Nadia Pym
Cuando me entere de esta joven me quede anonadada. Jamás me iba a imaginar que no solo tomara mi nombre sino que fuera alguien tan cercano.
He de admitir que por un segundo sentí envidia de Hank. Él seguramente se sentiría orgulloso de esa joven que era su hija, hija que tuvo con su primer amor al cual había perdido hacia tanto tiempo.
Todavía recuerdo ese instante en que, siendo parte de los West Coast y secuestrados por aquellos rusos supiéramos del posible paradero de su María.
En ese entonces ya estando divorciados, aun intentándolo y fallando mi decisión fue contundente al apoyarle a rescatarla. Porque aún eran frescos en mi aquellos recuerdos de él pensando en ella. Era cierto, AntMan siempre sería una parte de María y no mío.
Sé que también en ese entonces con egoísmo me sentí un poco feliz de ser solo yo su amada, de que esa tal María no fuera más que una impostora y al mismo tiempo tan culpable. Porque si he de ser franca siempre he sido posesiva con Hank, hasta ahora.
Ahora que lo entiendo un poco más.
Si bien, después de su desaparición, me dedique a administrar sus laboratorios y finanzas; ya no éramos francamente nada más que ex.- esposos.
Siento una mano sobre mi hombro sacándome de mi estupor, escucho apenas las palabras de Tony y Jarvis y solo puedo esbozar una sonrisa.
"Quiero conocerla"
Fue todo lo que sale de mis labios. O quizás es mi imaginación y comienzo a gritar llena de molestia. Cosa que no debo. Porque pese a la envidia que siento por Hank también una parte de mí se alegra. Tu y yo jamás pudimos concretar nuestro matrimonio en el cumulo de una nueva vida, porque quizás nuestro destino en definitiva no era estar juntos.
Unas horas más tarde en la soledad de mi departamento me recuesto en la cama a sollozar un poco. Arde como el infierno mismo, me siento tan incompleta, tan sola.
"Mami"
Escucho la voz de mi Katie en mi cabeza y solo puedo enterrar mi rostro en la almohada, tratando de acallar sutilmente mi llanto. Porque debo de seguir adelante, porque no tengo permiso de disuadir, porque si sigo, si es que sigo anhelando, y amando; ella volverá a mi lado.
Porque Inmortus lo prometió, aunque sé que es una promesa vacía.
Tiempo después, con mi garganta ronca y los ojos hinchados, aun recostada en mi habitación puedo pensar con más claridad. Esa niña es tan parecida a la difunta María. ¿Cómo habrá sido su infancia? ¿Ha sido feliz? ¿Sabrá sobre su padre? ¿Qué pensara Hank de ella? Quizás le dé un vuelco al corazón al reconocer las facciones de María, o incluso su propio intelecto.
Sonrió nuevamente sintiendo un poco más de envidia.
Pero esta vez una envidia más sana. Porque Hank… no es necesario Mark, Ultron o William, al fin tienes algo que es solo tuyo, que te amara incondicionalmente, que no se dejara llevar por lo que dicen otros. Hank al fin conocerás lo que se siente ser llamado padre. Y créeme que es un sentimiento tan hermoso, tan irrepetible, tan insustituible.
Observo el techo de la habitación y escucho como comienza a sonar el teléfono. Al parecer es hora de conocerla.
Es hora de conocer a la Nueva Avispa, Nadia Pym.
Dedicado a legendary
