Solo un día más:

#1 Buenos días ¿o devería decir tardes?

La luz del sol entraba despiadadamente fuerte por la ventana, mi rostro estaba sumamente caliente he incomodo. Podía sentir las pequeñas gotas de sudor resbalar por mis mejillas mientras abría los ojos.

- ¿Qué hora es? – pregunté hablando con migo misma.

Con pereza me senté sobre la cama y miré alrededor. Según el reloj sobre mi mesita de noche eran las dos de la tarde. "Fabuloso, amo perderme del día por completo" pensé sarcásticamente. Las vacaciones siempre tenían ese efecto en mí. Me hacían perder la noción del tiempo por completo y solía tener malas pasadas en cuanto a los horarios.

Admiré la molesta luminosidad de la ventana con ojos entrecerrados. Con un leve tirón de mi mano era suficiente para cerrar correctamente la cortina, pero mi cuerpo se negaba a hacerlo. En fin, con un suspiro me levanté de la cama. "Debo bañarme… urgentemente" Mi cuarto era un desastre, libros tirados por aquí y por allá, había unos zapatos bajo mi escritorio y unos jeans sucios colgados en la puerta del armario. "Parezco hombre con todo este desastre" pensé avergonzada de mi misma mientras miraba alrededor.

Dejando mi vergüenza atrás, tomé un poco de ropa limpia de mis gavetas y caminé directo hacia el cuarto de baño. Torpemente mi pie se había quedado atrapado entre bultos de ropa y caí estrepitosamente al suelo.

- Veo que te has levantado – comentó en modo de burla mi hermano Sebastian, entrando en mi habitación.

- Cállate – contesté levantándome rápidamente del suelo.

- Subí porque pensé que un rapiñador había entrado – rió – solo ellos hacen tanto ruido al caminar.

Tratando de mantener mi ego en perfecto estado, me levanté del suelo he ignoré sus carcajadas. Aún con la puerta del baño cerrada lograba escuchar su molesta voz. Encendí el agua, las gotas al caer hacían que su voz solo fuera un murmullo sin sentido. "¿Por qué debe molestarme todo el tiempo? ¿No tiene amigos con los cuales desperdiciar su tiempo?" Entonces a mi mente llegó la imagen de su mejor amigo, Jace. Él era incluso más molesto que Sebastian. Aquel rubio oxigenado de verdad que me sacaba de quicio, él siempre tan presuntuoso y tan sarcástico. "Céntrate Clary" me dije a mi misma "no es tiempo de pensar en él". Un puño golpeó la puerta, sacándome de mis pensamientos.

- ¿No has escuchado del calentamiento global? – habló a través de la puerta – no sabía que planeabas utilizar todo el océano pacifico solo para bañarte.

- ¡Largo de aquí!

Tras escuchar sus pasos alegarse, me desvestí por completo y entré bajo el chorro de agua refrescante. Generalmente optaría por un cálido baño relajante, pero en estas circunstancias en las que moría de calor, no me desagradaba una helada ducha.

Tras el baño me sentí renovada, el sudor había desaparecido y mis ojos se habían abierto por completo. Envolví mi cuerpo con mi toalla favorita, era de un lindo azul marino y era ridículamente suave. Miré mi rostro en el espejo, solo que una ligera capa de vaho se interponía entre mi imagen y yo. Con la mano despejé un poco el reflectante cristal. Mi cabello cobrizo estaba apelmazado en mi frente de forma incomoda, mi rostro se veía bastante blanco ya que a causa del calor me negaba a salir a la luz del sol; bajo mis verdes ojos la blanca piel estaba manchada por un tinte violeta. "Últimamente no he dormido bien…" El sonido de mi celular al otro lado de la puerta me distrajo del clon frente a mí. Salí precipitadamente aún envuelta en la toalla y con el cabello despeinado. Revolotee como idiota en mi habitación en busca de aquel rectángulo metálico. Debía poner un timbre más tranquilo, aquel sonido chillante me estaba volviendo loca.

- ¡Oh si! – exclamé al encontrarlo - ¿Quién habla?

Mi celular casi resbaló de mis manos, ya que estas seguían húmedas y resbaladizas por el agua.

- Llevas treinta minutos de retraso – Isabelle protestaba del otro lado de la línea – espero que al menos estés a punto de llegar.

- ¿Llegar? – pregunté confundida - ¿llegar a donde?

- ¡¿Cómo que a donde? – tuve que alejar el auricular de mi oido, los gritos de Izzy eran algo que aún me sorprendían. Eran increíblemente altos – Clarissa Fray, estás en grandes problemas ¿Cómo te atreves a olvidarte de nuestros planes?

- Deja de ser tan melodramática y solo recuérdame cuales eran nuestros planes. – contesté con simpleza.

- Bueno –hizo una pausa y tomó aire- ¿Recuerdas aquel joven de ojos grises que vimos el otro día?

- ¿El del Starbucks?

- ¡Sí, ese mismo! El increíblemente alto, fuerte, sexy…

- Ok, creo que te estás emocionando un poquito de mas – interrumpí.

- Ah, claro. Lo siento – pareció volver en sí – Bueno, como sea apresúrate y ven acá. Tengo ganas de tropezarme con él "accidentalmente" a la hora de su descanso.

- ¿Y para que me necesitas precisamente?

- No seas vampiro – comentó, sabiendo que era lo que me hacía querer quedarme – eventualmente saldrás a este maravilloso y abrazador sol.

- Está bien – contesté sin ganas – voy para allá.

Cerré mi celular con un audible "clap", lo dejé sobre mi desordenado escritorio y regresé al cuarto de baño para vestirme.


Este es solo el principio, lo emocionante vendrá despues ;)

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