Dedicado a MS con inspiración de la canción Valentine's Day, recomendado por la misma persona.
+Honmei - En Japón de refiere a regalo de San Valentín con significado romántico
*Gintama pertenece a Sorachi Hideaki*
After of the Valentine's day
I. 00:35 a.m.
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Día 15 de Febrero, el reloj marcaba las 00:33 de la madrugada.
El clima era frío, no había aire o lluvia que lo causara, simplemente todo alrededor podía sentirse frío. Sobre todo en ese lugar, en ese pequeño y aparentemente innecesario puente en el que ahora una persona yacía sentada justo a la mitad del pequeño camino manteniendo la mirada en el cielo curiosamente nublado pese a que no haya caido lluvia. Aún, sólo eso faltaría.
Era la primera vez en su vida que sentía tal pesadez en sus piernas que le impedían ponerse de pie para "marcharse de una vez". Posiblemente un pensamiento vago y a la vez tonto lo mantenía ahí. Posiblemente, esa sensación en su pecho era nada más y nada menos que melancolía.
No.
Por supuesto que no, alguien como él bien podría presumir no conocer tal sentimiento. Demasiado tiempo en ese lugar le llenaba la cabeza de "tonterías"; eso se dijo a sí mismo mientras sus pulmones exhalaban esa gran cantidad de aire que había tomado.
-Mañana... ¿Mañana estaras aqui?
-Simpre paso por aquí
Esa breve se repitió en sus pensamientos, al cerrar sus ojos la imagen se repetía como si estuviera viendo una película dentro de su cabeza. Esa pregunta fue hecha una día 13 de Febrero, si bien su respuesta había sido vaga y desinteresada, no quitaba el hecho de que sabia perfectamente a que día se refería ese "mañana" del que hablaba la pregunta. El tan famoso, 14 de Febrero, día de San Valentín.
-Idiota-. Murmuró en medió de aquel silencio de la madrugada.
¿Por qué usar una palabra como "idiota"?, ¿a quién se refería?, por supuesto... A él mismo, a él sus inconscientes acciones de permanecer casi todo el día del "famoso" 14 en el mismo lugar. "Ese" lugar, dónde ahora yacia sentado a la mitad; en una hora a la que había llegado de tanto esperar.
Si, pasó casi... No, todo el día en ese lugar a causa de esa pregunta. Y si, esperaba que algo "sucediera".
Se sintió bien el admitirlo dentro de él.
Pero tal vez el haber llegado a ese punto fue su culpa, debió irse, debió haber dejado todo cuando escucho aquéllas palabras.
¿Esto?, me los ha regalado...
No necesito escuchar el nombre. Ese adulto hombre de cabellera plateada había recibido algo que esperaba de ese nombre que ahora el se negaba a siquiera pensar. Lo peor es que solo una pregunta se formulaba en su cabeza frente a imagen de ese hombre.
¿Qué lo hace tan diferente?
0:34 a.m
-Al diablo-. Murmuró de nueva cuenta en medio de su soledad.
Tonto al hablar solo. Pero aún así busco recuperar la fuerza de sus piernas poniéndose de pie lentamente, incluso apoyándose en los barandales del puente por que "estúpidamente" y sin razón, sentía una especie de debilidad.
Cuando finalmente se mantuvo de pie, inconsientemente sus vista giró a todos los ángulos posibles. Nada. No era sorpresa, no murmuró ni tampoco suspiró, simplemente giró su cuerpo para tomar el camino que lo llevaría a su recinto. Donde seguramente se encontrarían unas cuantas personas preoupadas por él.
0:35 a.m.
Sus pies se movieron con pasos lentos, pese a que pisara despacio sus pasos eran escuchados en todos los alrededores. Eso provocó que chasquera la lengua como una forma de quejarse.
-Ca... ¿Capitán Okita?-. Le llamaron.
Haste el tonto, golpealo y vete... Eso pensó al sentir una presencia detrás suyo, pero al escuchar el tono de voz el asunto se hizo distinto. Giro brevemente la cabeza provocando que maldijera al encontrarse con esa imagen.
-Es tarde, ¿qué no tienes casa?-. Contestó él buscando sonar normal.
-Yo... Yo llevo un rato aquí-. Respondió. No lo había notado, pensó.
-¿Por qué?-. Preguntó.
Aquélla imagen, esa figura femenina que vestia una kimono de un color posiblemente claro entre en la oscuridad, esa figura a la que le temblaban las piernas y posaba sus manos en pecho como si con eso evitara que su corazón cayera.
-¿Que no me oyes?, te estoy preguntando algo-. Dijo, esta vez usando un tono mas frío en su voz.
-Es... Esta triste-. Dijo ella.-Yo... Yo no quiero eso.
Tonterías, no sabe nada... Pensó al escuchar aquella femenina y delicada voz pronunciando esa "acusación".
-Cállate-. Ordenó.
-No... No puedo-. Contestó ella.-Capitan Okita yo... Yo lo amo.
Esas palabras sonaron como eco.
El día siguiente llegó, después de tener toda una mañana de trabajo duro el adorado jefe de la joven señorita le había permitido salir para dar un paseo con su mascota. Y no dudó ni un segundo en tomar su paraguas y salir corriendo de la casa olvidando incluso su mascota.
Se cubría de los rayos solares con su paraguas mientras caminaba por las concurridas calles a las que ella estaba acostumbrada a caminar, usaba una gran bufanda color rosa para cubrirse del frío que sentía pese a que el sol estuviera presente. Sus ojos observaban todos esos locales comerciales que ahora recogían esos adornos de las festividades del día de los enamorados que ahora eran ya algo inútil.
-... San Valentín-. Dijo en forma de suspiro.
Según sus pensamientos, ese día era el día perfecto para convertir a las mujeres en unas tontas que van por ahí regalando chocolates "Honmei" y después ser rechazadas brutalmente. No era algo que hubiese querido experimentar, se convirtió en una pesadilla que atormento su cabeza hasta el momento en que recosto su cabeza en sus almohada para irse a dormir. Por eso los tiró, pero eso tiró toda esa "basura", por terror.
-¡Capitán Okita!, ¡¿Le llegaron mis chocolates?!, ¡¿Le gustaron?!
Gritaban múltiples voces, al escuchar ese nombre su cabeza giro al punto del que provenían. Era un disturbio de mujeres que rodeaban una patrulla de la policía del Shinsengumi, apenas podia verse una figura resaltando entre la multitud que rodeaba.
Sin darse cuenta, sus pies a habían llevado a ese lugar. Iba con la intención de callar a todas esa riudosas mujeres que arruinaban su paseo del tarde, entonces lo vio, mascaba goma de mascar con esa clasica mirada despreocupada que para ell resultaba algo característico.
-¿Okita-sama aceptará mis chocolates Honme?-. Preguntó una chica que se encontraba entre la multitud.
Que fácil es esta... Pensó ella al ver la actitud que aquella chica tomaba. Por su parte el simplemente la miraba desde arriba con una mirada que no reflejaba sus pensamientos ofensivos ante tal actitud de la chica.
-No, no creo que a alguien le guste-. Contestó él.
Y sus ojos se encontraron con los de ella un breve y a la vez eterno segundo. El sonrió con diversión haciendo que el grupo de chicas gritara, después, abrió la puerta de su patrulla extendiendo su mano cual principe a su princesa frente a la mirada de todos los presentes.
-A mi novia no le gustará-. Concluyó.
Justo al momento de que la persona dentro de la patrulla salía tomando su mano. Era un rostro femenino, con mejillas sonrosadas que parecía no creer lo que estaba viviendo.
-¡Okita-sama tiene novia!, ¿desde cuándo?-. Preguntaron varias chicas a la vez.
El sonrió de nueva cuenta con diversión y por otro breve segundo... Sus ojos se encontaron con los azules ojos de ella quien ahora estaba congelada sin poder procesar palabra alguna.
-Hoy... A las 00:35-. Contestó.
No hay necesidad de escuchar más. Ella, ya no quiso escuchar alguna otra palabra más, si lo sabía... Si ella hubiese entregado aquel chocolate al menos un segundo antes, las cosas...
No hubiesen cambiado... Pensó.
