Antes de comenzar, comentar que Tokio mew mew no me pertenece, y esta historia tampoco, esta historia es invención de mi compi 'ma' y todo los reviews serán enviados a ella, es su primera historia así que tener compasión.
Además de eso, esta historia a sido sacado del manga de Tokio mew mew, donde, por ejemplo, Puding tiene una mascota llamada Kinoichi.
Espero que les guste la historia.
1ª Perdida
Era ya por la mañana cuando Pudding preparó el desayuno para todos, incluso para Kinoichi, el cual no apareció mientras los demás desayunaban. Terminaron de comer, pero el pequeño Kinoichi, aún no apareció y su palto seguía allí lleno. Pudding, pensó que tal vez seguía descansando, así, sin echarle mucha importancia, se marchó de una vez al café.
- Mew Mew a trabajar. – Se dijo animadamente levantando sus puños como ella solía hacer.
El tiempo pasó rápido, ni siquiera hubo algún descanso, en el que las mew mews pudieran hablar tranquilamente. Los clientes por fin se marcharon después de un rica merienda. Tan energética como siempre, Pudding salió corriendo sin detenerse hasta llegar a casa, donde sin duda recibiría a sus hermanos agobiadamente, cosa que a ella no le importaba.
Cuando cruzó las puertas de la casa, sus cuatro hermanos empezaron a hablar todos a la vez, alrededor de ella con cara de preocupados. Para poder entender algo, Pudding cogió en brazos a Hechia y le preguntó, ya que era la única tranquila de la casa.
- Tinoichi nota! - Dijo la pequeña sin saber hablar bien. (n/a: Que puntazo Marta)
- ¿No me digas… Kinoichi no está? – Preguntó Pudding alterada. (n/a: te lo acaban de decir ¬¬)
- Ti! - Decía la pequeña Heicha.
Al oír el dulce y pequeño "ti" de Heicha, Pudding la dejó con cuidado sentada en el suelo, junto al resto de sus hermanos, pero esto, no quitó la preocupación de la mew amarilla. Tras dejar a sus hermanos en casa, salió corriendo a la calle, en busca de el rastro de su pequeña mascota, Kinoichi.
Un largo tiempo pasó, mientras la nerviosa chica removía cielo y tierra para encontrar a su querido gatito. Siguió buscando sin descanso, pero ni rastro del gato. Todavía estaba el Sol en lo alto, y había pasado demasiado tiempo, no se hubiera detenido, si no fuera porque de la nada apareció Taruto.
- ¿Qué buscas? Llevo observándote todo el maldito rato y no haces nada interesante.- Preguntaba con aire sarcástico.
Pudding, desesperada, empezó a llorar dejándose caer al suelo, cosa que no llego a suceder, porque Taruto la agarró antes de tiempo.
- Está bien, te ayudaré a encontrarle, pero solo porque hoy me siento generoso.
- Sningf… ¡Arigato Taru Taru! – Dijo con energía.
Mientras buscaba, Taruto no dejaba de pensar en lo que estaba haciendo ¡eran enemigos! Como se le ocurre? Esto no podía estar pasando, y si llegaran a descubrirle el resto de su "equipo"? Aunque para él era absurdo, lo bueno es que estaba siendo "honesto". Oscureció, y empezó a chispear, ya que últimamente, los días siempre eran nublados.
- Será mejor que paremos de buscar. – Dijo Pudding desanimada.
- Siento no haber podido encontrarle.
- No lo sientas, al menos has ayudado. Vamos.
- Te acompañaré a casa. – Dijo Taruto intentando parecer en su voz indiferente, pero en realidad preocupado de que la mew cometiera alguna locura.
Empezó a llover fuerte, e iban de camino, cuando, en la cera de al lado, Pudding pudo observar a un gato parecido a Kinoichi. Ella no se lo pensó dos veces, rápidamente se giró, y cruzó la carretera sin mirar, cuando un camión de cargas empezó a pitar, ya que, la chica, en el lugar que estaba, no iba a darle tiempo reaccionar. Se quedó paralizada y asustada, cerrando los ojos con fuerza lo único que pudo sentir, fue un fuerte empujón y cayó en la acera. Apto seguido el ciniclon la agarró fuertemente sosteniéndola en el aire. Pudding no sabía como reaccionar, solo pudo decir en un suspiro muy leve –Taruto. Mientras se agarraba con fuerza para no caer.
Esta vez, Taruto no pudo ocultar su preocupación, y mucho menos su enfado. Poniendo los pies en la tierra, empezó a sermonear.
- ¡Como se te ocurre! ¡¿Estás loca? ¡¿Pretendes matarte o qué? – Dijo con un enfado que nunca se pudo observar en él antes.
- Lo siento…Pensé… que, podría ser Kinoichi. – Dijo la chica solo un poquito asustada de la reacción de chico, y muy triste a su vez.
- ¿Estas bien?
- Sí, no… me hice nada. – Dijo temblando del frío, ya que de la lluvia y el aire producían aquel escalofrío que calaba los huesos.
Ella pudo sentir el calor del chico. Miró hacía arriba, y se dio cuenta de que su cabeza estaba apoyada en el hombro de Taruto. Sintió un rápido cosquilleo, y después dejó caer sus parpados, rodeando a el chico con sus brazos, pensó dos palabras, "te quiero"
- Perdóname…- Susurró mientras sus pupilas se inundaban.
- Ya hemos llegado… Que descanses. – Fue lo último que dijo el ciniclón, antes de separarse del agarre de la mew amarilla, y marcharse en el tele transporte.
Quedando sola en la lluvia, intentando saber que podría haber pensado Taruto en ese momento, delante de la puerta de su casa, susurró:
- ¿Porqué llegué a pensar eso?
Cuando entró, sus hermanos ya estaban es la cama, y Heicha en su cuna. Pudding cansada, se tiró en la cama y quedó dormida con la ropa del café puesta.
BIEN, esto ha sido todo, si quieren continuación de ustedes depende, y de sus review, gracias por prestarme a mi y ami compañera, un ratito libre de vuestro tiempo.
