sabina.

Esto me hecho ver que mirar atrás no es bueno si deseas seguir hacia delante y eso hago, ir hacia delante. Ha habido muchos problemas en mi vida que me han alejado de cosas que me encantan y ahora vuelvo a retomar. Mi inspiración está de vuelta y mis ganas más reforzadas que nunca.

M&S

¿Es posible sentirse atraída por una desconocida? Esa era la pregunta que rondaba la cabeza de Regina desde hacía varios meses. Hacía seis meses que había comenzado a salir a correr por el parque de Storybrook, el médico le había recomendado hacerlo con el fin de poder aliviar un poco todo el estrés que le ocasionaba la alcaldía.

Desde hacía cuatro años regentaba ese puesto, y desde entonces el pequeño pueblo, hoy no tan pequeño, había multiplicado por tres el número de habitantes así como duplicado el número de negocios, se sentía orgullosa de ello pero también estaba exhausta y muy estresada.

Como cada día, terminaba de correr y con un café bien fuerte se sentaba en aquel banco a descansar, un día por casualidad había alzado la mirada y había podido contemplar a una mujer, una rubia que no había podido quitarse de la cabeza desde entonces.

No sabía su nombre, su identidad, ni su edad, realmente no sabía nada de ella. Simplemente que había abierto un bar bastante transitado desde su inauguración unos meses antes. También sabía lo que sus ojos podían contemplar, era rubia, alta, con piel clara, un cuerpo bien torneado y un estilo de vestir bastante informal. Podría haber investigado, y con su puesto, hubiese sido fácil dar con ella pero no deseaba hacerlo.

Ya se había terminado el café y como era habitual se levantó para volver a su casa, debía darse una ducha, colocarse uno de sus elegantes trajes e ir a la alcaldía a enfrentarse a todo el papeleo que tenía sobre su mesa acumulado desde hacía tres días.

-Buenos días, Kat.- Dijo Regina entrando en la oficina.

-Hola.- Contestó su amiga.- Necesito que me firmes esos documentos.- dijo señalando el montón de papeles que tenía en la esquina izquierda de su mesa.

-Vale, ahora me pongo a ello.- Aseguró entonces Regina.

-Tienes una reunión con Graham en dos horas.- Añadió antes de salir del despacho.

-Gracias.- Regina se sentó en su mesa y se quedó mirando el café que su amiga se había encargado de pedir y colocar allí, sabía que esa era la única forma de que Regina rindiese.

A Regina no le gustaba nada esas reuniones con el Sheriff, pero tenía que tenerlas al menos una vez al mes, ya que este debía de ponerle al día de todos los altercados y problemas que podían surgir. Regina no quería dejar nada al azar y quería saber todo lo que sucedía en el pueblo.

Pasó toda la mañana entre papeles, tras la reunión volvió a la mansión a comer donde su madre tenía la mesa ya lista.

-Hola.- Dijo Regina quitándose los tacones al entrar en la mansión.

-Hola, cariño.- Contestó Cora.- He preparado una empanada y una ensalada.- Dijo sirviendo la mesa.

-Gracias.- Dijo Regina sentándose.

Desde la muerte de Henry hacía ya cuatro años Cora se había mudado a vivir con Regina, así ninguna de las dos estaban solas. La mujer mayor se encargaba de la cocina mientras que la morena se encontraba en la alcaldía, a Cora le encantaba cocinar y siempre estaba preparando platos nuevos.

-¿Cómo va todo?- Preguntó sentándose al lado de su hija.

-Horrible, cada vez tengo más trabajo.- Contestó entonces Regina.- Me alegra el crecimiento del pueblo pero eso solo me acarrea más papeles y más problemas.- Soltó con hastió.

-Ya sabes… no hay mal que por bien no venga.- Dijo la mujer mayor.- La gente está encantada con tu gestión y eso hace que el pueblo vaya cada vez mejor. Es sorprendente como hace unos años casi nos tenemos que mudar porque esto se moría y ahora parece más vivo que nunca.

-Eso es cierto.- Contesto con una sonrisa Regina, no podía ocultar el orgullo de haber conseguido salvar el pueblo aunque eso provocase durante un par de años que las cuentas de la alcaldía saliesen en número rojos.

-Por cierto, la semana que viene iré unos días a Boston.- Dijo Cora.- Tú tía Lena está enferma y vendrá a la ciudad para hacerse unas pruebas.- Explicó la mujer mayor, su hermana vivía en un pueblo a mucha distancia de allí, tras la muerte de su única hija se había aislado y casi no quería saber nada de nadie, aun así Cora intentaba mantener el contacto con ella.

-Claro, no hay problema. Es más, si quieres traerla aquí.- Soltó Regina preocupada.- Puedo pagar los mejores médicos para que la traten.- Aseguró entonces.

-No te preocupes, sabes cómo es… iré a verla y pasaré unos días con ella. Intentare convencerla de que venga una temporada.- Soltó entonces Cora.

-Está bien.- Dijo Regina, claro que sabía cómo era su tía.

Regina salió de nuevo hacía la alcaldía, normalmente no solía trabajar por las tardes allí sino que lo hacía desde casa pero esa semana tenía demasiado trabajo acumulado y no deseaba tener que ir el fin de semana de nuevo.

Salió bastante tarde, eran las 11 cuando el guarda de seguridad del edificio le cerraba la puerta tras salir. Como solía ser normal eso últimos días ella era la última en irse de allí. La morena cogió su coche y se encaminó hacía su casa, estaba avanzando cuando otro coche salió de la nada y la golpeó por detrás.

Regina se quedó algo desorientada debido al golpe, el airbag del coche había saltado y le había provocado una pequeña rozadura en su nariz. Estaba intentando recuperarse cuando una voz, una mujer salía de su coche y se dirigía hacia el asiento donde Regina se encontraba con la voz preocupada.

-Lo siento, lo siento mucho. Iba distraída.- Soltó entonces está abriendo la puerta para ayudar a la morena a bajarse del coche.

-¿Dónde iba mirando?- Espetó la morena que bajó algo mareada aún.

-No la he visto, no me ha dado tiempo a frenar.- Contestó esta, sabía que había sido su culpa pero no la había visto, realmente no había podido hacer nada para evitar el golpe.

-Debería tener más cuidado.- Dice Regina en tono duro.

La morena levanta la cabeza para darse cuenta de quién era la voz que hablaba, era esa rubia que llevaba meses observando desde lejos. Los nervios se apoderaron de ella y casi se cae hacía atrás al tropezar con sus tacones, la rubia la cogió para que eso no pasase.

-Lo sé, y lo siento. Le daré mi seguro para que se haga cargo de todos los daños.- Contestó.- Soy Emma Swan.- Se presentó en ese momento. Regina sonrió interiormente, por fin había podido ponerle nombre a ese cuerpo.

-Regina Mills.- Dijo ella para presentarse también.

-La alcaldesa.- Soltó Emma al reconocerla.- ¡Joder, lo siento!- Espeto al notar que la nariz de la morena sangraba ligeramente. Había estado tan hipnotizada por sus ojos que no se había fijado. Sacó un pañuelo blanco con sus iniciales del bolsillo de sus vaqueros.- tiene un poco de sangre, creó que es una quemadura.

-Ha debido ser el airbag. No es nada.- Le intentó quitar importancia Regina.

Emma se acercó a ella y con su pañuelo limpio suavemente el reguero de sangre que escurría por la mejilla de Regina. Al hacerlo se dio cuenta de que por suerte había dejado de sangrar.

-Voy a por los papeles.- Espetó para romper el momento de tensión que se había instaurado entre ambas.

Emma se dirigió a su coche y sacó todos los papeles del seguro, comenzó a rellenar los papeles ante la atenta mirada de Regina que no pudo evitar desviar su mirada hacía los ajustados pantalones vaqueros que llevaba la rubia. Esta se dio cuenta del repasó que la alcaldesa le estaba dando pero prefirió no decir nada.

-Ya he rellenado mi parte.- Le dijo tendiéndole un bolígrafo y los papeles.

Regina lo cogió y comenzó a rellenar lo que a ella le correspondía. Unos minutos después Emma firmó para dar su consentimiento.

-Y otra vez lo siento.- dijo Emma cogiendo la copia del seguro que Regina le tendía.- Tiene mi numero si tiene algún problema.

La rubia había escrito su número en el reverso de unos de los papeles, una sonrisa coqueta nació de sus labios y eso dejó a Regina totalmente desconcertada.

Emma se alejó para llamar a la grúa, su coche había quedado bastante peor que el de Regina que también había llamado para que viniesen a buscarlo. La rubia no podía evitar esconder su cabreo por el accidente, a pesar de no haber mostrado nada delante de la alcaldesa estaba muy cabreada pues no tenía dinero para comprar un nuevo y no estaba segura de sí podría repararlo.

La morena llamó a su madre unos minutos después de que la grúa se llevase ambos coches, Cora parecía preocupada pero Regina la tranquilizo y le pidió que viniese a buscarla, realmente no estaba muy lejos de casa pero con esos tacones tardaría demasiado. Por su parte Emma se había ido con el hombre de la grúa después de despedirse con la cabeza de Regina.

-¿Estas bien?- Preguntó Cora apareciendo rápidamente.

-Sí, solo ha sido un golpe por detrás.- Aseguró entonces Regina.

M&S

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En cuanto actualizaciones intentaré que sean dos o tres capítulos a la semana pero vuelvo a la rutina, por lo que tendré que compaginar muchísimas cosas.