Haikyuu! No me pertenece, tan sólo lo uso para pasar el rato.
Espero que os guste; escrito en forma de drabbles yaoi: un Kageyama/Hinata.
01
Kageyama observó la palma de su mano derecha con mucha atención. Frunció el entrecejo como si en ella hubiera dibujado un mapa del tesoro y, pasados unos pocos segundos, la cerró y volvió a abrirla sin cambiar su expresión. Había algo extraño en ella. Notaba como el tacto del cabello de ese imbécil seguía recorriendo su mano con variados y suaves escalofríos. Y no le gustaba. Bueno, la sensación era agradable, y sí le gustaba, pero no lo hacía el hecho de que así fuera.
-¡Kageyama!- Lo gritó Hinata, desde el otro lado de la acera. El semáforo estaba a punto de ponerse en rojo y se apresuró a cruzar. Le dirigió una mirada indescifrable, aunque el pelirrojo no se dio cuenta y prosiguió con su charla aburrida sobre si los bollos de carne eran mejores que los de pescado. Algo tan banal y de poca importancia podría haber distraído la mente del armador que, sumido en la sensación en su mano, no prestaba ni la más mínima atención a la discusión.
Llegaron al gimnasio, donde se escuchaba el ruido de los zapatos moverse sobre el suelo. Aquello sacó a Kageyama de sus absurdas paranoias y lo trajo de vuelta al mundo real. Asintió ante una pregunta que le había hecho el pelirrojo y abrió la puerta con poca energía. Hinata parecía haberse percatado de la indiferencia con la que había sido tratado y estaba refunfuñando al respecto. Kageyama siguió sin hacerle caso.
-¿Hay jabón?- Lanzó la pregunta al aire. Sugawara afirmó con una sonrisa y contempló como el pelinegro se marchaba directo hacia el baño. No contestó a las quejas y los insultos de Hinata.
-Está particularmente molesto.- Observó.
-Yo no le he hecho nada.
-Tal vez se ha molestado por algo que has dicho.- Sugawara señaló el baño y escuchó como el grifo se abría y Kageyama se lavaba las manos con energía.- O ha tocado algo que le desagrada.
Hinata se quedó pensando, en silencio. Al ver que no quería continuar con la conversación, Sugawara se dirigió al resto del equipo y siguió con su práctica. El pelirrojo, sin embargo, estaba enfadándose más por momentos. Si se estaba lavando las manos por algo que había tocado, ese algo solo podía ser su cabello, puesto que en todo el trayecto había permanecido con las manos en los bolsillos y solo las había sacado para sujetarle su cabeza llena de pelo antes de que una bicicleta lo atropellara. Pero se lo había lavado, no estaba sucio.
-Maldito Kageyama.- Escupió con desdén y enfado, antes de unirse él también a la práctica. No le gustaba pensar que Kageyama sintiera asco hacia él.
